Este acróstico expresa el cariño del autor por su pueblo natal Chinchero, recordando momentos agradables vividos allí y destacando las contribuciones de Jesús, Leandro y Alberto que hicieron brillar al distrito, así como los triunfos escolares de la I.E. Mateo Pumaccahua y las obras realizadas, por lo que el autor nunca olvidará a Chinchero.