1. Análisis Industria Musical 2.0
Mucho se podría hablar de cómo la industria de la música fue
radicalmente modificada por la irrupción de internet. De cómo Napster
inauguró la era del intercambio gratuito e indiscriminado de canciones
(tenía nada menos que 80 millones de usuarios antes de cerrar por
primera vez, de como iTunes alteró la ecuación e hizo rentable
nuevamente la venta de música modificando el concepto de venta de
álbum al de venta por canción (y lleva vendidas 6.000.000.000 canciones -
si, seis mil millones de canciones) o de cómo MySpace alteró el último
bastión de las multinacionales desintermediando el proceso de difusión de
la música, permitiendo a sus artistas promocionarse libre y gratuitamente
en sus páginas, no sólo a nivel de imagen sino con audio, video y tours
incluidos.
Lo que nos trae hoy aquí es dónde quedan paradas las discográficas. Lo
primero que uno pensaría es que nada les queda, sin embargo el negocio
no desaparece sino que se modifica y depende exclusivamente de ellas su
supervivencia. Lo que sigue es un ensayo poco fundamentado acerca del
funcionamiento de la industria y su adaptación a la era digital. Pueden
olvidarse del texto, miren mejor los dibujos.
Mal y pronto, todo comenzó así: la discográfica, por medio de su
departamento de A&R buscaba entre los miles de músicos ignotos uno
que se destacara del resto, firmaba un contrato, producía su música,
fabricaba su disco, lo distribuía y los promocionaba, logrando así vender el
disco y obtener ingresos que poco equitativamente repartía entre el
artista, el productor y la gran maquinaria que hacía posible la existencia
del disco y sus canciones. Seguía una serie de giras, presentaciones,
entrevistas en medios y tours y el lanzamiento de singles para continuar
con la promoción del disco hasta que este cumpliera con su vida útil y se
reiniciara el proceso con la concepción de un nuevo álbum. La ganancia
final para el músico, sobre un disco de $20, equivalía a $2.60… a distribuir
entre la banda, productor, compositor, etc. En otras palabras, 1 millón de
discos = 2,6 millones de dólares.
Pero de pronto apareció esa cosa llamada Internet y el panorama
comenzó a complicarse… aunque nada grave aparecía en el horizonte para
las disqueras, ya que Internet sólo se usaba para incrementar las
recomendaciones o comentarios de la base de fans. En el fondo, problema
de los medios que se incrementaba su competencia.
2. Sin embargo llegó Napster, revolucionó todo y el mundo físico acuso
recibo con el primer año en la historia que la venta de CD decrecía en vez
de aumentar. Ecatombe total, fin de la industria, juicios a granel y demás
cuentos. Pero luego llegó iTunes y la ecuación volvió a su lugar. Había
piratería, pero la maquinaria seguía funcionando e Internet era ahora un
canal más de ingresos, los medios de recomendación musical (radios,
revistas, tv) perdían poder de prescripción de la mano de la web, con lo
cual el marketing se hacía más importante y el músico comenzaba a
ocupar un lugar más predominante (con el caso paradigmático de Wilco,
que desdeñado por su discográfica Reprise Records (propiedad de Time
Warner), lanzó por su cuenta su album Yankee Hotel Foxtrot
gratuitamente por internet, sólo para resultar un éxito sin precedentes
gracias a la descarga masiva de sus canciones en redes P2P. No sólo
obtuvieron mejor contrato con otra discográfica (Nonsuch, tambien
propiedad de Time Warner!) sino que resulto ganador del Grammy al
mejor disco de 2001. Es en este período en que la audiencia comienza,
también, a tomar el control de lo que se edita.
En este nuevo panorama de descargas digitales, la ganancia final para el
músico, en iTunes: 8 centavos por canción… a distribuir entre la banda,
productor, compositor, etc… 1 millón de canciones = $80 mil
Y llegamos al día de hoy, MySpace de por medio, donde músicos se editan
a si mismos, se promocionan y ganan sus dinero a través de la venta
directa de sus canciones a través de descargas online y de las giras
promocionales. Sus agentes de marketing son ellos mismo y los propios
fans, que publican reseñas y distribuyen sus canciones. Ganancia final para
el músico… 1 millón de canciones = 1 millón de dólares… peeero, ya nadie
asegura nada, el costo de promoción será bajo y por tanto el alcance será
bajo y los ingresos, si bien pueden ser astronómicos (caso Artic Monkeys,
fenómeno de masas surgido de MySpace) serán bajos: un artista
promedio podría ganar apenas $2000 mensuales…
Lo cual nos lleva de nuevo a las discográficas ¿Qué queda, entonces, para
ellas? Adaptarse. Al igual que los medios, que se incremente la
competencia no significa que dejen de ser útiles, sino que se redefine su
papel. El problema actual es un exceso de oferta musical, tan variado y
diverso, tanto en calidad como en cantidad. Encontrar un artista bueno es
cada vez más dificil por causa de la sobreabundancia, a pesar de inventos
fantásticos como Last.fm que permiten identificar nuevas canciones
basandose en los gustos del usuario. Los músicos siguen necesitando
3. buena producción, buena calidad de sonido, buenos músicos con quien
interrelacionarse, buen marketing para destacarse del montón y una
buena infraestructura para desarrollar giras y presentaciones de mayor
calidad.
Y, ante todo, una buena manera de ganarse la vida. Eso si, el precio,
ahora, es otro.