2. Índice
Introducción . . . . . . . Pág. 2
El mundo en que estamos viviendo . . . . Pág. 3
Ha cambiado lo prohibido . . . . . Pág. 6
Ausencia, vacío y sinsentido . . . . . Pág. 15
Duelar es un trabajo . . . . . . Pág. 17
Soltar para que la aventura pueda continuar . . Pág. 20
Los verbos fundamentales . . . . . Pág. 25
Materiales para la reflexión . . . . . Pág. 28
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- los textos subrayados enlazan con textos en páginas web -
3. Nuestra línea vital (desde la primera infancia, niñez, adolescencia,
inicios de la vida adulta, la mediana edad y luego la vejez) podemos
concebirla como una sucesión de innumerables cambios y pérdidas,
que requieren de esfuerzo psíquico para su elaboración y la
disponibilidad de recursos para llevarla a cabo.
Introducción
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4. En el que se han erosionado los grandes relatos
Estamos viviendo en un
mundo más inestable
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8. La muerte es al siglo XXI
lo que el sexo al siglo XX
Tal vez por la aceleración del tiempo en el que estamos viviendo, donde
pareciera que todo obedece al ritmo del doble click, los modos y maneras
en que se hace frente a la muerte y sus sinónimos (la finitud, la vejez,
las enfermedades, las pérdidas en general) están registrando cambios a
nivel social como personal.
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9. En los siglos XVIII y XIX, previo a los grandes procesos de
urbanización que movilizó la revolución industrial…
… las sociedades eran rurales y sus ritmos estaban ligados a la
naturaleza. Así como el sol salía y llegaba a su cenit, también se
iba poniendo y se ocultaba. Los sujetos de esa época se vivían
como seres biológicos y no como máquinas reparables.
Morirse era parte del negocio y su acontecimiento un hecho
doloroso así como vivido naturalmente y en consecuencia
integrado a la vida de la familia y la comunidad. La muerte no
era algo que exaltar ni algo de lo que se podía escapar.
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10. Hoy la muerte es banalizada y negada, al
tiempo que el dolor es eludido y combatido
con los “vamo’ arriba, vos podes”.
Nuestro tiempo parece que es light y express o no es. Así, el proceso que
sigue a una pérdida hoy tiene su versión rápida, con rituales muchos más
cortos y con el abatimiento de las señales que comunican que alguien ha
sufrido una pérdida y se encuentra tramitando un duelo.
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11. La macdonalización de la vida
… la patologización de la vida cotidiana va de la mano con la
medicalización de la misma. Considerar patológico comportamientos
y emociones que antaño considerábamos normales nos interpela
acerca de nuestro tiempo. Actualmente pareciera que todo aquello
que no encaja con el estrecho corral de la normalidad es susceptible
de ser primero diagnosticado y luego medicado. Si sos tímido tenés
una fobia social, si estás muy eufórico tal vez te encasillen como
portador de un trastorno por impulsividad y si tenés hijos inquietos y
revoltosos, que se aburren y a veces molestan en clase, quizás
terminen diagnosticados (y luego medicados) con déficit atencional.
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12. Duelar es el verbo clave para no quedar repitiendo,
para no tropezar con la misma piedra.
Muchos sujetos actuales parecieran querer vivir como si la espuma, en un
vaso de cerveza, no se fuera a extinguir nunca. Siempre hay que estar pum
para arriba, productivos, enamorados, felices, pletóricos y en estado de
bienestar. Nada más cerca del infantilismo que la dificultad para elaborar
las pérdidas y pretender vivir siempre en la cresta de la ola. Sustituir es
diferente a elaborar, procesar e integrar aquello que se tuvo y se perdió o
no se conquistó ni logró.
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13. Qué gran contradicción: cuanto más conectados
estamos, más sola y depresiva se siente mucha
gente. Acortar el sufrimiento, curar la tristeza
y borrar los padecimientos se ha transformado
en la nueva misión global, por lo menos en
occidente. Si esa es una de las caras de la
moneda, la otra es potenciar el nuevo ideal: sea
feliz a cualquier precio.
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14. Sálvese quien pueda: si hay palabras o conceptos que no gustan
nada, en este tiempo en que vivimos, esos son: deber,
responsabilidad, angustia, tristeza, frustración, paciencia,
obligaciones, sufrimiento, padecimiento, postergación. En auge y en
la estantería más visible están: positivo, poder, ya, derechos,
diversión, igualdad, actividad, entretenimiento, felicidad, etc.
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15. “Respeta la vida quien respeta la muerte. Toma en serio
la muerte quien toma en serio la vida, esa vida, mi vida,
la única vida que me ha sido concedida, aunque no
sepa por quién e ignore por qué. Tomar en serio la vida
significa aceptar firme, rigurosamente y lo más
serenamente posible, su finitud”.
– Norberto Bobbio –
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16. El duelo por la pérdida de roles, el fallecimiento de seres
queridos, el adiós a etapas vitales, la pérdida de ideales, así
como de aquello que pudo haber sido y no fue, enfrentan al
sujeto al trabajo de duelar; proceso que se inicia con una
gran sensación de ausencia, vacío y sinsentido.
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“A mi hijo Billy. Querido Billy, ahora te pareceré un recuerdo lejano, lo cual creo que es buena
señal. Habrá pasado mucho tiempo, y yo no te habré visto crecer, ni llorar… ni reír, ni gritar. Y
no habré podido regañarte, pero por favor, debes saber que he estado a tu lado… contigo en
todo momento… y que siempre lo estaré. Estoy orgullosa de haberte conocido, orgullosa de que
hayas sido mío, no dejes de ser tu mismo, siempre te querré…”
18. Aquel que tiene que duelar se encuentra con la tarea de
recoger los lazos (invisibles y poderosos) que le unían a
alguien o algo. Ese proceso demanda tiempo y no se cura con
pastillas ni con arengas motivacionales.
Como proceso natural y singular (todas las personas somos
diferentes) requiere de la presencia, aceptación, escucha y
empatía de quienes rodean a aquel que está sufriendo. Negar
la angustia y el sufrimiento con argumentos y palabras huecas
es como tapar una herida infectada en el cuerpo.
Lo que no se deja salir y en consecuencia elaborar puede
terminar provocando daños relevantes.
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19. El trabajo de duelo (un proceso) es singular y no existe un protocolo universal que
de cuenta de cómo debe ser transitado. Lo que no funciona es distraer, disimular,
minimizar ni apurar ese proceso, cuya elaboración lleva su tiempo, es individual,
se da de forma progresiva y también con discontinuidades (no es lineal).
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20. El duelo es un proceso natural y no una enfermedad de la que curarse o la que tratar con
pastillas. Russell acompañará a Carl durante la aventura, sin otra pretensión que estar juntos y
compartir el camino. Combatir el sufrimiento, negando y no aceptando lo que ya no está o ya
no es, puede patologizar el trabajo de duelo, congelándolo.
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21. “La lógica me decía que no volvería a ver este lugar de nuevo y
eso es lo que hice, sobreviví, seguí respirando. Y un día esa
lógica resulto estar equivocada porque la marea trajo una vela
con que navegar. Y aquí estoy, de vuelta, en Memphis, hablando
contigo, tengo hielo en mi vaso… Y he vuelto a perderla otra
vez, estoy muy triste por no tener a Kelly pero me alegro de
que estuviera conmigo en aquella isla. Y ahora se lo que debo
hacer, seguir respirando, porque mañana volverá a amanecer y
quien sabe que traerá la marea”
Chuck Noland en Náufrago
(Tom Hanks)
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En tiempos donde el ideal es consumir, utilizar y descartar, el acto
revolucionario es salir al encuentro de los otros, a sabiendas de que ese acto
riesgoso es el más parecido a estar vivo.
24. Lágrimas en el cielo
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En el tiempo del duelo, el alivio adviene progresivamente y deviene de
la mano de la expresión de lo que se siente, recordando con palabras
aquello que se ha perdido.
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Noland aceptó que disfrutar, vivir y dejarse sorprender aguarda muchas
veces, como en la imagen de la última escena de la película, en el camino
no asfaltado, en el camino del misterio.