3. PERFIL DE KGOSNIN S. C.
A la presente la Asociación de Voladores Independientes de
Papantla KGOSNIN S. C. ha organizado presentaciones de la
Danza de Voladores en varios eventos internacionales.
Ha tenido apoyo de las instituciones que convocan al evento y
de otras fuentes adicionales como la el CONACULTA (CONSEJO
NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES) a través de la
DIRECCIÓN NACIONAL DE CULTURAS POPULARES E
INDÍGENAS y el FONDO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS
ARTES; el GOBIERNO DEL ESTADO DE VERACUZ-LLAVE a
través de la SEC (SECRETARÍA DE EDUCACIÓN Y CULTURA), el
CDI (CONSEJO NACIONAL PARA EL DESARROLLO DE LOS
PUEBLOS INDÍGENAS), la FUNDACIÓN MIGUEL ALEMÁN
VALDÉS y CREACTIVES.
La Asociación está trabajando en la escuela de Voladores
destinada a niños totonacas. La escuela inició labores en 2005,
egresaron 24 niños de la primera generación y actualmente
tenemos 32 niños becados, a quienes se les subvencionan los
costos de transporte y alimentos el día de las clases y; se les
da el material para que elaboren su vestuario ceremonial.
Iniciamos en 2006 un plan de trabajo encaminado a la
conservación del árbol del palo volador o tzakatquihui. Este
programa es de muy largo plazo y con el apoyo de
CREACTIVES estamos cuidando algunos árboles pequeños.
Hemos contado con la asesoría de especialistas en cultivos de
árboles indígenas de México de la SEMARNAT y contamos con
la anuencia del INAH para que, cuando las plantas estén bien
para transplantarse, lo hagamos en el perímetro de la Zona
Arqueológica de El Tajín.
4. Voladores de Papantla
México
Cre@ctives:
Avenida Coyoacán 1886 – Interior 701
Colonia Acacias.
Delegación Benito Juárez.
C. P. 03240
México, D. F.
MÉXICO.
Contacto: Natalia Carriazo
E-mail:
nataliacarriazo@creactives.com
nataliacarriazo@papantla-flyers.com
Tel: 52 – 55 55346352
Celular: 52 – 55 85803821
5. KGOSNI
Kgosni es el volador, en lengua totonaca.
La danza de los Voladores de Papantla es una ceremonia precortesiana que se
practicaba en casi todos los pueblos de herencia maya que habitaron en
Mesoamérica. Su perdurabilidad en nuestros días la debemos particularmente a la
etnia totonaca, asentada en el noroeste de México, región que corresponde a los
actuales estados de Veracruz y Puebla.
Este ceremonial lo presentan cinco danzantes: el caporal saluda al sol a 30 metros
de altura, danzando y tocando una flauta y un tambor en la cúspide del palo volador.
Los cuatro voladores restantes, marcando cada uno de los puntos cardinales, suben
a la cúspide después de realizar una breve danza alrededor del palo y se arrojan
desde la altura atados con una cuerda. La suma de los giros ejecutados por los
cuatro suman un siglo azteca o tlalpilli, que equivale a 52 años del Calendario
Juliano. Los voladores están ataviados con sus trajes y tocados tradicionales.
EL RITUAL
Este ritual ha prevalecido durante siglos y nos muestra frente al cosmos, como se
vieron nuestros ancestros. Estamos frente a una metáfora del cosmos, la fertilidad,
el tiempo, las divinidades y el hombre...
Los Voladores de Papantla honran los ciclos de vida, los elementos primarios y las
cualidades particulares de cada una de las cinco direcciones del universo. Este rito
invoca a los dioses de los bosques, la lluvia, el viento y las cosechas.
La ceremonia restablece el equilibrio, reinventa el ciclo vital del mundo.
6. ANTECEDENTES PREHISPÁNICOS
La ceremonia del vuelo y la danza de los voladores es una síntesis de la
cosmovisión del mundo, tal y como quedó plasmada hace más de seiscientos
años en el Popol Vuh, libro sagrado de los Maya-Quiché; cultura que habitó en la
zona comprendida entre la mitad sur de la actual República Mexicana hasta lo
que hoy es Nicaragua.
EL ÁRBOL CÓSMICO
Los antiguos mesoamericanos ven el árbol el soporte del cielo. El árbol marca la
quinta dirección y establece la línea que contacta los tres planos de la realidad:
el inframundo (raíces), la tierra (tronco) y el cielo (ramaje).
El árbol cósmico le da sentido a la existencia porque ordena los ejes espaciales
(puntos cardinales) en los tres planos cósmicos e introduce los conceptos de
tiempo, movimiento y vida. La siembra del palo simboliza la unión entre la madre
tierra y la divinidad celeste.
MÚSICA
Para los totonacas, el retorno de cada primavera es una metáfora del
surgimiento mismo de la vida. Este es un aspecto más de la fertilidad contenido
en el rito. Los aires o sones de esta danza se interpretan utilizando dos
instrumentos de origen precolombino:
Una flauta de pico de perforación triple. Se elabora artesanalmente con carrizo
y se le llama también “instrumento del sol”. La música de la flauta evoca los
trinos de las aves en el monte.
Un tambor pequeño de doble parche, hecho por los mismos voladores. La voz
del tambor es la voz del trueno, es la réplica de los dioses.
7. EL ALTAR
Para los totonacas la vivienda es un lugar sagrado. Representa la imagen del
mundo, en cuyo centro debe estar el “pus santo” o mesa de las ofrendas. El altar
está formado por una mesa alta, a la que se le construye un techo de carrizo,
forrado de papel que representa la cúpula celeste.
El caporal dedica una ceremonia y rezos en el altar y en la base del mástil, desde
donde dirige plegarias y esparce copal (incienso ritual) hacia los cinco puntos
cardinales: cuatro extremos y el centro.
LA INVOCACIÓN
Los Voladores de Papantla, más que presentar una danza, nos invitan a
participar en un ritual arraigado, complejo, antiguo, lleno de significados e
inspirado en el culto a las deidades de la fertilidad: Invoca a los dioses de los
bosques, del viento, del trueno, de la lluvia y de los cultivos; reproduce las cinco
direcciones de la tierra; y además, rememora las aves asociadas al padre Sol.
EL VUELO
Los voladores suben a 30 metros de altura. El caporal danza de pie en la cúspide
y ejecuta los sones con una flauta y un tambor. Él marca el inicio del vuelo; es
decir, el momento en el que se lanzan los cuatro voladores atados de una
cuerda, para dar 13 vueltas que sumadas simbolizan los 52 años del ciclo solar.
Esta impresionante ceremonia desafía la gravedad para saludar al padre Sol y
entregar el vientre de la tierra a una fertilidad que brotará con la llegada de las
lluvias imploradas. Desde la cúspide del árbol cósmico que une los tres planos de
la realidad; el inframundo, la tierra y el cielo, descienden cuatro hombres, cuatro
pájaros, cuatro dioses.
8. EL TOTONACAPAN
Los totonacas se asentaron en la Costa del Golfo de México, ubicado en la región
central el actual estado de Veracruz, hacia los siglos VIII y IX de nuestra era. Por
ellos, esta zona se llama el Totonacapan. Actualmente, habitan cerca de 30
municipios, siendo los más poblados los de Papantla y Espinal en la costa; y los
serranos de Coxquihui y Zozocolco.
La ceremonia del vuelo y la danza de los voladores son particularmente
relevantes en el municipio de Papantla, donde se ha fijado el Jueves de Corpus
como “Día del Volador” e incluso existe un monumento en su honor.
9. FICHA TÉCNICA
NOMBRE DE LA DANZA EN LENGUA INDÍGENA (TOTONACA)
KGOSNI
NOMBRE DE LA DANZA EN ESPAÑOL
EL VOLADOR
LUGAR DE ORIGEN
POBLACIÓN Y MUNICIPIO: PAPANTLA
ESTADO: VERACRUZ
ETNIA: TOTONACA
TEMA DE LA DANZA
EN SUS ORÍGENES, LA DANZA DE LOS VOLADORES ERA UNA FIESTA PAGANA EN HONOR
AL DIOS SOL. DESPUÉS DE LA CONQUISTA SE SIGUIÓ CELEBRANDO, PERO ASOCIADA
CON LA FIESTA DE CORPUS CHRISTI DEL CREDO CATÓLICO.
LA DANZA SE RELACIONA CON LA FERTILIDAD Y ES UNA METÁFORA DE UN CICLO DE
TIEMPO O SIGLO AZTECA.
HISTORIA Y CONTEXTO DE SU TRADICIÓN
LA DANZA ES UNA CEREMONIA RELIGIOSA PRECORTESIANA PRACTICADA EN LA MAYOR
PARTE DE MESOAMÉRICA Y CUYA PERDURABILIDAD SE DEBE A LA ETNIA TOTONACA
ASENTADA EN EL NOROESTE DE MÉXICO, REGIÓN QUE CORRESPONDE A LOS ACTUALES
ESTADOS DE VERACRUZ Y PUEBLA.
EL RITO LO PRESENTAN CINCO DANZANTES ATAVIADOS CON TRAJES ESPECIALES; DE
LOS CUALES UNO SALUDA AL SOL DESDE LA CÚSPIDE DEL PALO MIENTRAS QUE LOS
CUATRO RESTANTES, LLAMADOS TOCHTLI (CONEJO), ÁCATL (CAÑA), TÉCPATL (PIEDRA) Y
CALLI (CASA); SE ARROJAN PARA HACER CADA UNO TRECE GIROS. LA SUMA DE LOS
GIROS EJECUTADOS POR LOS CUATRO VOLADORES SUMAN EL TLALPILLI O SIGLO
AZTECA QUE EQUIVALE A 52 AÑOS DEL CALENDARIO JULIANO.
10. DESCRIPCIÓN DEL VESTUARIO
PENACHO-CON ABANICO Y LISTONES DE COLORES. CAMISA Y CALZÓN DE MANTA
BLANCA. PANTALÓN TERCIOPELO ROJO CON FLECOS AMARILLOS, BORDADO CON
CHAQUIRA Y LENTEJUELA, DISEÑOS DE PÁJAROS Y FLORES Y CINTILLAS DE COLORES. 2
PECTORALES BORDADOS, 2 PAÑUELOS BORDADOS EN LA CINTURA., 2 PAÑUELOS
BORDADOS (CUELLO Y ESPALDA). BOTÍN NEGRO.
DESCRIPCIÓN DEL PALO VOLADOR, INSTALACIÓN, CEREMONIA, ETC.
PALO VOLADOR: TUBO O PALO DE MADERA DE 25 A 30 METROS DE ALTO. 70 CMS. DE
DIÁMETRO EN LA BASE Y 40 CMS. EN LA CIMA. EL TUBO SE ENTIERRA 2 Ó 3 METROS EN
EL SUELO, DEPENDIENDO DE LA CALIDAD DEL MISMO. (PROPORCIONADO POR FESTIVAL).
LA INSTALACIÓN (CEREMONIA DE SIEMBRA) SE REALIZA 3 DÍAS ANTES DEL EVENTO, CON
EL FIN DE TENER UN ASENTAMIENTO MÁS SEGURO Y HACER PRUEBAS ANTICIPADAS.
UNA VEZ SEMBRADO, SE INSTALAN EL CARRETE, LA CUERDA Y EL CUADRO DE MADERA
EN LA PUNTA DEL MISMO. ESTE TRABAJO LO HACEN LOS VOLADORES MISMOS.
ELEMENTOS DE LA PUNTA DEL PALO VOLADOR LLEVADOS DESDE MÉXICO: CARRETE DE
METAL DE 70 CMS. DE ALTO, X 40CMS. DE DIÁMETRO Y CON UN PESO DE 35 KGS. 4
MADEROS DE 1.20 METROS PARA LA PLATAFORMA SUPERIOR CON UN PESO
APROXIMADO DE 20 KGS. MECATE (LAZO): APROX 50 KGS. DE PESO
DESCRIPCIÓN INSTRUMENTOS, MATERIALES ADICIONALES, ETC.
TAMBOR Y FLAUTA. LOS EJECUTA EL QUINTO DANZANTE, QUE PERMANECE EN LO ALTO
DEL PALO DURANTE EL VUELO.
11. REFLEXIONES ADICIONALES
EL RITUAL
El hombre siempre ha tenido la necesidad profunda de hacer visible lo
invisible. El arte y los ritos se lo han permitido y la tradición lo ha
conservado.
La ceremonia nos permite estar frente a frente con una tradición viva
en la que escuchamos un diálogo que la comunidad mantiene consigo
misma a lo largo del tiempo. Y ante esto, la tradición adquiere otro
cariz: lejos de ser una forma arcaica y momificada que nos encierra y
nos limita con moldes caducos, es una fuerza vital que nos enriquece,
nos multiplica. La tradición, manifiesta en esta ceremonia, nos abre
puertas desconocidas para demostrarnos que nuestro propio mundo
es mucho más amplio.
La ceremonia de corte y siembra del palo volador perpetúa la
leyenda de los 400 muchachos del Popol Vuh o Libro de los
Consejos de la cultura Maya-Quiché. (El número 400 implica el
concepto de innumerable, y tanto para los mayas como para los
aztecas, es la expresión numérica más alta imaginable). Cuenta
el relato que cuando los 400 muchachos transportaban un
tronco enorme para construir su casa, se toparon con el gigante
Zipacná. Él, decidió por su cuenta ayudarlos. El gigante cargó el
tronco y lo llevó a donde lo necesitaban.
Esta historia pone de manifiesto el antagonismo entre dos
formas de “convivir”: la del trabajo comunitario, representada
por los 400 muchachos y la del individualismo, representada por
el gigante, que obra solo. El acto de arrastrar el palo, contenido
en la ceremonia que presenciamos, enfatiza una pauta de la
sociedad precolombina que sigue siendo clave entre los
totonacas: el individuo está por debajo del grupo. Todos saben que
12. solamente unidos pueden lograr los objetivos que persigue la
comunidad. El transporte del palo, en el que todos participan
uniendo sus fuerzas, es una muestra de esa actitud de
colaboración, de compromiso de grupo.
El individualismo lleva al desenlace de esta leyenda. Los jóvenes
molestos con Zipacná, se preparan para aplastarlo con el palo;
pero el gigante los burla y cuando se emborrachan, los mata.
Los héroes civilizadores Hunahpu e Ixbalanque le cobran esas
muertes con su propia vida. Muerto Zipacná, los 400 muchachos
se convierten en las Pléyades; mientras los gemelos ascienden
transformados en el sol y la luna, gritando: —“Nuestra estirpe no se
extinguirá mientras haya luz en el lucero de la mañana”.
Parece que estos danzantes totonacas escucharon este juramento. Se
niegan a convertirse en piezas vivas de museo y en objetos de
turismo cultural; se empeñan en conservar sus tradiciones; rechazan
la opción de trivializar su contenido y hasta hoy se resisten a dejar
que su cultura se extinga mientras haya luz en el firmamento.
La danza de los Voladores es una danza precortesiana que los
pueblos mesoamericanos dedican al sol, desde mucho antes de que
los europeos llegaran a América. Esta danza no es exclusiva de los
totonacas; ni de México. Con algunas variaciones, también se da en
lo que hoy es Guatemala y Nicaragua; pero en todos los casos,
representa su concepción del universo.
Para los totonaca, el retorno de cada primavera es una metáfora del
surgimiento mismo de la vida. La danza del Volador es una metáfora
del cosmos, un ruego por la fertilidad, una alusión al tiempo cósmico
y un homenaje para renovar la armonía con las divinidades, que nos
conceden la existencia. Invoca a los dioses de los bosques, del viento,
del trueno, de la lluvia y de los cultivos; reproduce las cinco
13. direcciones de la tierra; y además rememora las aves asociadas al
padre Sol.
El árbol marca la quinta dirección y establece la línea que contacta los
tres planos de la realidad: el inframundo (raíces), la tierra (tronco) y
el cielo (ramaje). El árbol cósmico le da sentido a la existencia porque
ordena los ejes espaciales (puntos cardinales) en los tres planos
cósmicos e introduce los conceptos de tiempo, movimiento y vida.
Según la creencia prehispánica, el mundo se sostiene en cuatro
mástiles o pilares enterrados en el inframundo, donde nutren a los
espíritus de los muertos. El espíritu maligno del gigante Zipacná vive
en el fondo del agujero y explica la costumbre que quemar incienso,
poner ofrendas y sacrificar un pollo negro. Esto sirve para expulsar
los malos espíritus que podrían lastimar a los danzantes.
La siembra del palo simboliza la unión entre la madre tierra y la
divinidad celeste. El momento en el que el palo volador entra en el
agujero, simboliza la unión cósmica, el matrimonio entre el dios del
cielo y la diosa de la tierra. Los antiguos mesoamericanos ven el árbol
el soporte del cielo.
El altar: Para los totonacas la vivienda es un lugar sagrado.
Representa la imagen del mundo, en cuyo centro debe estar el “pus
santo” o mesa de las ofrendas. El altar está formado por una mesa
alta, a la que se le construye un techo de carrizo, forrado de papel
que representa la cúpula celeste.
El caporal dedica una ceremonia y rezos en el altar y en la base del
mástil, desde donde dirige plegarias y esparce copal (incienso ritual)
hacia las cinco direcciones de la tierra.
La indumentaria también es un elemento simbólico de la danza y una
imagen inmediata de lo que representan. En el vestuario del volador
predomina el color rojo, asociado con el ORIENTE, con el sol y con las
siembras. El tocado es cónico y termina con un abanico multicolor de
14. papel, sostenido por dos espejos, formando una imagen de Venus,
otra de las personalidades del dios de la fertilidad. Los listones que
rematan el tocado, así como los que adornan la bota del pantalón son
de siete colores y se asocian con el arco iris. Los bordados de
chaquira y lentejuela sobre terciopelo rojo, así como los botines; son
elementos que demuestran el sincretismo cultural que permea
cualquier tradición ancestral y que permite que el rito se adapte a las
condiciones imperantes; sin perder su significado.
Música: Los aires o sones de esta danza se interpretan utilizando dos
instrumentos de origen precolombino:
Una flauta de pico de perforación triple. Se elabora
artesanalmente con carrizo y se le llama también “instrumento
del sol”. La música de la flauta evoca los trinos de las aves en
el monte.
Un tambor pequeño de doble parche, hecho por los mismos
voladores. La voz del tambor es la voz del trueno, es la réplica
de los dioses.
La danza:
Desde la cúspide del árbol cósmico, que une los tres planos de la
realidad: el inframundo, la tierra y el cielo; descienden cuatro
hombres, cuatro pájaros, cuatro dioses.
Este rito prehispánico marca los puntos cardinales, reproduce las
cinco direcciones de la tierra, invoca a los dioses de los bosques, de
la lluvia, del viento y de las cosechas.
El vuelo traza 52 círculos, resultantes de las 13 vueltas que da cada
volador. Una vuelta por cada año del ciclo cósmico que se renueva.
La ceremonia restituye el equilibrio. Reinventa el ciclo vital del
mundo.
15. LA FORMACIÓN DE DANZANTES:
Históricamente, los totonacas han asumido la tarea de preservar un
ritual que heredaron hace más de seis siglos. Sin embargo, la lucha
por la sobrevivencia los ha obligado a abandonar sus comunidades y
sus familias; aún a sabiendas de que con ello su herencia corre el
riesgo de perderse para siempre.
La escuela de niños voladores de Papantla le otorga la misma
importancia al proceso que al resultado artístico. La razón es simple:
para Kgosnin es indispensable que los niños voladores sean voladores
en forma y fondo; es decir, que sean danzantes que conocen el
contexto y que llevan en el alma el significado más profundo del
ritual.
debemos reconocer que a la par con la lengua totonaca y otras
tradiciones locales, la danza se ha desvirtuado con el paso de los
años. Muchos empresarios manipulan a los voladores y los venden
como “espectáculo”. Ellos, evidentemente, ignoran su significado
ceremonial y menosprecian el respeto que debería infundirles seis
siglos de pervivencia y tradición. Los voladores de “forma y fondo”
tienen herramientas que les permiten luchar contra la folklorización
consumista de los aspectos exóticos y pintorescos de su danza.
Los totonacas hablan de promoción, no de rescate. No aspiran a
formar parte del acervo de un “museo vivo” que los exhibe como
piezas de su colección “Arqueología cultural”.
¿Pero, están soñando en el aire, o verdaderamente hay algún
esquema que permita que esta aspiración legítima de los niños
totonacas pase de las palabras a los hechos? ¿Los totonaca pueden
ver en la profesión de danzante y artesano una opción de trabajo que
les permita aspirar a una vida digna, sin abandonar sus comunidades
de origen ni sus hogares?
16. Muchos indígenas con capacidad y talento resultan irónicamente
excluidos de su propia cultura, no por incapacidad física o falta de
vocación, sino por falta de oportunidades.
La misión es preservar la cultura totonaca con apego a las tradiciones
ancestrales y rindiendo honor a su profundo significado cultural; y
permitir que esta riqueza no sólo sea un elemento integrador, sino
una fuente de ingresos económicos y de orgullo e identidad étnica.
REFLEXIÓN A PARTIR DE LAS CIFRAS
Las carencias a todo nivel provocan frustración y pobreza entre los
mexicanos de menos recursos. Muchos de ellos se ven forzados a
emigrar de sus comunidades de origen en busca de las oportunidades
que su propio entorno no les ofrece.
Según datos publicados por el XII CENSO DE POBLACIÓN Y VIVIENDA
2000, en el período 1995 – 2000 emigraron 1,350.282 veracruzanos,
sobre una población total de 6,908.975 personas.
La emigración indígena, especialmente de adultos jóvenes (hombres
y mujeres), no solamente desintegra a las familias nucleares y por
consiguiente a las propias comunidades, sino que conlleva al
alejamiento irremediable de su cultura y con ello, a la pérdida de la
lengua indígena, de sus tradiciones y en general, de todo lo que
constituye su identidad.
La enorme riqueza cultural de las etnias indígenas fortalece su
identidad y su orgullo regional. Es necesario que al mismo tiempo se
convierta en una fuente de ingresos económicos que promueva el
arraigo a sus comunidades y que garantice la conservación de sus
tradiciones ancestrales.
17. La danza de voladores puede y debe ser generadora de empleo y
riqueza; y simultáneamente, un factor determinante para fortalecer la
identidad cultural de los totonacas.
Las presentaciones de esta ceremonia, tanto en México como en el
extranjero, generan ingresos a los danzantes y sus familias. Los
recursos obtenidos por las presentaciones les permiten satisfacer sus
necesidades sin abandonar sus comunidades de origen ni su cultura
ancestral.
La necesidad más evidente es crear escenarios de presentación,
diseminar en Veracruz y en México palos para que se presenten y
para que todos podamos compartir con ellos una danza que nos
antecedes por 600 años. Un escenario genera anualmente trabajo
para 72 danzantes (12 elencos de 6 voladores) y 24 artesanas (2 por
elenco). Los ingresos son variables y no se pueden predecir con
exactitud.
En el mediano y largo plazo, este proyecto es auto-sustentable y
ofrece alternativas productivas que pueden reducir efectivamente las
causas que llevan a los indígenas a optar por la emigración; y a la
vez, ayuda a nutrir y preservar en el tiempo, las tradiciones que les
dan identidad y arraigo.
CONCLUSIONES:
La estadísticas reconocen que la emigración legal dentro del país e
ilegal con destino a los países del norte crece de manera permanente
y alarmante. Las limitaciones y la marginación de los pueblos
indígenas son una de las causas de ello.
Es necesario plantear esquema que atiendan las necesidades
laborales y culturales de una generación de indígenas totonacas que,
de otra forma, engrosará la cifra de mexicanos muertos en la frontera
o desarraigados de sus comunidades de origen.
18. El potencial del reconocimiento de la Danza y Ceremonia de los
Voladores de Papantla podría dar lugar a acciones que multipliquen
los espacios de conservación, promoción y difusión de la cultura
totonaca.
Pensamos mucho en el futuro de los niños, hablamos de las nuevas
generaciones de mexicanos; pero los rasamos a todos con la misma
cuchara, como si todos tuvieran las mismas necesidades y los
mismos orígenes. México es una sociedad pluricultural y pluriétnica
que requiere de acciones generales, pero también de acciones
específicas para atender las necesidades de los que no son el común
denominador.
En la medida en la que respetemos la cultura y las tradiciones de los
pueblos indígenas, ganaremos en identidad cultural como nación y
lograremos que las nuevas generaciones estén formadas por hombres
más arraigados y más íntegros, con oportunidades para enfrentar con
sus propias capacidades y cultura los retos de la vida cotidiana.
Inevitablemente, el trabajo que hagamos hoy es
parte de la vida de las generaciones futuras. Es
urgente crear esquemas productivos concretos que
partan de la convicción de que el bienestar no está
reñido con la cultura ni la tradición. Hay que
promover proyectos que hagan de la profesión de
danzante una opción de vida digna. Cuando se logre,
los jóvenes totonacas podrán crecer con la certeza de
que el futuro también les pertenece.