1. tiene algo de ostentoso y de y el almacén tan claro como la
Luna de público. No quiero ser injusto
con él. Una que otra
composición -"El general
luna nueva de ayer tarde.
Es familiar como un recuerdo
la esquina
enfrente
(1925)
Quiroga va en coche al
muere"- posee acaso la
vistosa
con esos largos zócalos y la
promesa de un patio.
¡Qué lindo atestiguarte, calle
belleza de una calcomanía; de siempre, ya que te miraron
deJORGE LUIS otras -"Manuscrito hallado en tan pocas cosas mis días!
un libro de Joseph Ya la luz raya el aire.
BORGES. Conrad"- no deshonran, me Mis años recorrieron los
permito afirmar, a quien las caminos de la tierra y del agua
PRÓLOGO compuso. El hecho es que las y sólo a vos te siento, calle
Hacia 1905, HermannBahr siento ajenas; no me dura y rosada.
decidió: "El único deber, ser conciernen sus errores ni sus Pienso si tus paredes
moderno". Veintitantos eventuales virtudes. concibieron la aurora,
años después, yo me impuse Poco he modificado este libro. almacén que en la punta de la
también esa obligación del Ahora, ya no es mío. noche eres claro.
todo superflua. Ser moderno J.L.B. Pienso y se me hace voz ante
es ser contemporáneo, ser Buenos Aires, 25 de Agosto de las casas
actual: todos fatalmente lo 1969. la confesión de mi pobreza:
somos. Nadie -fuera de cierto no he mirado los ríos ni la mar
aventurero que soñó Wells- ha LUNA DE ENFRENTE ni la sierra,
descubierto el arte de vivir en pero intimó conmigo la luz de
el futuro o en el pasado. CALLE CON ALMACÉN Buenos Aires
No hay obra que no sea de su ROSADO y yo forjo los versos de mi vida
tiempo: la escrupulosa novela Ya se le van los ojos a la noche y mi muerte con esa luz de
histórica Salammbô, en cada bocacalle calle.
cuyos protagonistas son los y es como una sequía Calle grande y sufrida,
mercenarios de las guerras husmeando lluvia. eres la única música de que
púnicas, es una típica novel Ya todos los caminos están sabe mi vida.
francesa del siglo XIX. Nada cerca,
sabemos de la literatura de y hasta el camino del milagro. AL HORIZONTE DE UN
Cartago, que verosímilmente El viento trae el alba SUBURBIO
fue rica, salvo que no podía entorpecida. Pampa:
incluir un libro como el de El alba es nuestro miedo de Yo diviso tu anchura que
Flaubert. hacer cosas distintas y se nos ahonda las afueras,
Olvidadizo de que ya lo era, viene encima. yo me estoy desangrando en
quise también ser argentino. Toda la santa noche he tus ponientes.
Incurrí en la arriesgada caminado Pampa:
adquisición de uno o dos y su inquietud me deja Yo te oigo en las tenaces
diccionarios de argentinismos, en esta calle que es guitarras sentenciosas
que me suministraron cualquiera. y en altos benteveos y en el
palabras que hoy puedo Aquí otra vez la seguridad de ruido cansado
apenas descifrar: "madrejón", la llanura de los carros de pasto que
"espadaña", "estaca pampa..." en el horizonte vienen del verano.
La ciudad de Fervor de Buenos y el terreno baldío que se Pampa:
Aires no deja nunca de ser deshace en yuyos y alambres El ámbito de un patio colorado
íntima; la de este volumen me basta
2. para sentirte mía. El tiempo inevitable se Esa cordobesa bochinchera y
Pampa: desbordaba sobre el abrazo ladina
Yo sé que te desgarran inútil. (meditaba Quiroga) ¿qué ha de
surcos y callejones y el viento Prodigábamos pasión poder con mi alma?
que te cambia. juntamente, no para nosotros Aquí estoy afianzado y metido
Pampa sufrida y macha que ya sino para la soledad ya en la vida
estás en los cielos, inmediata. como la estaca pampa bien
no sé si eres la muerte. Sé que Nos rechazó la luz; la noche metida en la pampa.
estás en mi pecho. había llegado con urgencia. Yo, que he sobrevivido a
AMOROSA ANTICIPACIÓN Fuimos hasta la verja en esa millares de tardes
Ni la intimidad de tu frente gravedad de la sombra que ya y cuyo nombre pone retemblor
clara como una fiesta el lucero alivia. en las lanzas,
ni la costumbre de tu cuerpo, Como quien vuelve de un no he de soltar la vida por
aún misterioso y tácito y de perdido prado yo volví de tu estos pedregales.
niña, abrazo. ¿Muere acaso el pampero, se
ni la sucesión de tu vida Como quien vuelve de un país mueren las espadas?
asumiendo palabras o de espadas yo volví de tus Pero al brillar el día sobre
silencios lágrimas. Barranca Yaco
serán favor tan misterioso Tarde que dura vívida como un hierros que no perdonan
como el mirar tu sueño sueño arreciaron sobre él;
implicado entre las otras tardes. la muerte, que es de todos,
en la vigilia de mis brazos. Después yo fui alcanzando y arreó con el riojano
Virgen milagrosamente otra rebasando y una de puñaladas lo mentó a
vez por la virtud absolutoria noches y singladuras. Juan Manuel.
del sueño, EL GENERAL QUIROGA VA EN Ya muerto, ya de pié, ya
quieta y resplandeciente como COCHE AL MUERE inmortal, ya fantasma,
una dicha que la memoria El madrejón desnudo ya sin se presentó al infierno que
elige, sed de agua Dios le había marcado,
me darás esa orilla de tu vida y una luna perdida en el frío y a sus órdenes iban, rotas y
que tú misma no tienes, del alba desangradas,
Arrojado a quietud y el campo muerto de hambre, las ánimas en pena de
divisaré esa playa última de tu pobre como una araña. hombres y de caballos.
ser El coche se hamacaba
y te veré por vez primera, rezongando la altura; JACTANCIA DE QUIETUD
quizá, un galerón enfático, enorme, Escrituras de luz embisten la
como Dios ha de verte, funerario. sombra, más prodigiosas que
desbaratada la ficción del Cuatro tapaos con pinta de meteoros.
Tiempo muerte en la negrura La alta ciudad inconocible
sin el amor, sin mí. tironeaban seis miedos y un arrecia sobre el campo.
valor desvelado. Seguro de mi vida y de mi
UNA DESPEDIDA Junto a los postillones muerte, miro los ambiciosos y
Tarde que socavó nuestro jineteaba un moreno. quisiera entenderlos.
adiós. Ir en coche a la muerte ¡qué Su día es ávido como el lazo en
Tarde acerada y deleitosa y cosa más oronda! el aire.
monstruosa como un ángel El general Quiroga quiso Su noche es tregua de la ira en
oscuro. entrar en la sombra el hierro, pronto en acometer.
Tarde cuando vivieron llevando seis o siete Hablan de humanidad.
nuestros labios en la desnuda degollados de escolta.
intimidad de los besos.
3. Mi humanidad está en sentir En las trémulas tierras que ¡Qué dulce intimidad la del
que somos voces de una exhalan el verano, ocaso en el huraño mar!
misma penuria. El día es invisible de puro Claras como una feria brillan
Hablan de patria. blanco. El día las nubes.
Mi patria es un latido de Es una estría cruel en la La luna nueva se ha enredado
guitarra, unos retratos y una celosía, a un mástil.
vieja espada, Un fulgor en las costas y una La misma luna que dejamos
la oración evidente del sauzal fiebre en el llano. bajo un arco de piedra y cuya
en los atardeceres. Pero la antigua noche es honda luz agraciará los sauzales.
El tiempo está viviéndome. como un jarro En la cubierta, quietamente, yo
Más silencioso que mi sombra, De agua cóncava. El agua se comparto la tarde con mi
cruzo el tropel de su levantada abre a infinitas huellas, hermana, como un trozo de
codicia. Y en ociosas canoas, de cara a pan.
Ellos son imprescindibles, las estrellas,
únicos, merecedores del El hombre mide el vago tiempo DAKAR
mañana. con el cigarro. Dakar está en la encrucijada
Mi nombre es alguien y El humo desdibuja gris las del sol, del desierto y del mar.
cualquiera. constelaciones El sol nos tapa el firmamento,
Paso con lentitud, como quien Remotas. Lo inmediato pierde el arenal acecha en los
viene de tan lejos que no prehistoria y nombre. caminos,
espera llegar. El mundo es unas cuantas el mar es un encono.
MONTEVIDEO tiernas imprecisiones. He visto un jefe en cuya manta
Resbalo por tu tarde como el El río, el primer río. El hombre, era más ardiente el azul
cansancio por la piedad de un el primer hombre. que en el cielo incendiado.
declive. SINGLADURA La mezquita cerca del biógrafo
La noche nueva es como un ala El mar es una espada luce una claridad de plegaria.
sobre tus azoteas. innumerable y una plenitud de La resolana aleja las chozas, el
Eres el Buenos Aires que pobreza. sol como un ladrón escala los
tuvimos, el que en los años se La llamarada es traducible en muros.
alejó quietamente. ira, el manantial en tiempo, y la África tiene en la eternidad su
Eres nuestra y fiestera, como cisterna en clara destino, donde hay hazañas,
la estrella que duplican las aceptación. ídolos,
aguas. El mar es solitario como un reinos, arduos bosques y
Puerta falsa en el tiempo, tus ciego. espadas.
calles miran al pasado más El mar es un antiguo lenguaje Yo he logrado un atardecer y
leve. que ya no alcanzo a descifrar. una aldea.
Claror de donde la mañana nos En su hondura, el alba es una LA PROMISIÓN EN ALTA MAR
llega, sobre las dulces aguas humilde tapia encalada. No he recobrado tu cercanía,
turbias. De su confín surge el claror, mi patria, pero ya tengo tus
Antes de iluminar mi celosía tu igual que una humareda. estrellas.
bajo sol bienaventura tus Impenetrable como la piedra Lo más lejano del firmamento
quintas. labrada las dijo y ahora se pierden en
Ciudad que se oye como un persiste el mar ante los su gracia los mástiles.
verso. muchos días. Se han desprendido de las
Calles con luz de patio. Cada tarde es un puerto. altas cornisas como un
Nuestra mirada flagelada de asombro de palomas.
MANUSCRITO HALLADO EN mar camina por su cielo: Vienen del patio donde el aljibe
UN LIBRO DE JOSEPH Última playa blanda, celeste es una torre inversa entre dos
CONRAD arcilla de las tardes. cielos.
4. Vienen del creciente jardín otro en Paraguay cansó su He trabado en firmes palabras
cuya inquietud arriba al pie del espada; mi sentimiento que pudo
muro como un agua todos supieron del abrazo del haberse disipado en ternura.
sombría. mundo El recuerdo de una antigua
Vienen de un lacio atardecer y fue mujer sumisa a su vileza vuelve a mi corazón.
de provincia, manso como un querer la campaña. Como el caballo muerto que la
yuyal. Altos eran sus días marea inflige en la playa,
Son inmortales y vehementes; hechos de cielo y llano. vuelve a mi corazón.
no ha de medir su eternidad Sabiduría de campo afuera la Aún están a mi lado, sin
ningún pueblo. suya, embargo, las calles y la luna.
Ante su firmeza de luz todas la de aquel que está firme en El agua sigue siendo dulce en
las noches de los hombres se el caballo mi boca y las estrofas no me
curvarán como hojas secas. y que rige a los hombres de la niegan su gracia.
Son un claro país y de algún llanura Siento el pavor de la belleza;
modo está mi tierra en su y los trabajos y los días ¿quién se atreverá a
ámbito. y las generaciones de los condenarme si esta gran luna
toros. de mi
DULCIA LINQUIMUS ARVA Soy un pueblero y ya no sé de soledad me perdona?
Una amistad hicieron mis esas cosas,
abuelos soy hombre de ciudad, de MI VIDA ENTERA
con esta lejanía barrio, de calle: Aquí otra vez, los labios
y conquistaron la intimidad de los tranvías lejanos me ayudan memorables, único y
los campos la tristeza semejante a vosotros.
y ligaron a su baquía con esa queja larga que He persistido en la
la tierra, el fuego, el aire, el sueltan en las tardes. aproximación de la dicha y en
agua. CASI JUICIO FINAL la intimidad de la pena.
Fueron soldados y estancieros Mi callejero no hacer nada vive He atravesado el mar. He
y apacentaron el corazón con y se suelta por la variedad de conocido muchas tierras; he
mañanas la noche. visto una mujer y dos o tres
y el horizonte igual que una La noche es una fiesta larga y hombres.
bordona sola. He querido a una niña altiva y
sonó en la hondura de su En mi secreto corazón yo me blanca y de una hispánica
austera jornada. justifico y ensalzo: quietud.
Su jornada fue clara como un He atestiguado el mundo; he He visto un arrabal infinito
río confesado la rareza del donde se cumple una insaciada
y era fresca su tarde como el mundo. inmortalidad de ponientes.
agua He cantado lo eterno: clara He paladeado numerosas
oculta del aljibe luna volvedora y las mejillas palabras.
y las cuatro estaciones fueron que apetece el amor. Creo profundamente que eso
para ellos He conmemorado con versos es todo y que ni veré ni
como los cuatro versos de la las ciudad que me ciñe y los ejecutaré cosas nuevas.
copla esperada. arrabales que me desgarran. Creo que mis jornadas y mis
Descifraron lejanas polvaredas He dicho asombro donde otros noches se igualan en pobreza y
en carretas o en caballadas dicen solamente costumbre. en riqueza a las de Dios y
y los alegró el resplandor A los antepasados de mi a las de todos los hombres.
con que aviva el sereno la sangre y a los antepasados de
espadaña. mis sueños he exaltado y
Uno peleó contra los godos, cantado.
He sido y soy.
5. ÚLTIMO SOL EN VILLA Pondrá esa misma anhelación Así voy devolviéndole a Dios
ORTÚZAR que yo soy. unos centavos
Tarde como de Juicio Final. Yo resurgiré en su venidero del caudal infinito que me pone
La calle es como una herida asombro de ser. en las manos.
abierta en el cielo. En ti otra vez:
Yo no sé si fue un Ángel o un Calle que dolorosamente como
ocaso la claridad que ardió en una herida te abres.
la hondura. VERSOS DE CATORCE
Insistente, como una pesadilla, A mi ciudad de patios cóncavos
carga sobre mí la distancia. como cántaros
Al horizonte un alambrado le y de calles que surcan las
duele. leguas como un vuelo,
El mundo está como inservible a mi ciudad de esquinas con
y tirado. aureola de ocaso
En el cielo es de día, pero la y arrabales azules, hechos de
noche es traicionera en las firmamento,
zanjas. a mi ciudad que se abre clara
Toda la luz está en las tapias como una pampa,
azules y en ese alboroto de yo volví de las tierras antiguas
chicas. del naciente
Ya no sé si es un árbol o es un y recobré sus casas y la luz de
dios, ese que asoma por la sus casas
verja herrumbrada. y esa modesta luz que urgen
Cuántos países a la vez: el los almacenes
campo, el cielos, las afueras. y supe en las orillas, del
Hoy he sido rico de calles y de querer, que es de todos
ocaso filoso y de la tarde y a punta de poniente
hecha estupor. desangré el pecho en salmos
Lejos, me devolveré a mi y canté la aceptada costumbre
pobreza. de estar solo
y el retazo de pampa colorada
PARA UNA CALLE DEL OESTE de un patio.
Me darás una ajena Dije las calesitas, noria de los
inmortalidad, calle sola. domingos
Eres ya sombra de mi vida. y el paredón que agrieta la
Atraviesas mis noches con ti sombra de un paraíso,
segura rectitud de estocada. y el destino que acecha tácito,
La muerte -tempestad oscura en el cuchillo,
e inmóvil- desbandará mis y la noche olorosa como un
horas. mate curado.
Alguien recogerá mis pasos y Yo presentí la entraña de la
usurpará mi devoción y esa voz las orillas,
estrella. palabra que en la tierra pone
(La lejanía como un largo el azar del agua
viento ha de flagelar su y que da a las afueras su
camino.) aventura infinita
Aclarado de noble soledad, y a los vagos campitos un
pondrá una misma anhelación sentido de playa.
en tu cielo.