1. Como vimos el surgimiento del Sâmkhya es algo anterior a la sistematización
que hizo Patáñjali sobre el YOGA. Él se basa en el Sâmkhya para desarrollar
ese estudio sobre el Yoga, por eso es necesario comprender los conceptos
fundamentales de esta cosmovisión antes de entrar de lleno en el YOGA.
La Dualidad Espíritu-Materia
De sat “verdad” y khya “saber”.
El Sâmkhya constituye uno de los Puntos de Vista filosóficos de la India.
Es una forma de ver e interpretar el mundo y el cosmos. Básicamente es
una teoría del despliegue cósmico. Según ella, el efecto está latente en la
causa y sólo requiere de un factor desencadenante para desarrollarse como
fenómeno. Así, causa y efecto son el estado respectivamente de no-
desplegado y desplegado de la misma sustancia. Toda generación y
producción es un despliegue, toda destrucción es un repliegue o
reabsorción en la causa. Se trata de una teoría de la evolución y la
involución. Las ideas fundamentales del Sâmkhya tienen que ser
inmensamente antiguas.
Se dice que el Sâmkhya fue fundado por un semimítico santo llamado
Kápila. A juzgar por su influencia en el período del Buddha, tiene que
haber vivido antes del siglo VI a.C. A pesar de ello, los textos clásicos del
Sâmkhya que han llegado hasta nosotros pertenecen a una fecha muy
posterior. (s. V de nuestra Era en adelante)
El término “Sâmkhya” significa originariamente “enumeración”, “cálculo”
e inclusive “razonamiento”. Esta doctrina expone, enumerándolos, los
diferentes grados del ser, distinguiendo en su forma clásica, veinticinco
tattwas o principios.
Uno de los dos tattwas fundamentales, punto de partida previo al mundo
que conocemos, son los incalculables Pûrusha, espíritus, mónadas
espirituales constituidas por pura conciencia, inmutables, inactivas,
simples, eternas, inmateriales y carentes de deseos. El otro tattwa
fundamental es Prâkriti, la materia, la materia prima, una, eterna,
inconsciente, potencialmente activa, cambiante y generativa, compuesta
por las tres guna (fuerzas intrínsecas de la materia). En el estado
primigenio indiferenciado y todavía inmanifestado de Prâkriti estaban
ambos tattvas (Pûrushas y Prâkriti) en perfecto equilibrio.
Los incalculables Pûrusha y la inconsciente Prâkriti coexisten
eternamente. Si Prâkriti se dejara librada a sí misma, jamás se quebraría el
statu quo entre los tres guna que la forman y no habría mundo manifestado.
2. Pero sucede que, si bien los Pûrusha no son activos sino meramente
contempladores, provocan por su sola presencia, un movimiento en
Prâkriti. Esto es similar a como el Sol provoca con la emisión de sus rayos
el desenvolvimiento de la vida aquí en el Tierra, sin haberlo deseado ni
verse afectado por ello. Este proceso se denomina la “Evolución” de
Prákriti, dando lugar a este mundo al que pertenecemos, pleno de
cualidades y formas.
A partir de postular esta dualidad primigenia de los Pûrusha y de Prákriti,
el Sâmkhya enumera los principios o categorías del mundo manifestado, tal
como se desarrolla la materia bajo la luz de esos espíritus o mónadas
espirituales. Así comienza a emanar el mundo: parinama-vâda o
despliegue cósmico, repliegue y despliegue de la existencia. En su aspecto
cósmico, el primer efecto de Prâkriti es Mahat, el Gran Principio, la
Inteligencia Cósmica, comparable al “Y Dios dijo” del Antiguo
Testamento. La Salvedad es que el Sâmkhya no se pronuncia acerca de la
existencia de un Ser Divino.
Mahat es el primer paso intelectual en la evolución del cosmos, fuente
común de ideas y conceptos que compartimos todos los seres humanos (y
en general todos los seres vivos). En un paso siguiente, en su aspecto
psicológico, una porción de Mahat es aprisionada en los límites de un “yo”
que conformará un individuo particular, constituye la facultad superior
discriminativa que permite diferenciar lo real de lo irreal, tomando en el ser
humano el nombre de buddhi (Intelecto que da lugar a la Intuición).
El segundo tattva o principio que aparece a partir de la activación de
Prâkriti por Pûrusha es el yo individual o ego, (ahámkara) o principio de
individualización en cada individuo y que acompaña todos los procesos
psíquicos. Este principio es lo que permite referir todos los actos y objetos
de la conciencia a un “yo” al cual tomamos erróneamente por nuestro Ser
en lugar del Pûrusha, (el espíritu que es quienes somos, el verdadero YO).
A partir de allí se irán constituyendo en el aparato psíquico las siguientes
facultades:
La mente (manas) o sentido interno cuya misión es la de organizar los
datos provenientes de los órganos de los sentidos, armonizándolos a su
vez con las actividades de los órganos de la acción.
Las cinco facultades de receptividad, que son nuestros cinco sentidos
(vista, oído, olfato, gusto y tacto) (jñânéndriyas).
Las cinco facultades de acción (habla, prensión, locomoción, excreción
y procreación) (karméndryas)
3. A su vez lo que comúnmente denominamos mundo externo estará
compuesto por:
Los cinco elementos sutiles que conforman la contraparte objetiva de lo
que perciben nuestros sentidos: color-forma, sonido, olor, sabor,
contacto (tanmatras)
Los elementos burdos que conforman nuestro cuerpo más denso y el
mundo perceptible (éter, aire, fuego, tierra, agua) (Mahâbhûtas).
Analizar diferencias entre los conceptos del Sâmkhya y conceptos modernos:
1. Pûrusha-ahâmkara -espíritu-yo
2. Buddhi-manas-intelecto-mente
3. Prâkriti-naturaleza