1. ¿Qué activa y qué paraliza el desarrollo de las competencias de los niños?
"Los talentos de las personas son producto de su herencia genética pero también del
ambiente en el que se han desarrollado y, de una manera muy importante, de las
experiencias que los han impactado a lo largo del ciclo vital..."
Psicóloga: Neva Milicic
Los talentos de las personas son producto de su herencia genética pero también del
ambiente en el que se han desarrollado y, de una manera muy importante, de las
experiencias que los han impactado a lo largo del ciclo vital. Autores tan importantes en
la teoría de la inteligencia como David Feldman, Howard Gardner y Thomas Armstrong
han descrito cómo los distintos tipos de experiencia afectan significativamente el
desarrollo intelectual durante la infancia, teniendo una influencia decisiva en lo que las
personas llegan a ser.
En el lado positivo, ellos hablan de las "experiencias cristalizadoras" en referencia a
aquellos momentos que han sido claves para el desarrollo de los talentos y
competencias de una persona y que están grabados en la memoria. Estos autores
adhieren al concepto de las inteligencias múltiples, que sostiene que no hay un solo tipo
de inteligencia, sino que varios y que es posible hallar experiencias que han sido
decisivas para el desarrollo de un tipo de inteligencia. Albert Einstein relataba que
cuando a los cuatro años su padre le regaló una brújula fue como una chispa que lo
impulsó a buscar los misterios del universo; Pablo Neruda recordaba cómo Gabriela
Mistral lo introdujo a los poetas franceses y Boris Cyrulnik contaba cómo su profesor
Monsieur Mousel lo acercó a la literatura y valoró su forma de escribir, incluso juntó el
dinero para que se pudiera inscribir en la prueba de bachillerato.
Si hace un esfuerzo, posiblemente usted recuerde el momento en que se dio cuenta o
intuyó cuáles eran sus talentos y sus habilidades; la experiencia que encendió la llama
de su interés por la educación, por los niños, o por el arte. Esas experiencias
cristalizadas se recuerdan como iluminadoras y se dan en un contexto interpersonal y
tienen algo de mágico. Es un descubrimiento de un camino, no una imposición.
Pero, desafortunadamente, también existen "las experiencias paralizantes". Son
aquellas que cierran el camino al desarrollo de un potencial en alguna área específica,
por una intervención desafortunada de alguien que te hace sentir incompetente e
incapaz. Muchas veces se trata de una situación vivida como humillante, por ejemplo
alguien que bloquea sus competencias deportivas, porque sus compañeros se rieron de
él en una clase de Educación Física. Una niña cuyo hermano mayor se burló de sus
dibujos y que abandonó los intentos, o la alumna que en clase de matemáticas recibió
comentarios críticos y agresivos de su profesor, y que desde entonces evita exponerse
al aprendizaje.
Cuando estas experiencias paralizadoras suceden en etapas tempranas del desarrollo
su impacto es mucho mayor y están marcadas por sentimientos de inseguridad, rabia,
culpa, miedo y vergüenza, todas emociones que frenan y desalientan el desarrollo. Todo
niño tiene un islote de competencia que le permitirá confiar en sí mismo.
2. Cabe preguntarse si las experiencias educativas y emocionales a las que está
exponiendo a sus hijos podrán ser recordadas por ellos como situaciones y vínculos que
lograron sacar lo mejor de ellos mismos y así transformar el carbón en diamante. Ojala
así sea.