El documento habla sobre el Internet de las Cosas, que se refiere a la conexión a Internet de todos los dispositivos y objetos del mundo, más allá de solo los dispositivos electrónicos. Actualmente existen electrodomésticos, como frigoríficos y lavadoras, que pueden controlarse desde un smartphone. En el futuro, el Internet de las Cosas podría monitorizar campos agrícolas y hogares de manera automática a través de sensores, pero existen desafíos relacionados con la seguridad de los datos y sistemas.
1. EL INTERNET EN LAS COSAS
¿Acaso no está hecho Internet de cosas? Bueno, no estamos hablando de la composición
propia de Internet, sino más bien de que la red llegue a todas las cosas. Básicamente, se
trata de que todas las cosas del mundo estén conectadas a Internet. Hoy en día tenemos
smartphones, tablet, ordenadores portátiles, dispositivos multimedia en el salón, e incluso
las propias televisiones que se conectan a Internet. A esto habría que añadir las
videoconsolas, e incluso los coches. Sin embargo, eso no es nada en realidad si pensamos
en la gran cantidad de cosas que hay en el mundo. No solo los dispositivos electrónicos
pueden conectarse a Internet.
El Internet de las cosas va mucho más allá. Algunos ejemplos de cosas conectadas a la
red que podrían considerarse como parte de ese Internet de las cosas serían los
electrodomésticos que están conectados. Ya existen frigoríficos, hornos y lavadoras que
pueden ser controladas desde un smartphone gracias a la conexión a Internet con la que
cuentan. Ese es solo el primer paso de lo que está por llegar. Tanto a nivel doméstico
como a nivel profesional, el Internet de las cosas podría cambiar el mundo tal y como lo
conocemos hoy. Pensemos solo en algunas de las aplicaciones que podrían llegar a tener
lugar. Un agricultor debe conocer en todo momento las condiciones del campo en el que
está cultivando. Su trabajo consistiría en comprobar regularmente la temperatura y
humedad del campo y registrar estos datos en un ordenador. Pero supongamos que todos
esos datos fueran monitorizados de manera automática y registrado en un servicio online,
de manera que el agricultor tuviera en todo el momento el conocimiento de cómo está el
campo de cultivo e incluso pudiera conocer cómo está en tiempo real. Y todavía hay más,
con sensores lo suficientemente baratos, podría llegar a monitorizar absolutamente todas
las plantas que están cultivando, conociendo cómo crecen y si están teniendo problemas
algunas de ellas.
Sus aplicaciones domésticas podrían ser igual de importantes. Por ejemplo, podríamos
disponer de sensores y controladores en diversos elementos de una casa. Seguro que nos
ha ocurrido irnos de viaje y no estar seguros de si hemos quitado el fuego de la cocina, o
si las persianas, ventanas o luces se han quedado tal y como queríamos. Todo sería tan
sencillo como acceder al servicio con el que controlamos nuestra casa, y no solo
comprobar que todo está de manera correcta, sino incluso modificar el estado de los
mismos. O si por el contrario, vamos a volver en pocas horas a casa, podemos incluso
programar cuándo queremos que comience a prepararse la comida. Cosas como regular
la temperatura del hogar cuando estemos nosotros allí o encender las luces de manera
2. automática, podrían ser hechos cotidianos de la vida. Es el Internet de las cosas, las cosas
que nos rodean, que pasarían a estar permanentemente conectadas.
El problema de la seguridad
Obviamente, surge un problema vital que todavía habrá que resolver. Ya existen
bombillas que podemos conectar a nuestro móvil, e incluso termostatos, pero cuando eso
comience a expandirse de manera notable, comenzarán también a aparecer los hackers
malintencionados que quieran tratar de molestar a los demás, o incluso ganar dinero con
lo que hacen. Alguien podría tomar el control de nuestro hogar, y hoy en día no estamos
preparados todavía para esto. Los sistemas de seguridad informática tendrán que avanzar
de la misma manera que todos estos nuevos sistemas inteligentes que llegan a las cosas
que nos rodean. El precio de estos sistemas, que irá descendiendo de manera progresiva,
así como la seguridad de estos sistemas, son los dos obstáculos que todavía impiden que
las casas inteligentes sean una realidad ahora mismo de manera masiva. No obstante, es
cuestión de tiempo que estos obstáculos sean salvados.
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