1. 17 de Mayo de 2015 – Número 600
1 DE CADA 6 MADRES TIENE MENOS
DE 20 AÑOS DE EDAD
Tener un hijo a temprana edad conlleva altos riesgos sanitarios y sociales. Al poner
trabas a las posibilidades de progreso individual de las madres aumenta las
probabilidades de la dependencia del asistencialismo estatal y del sostenimiento
económico del varón. Prevenir la maternidad temprana es una manera de
promover oportunidades de desarrollo personal entre las mujeres pobres y, por esa
vía, combatir la violencia de género. Un punto clave es un diseño más inteligente de
la Asignación Universal por Hijo.
En la Provincia de Santa Fe una adolescente fue asesinada por su novio porque habría
estado embarazada. La conmoción que produce este acto de violencia de género se
potencia porque se combina con la maternidad adolescente. El embarazo a temprana edad
es propio de la práctica sexual sin educación ni información apropiadas sobre cómo disfrutar
el sexo de manera plena y responsable, recurriendo a medidas de seguridad para evitar una
concepción no deseada.
Más allá de que se trata de decisiones estrictamente circunscriptas al ámbito privado, su
presencia puede constituir una señal de alerta sobre las fallas en las políticas públicas. Es
un tema que merece especial atención porque como consecuencia de un embarazo a edad
temprana se desencadena una serie de circunstancias que inciden decisivamente en el
presente y el futuro de la madre y su hijo.
¿Cuán frecuente es la maternidad adolescente en la Argentina? Según información
publicada por el Ministerio de Salud de la Nación, la natalidad entre mujeres menores de 20
años de edad muestra la siguiente tendencia en los últimos años:
En el año 2001 se registraron 100.082 nacimientos de madres menores de 20 años
de edad, lo que implica un 14,6% del total de nacimientos del país.
En el año 2010 ascendieron a 117.591 representando el 15,6% del total.
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2. En el año 2013, los nacimientos de madres menores de 20 años fueron 117.386 lo
que sigue representando el 15,6% del total de nacimiento del país.
Estos datos oficiales muestran que la proporción de la maternidad adolescente se ha
incrementado en la Argentina en la primera década del siglo y se mantiene en el mismo nivel
desde el año 2010 hasta la actualidad. Que más de 100 mil adolescentes sean madres todos
los años lleva a que prácticamente 1 de cada 6 nacimientos corresponda a una joven de
menos de 20 años de edad. Los efectos del fenómeno son peores ya que estos registros
alcanzan a los nacimientos ocurridos y no al total de embarazos adolescentes que, con
seguridad, es mayor debido a abortos espontáneos o causados.
Nacimientos a tan temprana edad de las madres tienen altos riesgos sanitarios. Las
evidencias internacionales y nacionales, referenciadas incluso por el Ministerio de Salud de
la Nación, señalan que los nacimientos por debajo de los 20 años de edad tienen asociados
altos riesgos de daño o muerte para el niño. Por esto, desde el punto de vista sanitario, se
recomienda enfáticamente realizar campañas de educación sexual.
Más contundentes aún son las evidencias sobre su impacto negativo desde el punto
de vista social. Casi la totalidad de la maternidad adolescente se produce en hogares de
bajos ingresos. El nacimiento de un hijo en estas condiciones hace que más de la mitad de
las madres abandonen la escuela y tres cuartos de ellas no termine la secundaria. Esto,
además de operar como una pesada carga para el niño que deberá enfrentar los desafíos de
la vida en condiciones familiares adversas, incide negativamente sobre las posibilidades
de progreso laboral y autonomía económica de la madre. Es decir, se crean condiciones
para la dependencia y el sometimiento de las mujeres.
Es muy positivo que la sociedad se movilice en repudio a la violencia de género. Para que
esto no quede sólo en una expresión de deseos hay que profundizar el análisis del problema
y definir estrategias de políticas públicas. En esta lógica es fácil identificar que un factor que
contribuye a promover un rol pasivo y dependiente en las mujeres es la natalidad temprana.
Por eso, en lugar de exagerar posturas “políticamente correctas” en favor de los
programas asistenciales, en especial la Asignación Universal por Hijo, deberían ser
motivos de reflexión sus deficiencias de diseño y gestión. No hay evidencias de que el
asistencialismo incentive la maternidad temprana, pero sin dudas no la evita y promueve la
inactividad laboral de la mujer cercenando sus posibilidades de progreso individual. Esto
aumenta la dependencia femenina respecto del varón, generando el terreno fértil para la
violencia de género.
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3. Porcentaje de nacimientos de madres con menos de 20 años de edad
Argentina
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