1. Un clásico de actualidad.
De un tiempo a esta parte, los informativos nos sorprenden con noticias que, tristemente,
se han convertido en habituales: explotación de menores, racismo, maltratos físicos o psicológicos
y escándalos de carácter sexual que incluso llegan a producirse en el ámbito eclesiástico. De lo
que tal vez las generaciones que ocupan nuestras aulas no son tan conscientes es de que tales
aberraciones han estado presentes a lo largo de la historia y de que, donde reside la novedad es
en que podemos conocerlas sin ningún tipo de esfuerzo ni consecuencia y sin, por supuesto, que
nuestra vida corra peligro por difundirlas y mucho menos por leerlas.
El 23 de febrero de 2010, los alumnos de 1º de Bachillerato y 4º de la ESO “B”, asistieron a
la representación teatral de uno de los títulos del Índice de libros prohibidos, el Lazarillo de
Tormes. En el paraninfo universitario de Albacete pudieron comprobar la actualidad de los temas
abordados por este clásico de nuestra Literatura. Gracias a la adaptación didáctica del texto así
como la original puesta en escena, se convirtieron en espectadores activos que entendieron con
una sonrisa aquellas sutilezas e ironías que, en aquella época, pretendían ser comunicadas sin
ser dichas.
Pero la presencia de esta obra perduró unas semanas después en la mente de todos
aquellos que formaron parte de la excursión ya que, aparte de debates acerca de las vidas
suburbiales, todos asistimos a un acontecimiento histórico que, gracias a este breve viaje, vivimos
como algo más cercano: después de cuatro siglos de anonimato, el autor de una de nuestras
novelas más significativas se ha hecho público; Diego Hurtado de Mendoza consiguió ocultar su
nombre desde los tiempos de la Santa Inquisición hasta marzo de 2010. La pregunta más
inmediata y, en parte, perfectamente lógica por parte de los chavales fue: “Pero entonces ahora,
¿Qué ponemos en el examen?”