Los pescadores de la Patagonia no tenemos quién nos represente
1. Los pescadores de la Patagonia
no tenemos quién nos represente
Un análisis del rol histórico de las Asociaciones de Pesca con Mosca en la
Argentina frente al daño al ecosistema y la explotación comercial de bienes
públicos como los lagos, ríos y peces de la Patagonia. Cómo se generaron estas
formas de pensamiento banales en algunas de estas instituciones y en qué fueron
positivas. La visión común del pescador patagónico responsable acerca del
presente y el futuro de nuestros ecosistemas y nuestro deber de protegerlos. Una
propuesta urgente de Asamblea para fundar un organismo patagónico
representativo.
Hace pocos días, durante una conversación telefónica con el Presidente de una
Asociación de Pesca con Mosca, recibí de su parte una señal muy clara de lo urgente que
es crear un interlocutor válido en una ya muy dilatada negociación: la que se lleva entre el
pescador argentino educado y responsable con los gobiernos, propietarios y empresas
por el problema del acceso a través de la propiedad privada a espacios que son, por
derecho constitucional, de dominio público. Esta persona, a quién conozco de años y
reconozco un largo tiempo dedicado a nuestra actividad y a la Asociación que preside, me
dijo: “eso no se va a solucionar nunca”.
Claro y contundente: si no hay siquiera la visión sobre la posibilidad de solucionarlo, no
hay representatividad alguna de la institución en favor de los damnificados por el
problema aunque ellos sean cada uno de los pescadores asociados a la institución. En
otras asociaciones ocurren cosas parecidas con respecto a este tema, o todo termina en
debates, notas, alguna presentación legal cajoneada y nada más.
Ocurre que estos asociados, en su gran mayoría ciudadanos argentinos, no pueden entrar
a pescar en el mejor río de truchas marrones del mundo (Grande, Tierra del Fuego) o el
mejor lago de truchas arco iris del mundo (Strobel, Santa Cruz) que se encuentran en su
propio país y son explotados comercialmente por empresas extranjeras. Los mejores
lugares de estos ambientes son de acceso prohibido para el que no pague los miles de
dólares que “ganan” allí unas pocas empresas con las truchas que son de todos.
Bien... ésta Asociación (de la que soy socio fundador, Nº 009) sostiene en su última
2. publicación oficial que este tema de los accesos lo debe resolver el Estado a través de la
Ley. Entonces, enfocará sus tareas en coincidencia con sus claros objetivos estatutarios
de defensa del medio ambiente. También afirma que están “haciendo los mejores
esfuerzos para hacer de ella una verdadera ONG preocupada por un medio ambiente
sano y que como consecuencia de esa “sanidad” tengamos muchas truchas para
pescar.” (sic) Si la desmenuzamos un poco, esta frase suena en parte hueca y en parte
reveladora. Porque dice que se trabaja para hacer de ella (no lo fue nunca o lo será en el
futuro, no hoy) una organización que se preocupe (no que se ocupe) por un medio
ambiente sano (no por el dañado) y que como consecuencia haya muchas truchas para
pescar (el objetivo final parece que es pescar). Sí... “un hermoso futuro de amor y paz”.
Suena como un chamuyo parecido al final del tema “Algo personal” de Serrat.
Estamos de acuerdo con luchar por un medio ambiente sano, pero no con hacerlo para
que sólo lo disfruten gringos con plata provenientes de países donde el medio ambiente
ya lo reventaron y hay gente haciendo cola para pescar truchas de criadero.
El eje de los roles evadidos.
En primer lugar, sería necesario aclarar que el deber de preservar el ecosistema y los
recursos naturales es también un rol indelegable del Estado, tanto como garantizar a los
ciudadanos el acceso a un bien público, caso este de todos los lagos y ríos de la Nación.
Es claro que, resultados a la vista, ambos roles son evadidos o cumplidos de manera
deficiente.
Continuando, resulta que en la Patagonia existimos un grupo cada vez más numeroso de
pescadores educados, algunos con varias décadas de río pero la mayoría jóvenes, que no
nos sentimos representados por las asociaciones ni por su rol negociador con el Estado
frente al deterioro que sufre el ecosistema o la explotación comercial de un recurso
público con violación de derechos constitucionales. Y que tampoco estamos de acuerdo
con la promulgación de nuevas leyes que amparen la comercialización de nuestro bien
público o restrinjan nuestro acceso a él. Y esto, no es chamuyo.
Desde aquí, observamos impactados como todo lo que era magia en nuestra infancia se
va tornando en brujería de la peor. Lo verde en gris, lo vivo en muerto, lo público en
privado y lo limpio en sucio.
Somos pescadores que disfrutamos libremente, aún, de una recreación de categoría
mundial en varios ambientes en los que crecimos, amamos, cuidamos y respetamos
3. gracias a que nos gusta la pesca y que casi los sentimos como nuestro patio de juegos. A
muchos nuestro papá nos enseñó a volar una mosca casi a la vuelta de casa.
Personalmente, no había encontrado el cable que me hiciera sentir verdadero amor y
comprender lo maravilloso de mi Patagonia hasta que no la recorrí gracias a la pesca,
para luego comprender cómo se ordena la vida en un río, como interactúan sus criaturas y
lo frágiles que son estos ecosistemas.
Los rumores sobre algunos problemas nos llegaron luego de un tiempo, generados desde
los centros urbanos donde se nuclearon históricamente los pescadores turísticos: en
clubes y asociaciones. Escuchamos hablar siempre de la “preocupación” de estas
personas e instituciones por temas como “accesos”, “depredación” y “contaminación” en
revistas y foros de internet con un denominador común “...hay menos truchas porque los
pescadores locales matan todo”. Cuántas veces escuché esto en boca de los mismos que
venían a divertirse unos días para regresar luego a la ciudad y discutir reglamentos
“preocupados” por la falta de control, mientras aquí de a poco el alambre de púa, las
bolsas de nylon y la ausencia de peces fueron ganando lugar. Rara vez se los ha visto
educando a los pobladores locales de los lugares donde sí se los ha visto, docenas de
veces, pescando y en nuestros medios de difusión no existen campañas educativas serias
de las organizaciones que, teóricamente, lideran institucionalmente nuestra actividad.
Será porque las preocupaciones generan rumores y sólo las ocupaciones generan
soluciones. O porque las organizaciones que funcionan son sólo aquellas que pueden
generar un apoyo y compromiso genuino de la gente por contar con una dirigencia
honesta y convocante con objetivos solidarios que no discute vanidades o pelotudeces.
Una vieja forma de pensar.
Es obvio que en la Patagonia el accionar de estas instituciones ni siquiera alcanzó para
mitigar el efecto devastador de la pesca extractiva en sectores públicos, la contaminación
y los alambrados supuestamente “salvadores”. Pero veamos un poco cómo se genera y
funciona esta forma de pensamiento banal que se enquista en estas instituciones,
llevándolas a ser comparables con un Club Social.
Es cierto que unas pocas agrupaciones se han salido de este molde tipo “club” y han
trabajado en equipo recuperado ambientes, gestionando frente al Estado con logros
concretos y educando en favor del ecosistema. En Córdoba hay más de un ejemplo.
También una Fundación en la Angostura y algún otro grupo de apasionados que lograron
4. cambios a nivel local en otras partes.
Pero en todos estos años las Asociaciones de Pesca con Mosca, en su gran mayoría, no
han llegado a la altura de los objetivos propuestos, o al menos no los han podido sostener
en el tiempo. Y si lo han hecho es porque sus objetivos se limitan a la enseñanza del arte
de pescar con mosca, la participación en confeccionar el reglamento y la acción legal en
favor del medio ambiente. Ah, y los asados.
En su contra juega, luego del entusiasmo inicial, la falta de compromiso en trabajar para
una actividad a la que uno se acercó por placer y que la gente tiene otros problemas más
urgentes también. Sin embargo aportar una cuota, estar informado y participar de lo más
importante es algo ya muy válido. El problema es que el resto queda en poder de la
dirigencia, que, como veremos más adelante, no puede ver en algunos casos parte de la
problemática de nuestra actividad jugando inocentemente para el enemigo. En otros,
directamente no quiere verlo por intereses comerciales o hasta discriminatorios, jugando
para el enemigo a sabiendas hace rato y frente a las narices de todos.
Obviamente, para este tipo de pensamiento, el dedo acusador recae en el pescador local
que no respeta al ecosistema matando peces y tirando basura como responsable directo
del aumento de basura y la falta de peces. Sin embargo, como reza el viejo dicho: “al
acusar con tu índice hay tres dedos que te apuntan a ti”.
El perfil de la mayoría de estas instituciones ha colocado históricamente en primer lugar el
problema de la “falta de control” (guardafaunas, guardapescas, etc.) y el consecuente
reclamo al Estado de presupuesto, personal y recursos para agarrar a los furtivos. Pero
poco y nada se accionó en veinte años o más por educar a la gente local que gusta de la
pesca en el uso responsable de este recurso, que encima se encuentra en ecosistemas
muy frágiles. Se trata de algo ya muy escaso en el resto del mundo pero aún abundante y
en excelentes condiciones en la Patagonia, cerca de nuestras casas. Si hubiéramos
hecho foco en la educación sin dudas hoy habría menos furtivos y tiradores de basura,
porque nada garantiza una conducta a futuro mejor que la educación.
Nosotros, a través de las Asociaciones, no supimos en todos estos años generar ninguna
acción concreta en defensa de esto que decimos amar tanto. Jamás logramos
representatividad real ni adhesión masiva a nuestras acciones y casi todo está
contaminado, además, por lo comercial. No logramos que buenos grupos de gente se
acerquen a trabajar de verdad y los miembros de las comisiones directivas de la mayoría
de las Asociaciones de Pesca con Mosca de la Argentina son más o menos los mismos
desde hace 15 años cambiándose de sillón por un rato cada uno. La gran mayoría de
5. estas Asociaciones experimenta falta de compromiso hasta en el mínimo pago regular de
la cuota social, por lo tanto el incremento de la masa societaria real es chico. Ni hablar
entonces del compromiso para arremangarse y ponerse a laburar en el barro. En este
ambiente son comunes las peleas y distanciamientos, por cuestiones comerciales o
vanidades, aún dentro de una misma asociación. También fue siempre difícil el acuerdo
en trabajar a la par entre todas, que son más de 15 y si sumamos los grupos de clubes,
fundaciones o cámaras llegamos a más de 30. Lo digo perteneciendo a tres asociaciones,
siendo fundador y socio honorario de dos, amigo de muchas, instructor de la Argentina y
deudor de las cuotas de todas.
En otro plano, también juega en contra de las Asociaciones alinearse en el trabajo con
Instituciones como Trout Unlimited, algo que es pura fachada. No es el modelo de manejo
que necesitamos hoy en la Patagonia, porque ellos tienen problemas y presupuestos muy
diferentes. También porque provienen del país que emite el 30% del carbono que en la
atmósfera produce el calentamiento global. Ellos tienen mucho que recuperar allá y
seguramente una parte de su trabajo y experiencia puede sernos útil. Pero acá en la
mayoría de los casos tenemos que lograr que las cosas al menos queden como están. No
hay que recuperar mucho, hay que preservar. Nuestro presupuesto, idiosincrasia,
densidad poblacional, geografía y necesidades son diferentes amigos. También debemos
aceptar que apoyarán cualquier política de manejo que favorezca los intereses
comerciales que varias empresas de su país tienen en la Patagonia y que ignorarán o
combatirán a quienes trabajen en sentido contrario.
Es de suponerse que poner al guardafaunas por delante del docente también sea
producto de copiar un modelo foráneo diseñado para reprimir. En países de Europa o en
EE.UU. mismo tienen problemas ambientales más graves con aniquilación de flora y
fauna en amplios sectores. Es lógico que si allí uno toca algo de lo poco que queda vaya
preso y que su aparato represivo funcione porque cuenta con otros recursos económicos,
simple. Pero el modelo no sirve acá por dos cosas... Una, porque no hay plata para
ponerlo en marcha. Dos, porque acá todo está casi intacto, entonces los recursos y
esfuerzos deben ser destinados a educar al soberano dueño de estos magníficos
ecosistemas, el pueblo argentino.
También pasa que ese famoso perfil elitista (y hasta discriminatorio) con que se rodea
nuestra actividad tiene mucho de cierto. Es reconocible alguna gente que aborrece la
popularización de la pesca con mosca y prefiere que esto se mantenga en un círculo
exclusivo para gente con cierto poder adquisitivo. Esta gente en general tiene una rica
6. actividad social (y casi siempre comercial) en el mundo de la pesca y, obviamente, buena
parte de esta actividad transcurre en asociaciones y clubes. Claro, muy lejos de las
truchas ensartadas con arpones y las bolsas de nylon, pero más cerca de los meetings y
los negocios. Es casi lógica una visión del problema que culpe al estrato social más bajo e
ignorante desentendiéndose del problema de educarlo y rezando a todos los santos que
esa gente jamás agarre un equipo de mosca. Sabe muy bien que si la gente de la
Patagonia aprende a pescar con mosca hará uso responsable de su bien público
masivamente, lo respetará y entonces el negocio de traer gringos será cuestionado cada
vez con más fuerza. O, peor, él tendrá que compartir el río con cualquier pescador
respetuoso de equipo barato.
Para finalizar, puede uno preguntarse si el germen de este histórico pensamiento
represivo por sobre el educativo no estuvo, afortunadamente ya muy lejos, en una parte
de los primeros cultores de esta pesca. Algunos de los más nombrados pertenecían a
altas esferas sociales de la Argentina amigas del poder militar en los años oscuros.
Un problema de representatividad.
“Torni, a vos no hay p... que te venga bien. En las Asociaciones hay gente que laburó
mucho por años...” Ya me parece estar escuchándolos, porque siempre me lo dicen, y es
cierto. También es cierto, no olviden, que fui uno de ellos y que adherí a esta forma de
pensamiento sin haberla desmenuzado. Hasta soy instructor de Mel Krieger. Sin embargo
el problema no somos nosotros sino la representatividad de la institución o la dirigencia
para la cuál nos matamos trabajando. Se han hecho cosas en favor de educar desde las
asociaciones. Sí, se reconoce. Y en otros sentidos también, pero han sido aisladas. Tan
aisladas como esas charlas en escuelas de frontera que uno da cada tanto en sus viajes.
Nada más que pequeñas acciones individuales cuando lo que necesitamos son campañas
masivas en la Patagonia que coloquen a nuestros peces, ríos y ecosistemas entre las
cosas más valoradas por todos quienes vivimos aquí, nuestra gente. Para que nos dé
vergüenza tirar un pucho al río.
También se reconoce el trabajo de mucha gente que con entusiasmo no ha bajado los
brazos y que gracias a ellos estas instituciones no han desaparecido. Particularmente
algunas que están lejos de los lugares de pesca soñados, mantienendo en alto la difusión
de este arte y el pensamiento de respeto por el ecosistema. A veces son siempre los
mismos y cuesta renovar el compromiso o la sangre en la dirigencia. En general los
7. pescadores se acercan para aprender y quedan alineados en una Asociación o Club,
participando con muy buenas intenciones y detrás de objetivos claramente positivos
alentados por la pasión que genera un arte con el calibre de la mosca... aplausos.
Sin embargo muchos de ellos no pueden tener esta visión del problema ni la necesidad de
actuar con urgencia en otro sentido porque no están aquí, en la Patagonia. Han visto los
cambios y han sufrido el deterioro, pero en la mayoría de los casos casi de manera
turística. Su realidad cotidiana pertenece a otra geografía... con problemas similares tal
vez, pero es otra. Comenzando porque no mantienen a sus familias en relación con esta
actividad viviendo acá, como lo hacemos muchos de nosotros.
Si veinte años atrás nos hubiéramos puesto de acuerdo en juntar recursos para organizar
campañas masivas de educación en la TV, los diarios, las radios, las escuelas y casa por
casa acerca de esto los resultados serían evidentes. La Patagonia se presenta como un
lugar ideal en el cual con unión y comunión de objetivos podemos organizar una campaña
educativa fuerte y duradera, para que nadie deje de saber que a los ríos y al mar hay que
cuidarlos porque son de todos.
Estaría bueno no escribir esto mismo dentro de veinte años.
Bien, estos pescadores de la Patagonia que cada vez somos más, sentimos en carne
propia el problema de que las truchas desaparecen, las bolsas de nylon proliferan junto a
las tranqueras cerradas y los alambres de púa. Lo que no sentimos es que alguna
Asociación nos represente.
Tampoco nos representan esos grupos políticos o sindicales que reclaman accesos libres,
aunque podamos coincidir con una parte de sus objetivos. Pero el discurso de estos
sectores exhibe una alarmante ignorancia en educación ambiental y carece de propuestas
o proyectos sociales que hagan sostenible el uso público de esas tierras o costas que
reclaman junto al petróleo, el gas y otras cosas que nos son usurpadas tanto como las
truchas gigantes de Tierra del Fuego. En algo coincidimos, pero nuestra lucha va por otra
parte porque de nada sirve abrir un acceso público sin un plan de manejo o protestar por
el acceso en un Parque Nacional haciendo pintadas en árboles y piedras con aerosol.
Obviamente tampoco nos sentimos representados por las organizaciones que agrupan
guías de pesca que estén presididas por empresarios que integran o apoyan el negocio
de cerrar ríos para venderlos a extranjeros.
Nosotros también creemos que el río es para quien se lo merece. Ocurre que, a esta
altura, para llevar esa idea a un estado real ya no alcanza con ir a él y dejarlo como está
para merecerlo.
8. Debemos merecerlo trabajando. Para nosotros, trabajar no es cerrar un tramo del río
echando a pescadores que viven hace años allí, poner un alojamiento con 10 empleados
y traer extranjeros para ganar plata gracias a las truchas que son de todos. Eso no es
trabajar... eso es... ¿qué es? Podemos decir robar, sí. Es robar.
Lo que estamos necesitando es trabajar y apoyar un organismo representativo frente a las
grandes decisiones que se deben tomar de manera urgente. Y debería haber prioridades.
La falta de truchas por sobrepesca es algo que se soluciona con unos pocos años de
cuidado y la basura se limpia trabajando. Para que quede como está y no haya que
limpiarlo ni prohibir su pesca nuevamente, hay que educar. Más que la operación irregular
de una represa que mata truchas río abajo, el problema grave es exigir un plan de manejo
del impacto a largo plazo de semejante masa de agua con la desertificación en su
posterior retirada cuando la presa quede obsoleta. O la desaparición por las fluctuaciones
de lo que mantiene a la trucha en ése río, su comida. La contaminación minera es otro
problema grave. El aumento de la población en la Patagonia y la educación de esa gente
con respecto al uso responsable y recreativo de estos delicados ecosistemas, es otro
problema grave. El alquiler y sub alquiler de campos a propietarios rurales argentinos para
ser explotados por empresas extranjeras que buscan rentabilidad a cualquier costo,
también es grave. Que nadie podrá regresarnos todos estos años de violación a nuestros
derechos sobre esas aguas públicas, con truchas magníficas, a las que nos prohíben el
acceso incluso con armas y venden a gente extranjera rica, es un problema grave
también, mi amigo.
Para tener representatividad frente al Estado, las empresas y los propietarios de campos,
debemos pertenecer a otro tipo de organización. Algunos pescadores sugieren desde
hace años que la forma legal de una “Federación” tiene otro peso. No sé si será tan así
porque la AFA es una Asociación y que alguien discuta si no tiene peso... también se
entiende que si la mosca generara tanta guita y movida de gente como el fútbol, Don Julio
Grondona sería presidente de la AAPM. O no, tal vez sería el que está.
Una organización representativa con otros objetivos.
Bueno, supongamos que somos una Federación. Seríamos pescadores Federados y
habría en los mejores ríos santuarios de pesca públicos y protegidos, dónde sólo podrían
pescar Federados o pescadores bajo control de la Federación, lo cual garantizaría una
conducta de bajo impacto en esos ambientes y un control de cañas. Quien quiera pescar
9. allí estará bajo la mirada atenta de la Federación y su organización, que contará con un
responsable total en cada miembro. Que podría tener su escuela de instructores en cada
modalidad de pesca, egresados con perfil conservacionista, título oficial y salida laboral.
Que estaría presente en cada hogar de la Patagonia con su mensaje educativo. Que
formaría guardias ambientales cuya principal tarea sea informar y educar antes que
reprimir. Y que sobre todo no tendrá miembros corruptos que se acerquen a ella con fines
comerciales o apetencias de vanidad personal.
Una institución así tendría personal propio, generaría trabajo para quienes amen esta
actividad, pagando y exigiendo que ese trabajo se cumpla.
Otro objetivo interesante sería integrar como materia extra programática a la pesca en el
sistema educativo de nuestras provincias.
Y algunas otras cosas que Uds. saben mejor que yo.
Porque esto es una iniciativa que proviene de los pescadores con mosca y quien lo
escribe es sólo un recopilador de necesidades, ideas y reclamos. Pero debe ser extensivo
a todo pescador con caña de agua dulce o salada. Porque debemos cuidar los
ecosistemas de toda esta tierra increíble y de estas costas marinas que maravillan al
mundo con su explosión de vida. Todos los pescadores responsables de la Patagonia nos
tendríamos que federar y así lograr peso en la negociación frente al Estado para proteger,
mediante la educación como principal herramienta, este increíble patrimonio natural. Esta
Patagonia en la que crecimos, amamos y que el mundo envidia.
Somos pescadores, amigos. La pesca nos enseñó esto de cuidar y respetar. Pues bien,
enseñémoslo a la gente masivamente y no necesitaremos tener más control que el
existente.
Además de ganarnos el derecho de acceder a nuestros patrimonios naturales por nuestra
educación en el trato con ellos. Esta organización jamás estará alineada con sectores de
poder o económicos. Luchará por una progresiva habilitación para los pescadores
responsables de amplios sectores en las mejores aguas del mundo, que están en nuestro
país explotadas por empresas que dejan poco y nada a la economía local. Será muy
representativa y activa en las discusiones importantes. No estará absolutamente en contra
de los lodges, sino a favor de regular la actividad de estas empresas en un reparto más
equitativo de los mejores lugares y un compromiso impositivo de sus ganancias para
financiar tareas de preservación y educación de las partes públicas.
Y debería ser Patagónica, no por sectarios, sino porque esta geografía tiene sus
problemas que son muy distintos a los de todas las otras zonas del país. Nuestro clima,
10. nuestros peces, nuestros ríos son distintos. No es lo mismo ser turista que vivir aquí, o
venir a pescar que ganarse la vida en esto por acá. Todos en la lista inicial personas a
quienes se dirige hoy este mensaje lo saben muy bien, fíjense que todos son de las cinco
provincias patagónicas. Además, coincidimos en que la educación es el foco del problema
y que educando a la gente preservaremos estos tesoros naturales. Y dónde hay que
educar es acá, mucho antes de reprimir, para que cada patagónico sienta que al
contaminar un río o al matarle un árbol, matan algo de él.
Y un poco, también, porque estamos cansados que desde Buenos Aires tomen
decisiones, armen reglamentos incumplibles, eleven discursos y maestros importados del
primer mundo y nos releguen al no considerar nunca las pequeñas realidades,
costumbres y pensamientos locales que componen, nada menos, que nuestra realidad.
Serán bienvenidos los comerciantes o personas vinculadas profesionalmente a la
actividad en la clara aceptación de que es posible ganarse la vida con esto y trabajar sin
corromperse en una causa de bien común.
Bienvenida cualquier Asociación o sus asociados a compartir este sueño. Bienvenidos
también quienes quieran federarse desde cualquier punto del país, pero la Federación
deberá comenzar siendo Patagónica. El tiempo dirá hacia donde abrirla si los vientos son
favorables.
Somos pescadores, amigos. Que es decir, casi, soñadores. Aquí hay un buen sueño para
llevar adelante, como aquél pez con el que soñamos.
Efrain Castro
Neuquén, jueves 11 de setiembre de 2008