San Martín y Bolívar, dos líderes de la independencia sudamericana, compartían la visión de que ningún país americano debía quedar bajo control colonial. Se reunieron en Guayaquil en 1822, donde San Martín le entregó a Bolívar el mando de sus tropas peruanas para que continuara la lucha contra los realistas. Finalmente en 1824, luego de la batalla de Ayacucho, Bolívar y Sucre consolidaron definitivamente la independencia de Sudamérica.