No pretendo convencer a nadie, mi intención es solo manifestar lo que creo.

1. Mi opinión, mi voto.
Mucho se ha dicho sobre estas elecciones, las que se piensa serán las más reñidas post gobierno
militar. Unas elecciones, a mi gusto, marcadas por las descalificaciones y el argumento básico y sin
fondo sobre todo desde la masa que apoya a una u otra candidatura, acusaciones donde
predominan el “humor” prejuicioso y absurdo.
Desde que tengo interés por la política me he identificado con la centro derecha. Creo en la
capacidad de las personas, en su libertad para crear y emprender. Creo en el merito. Creo en un
estado subsidiario que debe velar por el bien común y la felicidad de la ciudadanía, que otorgue
eficientemente las herramientas necesarias para el mejor desarrollo que puedan alcanzar los
individuos. Soy agnóstico, creo en la separación clara y definitiva de las iglesias y los temas de
estado que conciernen a todos los chilenos independientemente de su credo. Creo en la
consecuencia.
Esta Concertación que lleva 20 años gobernando, la cual nace como necesidad de restablecer y
consolidar la democracia ha ido perdiendo consecuencia. Una Concertación arrogante que se cree
con una superioridad moral para mantenerse en el poder ad eternum, que ha hecho de la
administración del poder un estilo de vida. Ha abrazado el libre mercado y mamado, sin asco, de la
teta del mismo. Ha validado un modelo que históricamente a su ala más izquierdista le parece
abominable e inhumano. En el discurso denosta al mercado pero le sobajea el lomo al
empresariado sin importar si estos hicieron su fortuna, como dicen, aprovechándose de las
circunstancias de la dictadura. Recordemos al verborreico ministro Vidal refiriéndose a “este
sanhattan criollo tercermundista”, para ahora ver en la franja de su candidato como hablan
maravillas de los logros que privados han realizado en estos 20 años. Escalona se refería a los
empresarios de chupasangre mientras prometen desarrollo para las pequeñas y medianas
empresas, si señor Escalona estas personas también son empresarios, el artesano de greda en
Pomaire también aspira a tener, ojalá, la mayor cantidad de dinero posible. Esta concertación que
se llena la boca de igualdad y justicia social, protección para los más desposeídos, todo desde sus
casas precordilleranas desde donde pueden pasar raudos por las modernas carreteras a sus casas
en Cachagua y Zapallar sin tener que interactuar con su “pueblo”. Me choca este “redset” o
socialismo sabor caviar que solo habla de educación pública de calidad y se opone al lucro de la
educación privada, que lucren si con eso tenemos personas más educadas y preparadas, que sigan
lucrando mientras el estado es incapaz de asegurar calidad gratuita en educación. Supongo que
reconocen en estos establecimientos privados algún merito sino no tendrían a todos sus hijos en
los mejores colegios optando a las mejores universidades en Chile y en el extranjero. Y no digo que
no puedan optar a esta educación ni a todos los privilegios del mercado por su ideología, solo me
resulta curioso que han podido acceder a estos, usufructuando de los recursos que han extraído
de este botín que han llamado estado. Que han sistematizado la eficiencia para llenar sus bolsillos
con prácticas dudosas. Que han creado poderosas redes de contacto en los círculos de poder para
sostenerse en la “pitutocracia”. Ni hablar de todos estos militantes de partidos denominados
operadores políticos que no son nada más que parásitos incrustados en la administración pública
que no tienen ni un mérito académico ni profesional, ni un mérito más que estar allegados a

2. ciertas cúpulas. ¿Qué será de estos personajes si la Concertación pierde el poder?, nos
encontraremos frente a una masa desempleada que no podrá acceder al sector privado porque ha
visto pasar sus años en el estancamiento de un trabajo mediocremente realizado, donde no ha
sido capacitado más que en la burocratización de los servicios, donde sus motivaciones y ganas se
quedaron en 1990 y ahora solo flotan en el mar de una pega asegurada. No sé cuantas personas
que se consideran de izquierda tienen un trato consecuente con su ideología “progre” hacia su
jardinero o su nana, cuantos no se quedan solo en las palabras sino que también actúan en las
cosas simples de la vida. Todo para el pueblo, nada con el pueblo. Que mi mano izquierda no sepa
lo que hace la derecha. Las izquierdas del mundo tienden a confundir la protección social con el
asistencialismo, no aspiran a la movilidad social, al desarrollo conjunto ni al bien común,
paradójicamente su manoseado progresismo no es más que establecer el status quo, que los
pobres sean pobres mas “dignos” pero no menos pobres. Esta Concertación arrogante que piensa
que debemos golpearnos con una piedra en el pecho por estar como estamos, es cierto que somos
un mejor país que hace 20 años, más desarrollados y con índices económicos y de desarrollo
humano superiores a muchos de nuestros vecinos latinoamericanos, con su deber solamente
cumplen, para eso reciben un sueldo proveniente de todos los chilenos. También es cierto como
los mismos índices han ido decayendo progresivamente, como la delincuencia aumenta en manos
de jóvenes, nacidos o criados después de 1989, todos hijos de la Concertación que ahora habla de
prevención y rehabilitación.
Repudio a esta Concertación arrogante y despectiva, que se cree dueña de la cultura, donde un
Francisco Reyes puede decir que “…hay una diferencia enorme en cantidad y en calidad en
relación con los que están con la centro derecha", que sentirán las personas vinculadas al mundo
cultural al saber que se está poniendo en duda su talento y calidad por el solo hecho de respaldar
al candidato de centro derecha o por el solo hecho de pensar distinto, para ocupar una frase
memorable para los sectores oficialistas. Este es el afán histórico de la izquierda de plantear el
mundo entre buenos y malos, determinar quien es apto o no, de manera subjetiva. Porque en
nombre de la igualdad y la dignidad, aquellos que atraviesan el muro hacia ópticas distintas a las
de la izquierda ya no son tan iguales ni tan dignos. Luego se llenan la boca de tolerancia e
integración, podemos escuchar al buen Skármeta referirse con sorna a Vargas Llosa como
“hermanito peruano” por haber dado su apoyo a Sebastián Piñera, ni hablar de cómo fue recibido
en el acto inaugural del Museo de la Memoria. El buen Skármeta, que con ganas presta su cara a la
campaña oficialista si existe la posibilidad de que le concedan alguna embajada en el primer
mundo, quizás en esta ocasión su labor no sea tan polémica como cuando fue embajador en
Alemania (http://www.mundonews.net/articles/article.html?id=61&filter=). Porque a eso también
apela este conglomerado; a las segundas, terceras, cuartas y quintas oportunidades.
Frei dice en parte de su franja: “Chile no se puede entregar”, me hace sentido esta frase cuando
pienso que con convicción creen que Chile es propiedad de la Concertación. Argumentan que casi
es un derecho ganado seguir gobernando por el solo hecho de mantener una cuota de poder que
se oponga al poder económico y comunicacional que dicen está en manos de la derecha. Lo cierto
a mi parecer es que está en la naturaleza del ser humano obtener, en la medida de lo posible, el

3. mayor beneficio con el menor esfuerzo, si este beneficio pasa de igual forma por un gobierno de
aquí o allá me hace pensar que aquellos dueños de empresas no tienen un color político
estrictamente definido, por supuesto que hay adherentes leales, pero estos, con los años han
demostrado estar a ambos lados de la trinchera por mencionar a un Andrés Navarro, Máximo
Pacheco u Oscar Garretón. O como olvidar la frase de Sommerville, ex presidente de la CPC, “los
empresarios aman a Lagos”. También creo que los periodistas, en los distintos medios, no están
sujetos a un grillete a punta de latigazos escribiendo lo que el directorio quiera que escriban. Frei y
la Concertación hacen recurrentes llamados a separar la política de los negocios pero nunca se ha
pronunciado acerca de su participación en Saturno S.A. de la cual es accionista mayoritario junto a
su esposa y cuya administración recae en su hermano Francisco, quien por cierto es miembro del
directorio de TVN. Recordemos la llamada “ideología de la corrupción” que le valió la democrática
expulsión a Jorge Schaulsohn del PPD, al denunciar la sistematización en el uso de recursos fiscales
denominados “reservados” para financiar partidos políticos, para financiar la cesantía de
operadores mientras esperan acomodarse en algún cargo bien remunerado. Como se crean
empresas fantasmas aprovechando información privilegiada, negocios como el del ex
subsecretario de transporte Guillermo Díaz, que creo Transpalito, empresa dedicada al reciclaje de
las micros amarillas para venderlas a las empresas de Transantiago, un verdadero visionario
empresarial, detecto una oportunidad y la aprovecho dirán algunos. Cuantas licitaciones
aseguradas por lazos de amistad o recompensa por la entrega de favores. Conversaciones por
debajo de la mesa han asegurado el enriquecimiento de unos cuantos a costas de la mediática
indignación oficial. Dirán que en el gobierno militar se hacía lo mismo y es probable. Y así
sucesivamente el ejercicio regresivo de sacar en cara y empatar situaciones podría ser extenso
hasta llegar a Balmaceda si se quiere. El hecho consiste en no imitar las malas prácticas del pasado
ni mucho menos acostumbrarse a su uso con el infantil motivo de que si lo hicieron los otros yo
también puedo. Bajo esa lógica un gobierno de la centro derecha podría seguir recurriendo al
cuoteo y negociaciones oscuras como las de MOP-Gate, Inverlink y el jarrón perdido de Lagos,
carísimo jarrón por cierto.
Es frustrante escuchar un debate plagado de completas mentiras o mentiras a medias, el viejo
“miente, miente que algo quedara”. Una Concertación imponiendo conceptos propios de una
campaña del terror, declaraciones absurdas e irresponsables como la de Patricio Hales al referirse
a que un eventual gobierno de Piñera sería “una dictadura civil”. Recuerdo cuando en 1999
escuchaba desde partidarios de la Alianza que con Lagos volverían las colas de la Unidad Popular,
así como desde partidarios de la Concertación decían que con Lavín no se venderían condones en
las farmacias por ser del Opus Dei. Es común que si a uno lo identifican como pro Piñera lo tilden
de facho, asesino y ladrón, nuevamente todo el respeto y tolerancia progresista se van a las pailas
en un acto reflejo pavloviano, donde la sola mención de cercanía al mundo diestro es sinónimo de
Pinochet y dictadura. Hoy escuche a fervientes seguidores de Frei gritar “Piñera, CNI, asesinos del
país”. Yo no sé en qué cabeza unineuronal pasa la idea de que con un gobierno de Piñera se
restringirían las libertades individuales o se impondrían estados de emergencia o cortes marciales,
ni siquiera algo cercano a aquello, los intelectualoides hablan del apagón cultural, de que todo lo
hecho en estos 20 años se perdería, estupideces sin pies ni cabeza, argumentos sin ningún asidero

4. ni proceso racional probable. Dicen que porque Piñera tiene mucha plata quiere comprar Chile y a
los chilenos, esta aseveración está bien para la rutina humorística de Kramer pero no para
políticos serios e inteligentes, perdón, me retracto a ni un político se le hace una prueba de
coeficiente intelectual para ejercer su profesión. Frei asevero tener un patrimonio de unos 2 mil
millones de pesos, harto más que el sueldo mínimo y nadie dice nada. Piñera nunca ha sido
condenado por algún delito y los procesos en que se ha visto envuelto directa o indirectamente los
ha llevado como cualquier chileno. Piñera tiene la válida e incuestionable aspiración a ser
presidente y demostrar sus capacidades. He visto como en la Alianza por Chile existe la vocación
de servicio público, llevan años esperando su momento desde la oposición, en una tarea muchas
veces ingrata dejando de lado tareas mucho más redituables.
No comprendo que la candidatura oficialista, comenzando el 2010, siga recurriendo al gobierno
militar como la semilla de todos los males y causa de todos los errores y defectos de estos 20 años
de democracia. No se responsabilizan de su mediocridad pero se ufanan de sus logros. Vemos
promesas de campaña que inevitablemente nos hacen pensar, como es que en 20 años no lo han
hecho. Son 20 años, 4 gobiernos, más que suficiente.
Por otra parte tenemos una centro derecha torpe comunicacionalmente, una coalición
fuertemente vinculada a la iglesia, que hace sinceros esfuerzos en pos del bienestar de los que
menos tienen, el acercamiento de la UDI al mundo popular es innegable y he visto desde dentro
de este partido como existe una real convicción por terminar con la pobreza. Pero aunque se
apoderen del concepto popular terminan optando por las medidas y comentarios menos
populares y fomentando el estereotipo de una derecha elitista y apegada a los valores de la iglesia,
valores que no transan, consecuencia admirable y necesaria para el pluralismo nacional pero es en
este punto donde la UDI termina cayendo muchas veces en un determinismo religioso versus el
determinismo estatal de las izquierdas. Tenemos una Alianza por Chile que bien seguido suele
dispararse en el pie o ventilar sus diferencias partidistas para parecer el perro y el gato siendo que
son muchas más cosas que los unen versus una coalición donde conviven la Democracia Cristiana y
el Partido Socialista y donde podríamos agregarle al Partido Comunista. Como es posible que esta
Democracia Cristiana se haya autoconvencido tanto de la necesidad del poder por el poder que
haya transado en lo más profundo de sus valores para negociar con un partido que sigue pensando
que en Cuba existe una democracia y que guarda y justifica con cariño y nostalgia las
vulneraciones a los derechos humanos en una Alemania Oriental y la Unión Soviética. La izquierda,
parte de la “internacional” que alza el puño y es genial abstrayéndose de los errores históricos de
su ideología para parecer como blancas palomas. Pero también es cierto que es la misma
Democracia Cristiana que acogió con los brazos abiertos a Erich Honecker. La Concertación es hábil
al transmitir mensajes, tiene trayectoria en propaganda, es astuta y ladina creando estrategias que
parezcan casuales. Se apropia de conceptos con dientes y uñas, allá alguien que se atreva a
cuestionarlos, son conceptos que no comparten con nadie más. Critican a Piñera por hablar de
protección social siendo que ellos dejaron atrás las políticas económicas centralizadas para adherir
al libre mercado con matices sociales. Hablan de que son las fuerzas progresistas y democráticas
como si los otros, yo incluido, fuera un retrogrado de la edad media que añora una dictadura. Ellos

5. escuchan la voz de la ciudadanía, misteriosamente cada vez que han tenido que ir a una segunda
vuelta, para crear un discurso ad-hoc a la masa disconforme. Lo cierto es que tanto las personas
como los partidos pueden y deben acomodar, acorde a los tiempos que se viven, con convicción,
sus planteamientos frente a lo que desean para el país. Las ideas no son propiedad de un
conglomerado, son de todos los que quieran llevarlas a cabo.
El mayor logro de estos gobiernos concertacionistas es la consolidación de un modelo económico y
político que está preparado para la alternancia, lo mejor que puede hacer el oficialismo es
retirarse a la oposición y gozar de un productivo periodo de reflexión y replanteamiento acerca de
cuáles son sus verdaderas convicciones para ser gobierno. Mi voto apunta a la oportunidad, a la
oportunidad de una mejor gestión, una mejor administración, equipos nuevos con ideas nuevas
que instaurada ya una línea de acción den mayor impulso a este país cuyo potencial inmenso ya es
tiempo que sea incentivado. Creo en que el crecimiento país genera riquezas para todos, creo que
un gobierno de centro derecha puede fomentar el emprendimiento y la innovación. Para la centro
derecha, el peso de hacer las cosas bien es inmenso, una responsabilidad gigante y un deber en el
que creo profundamente. Si la oportunidad es desaprovechada el castigo lo impondrán las
próximas elecciones.
Si gana Piñera no creo que se realicen cambios radicales, no llegará el caos ni el paraíso, si creo
que mejorara la gestión de un país estancado en el pan y circo, en el cosismo. Como ha dicho la
Concertación, “no da lo mismo quien gobierne”. Hacia fines del 2008 el Transantiago había
registrado pérdidas por casi 950 millones de dólares, con esos recursos se podrían haber
construido 12 modernos hospitales. Pagos por asesorías que no se hacen. Uso de los dineros de
programas de empleo para campañas políticas, el jarrón perdido de 100 millones de dólares que
nunca se encontró y CORFO asumió la perdida. Ferrocarriles del Estado ha perdido más de 1.300
millones de dólares y se piensa seguirá teniendo perdidas hasta el 2016. MOP-Gate dejo perdidas
por 1.300 millones de pesos. Solo en casos de corrupción se han perdido en estos 20 años de
Concertación cerca de 2 mil millones de dólares. Supongo que a ojos de la Concertación es el
precio que hemos tenido que pagar todos los chilenos por la sacrificada y desinteresada labor de
estos gobiernos. Sea por actos de corrupción o inoperancia los culpables de este desastre brillan
por su ausencia. Entonces la Concertación en algo tiene razón. No da lo mismo quien gobierne.