Pablo defiende su autoridad como apóstol, afirmando que recibió su llamado y mensaje directamente de Dios y no de otros hombres. Predica que la salvación viene por la fe en Cristo y su muerte y resurrección, no por obras de la ley. Exhorta a los gálatas a vivir y defender fielmente el evangelio de Cristo y rechaza cualquier otro mensaje diferente como anatema.