La regencia de María Cristina de Habsburgo se caracterizó por el turno pacífico de los partidos dinásticos conservador y liberal entre 1885 y 1902. Aunque se introdujeron algunas reformas liberales, el sistema se mantuvo gracias a la corrupción electoral y el caciquismo. También surgieron durante este periodo movimientos regionalistas y nacionalistas en Cataluña, País Vasco y otras regiones que rechazaban el centralismo del Estado.