1. Pánico Escénico:
Que no lo paralice el pánico escénico: aprenda a manejarlo
Cuando una persona tiene miedo a hablar en público y siente que no puede lidiar con
ese temor, por más que quiera, es muy probable que esté sufriendo del paralizante
trastorno conocido como pánico escénico. Este pavor extremo –que también puede
presentarse en otras situaciones sociales- puede afectar negativamente el desarrollo
académico o profesional de cualquier individuo, incluso de aquellos que normalmente
destacan en otras áreas de su desempeño.
Este irracional miedo a hablar en público puede generar serios síntomas físicos y
psicológicos. Es decir, el sujeto afectado puede sufrir de palpitaciones, respiración
agitada, sequedad bucal, cefalea, rubor facial, sudoraciones, escalofríos, náuseas y
diarreas. Asimismo, puede experimentar tartamudeo, sensación de pérdida de la voz,
deseos de huir, ganas de llorar, pensamientos negativos, miedo al ridículo y una de las
situaciones más temidas: quedarse en blanco. Como resultado del impacto de uno o
varios de estos síntomas, el individuo también puede sentir culpa, inseguridad y
vergüenza.
Veamos su caso de pánico escénico
¿Alguna vez ha sufrido esta sintomatología? ¿Se ha sentido incapaz de esbozar una
palabra frente a otros? ¿Ha perdido la noción del tiempo y del espacio? ¿Ha sentido
que la garganta se le cierra y que el mundo se le viene abajo? ¿Se ha encerrado en sí
mismo o en sí misma para evitar tales sensaciones? ¿Siente rabia por no poder
controlar su mente? Si su respuesta es afirmativa para cada una de esas interrogantes,
desafortunadamente el pánico escénico ha hecho mella en usted. Pero no se
desanime: este miedo a hablar en público no es más que un estado mental, y dado ese
carácter, se puede llegar a controlar al grado de tener dominio del pánico escénico.
Lo primero que debe hacer es darle el frente a la situación. Es decir, si realmente
desea sobreponerse al problema de una vez por todas, debe tomar la firme decisión de
superarlo y para ello nada mejor que la práctica. Ciertamente, quienes sufren de esta
fobia a hablar en público tienden a evitar las circunstancias que los expongan, pero la
solución al dilema se encuentra justamente en hacer lo contrario. Claro, para
contrarrestar sus temores no tiene que optar por discursos frente a cientos de
personas: pequeñas disertaciones ante un reducido grupo de familiares o amigos, por
ejemplo, podrían ser perfectamente la base de un buen comienzo.
La visualización positiva para dominar el pánico escénico
Otra recomendación que debe tener muy en cuenta es no crearse falsas expectativas.
O sea, bajo ningún concepto deberá imaginar que las cosas le saldrán mal, ni visualizar
posibles situaciones embarazosas. Ello sólo le predispondría de antemano al punto de
provocarle los síntomas mencionados anticipadamente, y por supuesto entrara en un
estado de pánico escénico. En su lugar, deberá llenar su mente de pensamientos
2. positivos como los siguientes: “todo va a salir bien”, “soy capaz de hacerlo”, “si otros lo
hacen, por qué yo no”, y así por el estilo. Recuerde que la mente es poderosa y que el
éxito o el fracaso a la hora de hablar en público dependen, en gran medida, de lo que
pongamos en ella.
Una vez que aprenda a apartar las ideas negativas, y haya dado los primeros pasos
ante gente de su entorno más cercano, concéntrese en el siguiente paso. ¿Tiene
alguna reunión en el trabajo? ¿Se acerca algún seminario académico? ¿Acaso una
presentación oral? Si antes eludía situaciones como esas, atrévase a participar
activamente en ellas. Para ello, prepárese conscientemente, aprenda cómo hablar bien,
estudie, investigue, practique su dicción, ensaye su exposición una y otra vez, corrija
los errores que detecte, pídale opinión a algún familiar o amigo y, por encima de todas
las cosas, relájese, porque todo saldrá de lo mejor.
En caso de que su pánico escénico esté relacionado con la respuesta del público,
piense que la reacción del auditorio es algo imprevisible y, por tanto, está fuera de su
control. No se preocupe de antemano por algo que no sabe cómo sucederá. Más bien
prepárese adecuadamente en el tema que va a tratar, porque mientras más
información maneje, más fácil le resultará responder a cualquier pregunta de los
presentes. Y si da la casualidad que desconoce alguna respuesta, no se asuste: sea
honesto u honesta, reconozca que desconoce el dato, y refiera que lo investigará y se
lo hará saber personalmente. En definitiva, usted (como toda la concurrencia) no es
ninguna máquina equipada con todas las respuestas.
Entre más se presione más entrara en pánico, es preciso comentar que una de las
maneras más importantes de atacar el pánico escénico es relajarse, entrar en un punto
de tranquilidad y serenidad. Piense que usted hará un excelente papel, pero que
también está en proceso de mejorar por lo cual, si se equivoca será parte de su
proceso de aprendizaje. No significa que no sirve como orador o que ese error se
volverá a presentar. Las experiencias nos sirven precisamente para ver lo que funciona
de lo que no funciona, y es así como se descubren los mejores inventos.
Cuando su mente registre que todo el proceso es para aprender y mejorar
continuamente, le aseguro que su exigencia bajará al nivel de reducir su ansiedad y
temor al escenario, recuerde…exponernos al público es sentirse evaluado, ¿cómo
manejo esa exposición?, con pánico escénico o con seguridad, ¿Qué prefiere?, si eligió
la segunda respuesta que es la que yo espero haya seleccionado, lo felicito ya que es
la mejor manera de empezar. Programar su mente para sentirse seguro es uno de los
primeros pasos, ya que le producirá un sentimiento favorable en su desempeño.
Tal como sucede en otras áreas de las relaciones sociales, existen técnicas para hablar
en público y perfeccionar la oratoria que igualmente le pueden ayudar. Saber hablar y,
más que eso, hablar bien sin que el pánico escénico le juegue una mala pasada, es
una meta que puede conseguir si se lo propone con seriedad.