Tecnica n°020 cómo meditar en un vehículo en movimiento
1. 20 CÓMO MEDITAR EN UN VEHÍCULO EN MOVIMIENTO.
Octava técnica para centrarse: En un vehículo en movimiento, bamboleándote rítmicamente, experimenta. O
en un vehículo parado, meciéndote en círculos invisibles cada vez más lentos.
Es lo mismo de manera diferente. En un vehículo en movimiento... Estás viajando en tren o en un carro de
bueyes: cuando se desarrolló esta técnica sólo existía el carro de bueyes. Vas en un carro de bueyes por
un camino indio; incluso hoy día el camino es el mismo. Pero cuando estás desplazándote, todo tu
cuerpo se desplaza. Entonces es inútil.
En un vehículo en movimiento, bamboleándote rítmicamente... Bamboléate rítmicamente. Intenta comprender;
esto es muy minucioso. Siempre que estás en un carro de bueyes o en cualquier vehículo, te estás
resistiendo. El carro de bueyes se bambolea hacia la izquierda, pero tú te resistes. Tú te bamboleas hacia la
derecha para equilibrarte; si no, te caerás. De manera que estás resistiéndote continuamente. Sentado en un
carro de bueyes; estás luchando contra sus movimientos. Se mueve hacia este lado, y tú tienes que
moverte hacia el otro.
Por eso, cuando estás sentado en un tren, te cansas. No has estado haciendo nada. ¿Por qué te cansas tanto?
Has estado haciendo mucho sin saberlo. Estabas luchando contra el tren continuamente; había resistencia. No
te resistas: esto es lo primero. Si quieres hacer esta técnica, no te resistas. Más bien, muévete con los
movimientos, bamboléate con los movimientos. Vuélvete parte del carro, no te resistas. Independientemente
de lo que el carro de bueyes esté haciendo en el camino, vuélvete parte de él. Es por eso por lo que los niños
nunca se cansan de viajar.
Poonam acababa de llegar de Londres con sus dos niños, y tenía miedo de que se pusieran enfermos, o de que
se cansaran con un viaje tan largo. Ella se cansó, y ellos llegaron riéndose. Ella se cansó completamente al
venir. En el momento en que entró en mi habitación estaba muerta de cansancio, y los dos niños empezaron a
jugar allí mismo. Un viaje de dieciocho horas de Londres a Bombay y no estaban siquiera un poco cansados.
¿Por qué? Porque todavía no saben resistirse.
De manera que un borracho se puede sentar en un carro de bueyes toda la noche, y por la mañana estará tan
fresco como siempre, pero tú no. Es porque un borracho no puede resistirse. Se mueve con el carro; no hay
lucha. No hay ninguna lucha; es uno con el carro.
En un vehículo en movimiento, bamboleándote rítmicamente... Así que haz una cosa: no te resistas. Y lo
segundo, crea un ritmo. Crea un ritmo en tus movimientos. Hazlo una bella armonía. Olvídate del camino; no
maldigas al camino y al gobierno: olvídate de ellos. No maldigas al buey y al carro, o al conductor: olvídate de
ellos. Cierra los ojos, no te resistas. Muévete rítmicamente y crea una música en tu movimiento. Haz
como si fuera una danza. En un vehículo en movimiento, bamboleándote rítmicamente, experimenta. El
sutra dice que la experiencia llegará a ti.
O en un vehiculo parado... No preguntes dónde conseguir un carro de bueyes; no te engañes a ti mismo,
porque el sutra dice: o en un vehículo parado, meciéndote en círculos invisibles cada vez más lentos. Sentado
simplemente, mécete en círculo. Primero haz un círculo grande, luego ve cada vez más lento..., cada vez
más lento, más lento, haciéndolo cada vez más y más pequeño, hasta que ya no sea visible que tu cuerpo
está moviéndose, pero por dentro sientas un movimiento sutil.
Empieza con un círculo grande, con los ojos cerrados. De otro modo, cuando el cuerpo se pare, tú pararás.
Con los ojos cerrados, haz círculos grandes; simplemente sentado, meciéndote en círculo. Sigue
meciéndote, haciendo el círculo cada vez más y más pequeño. Visiblemente te pararás; nadie será capaz de
detectar que todavía estás moviéndote. Pero por dentro sentirás un movimiento sutil. Ahora el cuerpo no se
está moviendo, sólo la mente. Sigue haciendo el círculo cada vez más pequeño, y siente, experimenta.
Eso se volverá un centramiento. En un vehículo, en un vehículo en movimiento, un movimiento rítmico no
resistido creará un centramiento dentro de ti.
Gurdjieff creó muchas danzas para tales técnicas. Estuvo trabajando en torno a esta técnica. Todas las danzas
que usaba en su escuela eran, en realidad, mecerse en círculos. Todas las danzas eran en círculos:
simplemente dar vueltas, pero permaneciendo consciente por dentro, haciendo los círculos cada vez más
pequeños. Llega un momento en que el cuerpo se para, pero la mente sigue moviéndose y moviéndose y
moviéndose por dentro.
Si estás viajando en tren durante veinticuatro horas, después de llegar a casa, después de haber dejado el tren,
si cierras los ojos sentirás que todavía estás viajando. Todavía estás viajando. El cuerpo se ha parado, pero la
2. mente aún está sintiendo el vehículo. Así que haz esta técnica.
Gurdjieff creó danzas fenomenales, muy hermosas. En este siglo hizo milagros: no milagros como Satya Sai
Baba. Ésos no son milagros; cualquier mago callejero puede hacerlos. Pero Gurdjieff realmente hizo milagros.
Preparó a un grupo de cien personas para la danza meditativa, y estuvo mostrando esa danza a una
audiencia en Nueva York por vez primera. Había cien danzantes dando vueltas en el escenario. Los que
estaban en la audiencia, incluso sus mentes, comenzaron a dar vueltas. Había cien danzantes con
túnicas blancas simplemente dando vueltas.
Cuando lo indicaba con la mano, daban vueltas, y en el momento en que decía: «Stop», había un silencio
sepulcral. Eso era un stop para la audiencia, pero no para los danzantes, porque el cuerpo puede pararse
inmediatamente, pero entonces la mente lleva el movimiento dentro; sigue y sigue. Era hermoso incluso
mirarlo, porque cien personas de repente se volvían, estatuas muertas. Creaba también una sacudida
repentina en la audiencia, porque cien movimientos -movimientos hermosos, movimientos rítmicos- de pronto se
paraban. Estabas mirándolos moverse, girar, bailar, y de repente los bailarines se paraban. Entonces tu
pensamiento también se paraba.
A muchos en Nueva York les pareció que era un extraño fenómeno: sus pensamientos se pararon
inmediatamente. Pero para los danzantes, la danza continuaba por dentro, y los círculos internos se
hicieron cada vez más pequeños hasta que se centraron.
Un día sucedió que se estaban acercando al borde del escenario, bailando. Se esperaba, se suponía, que
Gurdjieff los pararía justo antes de que se cayeran del escenario encima de la audiencia. Cien bailarines
estaban justo al borde del escenario. Un paso más y todos caerían a la sala. La sala entera estaba esperando
que Gurdjieff dijera «Stop» de repente, pero él se volvió de espaldas para encender su puro. Dio la espalda a
los bailarines para encender su puro, y, el grupo entero de cien bailarines cayó del escenario al suelo: a un
suelo de piedra sin cubrir.
Toda la audiencia se levantó. Estaban gritando, chillando, y pensaban que muchos debían de haberse roto los
huesos: había sido un golpe brutal. Pero ni uno estaba herido; no tenían ni un solo rasguño.
Le preguntaron a Gurdjieff qué había sucedido. Nadie había resultado herido, y había sido tal golpe que parecía
imposible. La única razón era ésta: no estaban realmente en el cuerpo en ese momento. Estaban aminorando
la velocidad de sus círculos internos. Y cuando Gurdjieff vio que estaban completamente ajenos a sus
cuerpos, les dejó que se cayeran.
Si estás completamente ajeno a tu cuerpo, no hay resistencia. Un hueso se rompe debido a la resistencia. Si
te estás cayendo, te resistes: vas en contra de la fuerza de la gravedad. Ese ir en contra, esa resistencia es
el problema: no la gravedad. Si puedes caer con la gravedad, si puedes cooperar con ella, entonces no
surgirá ninguna posibilidad de que te hieras.
Este sutra: En un vehículo en movimiento, bamboleándote rítmicamente, experimenta. O en un vehículo
parado, meciéndote en círculos invisibles cada vez más lentos.
Puedes hacerlo. No es necesario un vehículo; da vueltas como hacen los niños. Cuando tu mente se
vuelva loca y te parezca que te vas a caer, no pares: ¡sigue! Incluso si te caes, no te preocupes por ello; cierra
los ojos y da vueltas. Tu mente estará en un torbellino y te caerás. Cuando tu cuerpo haya caído, por
dentro ¡siente! El giro continuará. Y estará más y más y más cerca, y de pronto estarás centrado.
Los niños disfrutan esto mucho porque les produce una gran excitación. Los padres nunca permiten que los
niños den vueltas. Eso no está bien: deberían dejarles; más aún, alentarles. Y si también puedes volverles
conscientes de su giro interno, puedes enseñarles meditación a través de sus giros. Lo disfrutan porque
les da una sensación de no tener cuerpo. Cuando dan vueltas, de pronto los niños se dan cuenta de que su
cuerpo está girando, pero ellos no. Por dentro sienten un centramiento que nosotros no podemos sentir
tan fácilmente, porque sus cuerpos y almas están aún un poco separados; hay una ligera fisura.
Cuando llegas al vientre de tu madre, no puedes meterte totalmente en el cuerpo; lleva su tiempo. Cuando nace
un niño, tampoco entonces está absolutamente afianzado, su alma no está absolutamente afianzada al
cuerpo; hay fisuras. Por eso hay muchas cosas que no puede hacer. Su cuerpo está listo para hacerlo,
pero él no puede hacerlo.
3. Si has observado, puede que hayas notado que los niños recién nacidos no pueden ver con dos ojos; siempre
ven con un ojo. Si observas, verás que cuando observan y ven cualquier cosa, no pueden ver con dos
ojos. Siempre miran con un ojo: un ojo se vuelve más grande. La pupila de un ojo se vuelve más grande, y la
otra pupila permanecerá pequeña. La consciencia de un recién nacido aún no está fija; está suelta. Poco a
poco se fijará, y entonces mirarán con dos ojos.
Todavía no pueden sentir que su propio cuerpo y los demás cuerpos son diferentes. Es difícil. Aún no
están fijos, pero la fijación llegará, poco a poco.
La meditación está tratando de crear de nuevo una fisura. Te has vuelto fijo, sólidamente afianzado a tu
cuerpo. Por eso sientes: «Soy el cuerpo.» Sólo si se puede crear una fisura, sólo entonces puedes sentir que
no eres el cuerpo, sino algo más allá del cuerpo. Bambolearse y dar vueltas son actividades útiles. Crean la
fisura.