Muy queridos amigos de la prensa, y muy queridos hermanos de nuestro pueblo mexicano que recibe este mensaje a través de los diferentes Medios: Se dice que “Lo contrario al amor no es el odio sino la indiferencia”, y aunque no sea “santo” de mi devoción debo ser honesto y decir que fue Sigmund Freud quien expreso esta verdad: “Lo contrario al amor no es el odio sino la indiferencia”. Y el día de hoy un servidor, a nombre de la Iglesia de México, queremos agradecer a Dios la prevalencia del amor en nuestro pueblo mexicano. Así se han dado las cosas, a raíz de las desastrosas consecuencias que provocaron los fuertes sismos registrados el pasado mes de septiembre de 2017 en diversos estados de la República Mexicana, fue entonces cuando la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y nuestra Comisión Episcopal para la Pastoral Social (CEPS-Cáritas Mexicana) a nombre de la Iglesia en México nos organizamos para brindar atención durante y después de la emergencia

1. Tintoreto 104. Col. Cd. de los Deportes
Deleg. Beníto Juárez.
Ciudad de México, Méx. C.P. 03710
Tel +52 (55) 55 63 65 43; 55 63 16 04
E-mail: direccion1@ceps.org.mx
www.caritasmexicana.org
BOLETIN DE PRENSA
A un año de los sismos
Ciudad de México a los 19 días del mes de Septiembre de 2018.
Muy queridos amigos de la prensa, y muy queridos hermanos de nuestro pueblo
mexicano que recibe este mensaje a través de los diferentes Medios:
Se dice que “Lo contrario al amor no es el odio sino la indiferencia”, y aunque no
sea “santo” de mi devoción debo ser honesto y decir que fue Sigmund Freud quien
expreso esta verdad: “Lo contrario al amor no es el odio sino la indiferencia”.
Y el día de hoy un servidor, a nombre de la Iglesia de México, queremos
agradecer a Dios la prevalencia del amor en nuestro pueblo mexicano.
Así se han dado las cosas, a raíz de las desastrosas consecuencias que
provocaron los fuertes sismos registrados el pasado mes de septiembre de 2017
en diversos estados de la República Mexicana, fue entonces cuando la
Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y nuestra Comisión Episcopal para
la Pastoral Social (CEPS-Cáritas Mexicana) a nombre de la Iglesia en México nos
organizamos para brindar atención durante y después de la emergencia.
En un primer momento y conforme a los protocolos que nos rigen a la Cáritas
Mexicana, conforme a la prescripción de los Estatutos de Cáritas Internationalis,
ejecutamos la llamada Respuesta Rápida en los primeros 2 meses en los cuales la
Iglesia recolectó y entregó 3000 toneladas de víveres (alimentos, medicina, kits de
higiene, lonas, ropa y zapatos, casas de campañas, kit de enseres domésticos,
toldos, entre otros artículos) a 12 circunscripciones eclesiásticas en los estados
de: Oaxaca (Antequera-Oaxaca, Mixes, Tehuantepec, Puerto Escondido y
Huautla); en la Arquidiócesis de Puebla, en la Arquidiócesis Primada de la Ciudad
de México, en Valle de Chalco del Estado de México, en la Diócesis de
Cuernavaca de Morelos, en la Diócesis de Tlapa en Guerrero y en la Diócesis de
Tlaxcala.
En este momento en que evaluamos la atención a las víctimas cabe destacar la
increíble labor de cientos de voluntarios que se pasaron días y noches enteros
brindando ayuda a nuestros hermanos sumergidos en el dolor.
Con lo anterior no habrá de olvidarse la ayuda ofrecida a 3 diócesis que vivieron
otro tipo de emergencia, como lo fue el golpe de la tormenta Lidia en La Paz el 31
de Agosto; así como las inundaciones provocadas por el Huracán Katia el 8 de
Septiembre, posteriormente la llegada de Max así como los remanentes de Norma
por ejemplo en San Andrés Tuxtla, Veracruz, y tendríamos que añadir el
desplazamiento de civiles en San Cristóbal de Las Casas, en Chiapas por
conflictos territoriales.

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Pero sobretodo en este día debemos
mencionar que nuestro país quedó devastado por los terremotos del 7 de
Septiembre de 8.2 grados Richter con epicentro en Pijijiapan, Chiapas; el del 8 de
Septiembre de 6.1 grados con epicentro en Salina Cruz, Oaxaca; el más
catastrófico del 19 de Septiembre de 7.1 grados con epicentro en Axochiapan,
Morelos y el del 23 de Septiembre de 6.1 grados con epicentro en Unión Hidalgo,
Oaxaca, junto con las miles de réplicas posteriores.
Una vez que se padecieron los sismos la magnitud de la tragedia nos hizo
despertar a una nueva realidad. Fue entonces que nuestra Iglesia convocó a la
solidaridad de nuestro pueblo y de otros pueblos.
Fue entonces que se dispuso la cuenta bancaria de CEPS-Cáritas Mexicana para
que la gente de buena voluntad pudiera enviar sus donativos.
Y así, la Colecta Nacional recibió un total de $51,690,646.75 pesos. A nivel
nacional se recibieron $33,993,860.57 (65%) y nivel internacional $17,696,768.18
(35%).
Hoy queremos referirles que con el recurso obtenido se implementaron los
siguientes proyectos:
 La construcción de 40 centros comunitarios, de los cuales 35 ya fueron
entregados y 5 están en proceso.
 La rehabilitación de 166 viviendas; 113 entregadas y 53 en proceso de
entregar
 La construcción de 192 viviendas; 59 entregadas y 133 en proceso de
entregar
 Acompañamiento emocional a familias, por parte de la Dimensión Familiar:
12 equipos conformados, quienes atendieron a 330 personas
 Reactivación de medios de subsistencia, los cuales consistieron en 10
proyectos y 1 bloquera, teniendo como beneficiarios directos a 85 personas.
 Grupos de atención psicosocial a través de 34 equipos conformados:
beneficiarios directos 300 personas
 1 pozo de agua construido para beneficio de una comunidad en la Sierra de
Tlapa en Guerrero.
 La creación de un comedor comunitario en funcionamiento con 115
beneficiarios directos.
 2 muros de contención para evitar deslaves en Tlapa Guerrero y en San
Andrés Tuxtla, Veracruz.
 Dotación de 4 equipos de comunicación así capacitación para apoyar a la
Diócesis necesitadas a visibilizar su situación de desastre.
 Formación a 80 padres de familia, por parte de la Pastoral Educativa, sobre
la importancia de la educación, fomentar valores en los núcleos familiares.

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 4 centros comunitarios utilizados
como salón de clases: para que así 6
grupos de secundaria concluyeran el ciclo escolar.
Pero hoy las necesidades continúan por lo que seguimos apelando a que sea el
amor el que venza la indiferencia.
Y es que la indiferencia es un cáncer que destruye sigilosamente el tejido social.
La indiferencia genera socialmente a un ser vacío que no tiene nada de nada que
aportar, un ser miserable que no puede sentir el dolor que siente otro ser que ve
que su indiferencia permite su propio dolor.
La indiferencia es un error básico de la mente y conduce a la insensibilidad, la
alienación de uno mismo, la anestesia afectiva, la frialdad emocional y el insano
despego psíquico.
La indiferencia disimula resignación: las cosas no son tan graves, a mí no me
pasó, mi familia está bien…
Estos son los síntomas del indiferente: no tiene creencias ni ideales, no se
compromete con la comunidad, es insensible ante el dolor del hermano, no
participa en las iniciativas para el bien común, vive en su zona de confort, y
aquello que le sucede al hermano le parece algo irrelevante.
La indiferencia hace al ser humano inhumano y castiga más que la ira y el odio.
Aún el odio puede encontrar una respuesta pero la indiferencia no encuentra una
respuesta ya que es amiga del dolor y del sufrimiento.
Y así la indiferencia mucho más que un pecado que cometemos contra el prójimo
es un castigo que infringimos injustamente contra aquellos que esperarían algo
distinto de los que formamos la Iglesia.
El hombre no podrá encontrar mejor solución a su dolor y a la indiferencia de la
sociedad que en la solidaridad de Dios.
El trabajo continúa en las Diócesis afectadas.
Es un deber de justicia señalar que, el trabajo que se ha realizado en estos
lugares se ha obtenido gracias a la sinergia conformada por la CEM, CEPS-
Cáritas Mexicana, CRS (Catholic Relief Service) los Misioneros del Espíritu Santo,
Fundación Loyola y, sobre todo, con las comunidades resilientes que surgieron en
medio de este terrible acontecimiento.
El Papa Francisco ha dicho en Lumen Fidei (n. 57) que en Cristo Dios no le ofrece
un razonamiento sino una presencia que le acompaña.

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