1. NATHAN MANUELA SÁENZ UNA HISTORIA MALDICHA TANIA ROURA. DIANA MARÍA MORENO VARGAS. CÓDIGO: 20052155048
2. «Simón Sáenz, reafirmando su amor paterno, le regaló (a Manuela) dos niñas esclavas: Jonatás, tres años mayor, y Nathan, algo menor». «...las dos negras, bonitas, graciosas, llenas de cantos y risas, venían a llenar todos los espacios de cariño y amistad que podían faltarle (a Manuela)». «Nathan comenzaba con sonidos a imitar los más diversos animales, mientras Jonatás, en una danza improvisada, remedaba los movimientos de esos mismos animales». «Allí la esperaban (a Manuela) Jonatás y Nathan con mil cuentos mentirosos. !Tenían imaginación las negritas! Cucos, magos, princesas, brujas, desde pájaros a caballos alados, poblaban sus relatos». INFANCIA Alas de mariposa - Anthony Ross
3. «Manuela enseñó a Jonatás y Nathan a descifrar las letras negras y apretadas pero las esclavitas se divertían más cuando, entre gestos y morisquetas, trataban de representar lo leído». «Ya adolescentes interpretaron en teatrinos improvisados: Edipo rey, Medea, Ofelia, entre santiguadas y aplausos de familiares y amigos. Muchos años después, en Bogotá, Otelo, versión libre de las tres, encantó y escandalizó a los asiduos». ADOLESCENCIA “ Unity” – Monica Stewart
4. «Las vacaciones de pascua eran para Manuelita, Jonatás y Nathan, el espacio de tiempo más apreciado y esperado. Durante semanas y meses planeaban lo que iban a hacer. Ese año de 1809 las diversiones infantiles, los juegos de ronda, las escondidas y el florón ya no les llenaban. Pasaban más tiempo frente a los espejos pintándose lunares o ensanchándose con carmín los labios». “ Jubilo” – Keith Mallett
5. «Esa noche de luna llena, era buen momento para instruir a las muchachas en el arte de no parir esclavos y de llevarlas donde mama Antonia quien, tras los rituales, los cantos y los brebajes, las declaró protegidas y listas para iniciarse en placeres y gozos». «El ritual que la negra Antonia realizó con Jonatás y Nathan, intrigó tanto a Manuela que les obligó a repetirlo con ella, deseosa de hermanarse de lo prohibido, de lo profano». “ Generaciones de Mujeres” - Hill
6. “ Pareja” – Aneta Szacherska «Cuando el cañaveral, el negro bonito de ojos chispeantes le puso el brazo bajo el talle, Jonatás, arrebolada, le ofreció los carnosos labios y un buen movimiento en las caderas». «Nathan más joven y con más miedo, prefirió aceptar solamente las caricias que otro de los primos le hacía bajo la falta o el refregón de cuerpo que le daba mientras bailaba». El beso - Aneta Szacherska
7. «Manuela manda a Jonatás y Nathan a los mercados o las cocinas de las gentes de bien con el pretexto de entregar natillas. Las instruye para que se hagan amigas de guardias y sirvientes. Son generosas en panes, ají y pisco, regalonas en sonrisas y coqueteos. Las dos negras, además de investigar, se dedican a bailar marinera y zamacueca y no desperdician el tiempo para amar apresuradas entre chiste y un secreto». Desde el año 20, Manuela entrenó a Nathan y a Jonatás, en el arte del espionaje. Nathan podía hacer algo muy bien: indagar y presentir. “ A Day at the Market” – Charleen Martin
8. «Jonatás y Nathan, diestras en el caballo, en la conversación y en el chiste rápido, curiosas en averiguar las tomas de agua y los desfiladeros, buenas para contar tropas y armamento, con una rápida mirada de soslayo, se adiestran en el trato con soldados. Llevan prisa y la euforia de nuevas aventuras no les deja reconocer los precipicios y desfiladeros que recorrieron años antes. Todo es nuevo, todo es esperanza». Augusta Asberry
9. «A Nathan le gustaba cambiar los nombres a las cosas, a los sitios, a las personas, a las ideas. Era su única diversión desde que la separaron de su gente, desde chiquita se había acostumbrado a permanecer callada y a seguir los pasos de Jonatás, su prima ¿su hermana? Se había impuesto ser el contrapeso de Manuela y de su compañera negra, pero ya estaba cansada. Le habían hecho viajar todo el continente por tierras y gentes inhóspitas, por barrancos, abismos y valles interminables, por montes tersos pero cercados de enemigos, por playas suaves pero con ventiscas inesperadamente feroces. Había actuado en batallas sin enemigos y con enemigos sin batallas. Había sido amada y poseída por soldados que a la tarde siguiente tenían que enterrar. Perdió hijos bajando las heladas cordilleras, galopando como loca tras de Manuela y Jonatás, ellas sí, hechas para la guerra. Frente a las dos se sentía pequeña e inútil. Les escondía las lágrimas de sus dolores y hasta las risas de las alegrías encontradas en las noches de baile negro en los arrabales de Lima. Tenía el don, gracias a la dulzura y el silencio, de hacer hablar al más cerrado y desconfiado, de soltarle la lengua al que se le cruzaba. Iba y venia con las mejores informaciones, los más frescos chismes y, gracias a su carácter reflexivo, podía adivinar detrás de la noticia aparentemente inofensiva las telarañas de la conspiración». Finalmente Nathan muere de una fiebre…