El documento resume un libro titulado "Mujeres silenciadas: Cómo se explica el sufrimiento de la mujer que aborta". El libro contiene testimonios de cientos de mujeres que describen las secuelas emocionales del aborto, incluyendo depresión, pensamientos suicidas, abuso de sustancias y trastornos alimenticios. El autor argumenta que la agonía psicológica y espiritual del aborto es silenciada en la sociedad. El libro defiende el derecho a la vida del no nacido y el derecho
1. 19.04.2010
“Mujeres silenciadas”… permiso para llorar
Por Reme
“Es más fácil sacar al niño del
útero de su madre que sacárselo de
su pensamiento"(J.C. Willke)
Cuando la editorial Sekoita me
pidió que redactara una breve sinopsis
sobre Mujeres silenciadas: Cómo se
explica el sufrimiento de la mujer que
aborta, de TheresaBurke y David C.
Reardon, me pareció una tarea rápida
y sin complicaciones.
Únicamente , me dije, era cuestión de
leer el libro y escribir un breve resumen
para atraer la atención del lector a su
lectura.
Pero, reducir a unas líneas el mensaje valiente y desgarrador
de esta obra, su profundo valor, su desdichada novedad, y su
planteamiento, no me ha resultando tan fácil como me
imaginaba.
En primer lugar, porque, como mujer y madre, la
estremecedora verdad del aborto que muchos intentan
silenciar, y que gracias a Mujeres silenciadas conocemos de
primera mano, no me deja indiferente. Es más, gracias a
ellos, comprender el dolor y el desasosiego que sufren mis
congéneres tras un aborto, sus emociones silenciadas por
miedo o confusión, sus depresiones, los pensamientos
suicidas, la ingesta de drogas, alcohol para tratar de olvidar ,
o incluso, los trastornos alimentarios con los que pretenden
distraer este acto traumático, perturba mi mente y estremece
mi corazón.
2. Puesto que, en palabras de TheresaBurke: “Cuando una
madre es desconectada de su hijo de modo precipitado y
violento, hay un trauma natural. Ella experimenta una muerte
no natural.
En muchos casos, ella viola su ética moral y sus
instintos naturales. Se da un golpe terrible a su imagen de
«madre» que nutre, protege y sostiene la vida.
Hay pena, tristeza, angustia, culpabilidad, vergüenza
y cólera.
Han aprendido a callarse a sí mismas con el alcohol
y las drogas, o a dominar su trauma a través de repetírselo.
Algunas renuevan el dolor de su aborto a través de la
promiscuidad y de volver a abortar, atrapadas en ciclos
traumáticos de abandono y rechazo.
Otras rellenan sus sentimientos a través de
desórdenes alimentarios, ataques de pánico, depresión
mental, ansiedad e ideas de suicidio. Algunas han sufrido
daños físicos y reproductivos permanentes que las hacen
incapaces de tener hijos en el futuro.
El aborto es una experiencia de muerte. Es el fallecimiento
del potencial humano, de la relación, de la responsabilidad,
del apego maternal, de la conectividad y de la inocencia.
Tal pérdida raramente se experimenta sin conflicto y
ambivalencia.
Seríamos cortos de mente si pensáramos que puede
realizarse sin complicaciones”.
3. Y en segundo, porque los testimonios
íntimos, estremecedores y valientes de cientos de mujeres,
con secuelas emocionales provocadas por abortos, que se
recogen en sus páginas, me permite reflexionar acerca del
concepto central del libro: “el dolor tras un aborto ni se
espera ni se permite en nuestra sociedad”.
Tanto es así, que TheresaBurke afirma en una
enrtrevista: “cuando se ponen delante las polémicas, las
marchas, las políticas de libertad y derechos, hay aspectos
emocionales del aborto que desafían las palabras.
La agonía psicológica y espiritual del aborto es silenciada por
la sociedad, ignorada por los medios, rechazada por los
profesionales de la salud mental, y despreciada por el
movimiento de mujeres.
El trauma post-aborto es una enfermedad grave y
devastadora, que no tiene ningún portavoz famoso, ni una
película para la televisión, ni ningún show televisivo que sirva
de plataforma para hablarlo.
El aborto toca tres temas centrales del propio concepto de
mujer: su sexualidad, moralidad e identidad maternal.
También implica la pérdida de un hijo, o al menos la pérdida
de una oportunidad de tener un hijo. En cualquier caso, esta
pérdida debe enfrentarse, procesarse, llorarse”
En definitiva, Mujeres silenciadas, es un libro de lectura
obligatoria. Más aún,a pesar de ir más allá de cuestiones
políticas, ideológicas, religiosas o morales, en las que debería
4. primar el valor de la vida humana del no nacido, este libro
reclama el derecho a la vida del no nacido, el derecho a
ayudas que apoyen la maternidad, y por supuesto, el derecho
de la mujer a ser informada adecuadamente, y sin tapujos, de
lo que es un aborto provocado y de las graves secuelas
físicas y psicológicas que produce.
Puesto que: “Hay un lugar en la mujer que
ningún hombre ha conocido.
Un lugar al alcance sólo de Dios,
escondido detrás de los recuerdos del corazón.
(…) Un lugar al alcance sólo de Dios
y unas pocas almas valientes,
con las manos enfermeras,
y corazones orantes.
Que se atreven a acompañarla,
a llorar con ella,
y a mecerla suavemente,
llevándola de vuelta a sí misma…”
Nota: No quisiera acabar esta “no tan breve” reseña
sin regalar unas entrañables palabras de Juan Pablo II, a
vosotras, mujeres que habéis recurrido al aborto: “Sabemos
cuántos condicionamientos pueden haber influido en vuestra
decisión, y no dudamos que en muchos casos se ha tratado
de una decisión dolorosa e incluso dramática. Probablemente
la herida no ha cicatrizado en vuestro interior. Es verdad que
lo sucedido fue y sigue siendo profundamente injusto (es
decir, que el aborto es un acto grave por cuanto destruye a un
ser humano no nacido). Sin embargo, no os dejéis vencer por
el desánimo y no abandonéis la esperanza. Antes bien,
comprended lo ocurrido e interpretadlo en su verdad. Si aún
no lo habéis hecho, abríos con humildad y confianza al
arrepentimiento: el Padre de toda misericordia os espera para
ofreceros su perdón y su paz en el sacramento de la
5. Reconciliación. Os daréis cuenta de que nada está perdido y
podréis pedir perdón también a vuestro hijo que ahora vive en
el Señor. Ayudados por el consejo y la cercanía de personas
amigas y competentes, podréis estar con vuestro doloroso
testimonio entre los defensores más elocuentes del derecho
de todos a la vida. Por medio de vuestro compromiso por la
vida, coronado eventualmente con el nacimiento de nuevas
criaturas y expresado con la acogida y la atención hacia quien
está más necesitado de cercanía, seréis artífices de un nuevo
modo de mirar la vida del hombre”.