1. Cómo musicalizar tus fiestas, por Paola Karina Fagill
Parece que la clave, cuando de este tema se trata, nos la proporciona la antiquísima filosofía
china del taoísmo. El viejo tema de la interacción de los opuestos, del ying y el yang. Hay que
saber combinar. Salvo en el caso de que se trate de la fiesta de alguna tribu urbana muy cerrada
–e incluso esto tiende a cambiar, como pude comprobar recientemente cuando una amiga me
invitó a una fiesta punk- lo mejor es tener una amplia variedad de estilos musicales en la
consola, del mismo modo que en el bar hay que tener una amplia variedad de tragos y bebidas.
Rock & roll en todas sus variantes, pop, música electrónica, salsa… Una buena combinación. Y
que ni todo sea retro ni todo sea de lo último. Resiste la tentación de poner sólo lo que a ti te
gusta. En esto, como en cualquier otro tema, el consumidor es el rey. Por muchos que “oldies
goldies” como Pedro Navaja o Paint in black hayan sido escuchadas millones de veces, eso no
importa. Si eso es lo que les gusta a tus invitados, eso e lo que hay que darles.
Generalmente, no es buena idea ya pasar canciones completas. La tendencia actual en fiestas
bailables es la del “megamix”. Una fiesta tiene códigos distintos a los de un concierto. Los
temas no deben sonar mucho más de tres minutos antes de enganchar con otros. Y alterna. No
pongas temas frenéticos ni temas muy cansinos unos detrás de los otros. Dale tiempo a los
bailarines para que recuperen el aliento y oscilen entre la euforia y la placidez.
No cometas el error de elegir canciones por la letra. Repetimos: una fiesta tiene sus propios
códigos. Y tampoco elijas temas difíciles de bailar. Todo tiene que ser bien bailable.
Por último, de acuerdo a todos los disc-jockeys entrevistados, es fundamental conocer las
canciones, a fin de poder realizar las mezclas adecuadas. Empaparse de la estructura de las
canciones y, en resumen, amar la música y la fiesta. Que de eso se trata.