1. Cómo servir un vino, por Nora Graciela Modolo
De las bebidas, el vino es el que, probablemente, tenga una mayor tradición y un protocolo más
complejo para su servicio. El vino ha acompañado la cultura occidental desde sus más remotos
orígenes y es también apreciado en otras culturas.
Para empezar es necesario conocer las temperaturas a las que conviene servir el vino. El vino
blanco debe servirse fresco, el tinto un poco menos. Sin embargo, no hay que ser demasiado
“cuadrado”. En regiones o épocas muy cálidas el vino tinto puede servirse fresco aunque esto no
sea el estándar universalmente aceptado por conocedores y sommeliers. El uso de hielo y
gaseosa está condenado en general pero, como en todo, es cuestión de gustos.
Para descorchar la botella, colócala sobre la mesa y retira el protector del corcho llamado
“cápsula”. Esto se puede hacer con una cuchilla o con un accesorio llamado “sacacápsulas”. Los
sacacorchos “profesionales” o “de camarero” traen una cuchilla incorporada para estos
menesteres.
A continuación, hunde la punta del sacacorchos en el centro mismo del corcho y comienza a
girar. El sacacorchos es lo que debe girar, no la botella. Al llegar al final, habiendo atravesado el
corcho de lado a lado, comienza a sacarlo lentamente y, cuando le falte muy poco, haz unos
pequeños movimientos circulares.
Existen hoy copas para los distintos tipos de vino y también copas estándar de vino. Existen
vasos para vino, un poco más pequeños que los vasos de agua (del mismo modo que la copa de
vino es un poco más pequeña que la de agua). Lo importante es que, cuando se trate de vino
tinto, el recipiente se llene en 2/3 de su capacidad y, cuando se trate de vino blanco, un poco
menos.