5. Los sofistas
Los sofistas fueron un grupo de intelectuales, de origen no ateniense, que
acudieron a la ciudad griega de Atenas, centro cultural de Occidente, hacia la
segunda mitad del siglo V a.C. Eran por profesión maestros de los adultos y
por vocación filósofos sociales. Serán los primeros “filósofos profesionales” de
la historia que ganarán dinero con la enseñanza de la Filosofía.
A mediados del siglo V, las investigaciones científicas de los griegos fueron
más allá de los limites de la naturaleza y se encaminaron hacia el hombre y su
actividad. Los principales promotores de este cambio fueron los sofistas. Entre
ellos , el cerebro más decididamente filosófico fue Protágoras (481 – 411 a. C.)
y a él se deben las ideas más importantes. También Gorgias representaba un
pensamiento afín.
Con sus ideas, los sofistas introdujeron una humanización de la filosofía ya que
se preocuparon del hombre, de la ética, la religión, el derecho y el arte.
Igualmente, impulsaron una especialización de la filosofía, es decir el paso del
razonamiento general a las observaciones particulares.
Los sofistas se distinguieron también por su relativismo. Al analizar los productos
del hombre, percibieron que éstos dependes de diversos factores y son relativos.
6. Las principales ideas de los Sofistas sobre el arte y la belleza
El carácter de las investigaciones de los sofistas motivó el que se dedicaran más
a la teoría del arte que a la teoría de la belleza. En este campo realizaron muchas
diferenciaciones conceptuales, nuevas en su mayoría y muy significativas. Así, se
les debe la distinción entre el arte y la naturaleza, entre las artes útiles y las que
están al servicio del placer, entre la forma y el contenido, entre el talento y la
erudición. Los sofistas formularon también su propia teoría de la belleza y del arte
a saber, la teoría ilusionista del arte y la teoría relativista de lo bello.
- La naturaleza y el arte. Protágoras opuso el arte a la naturaleza. El concepto de
arte se contrapone al concepto de naturaleza. El arte es un producto del hombre,
mientras que la naturaleza existe independiente de él. También el arte se opone
al azar. No todo producto del hombre es un arte, sino sólo el intencional, sólo el
realizado conscientemente y conforme a principios universales.
- Las artes útiles y las que proporcionan placer. Otra contraposición importante
para los sofistas es la que existe entre el placer y la utilidad. El sofista Alcidamante
Afirmaba que las estatuas nos alegran, pero no nos son de ninguna utilidad. Otros,
oponiendo el placer a la verdad, sostenían que “los poetas no componen sus
poemas con vistas a la verdad, sino al placer de los hombres”.
7. - La definición de la belleza. Se atribuye a los sofistas la definición de la belleza
que la caracteriza como “lo que produce placer por medio del oído y de la vista”.
Es ésta una manifestación estética del sensualismo y hedonismo predicados por
los sofistas, cuyo propósito es poner limites al concepto tradicional de la belleza,
independizando de este modo la belleza propiamente estética de la belleza moral.
Frente a la opinión de Pitágoras que pensaba que la música forma el carácter, y
purifica el alma, los sofistas afirmaban que la música simplemente proporciona
placer a los hombres.
- La relatividad de la belleza. La idea de la relatividad y de lo convencional de lo
bello derivaba de los presupuestos generales de los sofistas. Si consideraban
relativos y convencionales las leyes, el sistema político o la religión, es natural que
considerasen el arte de la misma manera. Si a su modo de ver eran relativos y
convencionales el bien y la verdad, es natural que lo fuese la belleza.
- La belleza como conveniencia. Según Gorgias o Sócrates una cosa es bella
cuando corresponde a su fin, a la naturaleza, al tiempo y a las condiciones, es
decir, cuando es conveniente.
La doctrina de la conveniencia halló resonancia entre los griegos. Desde entonces
su estética se desarrollaría por dos vertientes opuestas: una sostenía que la
belleza consiste en la conformidad con unas leyes eternas, y la otra sostenía que
en cada ocasión debe adaptarse a condiciones particulares.
8. - El ilusionismo, la doctrina de Gorgias. La extrema y paradójica manera de
pensar de Gorgias lo acercaba a las sofistas. Se hizo conocido por sus famosas
tres “tesis ontológico-epistemológicas”. En ellas se afirmaba que nada existe; que
si algo existiese no sería cognoscible, y que si fuera cognoscible no podría ser
expresado verdaderamente a través de las palabras.
Las palabras pueden convencer de todo, persuadir de cualquier cosa al oyente, y
convencerle incluso de lo que en realidad no existe. Las palabras son capaces de
envenenar el alma, igual que algunas sustancias envenenan el cuerpo; hechizan,
fascinan, encantan; engañan al alma, la alucinan. El teatro es el mejor ejemplo.
La ilusión debida al poder de las palabras es, en el teatro, necesaria y benéfica. Y
Gorgias dijo que la tragedia “es un engaño, en el cual el que engaña es más
honesto que el que no engaña, el engañado es más sabio que el no engañado”.
Gorgias consideraba que la ilusión que reinaba en la tragedia y en la comedia se
manifestaba también en las artes plásticas, particularmente en la pintura: “Los
pintores deleitan la vista creando un cuerpo, una figura, por medio de muchos
colores y muchos volúmenes”.
Estas opiniones de Gorgias concordaban perfectamente con el pensamiento de
los sofistas, pero eran enteramente contrarias a las posturas racionalistas y
objetivistas de los pitagóricos. Fue la mayor antitesis de la estética en la primera
fase de su historia.
10. Las principales ideas de Sócrates sobre el arte y la belleza
Sócrates planteaba los mismos problemas humanistas que los sofistas, pero tomó
una postura muy distinta. En la lógica y en la ética los sofistas fueron relativistas
mientras que Sócrates fue un adversario del relativismo, con excepción de todo lo
que se relacionara con la estética. Sócrates fue un hombre de principios y su
postura hacia la vida y sus problemas no le permitieron negar que el bien y la
verdad eran valores absolutos, pero aceptaba la existencia de elementos relativos
en el arte. Sus ideas y observaciones al respecto iban en la misma dirección que
las de los sofistas.
Las ideas de Sócrates acerca del arte, trasmitidas por Jenofonte, son nuevas, son
justas e importantes. Parecen ser una aplicación natural de su método inductivo, a
la vez que una manifestación de su ingeniosa y recta visión del arte y la belleza.
Aun cuando fuera – como lo desean ver algunos – Jenofonte quien puso en boca
de Sócrates sus propias ideas, cambiaría sólo la persona que las expresó. El hecho
de que estas ideas, sencillas pero esenciales, surgieran en Atenas, a través de los
siglos V y IV, permanecería invariable. Y esto es lo más importante para la historia
de las ideas sobre el arte y la belleza.
11. - Las artes de la representación. Sócrates trató de establecer sobre todo los
objetivos del trabajo del artista, pintor o escultor. De paso, nos proporcionó ciertas
aclaraciones referentes a la diferencia que hay entre tales artes y otras actividades
humanas, es decir, en términos modernos, los rasgos que distinguen las “bellas
artes” de las otras. Sócrates explica que , mientras las otras artes, las del herrero
o del zapatero, por ejemplo, crean objetos que la naturaleza no produce, la pintura
y la escultura repiten e imitan lo que ya existe en la naturaleza. Es decir que, las
segundas tienen un carácter imitativo y representativo que las diferencia de las
otras. Sócrates comenzó así a desarrollar una teoría de la mimesis.
“La pintura es una representación de lo que se ve”, le decía Sócrates al pintor
Parrasio. Esta idea era para los griegos de lo más evidente, dado que coincidía
con su convicción sobre el carácter pasivo y reproductivo del intelecto en general.
Fue acogida por esta razón, y llegó a ser una premisa de los primeros grandes
sistemas estéticos de Platón y Aristóteles. El diálogo de Sócrates con Parrasio nos
permite ver cómo nació esta idea, posteriormente tan divulgada.
- La doctrina socrática: la idealización del arte. La segunda idea de Sócrates
sobre el arte está relacionada con la anterior. “Al reproducir las figuras hermosas
- decía a Parrasio -, como no es fácil encontrar un solo hombre que tenga todo
irreprochable, reuniendo de muchos lo más hermoso de cada uno, hacéis así que
parezcan hermosos los cuerpos enteros”. En estas palabras formuló Sócrates la
teoría de la idealización de la naturaleza que completa y modifica la teoría de la
representación de la naturaleza por el arte.
12. - La belleza espiritual. La tercera tesis estética de Sócrates, referida en especial a
la escultura, afirma que el arte no representa sólo el cuerpo, sino también el alma y
que es “seductor, dulce, amable, deseable y encantador”. Fue una idea nueva y no
inmediatamente reconocida por los griegos; Gorgias, entre otros, creía lo contrario.
No era, sin embargo, una idea inesperada pues tenía su fundamente en el arte de
la época y en las nuevas corrientes que nacían en el siglo V. No es difícil advertir
sus vínculos con los trabajos de escultores como Escopas o Praxíteles, quienes
empezaron a esculpir estatuas concebidas más espiritualmente, en especial con
unos ojos expresivos. En la pintura arcaica los ojos habían sido esquemáticos y
siempre idénticos unos a otros.
En la idea de Sócrates estaba ya contenido el concepto de belleza espiritual. Y era
este un concepto que se alejaba de la concepción pitagórica de una belleza que
sólo dependía de formal proporción, aspecto puramente formal; para Sócrates, la
belleza dependía también de la expresión del alma.
- La belleza y su adaptación al fin. Jenofonte cuenta en un diálogo que Arístipo
preguntó a Sócrates si conocía cosas hermosas. Éste respondió que las cosas
hermosas son diversas, cada una de ellas distinta que la otra. Un hermoso corredor
no se parece a un hermoso luchador. Un bello escudo es distinto a una bella
jabalina. Y no puede ser de otra manera ya que un escudo es hermoso cuando
protege bien y una jabalina lo es cuando sirve para lanzarla con fuerza y rapidez.
Cada cosa es hermosa si sirve bien a su fin.
13. La tesis de Sócrates suena tan relativista como las deducciones de los sofistas, y
sin embargo, la diferencia entre ambas es fundamental. Para Sócrates, un escudo
es hermoso cuando corresponde a su fin, y para los sofistas cuando conviene al
gusto del que lo mira. La postura de Sócrates era funcional, la de los sofistas era
una actitud relativista y subjetiva.
- La euritmia. Sócrates empezó a utilizar términos que más tarde los griegos
emplearían con mucha frecuencia. Por ejemplo, la euritmia, las proporciones
eurítmicas que estaban determinadas por la existencia de unas medidas y unos
ritmos adecuados.
La palabra euritmia llegó a ser un término básico para designar la belleza con un
sentido restringido. Actualmente se define como la buena proporción y como la
correspondencia de las diversas partes a una obra de arte. La relación armónica
de unas partes con otras y de éstas con el conjunto, por ejemplo Vitrubio, el
escritor romano, diría que la euritmia es la relación de unas partes con otras y de
éstas con el todo.
La diferencia entre la simetría y la proporción tal como las entendía Pitágoras y la
euritmia socrática es que en el primero se trata de aspectos objetivos, que están en
las cosas mismas, en cambio, para Sócrates las proporciones eurítmicas se
presentan como tales al observador, son subjetivas y pueden ser incorporadas a lo
que actualmente se conoce como una “estética de la recepción”.
14. Lectura y comentario de algunos textos de los Sofistas y Sócrates
Arte y naturaleza
Parece, dicen, que las cosas mayores y más hermosas de entre ellas las realizan
al naturaleza y el azar, y las más pequeñas, el arte.
(Platón: Sofistas).
Las artes que sirven al placer
Estos objetos son imitaciones de los cuerpos reales y proporcionan el placer de
la contemplación, pero ninguna utilidad procuran a la vida de los hombres.
(Alcidamante: Oratio de sophistis).
Aducen artes en las que no hay justicia ni injusticia. Y los poetas no componen
sus poemas con vistas a la verdad, sino al placer de los hombres.
(Dialexeis).
15. Pero en verdad los pintores, cuando de muchos colores y cuerpos realizan con
perfección un solo cuerpo y figura, proporcionan placer a la vista, y la fabricación
de estatuas de hombres y la realización de imágenes divinas procuran a los ojos
un agradable espectáculo.
( Gorgias: Helena).
La belleza es lo que produce placer por medio del oído y la vista.
(Platón: Sofistas).
La relatividad de la belleza
Creo que, si alguien mandase a todos los hombres reunir en un solo montón lo
que cada uno considera feo, y, de nuevo, del conjunto cogiera lo que cada uno
tiene por hermoso, no dejaríamos nada a un lado sino que todos se repartirían
todo, pues no todos piensan lo mismo. Aduciré también un poema: “Pues verás,
si te fijas, que es así la otra ley de los mortales: / nada es totalmente bello / ni
feo, sino que una misma cosa la ocasión, si se apodera de ella, / la hace fea y,
tras cambiarla, hermosa”. Para decirlo en una palabra, todo es hermoso en su
ocasión y feo fuera de ella.
(Dialexeis).
16. Pero si tuvieran manos los bueyes, los caballos y los leones, y fuesen capaces
de pintar con sus manos y hacer sus obras, como los hombres, los caballos
pintarían las imágenes de los dioses semejantes a caballos, y los bueyes a los
bueyes, y harían sus cuerpos tal como la figura que cada uno de ellos tiene.
(Jenófanes).
No tiene nada de admirable que nosotros digamos así esto y que nos gustemos
a nosotros mismos y nos parezca que somos hermosos; pues también la perra
parece ser hermosísima al perro, la vaca al buey, la burra al burro hermosísima,
y la cerda, sin duda, al cerdo.
(Epicarmo).
El arte y la ilusión
La tragedia… procurando engaño con sus mitos y sus experiencias, como dice
Gorgias, en el cual el que engaña es más honesto que el que no engaña, y el
engañado más sabio que el no engañado.
(Plutarco: De gloria).
17. En la tragedia y la pintura, quien más engañe haciendo cosas semejantes a las
verdaderas, es el mejor.
(Dialexeis).
La palabra es un poderoso soberano, que, con un cuerpo pequeñísimo y
totalmente invisible, lleva a cabo acciones muy divinas; en efecto, puede hacer
cesar el miedo, suprimir el dolor, infundir alegría y acrecentar la compasión. Y
que eso es así, lo demostraré; y hace falta demostrarlo también a la opinión de
los oyentes: la poesía toda la considero y llamo palabra con metro; a los que la
escuchan les entra un estremecimiento lleno de terror, una piedad muy lacrimosa
y un llanto que se complace en su dolor, y frente a las felicidades y desgracias de
asuntos y personas extrañas, el alma experimenta un sentimiento particular por
medio de las palabras. Voy a pasar, después de éste a otro argumento; pues los
encantamientos inspirados a través de las palabras atraen el placer, alejan el
dolor. En efecto, compenetrándose con la opinión del alma, el poder del
encantamiento la fascina, persuade y modifica con su hechizo. Del hechizo y la
magia se han inventado dos artes que son extravíos del alma y engaños de la
Opinión.
(Gorgias: Helena).
18. El arte representativo (diálogo entre Sócrates y un artista: Parrasio)
En efecto, habiendo ido una vez a casa de Parrasio, el pintor, conversando con él dijo:
“¿Acaso, Parrasio, la pintura es una representación de lo que se ve? Por ejemplo, los
cuerpos curvos y los altos, los oscuros y los luminosos, los duros y los blandos, los
ásperos y los lisos, los jóvenes y los viejos, los imitáis representándolos por medio de
los colores”. “Dices verdad”, respondió. “Y bien, al reproducir las figuras hermosas,
como no es fácil encontrar un solo hombre que tenga todo irreprochable, reuniendo de
muchos lo más hermoso de cada uno, hacéis así que parezcan hermosos los cuerpos
enteros”. “Lo hacemos así en efecto”, dijo. “¿Qué, pues?”, dijo, “lo más seductor, dulce,
amable, deseable y encantador lo imitáis, el carácter del alma? ¿O no es imitable eso?”
“¿Cómo, en efecto”, dijo, “puede ser imitable, Sócrates lo que no tiene ni medida, ni
color, ni nada de lo que tú dijiste hace un momento y ni siquiera, en suma, es visible?”
“¿Acaso no se da en el hombre el mirar a otros amistosa u hostilmente? ”, dijo. “Pienso
que sí”, respondió. “¿No es verdad que al menos eso es imitable en los ojos?” “Sí, sin
duda”, dijo. “Y en relación con las dichas y las desgracias de los amigos, ¿te parece
que tienen el mismo rostro los que se preocupan por ellos y los que no?”, dijo, “No, por
Zeus, sin duda no; pues en las dichas se ponen alegres”, dijo, “y en las desgracias
tristes”. “¿No es cierto que eso es posible representarlo?”, dijo. “Sí, sin duda”, respondió.
“Así pues, también se muestra la grandeza y la dignidad, la humillación y la bajeza, la
templanza y la inteligencia, la soberbia y la vulgaridad, tanto por medio del rostro como
por las actitudes de los hombres, en pie o moviéndose.” “Dices verdad”, respondió. “Así
pues, también eso es imitable”.
(Jenofonte, Commentarii).
19. Veremos a continuación cómo se manifiesta en la historia
del arte la influencia de las ideas estéticas de Sócrates y
los Sofistas sobre la Mimesis, la Conveniencia y la Ilusión.
1. La Mimesis
20. La mimesis y las uvas de Zeuxis
Es una historia bastante conocida. La refiere Plinio el Viejo en el libro XXXV de su
Historia Natural, la recoge también en su Estética Hegel. Nos habla de una especie
de competición entre dos afamados pintores de la antigüedad: Zeuxis y Parrasio
(o Praxeas). Ambos vivieron en la Grecia espléndida de los siglos V y IV, ambos
gozaban de una mano maravillosa que jugaba con la luz y los volúmenes hasta
lograr efectos de un realismo extraordinario; un realismo que, como todo realismo,
siempre es una falsificación, pues su objetivo es presentarnos como real lo que no
lo es. Se cuenta que, en aquel enfrentamiento de sus virtudes, Zeuxis pintó unas
uvas de tan exquisita perfección que unos pájaros se acercaron a picotearlas.
Nada pudo satisfacer más a Zeuxis que, convencido de su victoria, se aproximó a
la tablilla de Parrasio para levantar la tela que la cubría. No pudo hacerlo: la tela
que supuso ocultaba la pintura era la pintura de su rival. Zeuxis había engañado a
los pájaros, pero Parrasio había burlado a Zeuxis.
A propósito de Zeuxis, se contaba la fábula -repetida hasta la saciedad durante el
Renacimiento- de que para representar a Helena de Troya rogó a las cinco
doncellas más bellas de la ciudad de Crotona que le permitieran pintar lo más bello
de cada una de ellas. De esta manera inauguró un método para la creación de una
belleza ideal que habría de convertirse en lugar común de la teoría estética.
31. Para salir de la mimesis, el realismo y la figuración: el Arte Abstracto
Wassily Kandinsky: Composición 8 (1923)
32. 2. La cuchara de Sócrates o la belleza como adecuación o conveniencia
Sócrates, en un diálogo con Hipias sobre ollas y cucharas sucedido hace más
de dos mil años, plantea un clásico tema del diseño: la relación entre la belleza
y la utilidad de los objetos. Sócrates opina que la cuchara que utiliza para llevar
la sopa a su boca es “bella” porque responde adecuadamente al uso al que está
destinada. Dicho de otro modo “conviene” al cumplimiento de una función.
Esta manera de pensar de Sócrates permite justificar un acercamiento entre el
arte y el diseño: un objeto útil puede ser bello justamente porque es útil.
33. La belleza de los utensilios y otros objetos utilitarios
Grecia antigua
34. La belleza de los utensilios y otros objetos utilitarios
Europa medieval
35. La belleza de los utensilios y otros objetos utilitarios
36. La belleza de los utensilios y otros objetos utilitarios
Objetos modernos
37. La belleza de los utensilios y otros objetos utilitarios
Sistema acústico multimedial Sound-Sticks II (Harman Kardon)
44. La crisis del objeto en el arte
David Hare: Magician's game (1944)
45. Objetos, imágenes y palabras
Rene Magritte: La traición de las imágenes (1929)
46. 3. Arte e Ilusión
Louis Boilly (1761-1845) : Racimo de uvas
47. Ilusiones perceptivas
Ilusión de Tichener: aunque los dos círculos centrales son del mismo tamaño,
el que está rodeado de círculos mayores parece más pequeño