2. EL ERROR CREATIVO
“De un lapsus puede nacer una historia, no es una
novedad.
Pero, si mientras escribo a máquina y por un lapsus
escribo «Cocombia» en vez de «Colombia»,
¿tenemos un error o un nuevo país perfumado y
lleno de bosques?
Sería un crimen expulsarlo del mapa de lo posible
con una simple goma; es mejor explorarlo, como
turista de la fantasía”.
Gianni Rodari – Gramática de la fantasía.
3. El error creativo
Si un niño escribe en su cuaderno «Laguja de Venecia» en lugar de «Laguna
de Venecia», puedo escoger entre corregir su error con una señal en rojo o,
siguiendo el ejemplo anterior, ponerme a escribir la historia de esta «aguja»…
De noche, la Luna… ¿se pinchará la nariz con esta aguja, o pasará
tranquilamente por su ojo?
El error creativo es una técnica que nos permite combinar el plagio creativo,
el pensamiento lateral y el binomio fantástico para darle cuerpo
y forma a una idea.
Un buen ejemplo de error creativo se encuentra, según Thompson, autor de
Las fábulas en la tradición popular, en el cuento de la Cenicienta, de Charles
Perrault: el famoso zapatito, inicialmente, habría sido de «vaire» (un tipo de piel
de animal) y no de «verre» (cristal).
No obstante, nadie duda que una zapatilla de cristal resulta más fantástica y
llena de sugestiones que una simple pantufla de cuero, aunque su invención
haya sido debido a la casualidad o al error de transcripción.
Si de todos los diccionarios desapareciese la letra «h», que los niños ignoran
tan a menudo, se podrían dar algunas situaciones bastante
surrealistas: los «huesos» convertidos en «uesos» tal vez se romperían con
más facilidad; el «chocolate», convertido en «cocolate», tal vez sería más difícil
de morder y no gustaría tanto; ¿y qué sucedería si un día, los habitantes de
«Chinchón», habiendo perdido la hache, se
despertasen con el nombre de su pueblo convertido en «Cincón»?.
4. El error creativo
A partir de un error gramatical podemos crear significaciones diferentes a la palabra natural, y así
mismo, ser capaces de construir historias fantásticas con la palabra nueva.
Esto permitirá producir textos que respondan a distintos propósitos comunicativos, tales como:
Utilizar, de acuerdo al
contexto, un vocabulario
adecuado para expresar
ideas.
Exponer y defender las
ideas en función de la
situación comunicativa.
Determinar el tema, el
posible lector de mi
historia y el propósito
comunicativo.
Desarrollar la capacidad de crear
historias a partir de palabras
erróneas que sirvan como guía
de algo ya conocido.
5. Ejercicio de escritura
Los lectores son bastante conservadores, y más aún en lo que se refiere a
los cuentos. Los prefieren escuchar siempre en la misma versión de la
primera vez, por el placer de reconocerlos, de aprendérselos de memoria en
su secuencia tradicional, de volver a sentir las emociones de la primera vez
y en el mismo orden: Sorpresa, miedo, recompensa...
Los lectores tienen necesidad de orden y seguridad.
Piensa en un conjunto de palabras (binomio fantástico) y a una de ellas aplícale la
técnica del error creativo para cambiar su significado (pensamiento lateral).
A continuación, inspírate de una historia y escribe tu propio relato (plagio creativo).
Ayúdate de anécdotas, personas o lugares (fuentes de inspiración) para
construir los personajes y situaciones.
Veamos un ejemplo…
—Érase una vez una niña a la que llamaban Caperucha Amarilla…
—¡No! Es Caperuza Roja.
—Ah, sí, sí… Bueno, pues su papá la llamaba…
—¡No, no era su papá, era su mamá!
—Justo. Su mamá la llamaba y le decía: ve a llevarle a la tía…
—¡A la abuela! Se lo llevaba a la abuela, no a la tía…
Cuentos por Teléfono. Gianni Rodari.