1. DECLARACION AL ENCUENTRO NACIONAL DE UNIDAD
Destacamos la alegría por el éxito de las organizaciones sociales y políticas
convocantes y solidarias con el Paro Nacional Agrario y la Jornada Nacional de Lucha
del jueves 29 de agosto convocada en solidaridad con el paro que se convirtió en el
Primer Paro Nacional del Pueblo Colombiano contra el mal gobierno de Santos y
contra el régimen defendido a punta de fusiles y ESMAD por Santos y la oposición
uribista que finge apoyar el paro.
Este cambio en la disposición a confrontar a Santos, en la combatividad y la
espontaneidad de las luchas populares es desigual pero va copando, con relativa
celeredidad, la sicología social de muchos sectores que no hacen parte de las clases
dominantes.
El mal gobierno de Santos ya no encuentra muchos espacios porque la
crisis económica, que al igual que su antecesor Uribe ha negado, está llegando a
niveles inmanejables restándole capacidad de maniobra para hacer demagogia al
pueblo y tomar medidas paliativas para unificar a los oligarcas sacudidos por el
tsunami económico del imperialismo-capitalismo mundial.
Para sortear la crisis no le han valido sus recientes maniobras
internacionales como el pacto político y económico Alianza Pacífico que enfrenta a
los avances democráticos de gobiernos de nuestra América, los TLC a menos de dos
años incrementaron los factores de la crisis económica. Ahora, para zafarse de la
crisis política que lo atenaza sacudiendo el acuerdo de gobernabilidad de la “unidad
nacional”, busca una nueva carta a su favor al larvar un conflicto bélico con
Nicaragua ignorando los derechos del pueblo raizal sanandresano a ser consultado
sobre su destino. Sus jefes del norte no enseñan otras cartas, ellos están en el
remolino de la crisis y lanzan aventuras bélicas en el medio oriente agrediendo a Siria
sin aflojar en Irak y Afganistan, sin atender a los Palestinos, para asegurar éxitos en
las disputas de mercados entre potencias y poniendo en mayor peligro la precaria
“paz mundial”.
La quiebra de Interbolsa devela la crisis del sector financiero que no
pueden conjurar aún y el anuncio de venta de Isagen demuestra la gravedad del
negado faltante fiscal que anunció la reforma tributaria que hoy cae como un piano
sobre las espaldas de las mayorías populares.
Santos no tiene recursos para salvamentos de empresas en proceso de
quiebra y solo ha ejecutado el 30 por ciento del presupuesto para un pequeño
colchón ante el agotamiento de las fuentes de financiamiento de los capitales
provenientes del narcotráfico y otros negocios ilegales. Pero esta medida, que
restringe la inversión económica y social, incrementa la recesión y el desempleo
galopante que ya no puede disimular la asfixiante informalidad y el rebusque para
tratar de sobrevivir.
Los reiterados incumplimientos a los acuerdos firmados con el
campesinado cafetero y cacaotrero que paralizó el país en abril pasado, las dilaciones
y distractores en las negociaciones con el campesinado del Catatumbo, la prolongada
huelga de los obreros de la Drumond precedida de la huelga en El Cerrejón y el paro
minero se agregan a las crecientes inconformidades de todos los asalariados que
demandan incrementos de sus ingresos, exigiendo salud y educación pública como
salario social indispensable para acercarse a factores de vida y empleo con dignidad.
Santos ha trabajado la teoría imperialista yanqui de la “contrarrevolución
preventiva”, pero no ha terminado la tarea de desactivar todo foco de lucha que
sume fuerzas y formas de acción que den al traste con el gobierno y el régimen, que
atenten efectivamente contra la conservación del poder que detentan hace siglos
burgueses y terratenientes. Ha tratado de cooptar a las organizaciones sindicales, al
movimiento campesino, a los estudiantes, a los indígenas, al pueblo negro,
afrodescendiente, palenquero y raizal, a las mujeres, a las víctimas de los crímenes
de Estado, así como a los partidos y organizaciones del campo democrático,
progresista y de izquierda.
Pero ni Santos ni las fuerzas que contemporizan con las clases opresoras y
explotadoras contaban con un ascenso popular en el curso del 2013.
2. El empuje de la lucha popular ha superado las expectativas de los
luchadores democráticos y de izquierda que no han dudado en ponerse al frente de
ellas, al tiempo que han dejado sin pretextos y muertos de susto a quienes hacen
política y trabajo social con inmovilismo y el institucionalismo.
Santos, como respuesta para recuperar la gobernabilidad que se le escapa de
las manos, decreta medidas militaristas y guerreristas, de estirpe fascista, que
criminalizan y dan tratamiento de guerra al pueblo.
El llamado a dialogar y alcanzar acuerdos de paz que el gobierno hace a las
fuerzas insurgentes, en estas condiciones, queda como una farsa, pues no solo tiene
inamovibles en la mesa de La Habana, sino que en los hechos muestra su negativa a
generar cambios en las condiciones sociales y económicas que generen caminos a la
justicia social, al igual que en vez de dar libertad política que exige el pueblo ofrece
reformitas intrascendentes, la justicia transicional para negar el delito político y
recorta más con la reforma política para sacar de competencia electoral a las fuerzas
populares de oposición aunque diga al mundo siempre que sus convocatorias
electorales son gran demostración democrática.
Santos y la oligarquía mueve sus hilos para mantener dispersas a las
fuerzas del cambio estimulando vanidades y sectarismos de organizaciones
constituidas e impulsando coaliciones o partidos nuevos que en el afán de superar el
umbral electoral suplanten la anhelada unidad de izquierda y democrática con
discursos populistas y reformistas que armonicen y contemporicen con las teorías de
mercado del fracasado neoliberalismo y las engañifas de declaraciones generales de
derechos seguidas de medidas prácticas, legales y constitucionales que los niegan.
El movimiento popular demanda mejorar su coordinación para fortalecer
su unidad de acción actual en las diversas luchas, para unificar las negociaciones y
pliegos de hoy hasta llegar a un Pliego Nacional Unificado que permita convocar
nuevos Paros Nacionales del Pueblo del campo y la ciudad y de esta manera forzar
a Santos y la oligarquía a negociar con el movimiento político y social del pueblo.
Claro que debemos combinar las formas de lucha que el ascenso de la
lucha social demanda, por ello el episodio electoral del 2014 es una más de estas y
debe atenderse pero no puede ser lo único ni lo central para avanzar en la unidad de
izquierda y popular, ni para garantizar la visibilización de las fuerzas políticas de
izquierda en la arena política nacional e internacional. No puede ser esa forma de
lucha el referente esencial para demostrar que existimos y batallamos. Si luchamos
alcanzaremos el umbral de combate que logre avances efectivos y generales
económicos, políticos y sociales potenciando nuestra aceptación en las urnas.
En esta destacada y álgida coyuntura solo se quedará sola la fuerza
política o social que decida estar al margen de la lucha, no ser solidaria y
acompañar el proceso de coordinación y acción, la fuerza que busque el camino fácil
de la conciliación de clases renunciando a tomar el riesgo de pelear hasta las últimas
consecuencias por los objetivos planteados esa fuerza estará sola. Se quedará sola la
fuerza política que decida sumarse al gobierno o no combatirlo.
La vocación de trabajar por la conquista del poder político, el valor que
tienen la necesidad de luchar por un Gobierno Democrático y Popular y la brega
por una Nueva Constitución mediante una Asamblea Nacional Constituyente
convocada con reglas electorales y de funcionamiento que rompan los esquemas
actuales de representación para que no le sirva a Uribe ni a sector oligárquico alguno
sino al pueblo; ese tipo de banderas y visiones ponen a las fuerzas del campo popular
de cara a forjar y diseñar una campaña política-electoral con el propósito de avanzar
en el camino de construir una fuerza capaz de imponer hechos de masas que
hagan tambalear al gobierno y al régimen para llegar a gobernar y conquistar
cambios de gran significación estructural.
Bogotá DC, sábado 31 de agosto de 2013
Coordinador Nacional
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