1. TEMA 10: EL MAL NOS ALEJA DE DIOS Vicariato Apostólico de Yurimaguas
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Tema 10: El mal nos aleja de Dios
FUNDAMENTACIÓN
El pecado es una realidad presente en nuestras vidas, impidiéndonos vivir
el Mandamiento del Amor. Esto tiene como consecuencia personas
resentidas, comunidades divididas y alejamiento de Dios.
En esta sociedad, hay personas a las que amar, cosas bonitas qué apreciar
y acontecimiento para vivirlos con alegría. Pero también encontramos el
mal: instituciones corruptas, grupos violentos, egoísmo personal; y todo
este mal nos lleva al sufrimiento, a la violencia, al odio, a la muerte.
Reflexionemos sobre el mal y veamos cuáles son esos pecados que nos
impiden hacer el bien y nos alejan de Dios. Jesús nos invita a vencer el
mal y a vivir su Evangelio, porque sabe que así seremos felices.
Identifica los pecados capitales como actos que alejan de Dios, asumiendo el
rechazo hacia el mal, por lo que invita a sus compañeros a realizar el bien.
Mateo 15, 10-11. 15 -20
CONOCEMOS LA REALIDAD
• Despertamos el interés
Escuchamos el siguiente relato: “El hombre sucio y mal vestido”
En un restaurante, una señora pidió una sopa de res. Mientras lo servían,
se fue al baño. Cuando regresó, encontró a un hombre sucio y mal
vestido, tomando la sopa. Ella, molesta, se sentó a la mesa, tomó otra
cuchara y comió del mismo plato, al tiempo que lo miraba fijamente.
Al terminar la sopa, el hombre pidió un plato con tallarines. Ambos
comieron los tallarines en silencio. La señora pensó, que quizá no era un
mal hombre, que tal vez tenía hambre y, que al comprar los tallarines,
había demostrado ser un caballero.
La señora arrepentida, se fue a comprar el postre. Al regresar a la mesa,
el hombre ya no estaba y su cartera tampoco. Así que desesperado gritó:
“¡Ladrón, agarren al ladrón!”. La gente fue de tras del hombre.
Mientras tanto, la señora volteó y vio una mesa con un plato lleno de
sopa y su cartera al costado. Sí, se había equivocado de mesa y le había
robado su comida al hombre sucio y mal vestido.
• Recogiendo los saberes previos
¿Qué sucedió con la señora en el restaurante?
¿Con quién se puso a comer la señora?
¿En qué momento la señora se dio cuenta de que estaba equivocada?
¿Intenta darle un final a este relato?
¿Te ha pasado alguna vez que has juzgado a las personas por su
apariencia?
¿En qué te fijas, normalmente, para juzgar a una persona?
¿Has escuchado alguna vez hablar de los pecados capitales?
• Confrontando los Saberes
¿Era un hombre malo el señor sucio y mal vestido?
¿Por qué crees que la señora pensó mal de este señor?
¿Qué debió hacer la señora antes de juzgar a este señor?
¿Crees que nuestra sociedad juzga por lo externo de las personas?
¿Crees que al juzgar mal a una persona, estamos cometiendo algún pecado?
¿Sabrías identificar qué pecado es ese de juzgar mal a una persona?
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CONSTRUIMOS EL APRENDIZAJE
• Iluminando con la Palabra de Dios
Pecar es alejarse de la voluntad de Dios, es hacer lo contrario de lo que Dios quiere, es, en definitiva,
hacer el mal. Y Dios quiere que hagamos el bien, porque es la manera de ser felices, de construir una
sociedad fraterna, de hacer que nuestro mundo sea un paraíso.
Las primeras comunidades cristianas hicieron una clasificación de
vicios que debían evitar los seguidores de Jesús para vivir de
acuerdo a su Evangelio. Se dieron cuenta que aunque hay muchas
formas de hacer el mal, había como unos pecados capitales que
daban origen a los demás. Podemos
resumirlos en siete, que veremos a
continuación:
Soberbia: La soberbia es identificada como
un deseo por ser más importante o atractivo
que los demás, ignorando lo que hagan
otros. Es la creencia de que todo lo que uno hace o dice es superior, y que
se es capaz de superar todo lo que digan o
hagan los demás.
La virtud que se contrapone a la soberbia, es
la humildad.
Avaricia: La avaricia es un pecado que
busca la posesión de riquezas en exceso, sin preocuparse de la
situación material de los demás.
La virtud que se contrapone a la
avaricia, es la generosidad.
Lujuria: La lujuria es considerada como
el pecado producido por los
pensamientos excesivos de naturaleza sexual, a un deseo sexual
desordenado e incontrolable o a la adicción de las relaciones sexuales.
La virtud que se contrapone a la lujuria,
es la castidad.
Ira: La ira puede ser descrita como un
sentimiento no ordenado, ni controlado, de odio y enfado. Estos
sentimientos se pueden manifestar como una negación vehemente de
la verdad, tanto hacia los demás y hacia uno mismo, impaciencia con
los procedimientos de la ley y el deseo de venganza fuera de la ley,
fanatismo en creencias políticas y religiosas, generalmente deseando
hacer mal a otros.
La virtud que se contrapone a la ira, es la
paciencia.
Gula: La gula se identifica con la glotonería, el consumo excesivo de
comida y bebida. Marcado por el
consumo excesivo de manera irracional o
innecesaria, la gula también incluye
ciertas formas de comportamiento
destructivo.
La virtud que se contrapone a la gula, es
la templanza.
Envidia: La envidia se caracteriza por un deseo de poseer lo que otros
tienen y que ellos perciben que también deben ser suyos, y por
consiguiente desean el mal al prójimo, y se sienten bien con el mal
ajeno.
La virtud que contrapone la envidia es la generosidad.
Pereza: La pereza es la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia de uno mismo. Es
una “tristeza de ánimo” que aparta a las personas de sus obligaciones espirituales y humanas.
La virtud que se contrapone a la pereza, es la diligencia.
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Contexto de la Palabra
El pecado se origina en el corazón del hombre, por sus múltiples errores en contra de su propio
ser, de sus hermanos y de Dios. Estas actitudes negativas nos llevan a rechazarnos como
personas, a confrontarnos con los que nos rodean, con nuestros
hermanos y hermanas y a expulsar a Dios de nuestras vidas. Con todo
ello, lo que conseguimos es la infelicidad completa en nuestra existencia.
Dios busca nuestra felicidad, se alegra cuando somos felices y quiere
que vivamos por la eternidad junto a Él. Por eso envía a Jesús, para
decirnos cómo actuar en la vida y cómo vivirla, a fin de poder alcanzar la
felicidad del amor de Dios.
Los hombres habían escrito normas, la mayoría de ellas haciendo
atención a las cosas externas, a los gestos corporales, a las visitas
realizadas en ciertos lugares, a los sacrificios de los animales. Jesús les
hace saber a sus discípulos donde se origina el mal en el hombre y en la
mujer. Es del interior, de donde sale la soberbia que rechaza a otros, la
avaricia que sólo busca el dinero, la lujuria que va detrás del placer
corporal, la irá que pelea con otros, la gula que no para de comer, la envidia que no quiere el bien
del otro, y la pereza que le impide responsabilizarse de su vida.
Jesús renueva las costumbres que vivían nuestros antepasados, diciéndonos que todo lo que Dios
ha creado está al servicio del hombre, por lo tanto no es pecado lo que entra por la boca, sino lo
que sale de ella, porque viene del interior del corazón.
Escuchamos la Palabra
Después, Jesús hizo acercarse a la gente y
les dijo: “Escuchen y entiendan: Lo que entra
por la boca no hace impuros al hombre,
pero sí mancha lo que sale de su boca.
Entonces los discípulos se acercaron y le dijeron:
_ ¿Sabes que los fariseos se escandalizan al oírte
hablar así?
Pedro, tomando la palabra, le dijo:
_ Explícanos esta comparación.
Jesús les respondió:
_ ¿Ni siquiera ustedes son capaces todavía de
entender esto? ¿No comprenden que todo lo
que entra por la boca va a parar al vientre y
después sale del cuerpo, mientras que lo que
sale de la boca viene del corazón y eso es lo
que hace impuro al hombre?
En efecto, del corazón proceden los malos
deseos, asesinatos, adulterios, inmoralidad
sexual, robos, mentiras, chismes… Esas son
las cosas que hacen impuro al hombre; pero
comer sin lavarse las manos, eso no hace
impuro al hombre”. (Mt. 15, 10-11. 15-20)
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• Interiorizando la Palabra
En un mundo dominado por las leyes y por los fariseos, que eran fieles cumplidores de ellas en todo
lo externo, o por lo menos, así querían aparecer, Jesús contrapone el cumplimiento interior, la
presencia del espíritu en las normas.
Las normas por sí mismas, hacen esclavas a las personas. Y en
el mundo encontramos países donde las normas impuestas van
en contra de la naturaleza humana y de la voluntad divina. Se
mantienen por la fuerza, la violencia y el miedo.
Para que una norma nos haga libres, debe tener espíritu, es
decir, debe buscar siempre el bien de la persona humana, debe
velar por la dignidad y por la fraternidad. Este espíritu hará que
vivamos en armonía, que estemos unidos en objetivos comunes,
que seamos solidarios con los demás, que busquemos siempre
el bien del otro, por encima de cualquier otra cosa.
Por eso Jesús les pone este ejemplo tan gráfico. Lo que entra al cuerpo, es decir los alimentos, no
pueden ir nunca contra Dios, pues son cosas materiales. Lo que si hace daño es lo que sale del
corazón a través de nuestros pensamientos, palabras y acciones. Es ahí donde reside y se desarrolla
el mal.
Por tanto, si nosotros estamos unidos a Dios y cumplimos su voluntad, siempre haremos el bien,
porque nuestro corazón estará unido al Amor eterno.
Mensaje para hoy
Los Pecados Capitales son la raíz de los demás pecados que salen del interior de cada uno de
nosotros. Estos pecados contaminan al hombre y no nos permiten amar a los demás. Para los
cristianos, Jesús es nuestro alimento espiritual, es nuestra vida. Entonces, si Jesús vive en
nuestro corazón, daremos amor a los que vengan hacia nosotros.
De lo contrario, estaremos vacíos de Dios, como el
fariseo orgulloso que cree no necesitar de Dios.
Los que no tienen a Dios, son como el rico avaro del
evangelio, sólo piensa en acumular su riqueza, sin
pensar en la necesidad de los demás.
Los que no tienen a Dios, son como los ancianos
lujuriosos de la historia de Susana, son capaces de
culpar al inocente con tal de cumplir sus pasiones.
Los que no tienen a Dios, son como Herodes, que no
duda en aplicar la violencia para callar a Juan.
Los que no tienen a Dios, son como Epulón que vive
comiendo en abundancia, mientras Lázaro tiene hambre.
Los que no tienen a Dios, son como Amán que no duda en acusar a los judíos por envidia, para
quitarles lo que poseen. Y lo hubiera conseguido de no ser por la valiente actuación de Ester.
Los que no tienen a Dios, son como el hombre que, por pereza y miedo, no fue capaz de hacer
fructificar el talento que le habían dado.
Todas estas actitudes y pecados no nos permiten trabajar por el Reino, nos alejan de Dios, nos
llevan por otros caminos y nos ciegan al llamado que Dios nos hace a cada uno de nosotros.
Conversamos
¿Por qué les llamamos pecados capitales?
¿Menciona uno de ellos y comenta si se existe en nuestro ambiente?
¿Por qué insistimos tanto en la necesidad de no pecar?
Recordamos
El mal se prepara en el interior y sale haciendo daño con palabras o acciones.
Dios quiere que abramos a Él nuestro corazón, para amar y respetar a los demás.
El pecado nos aleja cada día de Dios y de todos los que nos quieren.
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APLICAMOS LO APRENDIDO
• Actuamos en la Vida
Se forman grupos y cada uno se le da una cita bíblica. La leen, la analizan y luego la escenifican resaltando el
mensaje que nos traen para hoy.
Lc 18, 9-14 (El fariseo y el publicano)
Lc 12, 13-21 (El rico)
Daniel 13, 1-64 (Historia de Susana)
Mc 6, 14-29 (Herodes y Juan Bautista)
Lc 16,19-31 (Epulón y Lázaro)
Ester 6-7 (Ester y Amán)
Mateo 25, 14-30 (Los talentos)
Relaciona con una línea la virtud que hay en contra de los pecados capitales.
PECADOS CAPITALES VIRTUDES
• Soberbia • Caridad
• Avaricia • Castidad
• Lujuria • Generosidad
• Ira • Paciencia
• Gula • Diligencia
• Envidia • Templanza
• Pereza • Humildad
Completa los espacios en blanco con las palabras correctas que se refieren a los pecados capitales y a sus
consecuencias.
El … (humilde) … confía en Dios y en las … (personas) …, en cambio el … (soberbio) … por
su orgullo cree que es mejor que los demás.
Dios condena al … (avaricioso) … que acapara mucha … (riqueza) … en lugar de …
(repartirla) … con aquellos que tienen necesidades básicas que cubrir.
La … (castidad) … nos ayuda a tener amistades muy buenas, mientras que la … (lujuria) …
nos hacer ver a las … (personas) … como objetos de placer.
A causa de la … (ira) … incontrolada, podemos llegar hasta … (herir) … a otra personas.
Cuando comemos con … (gula) … no alimentamos convenientemente a nuestro cuerpo, por
eso debemos usar la … (templanza) .. y la alimentación balanceada.
Ayudar a otros con … (caridad) … nos aleja de la … (envidia) … y de la enemistad con los
demás.
Nunca debemos dejarnos llevar por la … (pereza) … pues no haremos nada en la vida, más
bien, debemos ser … (diligentes) … para aprovechar bien todas las enseñanzas que nos
ofrecen.
Colorea los siguientes dibujos, colócalos en orden y comenta cada uno de los pecados capitales.
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• Compromisos
Personal: Escribo una virtud que necesito para acercarme a Dios.
Social: Seré generoso y compartiré mis tareas y mis juegos.
Eclesial: Escribe una historia sencilla donde aparezca un pecado capital y la virtud
asociado a él.
Ecológico: Haz un dibujo para la historia anterior, y coloréalo.
• Vivimos la Celebración
En este momento vamos a colocar una mesita en el centro del aula, con una Biblia y una vela
encendida, significando que Dios está en medio de nosotros. En su presencia, realizamos esta
celebración.
Iniciamos: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Escuchamos el canto: “Mis pecados son tu cruz”.
Te miro con gesto de dolor,
creo que me puedo ver en tu rostro Señor.
Cristo, estoy aquí, dándome cuenta de lo mucho que fallé,
y que mis pecados son los que te imponen esa cruz,
y tus manos clavé cuando te negué.
Sé que mi odio es tu dolor, más aun así, me das el perdón.
Tu corazón tiene un lugar que has hecho para mí,
Y me lo quieres dar.
Y me hace pensar, que si merezco yo recibir Señor,
la salvación así,
pues mis pecados son tu cruz
y tus manos clavé cuando te negué.
Sé que mi odio es tu dolor, más aun así, me das el perdón.
Tu corazón tiene un lugar que has hecho para mí,
Y me lo quieres dar.
Y me hace pensar que si merezco yo recibir señor la salvación así
Pues mis pecados son tu cruz y tus manos clavé cuando te negué
Sé que mi odio es tu dolor, más aun así, me das el perdón.
Recordamos brevemente la lectura bíblica de hoy.
A continuación se realiza un pequeño comentario sobre el mensaje que nos deja la lectura para
nuestras vidas.
Juntos realizan la siguiente oración:
Papá Dios, me falta todavía mucho para llegar hasta ti.
Ayúdame y hazme instrumento de tu amor:
donde haya soberbia, ponga yo humildad,
donde haya avaricia, ponga yo generosidad,
donde haya lujuria, ponga yo castidad,
donde haya ira, ponga yo paciencia,
donde haya gula, ponga yo templanza,
donde haya envidia, ponga yo caridad,
donde haya pereza, ponga yo diligencia.
Y gracias, Papá Dios, por darme siempre tu amor.
Amén.
En forma espontánea los alumnos y alumnas hacen una oración de petición o de agradecimiento,
relacionada con el tema de hoy.
Al finalizar las peticiones, oramos con el Padre Nuestro.
Terminamos la celebración con el canto: “Mis pecados son tu cruz”.