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La fase de atención a la emergencia
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La fase de atención a la emergencia
17
COMISIÓN EPISCOPAL DE
PASTORAL SOCIAL – CÁRITAS
ANTE LA EMERGENCIA:
SOLIDARIDAD
GUÍA METODOLÓGICA DE APOYO
La fase de atención a la emergencia
18
PRESENTACIÓN
En los últimos años las emergencias por sismos, huracanes, lluvias, trombas,
explosiones, derrames de aguas negras, en México y en la región Centroamericana
han sido cada vez más frecuentes.
Los desastres terminan por descubrirnos los rasgos de los pobres y la
vulnerabilidad de millones de mexicanos que viven en sitios de alto riesgo porque la
miseria y la pobreza los ha orillado a ubicar sus familias en zonas marginadas.
Como Iglesia mexicana hemos ido acompañando a través de Pastoral Social-
Cáritas, según nuestras capacidades y con sus limitaciones, la atención a los
diferentes desastres. Como resultado de este trabajo, aclaramos la metodología
autogestiva y solidaria para atender integralmente las emergencias (prevención,
atención, rehabilitación y reconstrucción).
Cáritas Mexicana impulsó varias reuniones con Diócesis y Cáritas que sufrieron
emergencias (Cd. Guzmán, San Cristóbal de las Casas, Tapachula, Papantla,
Tabasco, Tulancingo, Oaxaca, Chalco, Acapulco, Tlapa, Yucatán, Campeche, Tepic,
Colima, Cd. Lázaro Cárdenas…) para elaborar este Manual que quiere ser un
instrumento de apoyo-guía, y tratar de estar como Iglesia prevenidos y capacitados a
fin de atender integralmente nuevas emergencias.
El Magisterio de la Iglesia y la Doctrina Social son el marco teórico que sustenta
el Manual, al pedirnos que: “La Iglesia en América debe encarnar en sus iniciativas
pastorales la solidaridad de la Iglesia universal hacia los más pobres y marginados
de todo género. Su actitud debe incluir la asistencia, promoción, liberación y
aceptación fraterna. La Iglesia pretende que no haya en absoluto marginados”1.
También se insiste en que las acciones de la Iglesia incidan en las estructuras: “En
efecto, se trata no solo de aliviar las necesidades más graves y urgentes mediante
acciones individuales y esporádicas, sino de poner de relieve las raíces del mal,
proponiendo intervenciones que den a las estructuras sociales, políticas y
económicas para lograr una sociedad más justa y solidaria”.2
Con mucho gusto, pues, y con un profundo sentido de solidaridad cristiana
ofrecemos este Manual que deberá siempre ir acompañado con el testimonio del
amor y de la ternura con que nuestro Padre Dios nos mira y arropa a todos
nosotros, sus hijos. Pidamos al Señor que ese amor y esa ternura se hagan
1
Juan Pablo II, Ecclesia in América (EA), Ed. Dabar México 1999, No. 58. En adelante Ecclesia in América se
escribirá EA.
2
Ibíd. No. 18
La fase de atención a la emergencia
19
plenamente manifiestos frente al dolor y la angustia de los hermanos y hermanas,
víctimas de los desastres.
Estamos seguros que este Manual será de mucha ayuda tanto a organismos
eclesiales como a organismos de la sociedad civil. Incluso es un Manual abierto que,
por tanto, deberá ser enriquecido con posteriores experiencias..
Este Manual lo ponemos en las manos de la Virgen Santa María de Guadalupe
que nos pide le construyamos un templo para escuchar el sufrimiento y clamor de
su pueblo.
Excmo. Sr. Obispo D. Carlos Talavera Ramírez*
Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social.
26 de junio del 2006.
---------------
* El Excmo. Sr. Obispo D. Carlos Talavera Ramírez falleció intempestivamente el 1º. De julio
del 2006. Que descanse en paz.
La fase de atención a la emergencia
20
ANTE LA EMERGENCIA
PASTORAL SOCIAL-CÁRITAS
GUÍA METODOLÓGICA DE APOYO
Es preocupante constatar que los desastres y la creciente vulnerabilidad de la
población magnifican el efecto destructivo de los fenómenos naturales y aquellos
provocados por el ser humano, ya que sectores mayoritarios, de esa población viven
en condiciones de pobreza inhumana, con poco o ningún acceso a los servicios
básicos de vivienda digna, educación y alimentación adecuada. Son estos sectores
económicamente empobrecidos y socialmente excluidos, las víctimas principales de
los desastres.
Dada la situación de vulnerabilidad, muchas de las Diócesis y su Pastoral Social-
Cáritas están ubicadas en zonas de alto riesgo y en la perspectiva de una mejor
atención. Con el programa: “Emergencias, Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención”
se vio conveniente elaborar una guía que recupere los elementos fundamentales y las
enseñanzas que nos han dejado en veinte años de trabajo las experiencias vividas en
los desastres,3 para ofrecer un servicio que ayude a las comunidades y a las Diócesis
a dar una respuesta eficaz en caso de nuevas emergencias.
Esta guía se enmarca tanto en la Misión como en la Visión de Cáritas de América
Latina y México:
MISIÓN: La Pastoral Social-Cáritas en América, desde el contexto de cada país,
está llamada a animar a la luz del Evangelio y la Doctrina Social de Iglesia, el
proceso de transformación de la realidad de los pueblos de América, con el
protagonismo de los pobres y excluidos, para construir, en armonía con la
creación, una sociedad justa, fraterna y solidaria, signo del Reino de Dios.
VISIÓN: Queremos un continente solidario, justo, democrático y pluralista,
donde los poderes públicos sean representativos, transparentes y participativos,
para que cada hombre y mujer viva de acuerdo a su dignidad, tenga satisfechas
sus necesidades básicas y use sosteniblemente los recursos de la creación para el
bien común.
3
Experiencias en los desastres ocasionados por el huracán “Paulina”, las lluvias que causaron inundaciones en
Tapachula en el 98, las que causaron deslaves, derrumbes e inundaciones en Puebla, Hidalgo, Veracruz y
Tabasco en el 99 (diócesis de Tulancingo, Puebla, Papantla, Tuxpan y Tabasco), inundación en Chalco, la
experiencia de desplazados de la Guerra y desabasto de granos por las sequías e incendios en la Diócesis de
San Cristóbal de las Casas, Chiapas; el terremoto de Cd. Guzmán y Zapotitlán y las inundaciones en Mérida y
Campeche por el huracán “Isidore”.
La fase de atención a la emergencia
21
Y por lo tanto, queremos una Iglesia que sea testigo de Jesús en el mundo, pobre,
profética y pascual, en conversión continua, donde los laicos sean protagonistas y que
incida en los procesos históricos de transformación para hacer presente el Reino de
Dios.4
La MISIÓN de Cáritas Mexicana5
“Contribuir a la dignificación de la persona humana:
 Promoviendo la caridad, la solidaridad, la justicia y la reconciliación
 De forma orgánica, organizada y pedagógica
 Analizando la realidad social
 Sensibilizando a la comunidad eclesial y social
 Articulándose en forma de red
 Coordinando y animando iniciativas eclesiales
 Vinculándose y cooperando con otros actores sociales
 Impulsando procesos, programas y proyectos de asistencia, de promoción,
liberación integral, y aceptación fraterna y
 Colaborando en la construcción de México con estructuras sociales, políticas y
económicas justas”.
Esta guía es una respuesta concreta a la misión y visión de Pastoral Social-Cáritas.
4
1
er
Encuentro Continental de las Pastorales Sociales-Cáritas de América, Colombia-Bogotá, 4 al 10 de marzo
del 2002.
5
Comisión Episcopal de Pastoral Social, Vivamos el amor preferencial por los pobres, Caritas Mexicana, México
2001, p. 94. En adelante cualquier nota referida a la Comisión Episcopal se abreviará con las iniciales CEPS.
La fase de atención a la emergencia
22
OBJETIVO
Ofrecer una guía metodológica, que sirva como apoyo en nuestra
praxis de Pastoral Social-Cáritas, que nos ayude a buscar caminos que
reduzcan la vulnerabilidad estructural, con una visión que supere la
mera asistencia, que incluya la liberación y la aceptación fraterna y
que vea de conjunto la Atención, Rehabilitación, Reconstrucción y
Prevención, orientando el trabajo hacia procesos autogestivos,
solidarios y de reconstrucción sostenible, para lograr una sociedad
justa, solidaria y sin excluidos.
La fase de atención a la emergencia
23
INTRODUCCIÓN
Esta guía contempla pedagógicamente dos modelos6 en la acción de la Pastoral
Social-Cáritas: el modelo autogestivo y solidario y el modelo de mera asistencia.
Modelo autogestivo y solidario
Uno es el Modelo autogestivo y solidario, el cual organiza la Pastoral Social-Cáritas
con una visión integral como nos pide el Papa Juan Pablo II en su Exhortación
Apostólica Ecclesia in América (EA): “La Iglesia en América debe encarnar en sus
iniciativas pastorales la solidaridad de la Iglesia Universal hacia los pobres y
marginados de todo género”.7 Debe incluir pues de conjunto la asistencia, la
rehabilitación, la reconstrucción y la prevención con el objetivo de que sus acciones
incidan en las estructuras sociales. “En efecto se trata no sólo de aliviar las
necesidades más graves y urgentes mediante acciones individuales y esporádicas,
sino de poner de relieve las raíces del mal, proponiendo intervenciones que den a las
estructuras sociales, políticas y económicas una configuración más justa y solidaria”.8
En este Modelo, las emergencias o las catástrofes se consideran como
oportunidades para dinamizar a la comunidad hacia el desarrollo sustentable.
Tiene como objetivo central la promoción de la subjetividad de los siniestrados, sin
descuidar las acciones de atención para los afectados que requiere toda actividad de
emergencia, sobre todo en los primeros ocho días.
Para facilitar el camino del trabajo se distinguen las fases de: Emergencia,
Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención; y para cada una de ellas se ha aclarado,
desde la experiencia que los ejes directrices indispensables para caminar
correctamente durante todo el proceso son cuatro: la Solidaridad, la Organización, la
Capacitación y la Reflexión de Fe.
Modelo de mera asistencia
Se entiende por Pastoral de mera asistencia, la praxis pastoral que enfoca todas sus
actividades a la asistencia; “asistir”, es decir, hacerse presente en situaciones
emergentes para remediar necesidades inmediatas, sin buscar la promoción ni las
acciones liberadoras de las personas y transformadoras de las estructuras sociales
corriendo el riesgo de quedarse en el mero asistencialismo.
La asistencia tendría que ser por su naturaleza temporal, es decir, extenderse
tanto cuanto se prolonga la situación que hace peligrar la vida, en la cual el sujeto,
6
Al tratar de puntualizar los elementos de los modelos (Es una presentación dicotómica que tiene valor
descriptivo pero no tiene valor calificativo) hay la dificultad de que en la práctica se den características de uno
dentro del otro, porque es difícil encontrar un modelo ideal. “Intercambio de experiencias sobre la ayuda a la
reconstrucción en América Latina”, Diócesis de Cd. Guzmán, México, julio de 1993, p. 5.
7
Juan Pablo II, Eclessia in América (EA) Ed. Dabar, México 1999, No. 58.
8
Ibíd.No. 18
La fase de atención a la emergencia
24
individual o colectivo se encuentra deshabilitado. En otras palabras la asistencia es la
ayuda o el apoyo que una persona requiere en situación de emergencia y que por sí
misma no puede solucionar, por ejemplo: alguien que se está ahogando, el que queda
atrapado en un derrumbe o en un incendio... de tal manera que si no se le asiste, la
persona perece.
La asistencia adquiere connotaciones negativas y se vuelve asistencialismo
cuando la ayuda que se sigue dando a una persona o comunidad ya salió de la
emergencia como si todavía estuviera en esa situación, provocando actitudes de
dependencia, paternalismo, caridad mal entendida (dar a los pobrecitos), de
utilización mutua tanto del que dona como del que recibe.
Características del modelo
autogestivo y solidario
Características del modelo
de mera asistencia
Atiende las emergencias como
oportunidades para promover la
solidaridad y la organización del
pueblo.
Atiende la emergencia sin promover la
solidaridad y la organización.
Asume integralmente emergencia,
rehabilitación, reconstrucción y
prevención.
Trabaja la rehabilitación y la
reconstrucción con proyectos
funcionales, visibles a corto plazo.
Es un Modelo de atención no como
evento aislado, sino como un proceso
permanente, sustentado en cuatro
ejes: La solidaridad, la organización,
la capacitación y la reflexión de fe.
Considera la atención de la emergencia
como un evento aislado.
Integra la emergencia y las causas
históricas y estructurales, que provocan
esa situación y se preocupa de la
promoción, de la liberación y de la
injusticia.
No se preocupa por impulsar la
autogestión, más bien corre el riesgo de
crear dependencias por el método de
trabajo que sigue con acciones para los
pobres y no acciones con los pobres y
desde los pobres, donde ellos sean
sujetos.
Respeta la cultura propia de la
comunidad y parte de la organización
misma del pueblo, si la hay y si no, la
promueve.
No toma en cuenta la cultura de la
comunidad.
La fase de atención a la emergencia
25
La fase de atención a la emergencia
26
Características del modelo
autogestivo y solidario
Características del modelo
de mera asistencia
Anima la solidaridad y la
organización que brota en la
tragedia.
Desarticula la solidaridad y la
organización por la donación
continua de despensas, ropa…
Respeta las necesidades de la
comunidad, sin enviar cosas que la
comunidad no ocupa.
Pide cosas que la comunidad no
necesita.
No busca tomarse la foto en ocasión
de la tragedia.
Busca tomarse la foto
aprovechando la tragedia.
En todo el proceso de trabajo, el
criterio central es atender a los que
nadie atiende.
Aprovecha las ayudas para hacer
proselitismo partidista.
Evalúa sus acciones en la emergencia
para evitar el asistencialismo y dar el
paso a la promoción, lo más pronto
posible. Y transita de acciones para
los pobres a acciones con los pobres.
No le preocupa transitar a la
rehabilitación, reconstrucción y
prevención.
Dinamiza la solidaridad que brota
dentro de la comunidad al responder
a la emergencia con sus propios
recursos.
Respeta la regla de oro de la
solidaridad.
Anima a la comunidad para que
realice el diagnóstico y se pueda
saber con certeza las necesidades
apremiantes de las familias
siniestradas.
El diagnóstico se utiliza para
conseguir recursos.
La fase de atención a la emergencia
27
Características del modelo
autogestivo y solidario
Características del modelo
de mera asistencia
Distribuye equitativamente los
recursos para los más pobres y
necesitados.
El diagnóstico (análisis estructural y
coyuntural) facilita el proyecto de
rehabilitación, reconstrucción y
prevención partiendo de la
subjetividad de los grupos. A la luz
de este análisis impulsa el plan de
trabajo.
El diagnóstico funcional, facilita el
proyecto de rehabilitación,
reconstrucción y prevención sin la
participación de los grupos.
Impulsa la rehabilitación, procurando
no sacar a las familias de su hábitat y
fortaleciendo los lazos de ayuda
mutua entre los amigos y familiares.
Impulsa los albergues.
Aprovecha los apoyos del gobierno
para impulsar el trabajo solidario.
Motiva al encuentro entre los
responsables de la Pastoral Social-
Cáritas para que confronten, analicen
y decidan el modelo con el que van a
trabajar la reconstrucción.
Discierne y discute con los asesores,
promotores y coordinadores de la
rehabilitación, reconstrucción y
prevención, el Modelo Autogestivo y
solidario para que se aclare, se acepte
o se rechace.
Se decide un proyecto de
rehabilitación y reconstrucción
desde la cantidad de dinero con la
que se cuenta y se contratan
constructoras para la ejecución,
prescindiendo de los siniestrados
y al final se les entrega la casa.
Promueve celebraciones y reflexiones
para fortalecer el espíritu solidario.
Promueve asambleas públicas para
discutir con los siniestrados las reglas
y criterios del propio modelo.
La fase de atención a la emergencia
28
La fase de atención a la emergencia
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Características del modelo
autogestivo y solidario
Características del modelo
de mera asistencia
Convoca a los grupos de base
interesados en desarrollar el proyecto
de autoconstrucción para que
asuman las normas y criterios del
modelo.
Promueve la organización interna
dentro de cada grupo de base y busca
el consenso para los criterios que
normen el grupo.
Anima la participación de todos los
miembros en las asambleas del grupo
porque es la instancia principal
donde deciden en consenso los
acuerdos.
Estructura la mesa directiva y
comisiones para que coordinen la
asamblea y ayuden en la dirección
del proceso de trabajo.
Dinamiza la participación partiendo
del nivel de base, de mesas directivas,
de seguimiento y de dirección.
Apoya a los grupos en la
movilización para demandar al
gobierno los servicios requeridos.
Los recursos y el dinero no son fin
para el proyecto, sino un medio.
El dinero es fin en sí mismo.
Organiza las faenas de tal manera
que si no hay faena, tequio, fagina…
no hay autogestión, ni solidaridad.
Impulsa las faenas solidarias para
responder a la necesidad sentida de
la mano de obra, para fortalecer los
lazos entre los grupos de la red y que
los grupos se capaciten en las faenas.
La fase de atención a la emergencia
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La fase de atención a la emergencia
31
Características del modelo
autogestivo y solidario
Características del modelo
de mera asistencia
Promueve el intercambio de
experiencias entre los grupos, entre
las mesas directivas, con otros grupos
que participan en la red y con otras
redes como herramienta de
capacitación y de articulación.
Evalúa continuamente el proyecto a
la luz de la solidaridad y la
autogestión para que no derive en un
proyecto asistencial.
Vincula y articula a los grupos entre
si para formar una red y esta red se
articula con otras redes para
fortalecer el intercambio de
experiencias y la solidaridad, y dar
pasos hacia una sociedad sin
excluidos.
Promueve el análisis constante del
proceso del proyecto para encontrar
las acciones que ayuden a fortalecer
los ejes de solidaridad, organización,
capacitación y reflexión de fe.
Es un proyecto a mediano y a largo
plazo.
Es un proyecto a corto plazo.
El donador se convierte en
cooperante y se educa junto con el
proceso de los grupos.
Quien aporta el dinero es un
benefactor y el siniestrado, un
beneficiario.
Favorece que las acciones del
proyecto incidan en las políticas
públicas y en el cambio de la
sociedad.
Desata la organización del pueblo y
el crecimiento de la sociedad civil.
La fase de atención a la emergencia
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La fase de atención a la emergencia
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Características del modelo
autogestivo y solidario
Características del modelo
de mera asistencia
Considera al pobre como sujeto
histórico porque la pobreza es
inhumana y antievangélica.
Descubre las estructuras de pecado
social y trata de construir estructuras
solidarias.
Fundamenta la lectura de su proceso
en la Palabra de Dios y en los signos
del Reino, expresión del amor
gratuito de Dios en Jesucristo.
La visión de caridad y de justicia,
la opción preferencial por los
pobres, las concibe dentro de esta
línea de mera asistencia.
La Palabra de Dios que se reflexiona
dentro de las asambleas de los
grupos, anima y fortalece la
solidaridad, el servicio, el respeto, la
justicia, la honestidad…
La Palabra de Dios apoya los
trabajos que se vayan realizando.
Las celebraciones en los diferentes
momentos: aniversarios, bendición de
viviendas, cosecha de productos,
faenas solidarias, encuentros… son la
cumbre y la fuente de vida en la
comunidad.
Celebra la entrega de las casas.
El desafío de este modelo en todas las
etapas de atención, rehabilitación,
reconstrucción y prevención, es
superar la tensión entre el modelo de
mera asistencia y el autogestivo y
solidario.
Impulsa la prevención inmediata y
remota en sus diferentes niveles:
emergencia cotidiana, trabajo de
organización básica, red y red de
redes y la participación en la
sociedad civil.
Impulsa la prevención inmediata.
La fase de atención a la emergencia
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La fase de atención a la emergencia
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Características del modelo
autogestivo y solidario
Características del modelo
de mera asistencia
Anima la asistencia, la promoción
humana y la incidencia en las
estructuras sociales para lograr una
sociedad más justa y solidaria.
Anima la asistencia.
Asimila los contenidos de la
solidaridad: principio social, virtud
moral, destinatarios de la solidaridad
y el contenido cristiano de la
solidaridad.
Asimila los contenidos de la
solidaridad: principio social,
virtud moral, destinatarios de la
solidaridad y el contenido
cristiano de la solidaridad.
Es irrenunciable el carácter de
asistencia de la Pastoral Social-
Cáritas, sin embargo transita a la
promoción humana en donde el
asistido se convierte en sujeto de su
propio desarrollo. La asistencia es
temporal.
Es irrenunciable el carácter de
asistencia de la Pastoral Social-
Cáritas
Aprovecha las emergencias
cotidianas como oportunidades para
desatar procesos solidarios y educar a
la solidaridad.
Ante las emergencias sociales
impulsa la organización y la
autogestión. Promueve acciones
integrales que vayan creando
estructuras sociales en la justicia y
participación, para impulsar el
desarrollo integral de la comunidad
local, regional e internacional
Frente a la emergencia social,
promueve algunas fuentes de
trabajo.
Anima la reflexión constante entre
pobreza y solidaridad (conciencia
solidaria)
Anima la reflexión acerca de la
pobreza sin ir a las causas
(conciencia de mera asistencia)
La solidaridad implica que todos
deben participar con sus semejantes
por alcanzar el bien común y
disfrutar de él.
La solidaridad impulsa acciones
individuales.
Fortalece la acción social
transformadora.
La fase de atención a la emergencia
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La fase de atención a la emergencia
37
Características del modelo
autogestivo y solidario
Características del modelo
de mera asistencia
Promueve la red y la red de redes
como instancias para conjuntar
luchas estructurales, estratégicas y
globales.
Apoya la dinámica de la sociedad
civil que aglutina en su seno, un
conjunto de redes de organizaciones
populares que trabajan en múltiples
campos de la vida social e inciden en
las políticas públicas.
Profundiza en los principios de la
Doctrina Social de la Iglesia:
dignidad de la persona humana,
solidaridad, subsidiariedad,
participación y bien común.
Estudia los principios de la
Doctrina Social de la Iglesia:
dignidad de la persona humana,
solidaridad, subsidiariedad,
participación y bien común.
Impulsa la capacitación en la gestión
de riesgo a partir de las causas
estructurales de los desastres y
concientiza a los sujetos en zonas de
riesgo sobre la necesidad de
promover una cultura de prevención.
Impulsa la capacitación en la gestión
de riesgo.
Si frente a la pobreza y la exclusión, se trabajan todas las características de este
modelo autogestivo y solidario y otras más que no están dichas, se estará creando
una cultura de prevención, de solidaridad y organización que servirán para atenuar y
disminuir los riesgos catastróficos de una emergencia, y arrancar más fácilmente a la
rehabilitación y a la reconstrucción.
La fase de atención a la emergencia
38
CAPÍTULO PRIMERO
LA FASE DE ATENCIÓN A LA EMERGENCIA
En el modelo autogestivo y solidario
Presentación
En México y en otros países de América frecuentemente nos toca vivir en medio de
sismos, huracanes, sequías, tormentas, inundaciones, derrumbes, incendios
forestales, contaminación del medio ambiente, deforestación, ciudades densamente
pobladas en zonas de alto riesgo, explosiones, canales de aguas negras, secuestros,
pobreza extrema, corrupción política, narcotráfico, violencia, guerra, hambruna, etc.
Todas estas situaciones están provocando continuamente emergencias y catástrofes.
Las emergencias o catástrofes son las situaciones de destrucción o muerte que las
personas o poblaciones experimentan después de un fenómeno súbito, que afectan
gravemente sus estructuras económicas y sociales, imposibilitándolas para dominar
esas situaciones con sus propias fuerzas y recursos, y que requieren la asistencia de
otras personas. “Es una condición de muerte que se debe superar lo más rápido
posible (debe ser una fase corta), para que el siniestrado pueda regresar a tomar las
riendas de su propia vida”.9
Últimamente las emergencias y catástrofes son más recurrentes e incluso algunas
son de carácter permanente y nos obligan a pensar en una visión más global y a más
largo plazo. Así por ejemplo la hambruna del África Subsahariana no se resuelve
con el envío de socorros y con acciones pensadas a corto plazo. Sin duda que
problemáticas tan complejas como estas, exigen una revisión a fondo del modelo
social que ha provocado y ha permitido estas crisis.
La atención en la emergencia de manera meramente asistencial provoca “el
síndrome de la dependencia” induciendo con ello a que las capacidades de la
población afectada se inhiban, contribuyendo a cercenar uno de los factores
imprescindibles para lograr un proceso de desarrollo efectivo, que es la capacidad y
el compromiso de las comunidades locales con su propio desarrollo. La entrega
sistemática de ayudas y socorros para enfrentar necesidades inmediatas más que la
vulnerabilidad10, produce en el corto plazo dependencia y paternalismo y en el
mediano y largo plazo la incapacidad de mejorar las respuestas de las poblaciones
afectadas ante futuras crisis.
9
“Intercambio de experiencias sobre la ayuda a la reconstrucción en América Latina”, Diócesis de Cd. Guzmán,
México, julio de 1993, p. 11.
10
La vulnerabilidad es la debilidad, incapacidad o dificultad para evitar, resistir, sobrevivir, y recuperarse en caso
de un desastre.
La fase de atención a la emergencia
39
Vamos ahora a describir cómo se viven los cuatro ejes fundamentales del modelo
autogestivo y solidario en la fase de la atención a la emergencia.
1. Eje de la solidaridad11
Durante las primeras horas y días de cualquier emergencia: huracanes, sismos,
explosiones… las mismas personas trabajan internamente en solidaridad. Esto se
confirma con testimonios como el de la experiencia de Tapachula con el huracán
“Stan”, ya que al quedar la comunidad inundada y aislada de toda comunicación,
los habitantes corren a darse la mano y solucionan los problemas inmediatos.
Lo más común en la emergencia es que la comunidad inmediatamente se
movilice y se organice en orden al rescate de vidas como urgencia inmediata12, a
sepultar a los muertos y a recuperar los objetos y materiales que puedan ser útiles.
En la emergencia, la movilización y la solidaridad van de la mano, porque en el
trabajo de atención aparece un buen grupo de personas voluntarias (catequistas,
coordinadores de grupos, seminaristas, jóvenes, gente de buena voluntad) que
ofrecen sus recursos humanos y materiales. Son personas que prestan sus servicios
en el diagnóstico, en el acopio y distribución de víveres, en la preparación de
alimentos, en el retiro de escombro, apoyando en los albergues, cuidando heridos y
terminada la emergencia, generalmente desaparecen y vuelven a su vida ordinaria.
Constatamos que frente a la tragedia y la pobreza, que siempre van juntas ya que
los más vulnerables son los más pobres, surge la fuerza de la solidaridad a lo interno
de los grupos y las comunidades para llevar a los siniestrados pan, vestido, agua,
medicamentos… como lo señala el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia:
“La solidaridad se eleva al rango de virtud social […] orientada al bien común y en
«la entrega por el bien del prójimo, que está dispuesto a “perderse”, en sentido
evangélico, por el otro en lugar de explotarlo, y a “servirlo” en lugar de oprimirlo
para el propio provecho (cf. Mt 20,25-28; Mc 10, 42-45; Lc 22, 25-27)»”13
11
La palabra “solidaridad”, viene de la raíz latina “solidus”, que quiere decir: sólido, compacto, entero.
Solidaridad es, la expresión del espíritu que anima la vida de un grupo, de una comunidad o de una nación
en el cual se unen fuerzas y esfuerzos, se ponen en común los recursos: capacidades, habilidades,
experiencias, responsabilidades, trabajo y bienes.
El término solidaridad ampliamente empleado por el Magisterio, expresa en síntesis la exigencia de
reconocer en el conjunto de los vínculos que unen a los hombres y a los grupos sociales entre sí, es el
espacio ofrecido a la libertad humana para ocuparse del crecimiento común compartido por todos.
12
Como por ejemplo la movilización de las personas en el grupo de los Topos en el terremoto de 1985 que,
rebasando el cerco del ejército, ayudaron a rescatar un gran número de vidas.
13
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Conferencia del Episcopado
Mexicano, Librería Editrice Vaticana, 2004, No. 193. De aquí en adelante citaremos el compendio con las siglas
CDSI.
La fase de atención a la emergencia
40
1.1-La solidaridad: la regla de oro:
La experiencia nos ha enseñado que el eje fundamental en este modelo es el de la
solidaridad, que se convierte por tanto en la regla de oro de todo proceso. Si se
pierde la solidaridad, se pierde la base para los otros tres ejes. Los pasos de la
solidaridad son los siguientes:
El primer paso: La solidaridad a lo interno de la comunidad que sufre la tragedia
Este primer paso de la solidaridad se da dentro o en la misma comunidad, que se
organiza para buscar y rescatar a sus heridos, sepultar a sus muertos, recuperar sus
pertenencias, ofrecer albergue a quienes se quedaron sin techo. Esto lo hacen
poniendo en común sus recursos y sus personas con el riesgo incluso de perder la
vida con tal de salvar a las personas siniestradas. Esta es la esencia de la
solidaridad.
En las comunidades asentadas en zonas sísmicas o de huracanes, con el tiempo se
va creando la cultura de solidaridad ante las emergencias, cuando éstas se
presentan.
Segundo paso: La solidaridad de las comunidades vecinas
Este segundo paso de la solidaridad se da cuando las comunidades cercanas se dan
cuenta del desastre y, después de constatar que los siniestrados no alcanzan a
solucionar la emergencia con sus propios recursos, se solidarizan, poniendo en
común lo que tienen: los recursos, la organización y la movilización.
Tercer paso: La solidaridad de la Diócesis, la región pastoral y Pastoral Social-
Cáritas Nacional
El tercer paso de la solidaridad se da cuando la emergencia, por su magnitud, supera
las posibilidades de solución de la comunidad y de las comunidades vecinas;
entonces se requiere del apoyo, ya sea de la Diócesis local o de las vecinas. Si la
solidaridad de éstas, además de la Pastoral Social-Cáritas no es suficiente para
enfrentar la emergencia, entonces hay que invitar a la Cáritas Nacional y al país en
general para que aporten sus recursos a la emergencia.
Cuarto paso: La solidaridad de Camexpa y otras instancias afines
Este Cuarto paso de la Solidaridad se da si la magnitud de la emergencia supera el
nivel de nación, al recurrir a la nueva instancia internacional, animada por Cáritas
de la zona Camexpa (Centro América, México y Panamá) en el marco de la
confederación de la CÁRITAS INTERNATIONALIS a la Coordinadora Internacional
de Seguimiento y Acompañamiento (CISA).14
14
CISA se constituye como foro permanente de la coordinación para la cooperación fraterna de la Pastoral Social-
Cáritas del Norte y de las Cáritas del Sur que están dispuestas a establecer relaciones de equidad y solidaridad
con el fin de construir, acompañar, y dar seguimiento a procesos de transformación, con los sectores
empobrecidos, hacia una sociedad más humana en los países que constituyen la zona Camexpa. Cáritas de la
La fase de atención a la emergencia
41
Quinto paso: La solidaridad a nivel mundial en las macro-emergencias Cáritas
Internationalis
El quinto paso de la Solidaridad se da en caso de una macro-emergencia (como el
terremoto de 1985 en México, el Huracán “Mitch” en 1998, los tsunamis en el sudeste
asiático en diciembre del 2004 y julio del 2006.) que rebasa las posibilidades de
atención nacional y regional. En este caso se convoca a un S.O.A. (special operations
appeal) o una solicitud de operaciones especiales a través de las Cáritas
Internationalis.
La solidaridad es la razón fundamental para la toma de conciencia ya que,
rompiendo los racismos y los prejuicios, se da paso a un proceso en el que es
necesario reconstruir no sólo las casas, las fuentes de trabajo, las parcelas, sino la
familia humana ―la comunidad como punto final―, en otras palabras, trabajar por
un cielo nuevo y una tierra nueva (Ap 21,1).
1.2- El criterio fundamental, es la opción preferencial por los pobres
El primer compromiso de Pastoral Social-Cáritas es el de no estar ausente allí donde
hay una situación de sufrimiento e injusticia. Hacerse presente en aquella situación
que está demandando una respuesta inmediata y directa, ejerciendo una efectiva
opción por los pobres y por los excluidos. Es importante recordar que la opción de
Pastoral Social-Cáritas, es la opción de la Iglesia, opción por los más vulnerables.
La opción preferencial por los pobres define la línea de acción, los criterios y el
enfoque del trabajo de la Iglesia, de tal manera que su objetivo último será “llegar a
los que nadie atiende”. Como dice el documento de Ecclesia in América:
El servicio a los pobres, para que sea evangélico y evangelizador, ha de ser fiel
reflejo de la actitud de Jesús, que vino «para anunciar a los pobres la Buena
Nueva» (Lc 4,18). Realizado con este espíritu, llega a ser manifestación del
amor infinito de Dios por todos los hombres y un modo elocuente de trasmitir
la esperanza de salvación que Cristo ha traído al mundo, y que resplandece de
manera particular cuando es comunicada a los abandonados y desechados de
la sociedad. Esta constante dedicación a los pobres y desheredados se refleja
en el Magisterio social de la Iglesia, que no se cansa de invitar a la comunidad
cristiana a comprometerse en la superación de toda forma de explotación y
opresión. 15
zona de Centroamérica, México y Panamá (Camexpa), reunidas en San Salvador, El Salvador los días
28, 29 y 30 de marzo del 2001, las Cáritas de la zona de Camexpa y varias Cáritas Cooperantes,
15
Juan Pablo II, Eclessia in América, México 1999, No. 58. En adelante Ecclesia in América se escribirá EA.
No. 18.
La fase de atención a la emergencia
42
Por esta razón, el apoyo a las comunidades será, no como una acción para los
pobres, sino como una acción con y desde los pobres; donde los pobres, sean los
sujetos protagonistas de la participación en este proceso de atención. Esta línea de
trabajo, marcará el plan y la relación con otras instancias que participen en la
emergencia.
1.2.1-El pobre, centro de atención preferencial de la praxis eclesial
El documento de Puebla16 reafirma la “clara y profética opción preferencial y
solidaria por los pobres” proclamada en las conclusiones de Medellín;17 este “amor
preferencial, pero no exclusivo por los pobres” exige una “conversión de toda la
Iglesia” y al mismo tiempo “abre nuevos caminos a la esperanza”.18
La preferencia tiene como destinatario a los pobres que “merecen una atención
preferencial, cualquiera que sea la situación moral o personal en que se encuentren”.
La razón de esta opción preferencial es de índole teológica. Si siguiendo a Cristo,
la Iglesia ve en el pobre la imagen de Dios escarnecida: “hechos a imagen y
semejanza de Dios, para ser sus hijos, esta imagen está ensombrecida y aun
escarnecida”. El Dios en el que creemos es el defensor de los oprimidos (“por eso
Dios toma su defensa y los ama”) tal como fue cantado por María en el “Magnificat”.
Por eso mismo, la Iglesia acredita su autenticidad evangelizadora en la preferencia
por el pobre: ellos “son los primeros destinatarios de la misión y su evangelización
es por excelencia señal y prueba de la misión de Jesús”.19
La opción preferencial por el pobre “es una opción preferencial por los pobres
contra la pobreza”. Los pobres aquí significan los que sufren las injusticias, porque
su pobreza es producida por mecanismos de empobrecimiento y explotación;20 la
pobreza es, por tanto, un mal y una injusticia. Optar por los pobres implica optar por
la justicia social, contra la pobreza inicua y por una sociedad justa y fraterna. Revisar
la cita, si todo el párrafo es parte de del documento de Puebla se inicia con las
comillas y la frase de opción por los pobres se ponen comillas sencillas.
Ecclesia in América, pide que
…La actividad de la Iglesia a favor de los pobres en todas partes del
Continente es importante; no obstante hay que seguir trabajando para que esta
16
III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, La evangelización en el presente y en el futuro de
América Latina, 2 ed. Librería Parroquial de Claveria, México,1995.
17
II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Medellín conclusiones, La Iglesia en la actual
transformación de América Latina a la luz del Concilio, 2 Ed. Centro de Publicaciones del CELAM, Bogota,1989.
18
Op Cit Puebla. n 1,134 y 1.165 (1995)
19
Ibid n. 1.141,-1.142,1.144
20
Ibid n. 30, 1.160
La fase de atención a la emergencia
43
línea de acción pastoral sea cada vez más un camino para el encuentro con
Cristo, el cual siendo rico, por nosotros se hizo pobre a fin de enriquecernos
con su pobreza (cf. 2 Cor 8,9)… La Sagrada Escritura nos recuerda que Dios
escucha el clamor de los pobres (cf. Sal 34[33], 7) y la Iglesia ha de estar atenta
al clamor de los más necesitados. Escuchando su voz «la Iglesia debe vivir con
los pobres y participar de sus dolores […] Debe finalmente testificar por su
estilo de vida que sus prioridades, sus palabras y sus acciones, y ella misma
está en comunión y solidaridad con ellos»”.21
En todo el proceso de atención, rehabilitación, reconstrucción y prevención, el
protagonismo de los pobres y excluidos, es el eje rector que permea todo el trabajo,
porque hay que llegar a los que nadie atiende como signo de que a los pobres llega
la Buena Nueva, como lo afirma Ecclesia in América: Los pobres han de ser
considerados ciertamente los primeros destinatarios de la evangelización, a
semejanza de Jesús, que decía de si mismo: «El Espíritu del Señor […] me ha ungido.
Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva» (Lc 4, 18).22
1.3- Las exigencias de la solidaridad:
La solidaridad y la cultura23
Sabemos que en las comunidades, hay muchas formas tradicionales solidarias como:
las faenas y el tequio, (jornadas de trabajo para hacer obras en común), el TCO, el
trueque (intercambio de producto por producto y de trabajo por producto), la
minga, las tandas, las faginas, la fatiga, el cambio brazo, organizaciones vecinales
para resolver el problema de servicios.
El TCO (Trabajo Común Organizado) son los días de trabajo que aportan los
integrantes de los grupos para desarrollar el proyecto de reconstrucción. En el caso
de los campesinos, son los días de trabajo para realizar la siembra común. En los
grupos de salud y nutrición, son las jornadas de trabajo para fabricar la medicina y
los alimentos nutritivos. En el caso de las cooperativas de consumo, es el tiempo que
se utiliza para comprar, empacar y vender los productos. En las cooperativas de
producción, son los días que se aportan para producir y comercializar los productos,
etc.
21
EA No. 58 (1999)
22
Ibid No. 67
23
Cf.Eclessia in América No. 52. Partiendo del Evangelio se ha de promover una cultura de la solidaridad que
incentive oportunas iniciativas de ayuda a los pobres y a los marginados, de modo especial a los refugiados,
los cuales se ven forzados a dejar sus pueblos y tierras para huir de la violencia.
La fase de atención a la emergencia
44
En el caso de las comunidades indígenas, la estructura comunitaria está
impregnada de solidaridad; porque todos los servicios y las obras de infraestructura
que se requieren dentro de la misma, son realizados con la solidaridad en faenas o
en tequios.
La estrategia en esta praxis, es conocer, profundizar, respetar, valorar, recuperar
y fortalecer e integrar al proyecto, las estructuras solidarias que se van perdiendo y
existen en nuestros pueblos.24
Tener como valor fundamental la transparencia
Esta es un valor fundamental y una exigencia de la solidaridad y se da
principalmente en las siguientes situaciones:
 En caso de una emergencia, no pedir de más a las comunidades solidarias o
cooperantes y que éstas no dependan de los medios de comunicación social, que a
veces piden cosas que la comunidad no ocupa y que al final de cuentas, lo que
envían cueste mucho, y no es lo que se necesita. Si es el caso, también decir con toda
franqueza que es lo que realmente se puede ofrecer a la comunidad para que la
ayuda no rebase las capacidades de la localidad.
 En el manejo de los recursos. Si éstos se reúnen para la ayuda y no llegan a los
afectados, se estaría cometiendo una injusticia o robo, utilizando el rostro de los
pobres para este fin y esto ocasionaría la pérdida de la autoridad moral de la
Pastoral Social-Cáritas o de la Iglesia.
 En el acompañamiento del proceso. Los cooperantes deben respetar el proceso de
autogestión de la comunidad para que el recurso sea medio para un fin y no fin en
sí mismo, imponiendo criterios que bloquean el proceso autogestivo y se llegue al
asistencialismo.
 En la rendición de cuentas a los cooperantes. Que se respete su intención al hacer
llegar dichos recursos a los más necesitados y a los que nadie atiende. Es
importante recordar la recomendación de Cáritas Internationalis: “Contar con
informes claros y precisos sobre los suministros, es una obligación tanto para el
beneficiario como para el cooperante”.25
Impulsar el desarrollo integral de los siniestrados
La solidaridad procura, a través de varias iniciativas y procesos de corto y largo
plazo, el desarrollo integral de los empobrecidos y excluidos, basado en la justicia
social y el bien común. Impulsa la consolidación de las organizaciones sociales que
24
Lo que no es cultural hay que buscar inducirlo al desarrollar el proyecto. Por ejemplo: Si la comunidad no tiene
la costumbre de trabajar en faenas, pues hay que sugerirlas y comenzarlas a desarrollar.
25
Código de conducta para las ONGs, (Organizaciones no gubernamentales) relativo al socorro en caso de
desastre, suscrito por Cáritas Internationalis en julio de 1998.
La fase de atención a la emergencia
45
conduzcan hacia la equidad, de manera que las acciones de asistencia sean
puntuales y evolucionen hacia procesos liberadores. Esto se tiene que tomar en
cuenta desde la fase de atención a la emergencia.
La solidaridad en la emergencia ofrece la oportunidad de iniciar un proceso de
REDES y de buscar el encuentro y vínculos de unión con otras instancias que están
integradas al trabajo, así como con organizaciones civiles de la comunidad o la
región, que buscan responder de forma alternativa a otras necesidades de la vida.26
2. Eje de la organización
2.1- La organización diocesana al servicio de la emergencia
El hecho es que en una emergencia la gente recurre a la Iglesia buscando comida,
medicina, alojamiento y respuesta a sus necesidades.27 Esto exige mecanismos de
organización correctos para atender las demandas de la comunidad.
La Iglesia (la pequeña comunidad, la parroquia, el decanato o vicaría, la Diócesis
y Pastoral Social-Cáritas) tiene una organización pastoral que se extiende por
muchos lugares, formada con varias instituciones y muchos agentes de pastoral
como CEBs (Comunidades Eclesiales de Base), trabajo de base, jóvenes, catequistas,
coordinadores de grupos que ordinariamente están sirviendo a la comunidad. Este
hecho la ubica en una situación privilegiada y de gran responsabilidad en la
atención a las emergencias, puesto que difícilmente otras instancias cuentan con esta
estructura.
El éxito en el tratamiento de una emergencia se gesta antes de que ocurra el
desastre, ya que la experiencia de trabajo permanente de grupos de base, de
cooperativas, de redes, etc., facilitará la organización adecuada para atender la
emergencia. En caso de que no se tenga esta organización, la emergencia es la
oportunidad para iniciar un proceso de grupos de base.
Es importante disponer de lo que realmente se necesita, y tenerlo a tiempo, para
rescatar a las personas y los objetos, para enterrar los muertos, para dar
alimentación, vestido, alojamiento, en fin, para comenzar a salir de la desgracia,
teniendo claro que los tiempos de atención inmediata no deben superar los 30
26
Defensa de los derechos humanos, ecología, salud alternativa, producción de alimentos sin contaminantes,
defensa de los niños, de la mujer y los indígenas, etc.
27
Generalmente en las diócesis, hay estructuras y edificios que sirven para almacenes, comedores comunitarios
y menos frecuentemente para albergues.
La fase de atención a la emergencia
46
días,28 ya que lo fundamental es recuperar la capacidad activa de las personas
siniestradas.
Atender estas demandas requiere también de un proceso que debe ser evaluado
continuamente para saber cuándo detener el reparto de despensas, ropa y
medicinas, y dar el paso a la rehabilitación, de modo que el servicio de la Iglesia
sirva para la promoción y la autogestión y no se quede en la mera asistencia.
2.2- Exigencias de la organización
El diagnóstico29
El diagnóstico es la base del plan de atención, ya que si es equivocado, resultará un
plan de gabinete que no responda a las necesidades reales. El diagnóstico ayudará a
identificar a los más necesitados. Este será el criterio que marque el plan de trabajo
para la Iglesia. Supuesto el análisis de vulnerabilidad estructural, la emergencia
tiene que elaborar un análisis de coyuntura que requiere un diagnóstico de la situación
para conocer, identificar y cuantificar la magnitud del desastre y profundizar en las
causas estructurales e históricas30 que lo provocaron.
También el diagnóstico debe reflejar el número de muertos y siniestrados, el
tiempo que puede durar la atención de la emergencia (no más de 30 días), las
estrategias que hay que seguir para la Atención, Rehabilitación, Reconstrucción y
Prevención y tener una visión común sobre el plan de trabajo que se va a llevar. Esto
facilita el acopio de recursos y el envío de los mismos a los lugares más afectados,
sin desperdiciarlos y dándoles el uso debido. Además para solicitar los recursos
necesarios para la atención.
El diagnóstico nos permite que en una situación tan cambiante como son las
emergencias, se ubique tanto a la comunidad que está sufriendo como a las personas
que se solidarizan. Un buen diagnóstico nos indica el momento justo en que hay que
modificar la estrategia de atención (rescate de muertos, atención a heridos,
medicamentos, agua, albergues, alimentos) y pasar de ésta a la Rehabilitación.
28
Cáritas Argentina, Departamento de emergencias, Manual de Cáritas Argentina ante las emergencias,
Argentina 2000, p. 31.
29
El diagnóstico es un término médico que significa “el arte o acto que da a conocer la naturaleza de una
enfermedad mediante la observación de sus síntomas y signos”.
30
En el diagnóstico, es importante visualizar las causas estructurales, políticas, económicas, ideológicas,
culturales e históricas. El análisis de la realidad ayuda a entender cuáles son las causas de la situación de la
pobreza y el tipo de sociedad que se quiere, con el fin de implementar un proyecto que sea económicamente
sustentable en este ambiente globalizado y esencialmente justo, porque va a luchar por cambiar las
condiciones que provocaron el desastre (pobreza, corrupción, injusticia, etc.) que llegue a los más pobres y
que éstos sean sujetos en todo el proceso; que sea un proyecto ecológicamente apropiado respetando el
hábitat y los recursos naturales del lugar; que sea un proyecto que rebase la visión meramente económica de
la reconstrucción, cuyo objetivo final sea la transformación de la situación de injusticia que ha provocado la
extrema pobreza; y que sean un proyecto respetuoso de la cultura del pueblo, de tal forma que sea asumido
por las tradiciones de la comunidad. En cuanto a lo coyuntural, hacer una lectura de los diferentes escenarios,
actores y posibles salidas a la emergencia.
La fase de atención a la emergencia
47
El equipo responsable de coordinar el plan de atención, tendrá que buscar que la
planeación esté hecha en base al diagnóstico para no caer en el riesgo de programar
acciones que estén fuera de la realidad, fuera de la cultura de la comunidad, pero
sobre todo para evitar el desperdicio de los recursos humanos y económicos.
El plan de trabajo, facilita la relación y articulación con las instancias
organizativas que intervienen en la atención a la emergencia, como son: La Pastoral
Social-Cáritas, Iglesias solidarias, instituciones oficiales,31 además de instituciones y
organizaciones no gubernamentales (ONGs). 32
La comunicación33
La comunicación es una exigencia de la organización porque da a conocer a la
comunidad la información recabada en el diagnóstico, divulga y hace VISIBLE la
magnitud del desastre y las causas históricas que lo provocaron. Esta información
debe llegar con claridad y precisión a los diferentes niveles de la comunidad, de la
Pastoral Social-Cáritas y de las Diócesis, sin mentir o maquillar las cifras, para
mostrar la verdad del suceso y de esta manera, sensibilizar y concientizar a la
sociedad y a las personas que quieren ser solidarias.
La movilización34
Además del rescate de vidas, de sepultar a los muertos y recuperar objetos
materiales, otra de las características de la movilización en la atención a la
emergencia, es la búsqueda de respuesta a las demandas más sentidas como son la
salud, agua, vivienda, comida, albergue, vestido (Carta Humanitaria del Proyecto de
la Esfera). 35
En orden a estas demandas se busca que en la elaboración del plan de respuesta,
participe el pueblo como sujeto, para ir provocando que la organización sea capaz de
romper inercias asistencialistas y así la gente no se sienta tratada como objeto;
cuidando que la atención llegue a los más pobres, respondiendo a las necesidades
prioritarias y básicas de las comunidades y cuidando que las personas no sean
desplazadas de su hábitat (albergues, refugios, tiendas de campaña), ya que después
es muy difícil integrarlas a los procesos comunitarios.
31
Como el ejército, protección civil, instituciones de salud, vivienda, ecología y las instancias propias del lugar
con las que cuenta el municipio o el estado y que tienen la obligación por ley de atender el desastre.
32
Como “Cruz Roja”, “Médicos sin fronteras”, los “Topos”, etc.
33
Comunicar es: “Hacer saber a uno una cosa o hacer a otro partícipe de lo que uno sabe”.
34
En sentido estricto, movilización significa: “Poner en práctica cualquier recurso para conseguir un fin”.
35
Es la Carta Humanitaria y las normas mínimas de respuesta humanitaria en casos de desastre (Normas
mínimas en cuanto al abastecimiento y saneamiento de agua, en materia de nutrición, en lo que se refiere a
ayuda alimentaria, en cuanto a refugios y albergues y en materia de servicios de salud). Cf. Documento del
Proyecto de la Esfera, publicado en Ginebra, Suiza, en 1998.
La fase de atención a la emergencia
48
Otra característica del proceso de movilización es exigir organizadamente a
quien corresponda que se repare el daño, porque detrás de un desastre siempre hay
causas estructurales y sujetos que lo provocan.36
En este Modelo autogestivo y solidario, las emergencias o las catástrofes deben
ser consideradas como oportunidades para que la comunidad se organice, dinamice
y movilice hacia el desarrollo sustentable, ya que se busca acompañar al pueblo en
sus esfuerzos por recuperar y reafirmar su propia identidad, garantizar el respeto a
los derechos humanos, civiles, políticos, sociales, culturales, ecológicos e incidir en el
modelo socio-económico, para lograr una sociedad más justa y más humana.
3. Eje de la capacitación
3.1- La capacitación en la fase de emergencia
Este modelo en la fase de atención a la emergencia, capacita a las personas en varios
aspectos:
a- En el análisis de la realidad en relación a la vulnerabilidad estructural y las
causas históricas que provocaron la tragedia, ayudando a ver cómo el desastre
muestra la pobreza y sus consecuencias.
b- Implementa y capacita a los agentes en el diseño y ejecución del plan de
trabajo que ayude a visualizar la labor de atención en la emergencia, en el horizonte
de Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención para colaborar en la construcción del
modelo de sociedad que queremos.
c- A los responsables de coordinar el proyecto y a los responsables de que el
plan se lleve a la práctica (asesores, coordinadores, párrocos, etc.) les ayuda a la
asimilación del Modelo autogestivo y solidario.
En una primera etapa se requiere una capacitación específica que responda a
cada necesidad; por ejemplo: atender los almacenes, reparto de despensas, atención
sicológica, atención a comedores, a albergues, medicina preventiva, primeros
auxilios, etc. Esta capacitación específica varía porque en el proceso de atención
aparecen nuevas necesidades.
36
Hay entidades que provocaron las explosiones del 22 de abril de 1992 en Guadalajara. La construcción de
viviendas en zonas de alto riesgo o de alta vulnerabilidad esconden corrupciones políticas; en Acapulco, por
ejemplo, se construyeron las casas sobre el cauce del río; en Zihuatanejo se construyen fraccionamientos sobre
los manglares. La tala de bosques para beneficios particulares tiene un costo humano altísimo porque acarrea
sequías e inundaciones, como las sucedidas en Tapachula y Tabasco. El no limpiar los canales de desagüe y
darles mantenimiento provoca en un momento dado que se causen derrames sobre las viviendas, como
sucedió en Valle de Chalco.
La fase de atención a la emergencia
49
d- En una segunda etapa, la atención a la emergencia capacita para el diseño
sobre posibles acciones a implementar en la fase de Rehabilitación: caminos,
construcción de casas de campaña, pies de cría para la producción, etc.
e- El hecho de recibir recursos económicos y materiales exige que el personal
que administre estos recursos esté capacitado para la administración y atención en
las cuestiones legales y fiscales.
f- Este modelo ayuda a aclarar el rol de las organizaciones de base, de las redes,
de la sociedad civil; propicia la formación en los derechos humanos y en la
metodología y pedagogía autogestiva y solidaria.
Los materiales que pueden ayudar a la capacitación son: el Proyecto de la
Esfera, el documento de Cáritas Mexicana Vivamos el amor preferencial por los pobres;
los materiales de la zona Camexpa con los documentos de Santa Tecla 1 y 2;37
Manual de Atención a Emergencias de Cáritas Brasileña38 y Cáritas Argentina,39 ya que,
según los principios y orientaciones que ofrecen, marcan la pauta a seguir en el
proceso de atención a la emergencia.
3.2- Intercambio de experiencias
Cuando son varias las Diócesis o comunidades afectadas, es conveniente reunirse
para intercambiar experiencias40 sobre el diagnóstico, porque esto ayuda a aclarar el
método autogestivo y solidario y la pedagogía de trabajo.
Es importante consensar la distribución de los recursos de manera que éstos
lleguen a las Diócesis más afectadas y a las comunidades más pobres y finalmente
organizarse en una RED de apoyos para dar pasos comunes hacia la Rehabilitación y
Reconstrucción.41
La experiencia a nivel nacional, ha venido enseñando que quienes recurren a dar
un apoyo de solidaridad son los más cercanos, por esta razón, se ve como desafío
que las Diócesis que están ubicadas en zonas vulnerables, se capaciten y formen
una RED de apoyo para que se articulen y juntas puedan diseñar un plan
37
Cf. Planes de atención y prevención a la emergencia en Santa Tecla.
38
Elaborado en abril de 1999 por Cáritas Brasileña.
39
Elaborado en noviembre del 2000 por Cáritas Argentina.
40
En un proceso autogestivo, el intercambio de experiencias es el que garantiza la subjetividad porque ayuda a
comprender los ejes (organización, solidaridad, capacitación y reflexión de fe) que sustentan el proceso de
atención, ya que de la praxis que se está viviendo se pueden ir encontrando nuevas enseñanzas que nos
capaciten para mejorar el proceso de trabajo; porque al encontrarse los grupos o personas a compartir la vida y
su caminar, se aprende a solucionar los problemas, a clarificar el rumbo del grupo o la organización, a encontrar
nuevas perspectivas de trabajo que mejoren el proceso, a unificar criterios de acción y líneas estratégicas, etc.
41
La experiencia de Cáritas Nacional a partir del “Huracán Paulina en 1997”, las lluvias en Chiapas, Tabasco,
Papantla, Puebla, Guerrero en 1999, etc. ha consistido en la promoción del intercambio de experiencias para
compartir el diagnóstico, la organización, la solidaridad y la toma de decisiones sobre recursos, el apoyo a la
rehabilitación, reconstrucción y formación de Redes de las Diócesis más afectadas por las emergencias.
La fase de atención a la emergencia
50
estratégico para disminuir la vulnerabilidad estructural y las consecuencias en caso
de una emergencia. Éstas necesitan encontrar estrategias comunes de atención,
compartir experiencias sobre acciones concretas de prevención, y darse la mano de
acuerdo a las necesidades que aparezcan, ya sea en la capacitación, en el método, en
la articulación, etc.
Es preciso que las Diócesis o Pastoral Social-Cáritas que tienen la experiencia de
atención de la emergencia con este Modelo, la compartan con aquellas que sufran
una situación de desastre, para que, partiendo de las enseñanzas de las otras
Diócesis, puedan diseñar su propio plan de atención, rehabilitación, reconstrucción y
prevención, plan que busque de forma clara la promoción integral del hombre y la
mujer y que responda a las necesidades de las personas siniestradas, sin perder de
vista que tienen que ser sujetos de su propio desarrollo y respetando la regla de oro
de la solidaridad.
Pastoral Social-Cáritas ofrece el apoyo, la asesoría, el método y la búsqueda de
asesores para clarificar el proceso de Prevención, Rehabilitación, Reconstrucción y
Prevención.
Un elemento importante para la capacitación es que las Diócesis que se
encuentran en una situación de emergencia visiten a las Diócesis que ya han sufrido
emergencias similares y han caminado con el método autogestivo y solidario en la
Rehabilitación y Reconstrucción, para compartir experiencias de modo que el
camino recorrido y reflexionado ayude a capacitarse en el método, en el análisis, en
el plan de trabajo, para que se amplíen los horizontes. Lo que se pretende es
aprender de los aciertos y de los errores, para que los errores que se han cometido en
otras experiencias, se eviten.
4. Eje de la reflexión de fe
El paso de Dios en medio de las tragedias
Las catástrofes nos ayudan a comprender mejor el paso de Dios en medio de las
tragedias, viviendo la experiencia de amor solidario.
4.1- El Dios de la vida
Ante las tragedias hay dos maneras de leer los acontecimientos, una es, con la visión
del Dios de la muerte, el Dios que castiga sin piedad, el Dios que impulsa y desata la
tragedia. Algunos grupos de personas consideran la catástrofe como castigo de Dios,
sobre todo cuando se trata de sucesos ocasionados por fenómenos naturales, como
sismos, erupciones volcánicas, sequías, huracanes, inundaciones, tsunamis…
La fase de atención a la emergencia
51
Las expresiones más comunes de la cultura popular con las que expresa esto son:
“Dios nos castigó porque no nos portamos bien”, “merecíamos una llamada de atención, a
ver si así cambiamos”, “nuestro mal comportamiento provocó que sucediera esto”. Inclusive
hay algunos grupos religiosos que aprovechan esta circunstancia para insistir en que
estos fenómenos son un castigo de Dios, citando textos apocalípticos. Leer la
tragedia como un castigo de Dios, es sin duda fanatismo religioso aberrante.
Cuando se trata de catástrofes donde aparece muy claramente la responsabilidad
humana,42 la reacción de las personas es para reclamar justicia a las entidades y
grupos responsables de la catástrofe.
Frente a los grupos que afirman que la catástrofe es un castigo de Dios, el
Evangelio nos ayuda a profundizar en el sentido del mal y nos aclara que detrás de
un fenómeno de esta naturaleza, hay causas que lo provocan. Recordemos a este
propósito el pasaje de la curación del ciego de nacimiento donde los discípulos le
preguntaron a Jesús “Rabí, ¿quién pecó, él o sus padres para que haya nacido ciego?”
Respondió Jesús: “Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios”
(Jn 9, 1-3.). Está claro que Jesús rechaza que la ceguera sea un castigo de Dios por el
pecado de los padres del ciego.
En el Evangelio de San Lucas (13, 1-5) a propósito de la matanza de los galileos
que hizo Pilatos en el templo, mezclando su sangre con la sangre de los sacrificios,
Jesús replicó: “¿Piensan que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos,
porque han padecido estas cosas? Yo les digo que no”; su muerte por lo tanto no es indicio
de que habían cometido algún pecado. En el mismo texto, cuando se habla de que
cayó la torre de Siloé y aplastó a dieciocho personas, los contemporáneos de Jesús
querían relacionar el hecho con alguna culpa de los accidentados, entonces, Jesús les
aclaró: “Yo, les aseguro que no”.
La enseñanza es clara: no hay relación directa entre falta y calamidad; pero estas
calamidades públicas sí son una invitación providencial a la penitencia y a la
solidaridad.
Si se considera que las catástrofes son castigo de Dios, se estaría mostrando a un
Dios terriblemente injusto, porque estaría escarmentando a los pobres que viven en
condiciones muy precarias y sufren las peores consecuencias, porque la pobreza los
obliga a vivir en zonas de alta vulnerabilidad estructural. Visto de esta forma, Dios
estaría protegiendo a los que tienen más recursos, porque tienen más posibilidades
de habitar en zonas con menos vulnerabilidad y por tanto de reducir los riesgos ante
la catástrofe.
El terremoto, los huracanes y las catástrofes nos muestran que por el hecho de ser
pobres, éstos atraen sobre si todos los males y las desgracias. El Dios de la vida, nos
42
Explosión en San Juanico (1982), desborde del canal de la Compañía en Chalco (2000) en el Estado de México,
explosiones en Guadalajara (1992)...
La fase de atención a la emergencia
52
pide a los cristianos y los hombres y mujeres de buena voluntad, volcarnos sobre
ellos, porque las catástrofes los lanzan a una situación de agonía y de muerte.
A la luz de los textos del Evangelio, no podemos considerar que la catástrofe sea
un castigo de Dios. Y sí, en cambio, es una oportunidad para que se manifiesten las
obras de Dios y se abre la posibilidad de asistir a los necesitados es una oportunidad
para vivir la solidaridad, para atender a las personas siniestradas, prestarles apoyo,
darles consuelo, ayudarles a restaurar sus capacidades e invitarlas a que ellas
mismas sean solidarias con otras personas necesitadas, a ejemplo de Jesús (Mc 2, 31;
Mt 9, 29; Mt 8, 14; Mt 14, 20).
Descubrir en la catástrofe la oportunidad para la solidaridad de parte de las
instancias de Pastoral Social-Cáritas que acompañan el proceso y una exigencia de
parte de la comunidad siniestrada, para ser una comunidad samaritana, haciéndose
prójimo de la comunidad o persona que sufre el desastre,43 para que no nos suceda
que nosotros, que nos decimos comunidad creyente y seguidores de Jesús, pasemos
de largo ante la comunidad tirada, como sucedió con el sacerdote y el levita (Lc. 10,
25-37).
La gloria de Dios está en que tengamos vida y vida en abundancia. Es por eso
que en una correcta interpretación del acontecer de una tragedia, suena a blasfemia
el hecho de que se quiera identificar a Dios con la imagen de un ser que castiga y
destruye, siendo que Él, es el Padre del huérfano y de la viuda, Buena Noticia para
los pobres, es compasivo y misericordioso…
El Dios compasivo y misericordioso, es el Dios que va con pasión en búsqueda
de los que quedaron atrapados en medio de la tragedia y del dolor, puesto que Él
busca al débil, al pequeño, al pobre…
En la tragedia Dios está escuchando y “sufre” en el silencio de las víctimas. Dios
no es una máquina de destrucción, sino que quiere que el débil, el pequeño, el
siniestrado tengan vida, así lo dice Jesús: “He venido a traer vida y que la tengan en
abundancia” (Jn. 10,10). Las tragedias llenan las comunidades de huérfanos y viudas
y Él es: “Padre de huérfanos y viudas eres tú” (Salmo 68,6)
Dios está clavado en la cruz de los que viven en medio de las tragedias, esta es la
verdad que debemos anunciar los seguidores de Jesús. La cruz presencia viva de
Dios que San Pablo nos recuerda que “...es escándalo para los judíos y locura para
los paganos” (1a. Cor. 1, 18-28). Dios está crucificado en los pobres, en los que
quedan huérfanos y viudas por los huracanes, los sismos, la hambruna…
43
En la parábola del buen Samaritano, la pregunta del escriba es: “¿Y quién es mi prójimo?” (Lc 10, 29). Pregunta
a la que Jesús responde con la parábola. Luego, Jesús le pregunta al escriba: “¿Cuál de los tres, crees que fue
prójimo del que cayó en manos de los salteadores?”. La respuesta del escriba fue: “El que practicó la
misericordia con él”. La parábola se cierra con el mandamiento de la solidaridad de parte de Jesús: “Vete y haz
tú lo mismo” (Lc 10, 36-37). es decir, ve y vive la solidaridad con quien está en desastre.
La fase de atención a la emergencia
53
4.2-La praxis revela que Dios es Dios de la vida y no de la muerte
La experiencia nos ha revelado que en cada una de las emergencias (sismo, huracán,
explosión), inmediatamente que acontece la tragedia, la comunidad sale al encuentro
de sus hermanos(as) que perdieron la vida, o de los que quedan atrapados entre los
escombros. Si nos preguntamos, ¿cómo le hace la comunidad para rescatar a sus
hermanos siniestrados? La respuesta es muy sencilla, ésta pone en común sus
recursos y muchas veces arriesgando la vida socorre, salva, rescata al hermano(a), al
niño(a) que está atrapado en peligro de muerte. Esto acontece justamente en el
pueblo, en medio del pueblo que está herido y que de su mismo dolor y debilidad
saca fortaleza, y así es capaz de rescatar al prójimo tirado en el camino.
El dolor es capaz de mover el corazón, la indiferencia para cargar sobre sus
hombros la causa del siniestrado; de tal manera que al dar de sí, recibe del otro y la
alegría de sacar de los escombros a un muerto, a un moribundo, a un niño, es el
milagro de Dios que enriquece al que se arriesgó a dar la vida por los demás.
El amor al prójimo es cuestión de entrega. Esta incluirá en sí muchas maneras de
hacerse próximo. Allí donde se ama, allí tiene Dios puesta su cabaña en medio de los
pecadores y de los que sufren. Esta solidaridad, nos muestra que los primeros
solidarios son los que viven la tragedia y que con sus propios recursos poniéndolos
en común son capaces de responder a las necesidades inmediatas para salvar vidas.
La comunidad ante la emergencia encuentra nuevas fortalezas, como lo
demuestran los cientos de personas que se unen para buscar víctimas entre los
escombros; así lo ha demostrado el terremoto de 1985 en Cd. de México, Cd.
Guzmán; los terremotos del Salvador (1985), el huracán “Mitch” (1998), los
huracanes en Yucatán, Campeche; las emergencias por la guerra en Chiapas (1994),
las lluvias de Tapachula, las lluvias de Veracruz (1999). La gestión de este primer
momento arranca de los propios afectados y estos se convierten en los sujetos
fundamentales para resolver la atención en la emergencia, la rehabilitación y la
reconstrucción.
4.3-La vida se celebra en medio de la tragedia
Frente a la tragedia el pueblo descubre el paso de Dios con frases que hacen patente
el “Hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo” y esto lo reflejan con
expresiones como ésta: “Gracias a Dios estamos vivos”, aunque perdieron lo
material; “Gracias a San José y a la Virgen saldremos adelante de esto y así se haga
la voluntad de Dios”. Todas estas frases y otras revelan las lecturas populares de los
creyentes ante los acontecimientos.
Las personas acuden a dar gracias con signos de religiosidad popular, como
procesiones, entradas de rodillas, celebraciones de la Palabra, Eucaristías, Vía Crucis,
novenas y rosarios a Santos y a Cristos, celebración de fiestas juramentadas.
La fase de atención a la emergencia
54
Los Obispos de las Diócesis que sufren el siniestro ofrecen mensajes44 que
iluminan la situación de muerte o desesperanza que se está viviendo en el desastre.
Las instancias de Iglesia tratan de organizar celebraciones alrededor de los
Cristos o los Santos abogados ante los desastres, con contenidos que animan y que
dan una visión de esperanza en medio del dolor.
Los tiempos litúrgicos: Navidad, Pascua, Pentecostés, Adviento, Fiestas de
Santos… ofrecen temas de reflexión para iluminar el paso de Dios en medio del
sufrimiento.
44
Mensaje del Sr. Obispo Serafín Vásquez Elizalde, Obispo de Cd. Guzmán, en ocasión del terremoto del 19
de septiembre de 1985: “A todos nosotros nos llama el Todopoderoso a colaborar con Él: ¡trabajemos
organizada y solidariamente en la restauración de lo que se ha destruido, material y humanamente! Pero,
hermanos, guardémonos de buscar intereses individuales o para nuestras instituciones. ¡No aprovechemos
el dolor humano para sacar ganancias de cualquier tipo! ¡Importa el hombre, y el hombre que sufre una
pobreza extrema! Más importante que nuestro credo, que nuestro partido, que nuestro prestigio, que nuestra
ganancia es el HOMBRE que en estos días se encuentra destrozado con tantos sufrimientos”.
La fase de la rehabilitación
38
En el modelo de mera asistencia
Presentación
El objetivo de la atención a la emergencia en el modelo de mera asistencia es salvar y
aliviar el sufrimiento humano. Tiene un carácter asistencial puesto que trabaja sobre
las consecuencias de lo sucedido y no sobre las causas que lo provocaron. La mayor
parte de la ayuda a la emergencia enfrenta necesidades inmediatas para la
supervivencia y no vulnerabilidades, por eso no fortalece las capacidades de una
comunidad para valerse por sí misma y puede debilitarla.
En el modelo de mera asistencia, la catástrofe se concibe como “destrucción” (de
casas, materiales, objetos…) que exige una rápida “reparación” o “reposición”,
trabajo que los núcleos de personas afectadas no podrán realizar, precisamente
porque están damnificadas. Conciben a las personas damnificadas como
condenados, por ser incapaces, inhábiles, minusválidas a permanecer en condiciones
de dependencia.
1. Eje de la solidaridad
En el primer momento de la emergencia, la comunidad afectada se organiza y se
hace solidaria para rescatar heridos y muertos. Aquí los individuos ponen en común
sus recursos y arriesgan hasta la propia vida. Luego la comunidad afectada inicia un
proceso de educarse a la solidaridad poniendo en común sus propios recursos para
resolver las necesidades (alojamiento, alimentación, retiro de escombros,
recuperación de objetos materiales, etc.).
Con este modelo de atención a la emergencia, en un segundo momento se pide
ayuda a todas las instancias locales y nacionales, aunque la necesidad de apoyo no
sea tan urgente o mayoritaria. Su acción es paternalista, porque se realizan acciones
para los pobres y no con los afectados y no se toman en cuenta las estructuras
culturales de solidaridad propias de la región.
Tiene como exigencia la transparencia, porque es un valor fundamental que debe
darse en el manejo de recursos económicos y humanos, y además se tienen que
presentar informes claros y precisos a quienes dieron ayudas, sobre todo
económicas. El desafío es que las cifras no se maquillen y que respondan a la
realidad del suceso, que los recursos lleguen a los más pobres y desamparados, para
que se respete la intención de los cooperantes solidarios. Esto es, no se tienen que
desviar los fondos para otras actividades.
Es un modelo de respuesta a la emergencia que trabaja con proyectos a corto
plazo, por eso no requiere de las bases ni de las Redes.
La fase de la rehabilitación
39
2. Eje de la organización
Para el modelo de mera asistencia, la atención en la catástrofe es la fase más larga en
cuanto al tiempo. Alargar el tiempo, facilita que se puedan conseguir más recursos y
sostener lazos de dependencia, que terminan concentrando el poder en las Agencias
de Ayuda (gubernamentales, civiles o eclesiales).
En este modelo interesa disponer a tiempo lo que se necesita, como las
despensas, alojamiento, comida, medicina, ropa, centralizando el trabajo en un
equipo de personas y sin interactuar con la comunidad. Difícilmente se cuestiona
sobre la importancia de dejar de dar estas cosas, para que el momento de la
emergencia no se alargue; antes bien, algunas veces se busca alargarla con la
finalidad de seguir captando recursos.
Al alargar la emergencia, la gente pide cada vez más y esto lleva a un caos, que se
añade al caos provocado por la misma emergencia, ya que los afectados no se hacen
responsables de su problema, pues la metodología que utiliza es dar para los pobres,
privilegiando la visibilidad de las acciones. Estos son proyectos a corto plazo porque
hay que garantizar que los recursos captados se traduzcan inmediatamente en obras
que se vean.
Si la organización que tiene la Iglesia trabaja de esta manera, esto es, prolongar la
atención en el tiempo de la emergencia la hace derivar en el asistencialismo y le será
muy difícil dar luego los pasos a las fases de Rehabilitación, Reconstrucción y
Prevención.
2.1- Exigencias de la organización
El diagnóstico
En este modelo, el diagnóstico de la situación se realiza para cuantificar la magnitud
del desastre, abultando las cifras en algunos casos con el fin de conseguir más
recursos, o disminuyéndolas cuando se trata de zonas turísticas.
Tomando en cuenta los datos recabados en el diagnóstico, se elabora un plan de
trabajo desde el escritorio, que difícilmente responderá a las necesidades reales de la
comunidad. Al no ser acertado el plan, la ayuda material no se distribuye de manera
adecuada y se corre el riesgo de no llegar a quien realmente la esté necesitando; otras
veces se desvían los recursos y hay proclividad a la corrupción. No se tienen además
los elementos necesarios para discernir la situación real, ni los cooperantes ni los
beneficiarios.
La fase de la rehabilitación
40
La comunicación
A través de la información se hace patente el desastre a los diferentes niveles de la
sociedad, la Pastoral Social-Cáritas y las Diócesis, con la finalidad de recabar
recursos para dar la ayuda.
La movilización
Ante el desastre, hay movilización inmediata de la comunidad para rescatar
personas heridas, enterrar a los muertos y recuperar los objetos materiales de las
personas afectadas.
Alrededor de las grandes emergencias, hay dos momentos que son claves:
 Una vez que otras comunidades han sido informadas sobre la magnitud del
desastre, inicia el proceso de captación de recursos como dinero, alimentos,
agua, ropa y medicina. Esta acción exige la movilización de personas de todos
los grupos sociales para organizar centros de acopio, donde se clasifican los
recursos que son donados para enviarse luego a los grupos afectados.
 Las comunidades que están viviendo la experiencia del desastre, también se
organizan para captar recursos tanto propios como los que llegan de fuera.
Esto exige la movilización de muchas personas, tanto afectadas como no
afectadas para apoyar en el reparto de las despensas, la atención de los
almacenes, el transporte de los apoyos, atención y apoyo en los albergues, etc.
Este modelo poco tiene en cuenta la organización que ya existe en la comunidad
y que puede ayudar en la mejor distribución de apoyos y recursos. Se desaprovecha
la oportunidad de crear bases organizativas, ya que su política de acción es dar
individualmente, provocando que la comunidad no se movilice ni se organice para
exigir la reparación del daño, creando tensiones entre los siniestrados y las
organizaciones de ayuda.
En la visión de su proyecto aparece muy poco la búsqueda del desarrollo
sustentable, porque no le interesa tocar el modelo socio-económico ni tampoco que
la comunidad luche por atacar la exclusión y la pobreza, que son las causantes de su
situación de vulnerabilidad.
La fase de la rehabilitación
41
La fase de la rehabilitación
42
3. Eje de la capacitación
Desde el diagnóstico y la comunicación este modelo de atención a la emergencia
capacita para lo funcional, dejando al margen las causas históricas que provocaron el
desastre. Para las tareas del plan de trabajo, la capacitación específica se limita a
garantizar la eficiente atención de los almacenes, albergues, comedores, reparto de
despensas, atención psicológica…
El hecho de recibir recursos económicos y materiales, exige que el personal que
administra estos recursos esté capacitado acerca de los requisitos legales y fiscales
que requiere la administración de los mismos.
El intercambio de experiencias no se toma como algo fundamental dentro del
proyecto, sino que pasa a un segundo término. Por lo tanto se desaprovecha esta
herramienta para propiciar el aprendizaje a través de los aciertos y errores en el
proceso. En este proyecto no hay convocación de grupos de base, mucho menos la
articulación de éstos en una red de apoyo y aprendizaje permanentes.
4. Eje de la reflexión de fe
En este modelo, la reflexión de fe se orienta en la línea de ver la catástrofe como un
llamado de atención que Dios nos hace con la invitación a la conversión y a la
penitencia.
Ante la tragedia la lectura que se hace del “paso de Dios” en medio del dolor y
de la muerte, es parecida a la reflexión que hacen los discípulos ante la desgracia del
ciego de nacimiento “maestro, quien tiene la culpa de que este ciego, él o sus
padres” (Sn. Juan 9, 2). En esta línea se profundiza sobre el acontecimiento de la
tragedia al querer identificar los pecados de la comunidad, que trajeron esta
desgracia como castigo de Dios.
Otra lectura que se hace de este momento es considerar que la catástrofe nos
anuncia ya el juicio final y que por lo mismo es necesario arrepentirnos porque Dios
tiene preparado el castigo para los pecadores. Estas y otras reflexiones son
acompañadas por la sagrada escritura.
Acciones que se realizan en esta etapa:
 En un primer momento es la atención a los enfermos y las celebraciones para
los difuntos.
La fase de la rehabilitación
43
 Celebraciones en los centros donde se reúnen los siniestrados: Procesiones,
cantos etc. Estos se llevan a cabo para recibir la protección de Dios en la
situación de catástrofe, para pedir a Dios que socorra a la comunidad, por
ejemplo: sumergir a San Francisco en el río para que no se desborde o pedirle
a Dios que envié la lluvia en caso de sequías, a través de penitencias y
procesiones con las imágenes de Cristos, Vírgenes y Santos.
 El contenido de la Reflexión de Fe en esta fase se sustenta en la providencia
divina y a las obras de misericordia.
La fase de la rehabilitación
44
CAPÍTULO SEGUNDO
LA FASE DE LA REHABILITACIÓN
En el modelo autogestivo y solidario
Presentación
La Rehabilitación es el paso inmediato después de la emergencia para construir las
viviendas intermedias (casas de campaña, láminas, plásticos…), reactivar la
productividad de la comunidad que ha sido afectada (pies de cría en el caso de
animales y apoyos en semillas para recuperar las cosechas perdidas), restablecer las
vías de comunicación (caminos, teléfonos), encontrar mecanismos para conseguir
enseres domésticos como camas, estufas, mesas… y poner a funcionar los servicios
básicos (agua, luz y drenaje).
Esta etapa se caracteriza por el inicio de la reparación del daño que han sufrido
las personas y la infraestructura básica de la comunidad. Este proceso de
rehabilitación consiste esencialmente en identificar las necesidades para darles una
respuesta adecuada a cada una de ellas.
Cuando en las comunidades que sufren la emergencia hay ya un trabajo de base,
o sea que ya esté iniciado en la prevención, tanto la emergencia como la
rehabilitación son ocasión propicia para dinamizarlo; y en las que no lo tienen, ésta
se presenta como la oportunidad para iniciarlo.
La Rehabilitación se convierte además en momento adecuado para el aprendizaje
de un lenguaje nuevo, pues se puede ir clarificando qué es la autogestión, la faena, la
solidaridad, la autoconstrucción, el fondo revolvente, el plan de trabajo, la toma de
decisiones democráticas, la red, y la sociedad civil.
1. Eje de la solidaridad
La Rehabilitación es el período que proporciona la oportunidad de pasar de una ayuda
para los pobres, a un apoyo desde y con los pobres, pero que están dispuestos a
organizarse y poner en común sus recursos. Es la etapa de buscar, encontrar y
escuchar las experiencias de trabajo solidario y, a la luz de ellas, discernir cuáles son
las necesidades urgentes para buscarles solución.
Aquí la solidaridad es importante para solucionar esas necesidades, ya que se
trata del período de discernimiento en el que se busca que los recursos que se tienen,
ya sea de los propios o los que se han captado, estén en función del proyecto de
La fase de la rehabilitación
45
reconstrucción. Se trata entonces de iniciar la puesta en común de los recursos por
parte de las personas siniestradas.
Esta es una etapa intensa de apoyo solidario para atender la salud sicológica y
amortizar las secuelas que dejó el siniestro. Es el momento para cerrar
definitivamente las ayudas de asistencia y dar pasos para la formación de posibles
trabajos que ayuden a poner en común los recursos que se tienen, por ejemplo:
 Las personas inician el proceso de recolección y fabricación de materiales que
pueden servir para la reconstrucción y ayudan en la instalación de las
viviendas intermedias.
 Aprovechar los alimentos y despensas con que se cuenta, para organizar
cooperativas de consumo y de compras en común.
 Utilizar las semillas y pies de cría que se tienen, para iniciar cooperativas de
producción.
 Los que perdieron sus caminos, que organizan movilizaciones para exigir a
las autoridades su apoyo y se puedan rehacer sus vías de comunicación.
Esta es la etapa para aclarar con las personas afectadas el modelo de
Reconstrucción que se va a implementar. También para organizar la solidaridad a lo
interno de la comunidad, ya que las ayudas tienen un doble filo, porque hay gente
que queda acostumbrada a recibir y no a dar o poner en común lo que tiene y
termina exigiendo cada vez más, alimentando el síndrome de la dependencia. Es la
etapa crítica en que aparecen los vicios propios del asistencialismo: esperar que les
den todo, sin dar nada a cambio “¡no me ayudan!, ¡nadie me da nada!…”
Es el momento de analizar qué tipo de proyecto están haciendo las autoridades y,
a la luz de éste, implementar de parte de Pastoral Social-Cáritas un proyecto que
favorezca a los que nadie atiende.
Es la etapa para insistir y crear la conciencia de que este es un proyecto diseñado
y realizado desde los pobres y con los pobres.
Las personas voluntarias, al terminar la emergencia, generalmente vuelven a sus
actividades cotidianas; esto exige que quienes van a participar en la Rehabilitación,
rediseñen su participación en el proyecto. Es un momento importante para
profundizar la regla de oro de la solidaridad y aclarar qué personas quieren poner al
centro del proyecto la solidaridad y organizarse poniendo los bienes en común.
Es el período de discernimiento en que se clarifica si se ocupa tocar las puertas
con los cooperantes solidarios para conseguir más recursos y de que, de conseguirse,
estarán en función de implementar la dinámica de la autogestión y la solidaridad. Es
también la fase para aclarar con los cooperantes que sus proyectos de ayuda se
sujeten al proceso desatado en la misma comunidad.
La fase de la rehabilitación
46
2. Eje de la organización
La Rehabilitación es el tiempo para buscar solucionar lo mínimo necesario de la
situación de las personas siniestradas, es decir, salvar los derechos fundamentales
para que no carezcan de agua, alimentación, medicina, vivienda, etc., de manera que
estas personas puedan habitar un espacio más humano, aunque sea todavía una
etapa intermedia en la reconstrucción.
Es la etapa para organizar las bases y, junto con ellas, diseñar el proyecto de
reconstrucción autogestivo y solidario, ya sea de vivienda, salud, producción, etc.,
con sus estrategias, sus políticas y las acciones a desarrollar, procurando que se
respete, integre y fortalezca la cultura propia del lugar. Además, se van cimentando
las bases organizativas de cada grupo para la organización y dinámica internas.
Es tiempo para buscar a los sujetos de la comunidad que tendrán la
responsabilidad de coordinar y atender la estructura administrativa del proyecto.
2.1- Exigencias de la organización
El diagnóstico
En la Rehabilitación, el diagnóstico o evaluación se realiza para clarificar la
magnitud de los daños ocasionados por el desastre, para ver lo que ya está
solucionado y para identificar a los más pobres y que están siendo olvidados para
integrarlos al proceso de Reconstrucción.
A la luz de los datos recabados en el diagnóstico, la Pastoral Social-Cáritas
clarifica qué es lo que puede atender y en qué se compromete a trabajar y así
sustenta el proyecto que se diseña junto con las bases.
La comunicación
La comunicación en esta fase tiene como fin informar sobre los resultados de la
atención de la emergencia. Informar acerca de las actividades que se están diseñando
y ejecutando para la Rehabilitación y lo que falta por atender, es decir, las
perspectivas que se tienen para la Reconstrucción.
La movilización
En esta fase se busca una participación intensa de los siniestrados, sobre todo
cuando se identifican las causas del siniestro, puesto que se acude a distintas
instancias a exigir la solución de las demandas fundamentales. Se organizan
manifestaciones, se negocian acuerdos con el gobierno para que responda al trabajo
La fase de la rehabilitación
47
intermedio: caminos, viviendas, salud, etc., presentan sus quejas sobre los servicios
que no han sido atendidos.
3. Eje de la capacitación
Cuando llega una emergencia generalmente no se tiene la experiencia de prevención
ni de organización. Tampoco se cuenta con gente ya capacitada para dar
seguimiento a un proceso de Reconstrucción en el modelo de mera asistencia, mucho
menos en un modelo autogestivo y solidario. Por esto es necesario capacitar a los
agentes, sobre todo los que van a desempeñar el rol de dirección o serán gestores del
proyecto.
En la fase de Rehabilitación es muy importante visitar, ver y oír las experiencias
exitosas en la línea de la autogestión y discernir de entre todos los proyectos que se
escucharon, cuál conviene desarrollar.
En esta etapa, es necesario en un primer momento ir compartiendo con los
asesores y coordinadores el modelo de Reconstrucción autogestivo y solidario para
estudiarlo, discernirlo, aclararlo y finalmente tomar la decisión de desarrollarlo. En
un segundo momento, conviene aclarar los pasos que se van a dar para lograr este
proceso. Para finalizar, en un tercer momento, conviene compartir este modelo en
asambleas públicas con las personas afectadas, para discutirlo y aclarar juntos el
modelo de reconstrucción que se va a implementar y las exigencias que conlleva.
4. Eje de la reflexión de fe
La Pastoral Social-Cáritas en la rehabilitación descubre junto con la comunidad
cómo se está experimentando el paso de Dios, encontrando los signos de su
presencia en la solidaridad que practica la comunidad. Esta reflexión se orienta para
comprender cómo Jesús asiste a los necesitados promoviendo y restaurando la
capacidad y la dignidad en las personas e impulsando a ser solidarios desde su
pobreza con otros que carecen de salud, alimento, etc.
Textos de la sagrada escritura que pueden ayudar a profundizar e iluminar esta
fase: Jesús siente compasión por la multitud hambrienta, multiplica el pan y todos
comen hasta saciarse (Mt 14, 20; Mc. 6, 32-44). El texto de la suegra de Pedro (Mt. 9,
29) postrada en la cama con fiebre nos muestra como Jesús la tomó de la mano y le
quitó la fiebre. Ella se levantó y comenzó a atenderle, este texto nos ayuda
comprender como la comunidad que esta en proceso de rehabilitación recibe apoyo
La fase de la rehabilitación
48
mientras esta postrada, pero una vez que se recupera, ella se pone a servirle a los
demás.
La experiencia de la primera comunidad que pone sus bienes en común para que
en ella no haya necesitados, es una indicación clara, de cómo uno de los objetivos de
cualquier proceso es luchar por rehabilitar no solo a las personas siniestradas, sino
también la comunidad que esta en la desgracia y que está misma se anime en
comunidad a iniciar un proceso de reconstrucción (Hch. 2, 44; 4, 31).
4.1-Actividades y celebraciones
Las acciones que se realizan en esta etapa se elaboran conforme al proceso de la
rehabilitación, siguiendo los tiempos de la vida parroquial, profundizado el sentido
de la solidaridad, por ejemplo, en la navidad, Jesús que nace pobre y sin techo, o la
cuaresma, el pueblo que de la esclavitud parte al Éxodo para la liberación e ir a la
tierra prometida. Lo mismo se puede decir de otras fiestas patronales como es el
caso, del Señor de los Desamparados, la Virgen de Guadalupe, el Señor del Perdón,
la Virgen del Perpetuo Socorro… los diferentes acontecimientos generalmente se
celebran con la Eucaristía, del rosario, novenas, celebraciones de la palabra.
La fase de la rehabilitación
49
En el modelo de mera asistencia
El proyecto del modelo de mera asistencia se diseña desde el escritorio y tiene como
objeto seguir dando despensas, entregando casas de campaña, semillas, materiales
para las casas, etc.
1. Eje de la solidaridad
Pasada la etapa de la atención en la emergencia, es decir, los primeros 30 días, este
modelo sigue sosteniendo el proyecto asistencial, y por eso sigue pidiendo ayudas y
almacenando cosas para continuar dando y la gente siniestrada sigue pidiendo más
ropa, alimentos, medicinas, agua, cuando ya se superó la emergencia. Se considera
esta etapa como una oportunidad para acumular recursos de todo tipo, aunque ya
no se necesiten, corriendo el riesgo de que éstos se echen a perder o de que sean
motivo de pleitos.
2. Eje de la organización
En este modelo no interesa la organización de las personas siniestradas porque son
objetos de ayuda, entonces, es poca o nula la participación de los afectados en las
diferentes actividades que se programan. A la falta de vivienda se responde
organizando albergues o campamentos, comedores, reparto de materiales como
láminas, casas de campaña y alarga el tiempo de atención en los mismos,
provocando que las personas, que en esta situación están fuera de su hábitat natural,
difícilmente quieran regresar a sus comunidades y continúen alimentando el
síndrome de la dependencia y se atrofia la capacidad de organización.
La fase de la rehabilitación
50
2.1- Exigencias de la organización
El diagnóstico
En esta etapa el objetivo del diagnóstico puede ser doble. Uno, continuar
redimensionando la crisis, al abultar cifras con el objeto de alargar la etapa de
emergencia y seguir acercándose recursos económicos y materiales. Otro, mostrar a
la sociedad que la situación ya está solucionada, como un caso cerrado, gracias a la
rápida entrega de los recursos recibidos.
La comunicación
En este modelo, el objetivo de la comunicación es mostrar a la opinión pública que
ya se repartieron los materiales, que ya se solucionaron los problemas, que la gente
está en sus casas y se ha reintegrado a su vida normal. Esto sucede con mayor
rapidez cuando se trata de zonas turísticas, con tal de que la gente siga llegando a
visitar el lugar.
La movilización
Con este modelo se bloquea la movilización de la comunidad, porque las
negociaciones se hacen entre líderes, porque lo que se realiza, se hace
individualmente, dejando al margen la participación organizada de la comunidad.
Esto evita cualquier organización que exija que se solucionen otras demandas, como
la deficiencia en los servicios públicos.
3. Eje de la capacitación
La capacitación de las personas es para que atiendan los almacenes, los centros de
acopio, las cocinas populares, el reparto de despensas, la atención en los albergues y
organicen los repartos.
Se elaboran y estudian materiales que indican qué hacer en los casos de siniestro,
pero algunas veces no responden a la realidad de cada comunidad ni tocan las
causas estructurales que están detrás de la catástrofe.
La fase de la reconstrucción
46
4. Eje de la reflexión de fe
La reflexión de Fe se organiza con la visión de dar limosnas o caridad pero como
benefactor para, de esta manera ver en los donadores los bienhechores que están
socorriendo a los “pobrecitos” que no pueden hacer nada por si mismos. Todo esto
sin profundizar en el llamado que Dios hace a la comunidad, a comprometerse.
Es un momento de ir haciendo diferentes celebraciones, reflexiones, oraciones
para agradecer a Dios el regalo recibido y para pedir al Señor que siga socorriendo a
los que están ayudando, con el fin de que pronto se consigan de recursos para las
viviendas.
La fase de la reconstrucción
47
CAPÍTULO TERCERO
LA FASE DE LA RECONSTRUCIÓN1
En el modelo autogestivo y solidario
Presentación
En base a la experiencia, la reconstrucción autogestiva y solidaria tiene las siguientes
características:
 Integra la participación de los siniestrados en la organización del proyecto,
desde el diseño hasta la ejecución, pues no se trata de algo impuesto por
los coordinadores o asesores.
 Es un proyecto alternativo, pues diseña la reparación, a mediano y largo
plazo del daño no solamente físico, sino también social y económico que
sufren las personas de la comunidad. No basta pues con reconstruir las
viviendas, sino que se busca la reconstrucción de las familias, luchando por
lograr un desarrollo sostenible, y la reconstrucción de la sociedad para que
sea justa y solidaria.2
 Exige la autoconstrucción como una expresión clara de la solidaridad y de
la autogestión, porque los siniestrados ponen sus recursos en común y
recrean las relaciones entre ellos y con los cooperantes solidarios.
 Es un proyecto que estimula a los participantes para que colaboren a la
globalización de la solidaridad y para que actúen de manera articulada con
otras instancias de organización existentes en la Sociedad Civil.
1- La organización diocesana al servicio de la reconstrucción
Es básico que las personas de la organización pastoral de la Iglesia (la pequeña
comunidad, la parroquia, el decanato o vicaría, la Diócesis y Pastoral Social-Cáritas)
que participaron en la atención de la emergencia y la rehabilitación, sean la base
para integrar el equipo diocesano o parroquial que será responsable del diseño, la
estrategia y las políticas de acción del proyecto de reconstrucción.
1
La fase de la “Reconstrucción” en este modelo se tratará con los ejes directrices entrelazados (Solidaridad,
Organización, Capacitación y Reflexión de Fe), dadas sus características propias. Nótese como el trabajo con la
comunidad va cubriendo cada uno de los ejes sin necesidad de que sea observado el cumplimiento estricto de
manera ordenada de los ejes mencionados. Pero sí es importante que no falte alguno, pues entonces el trabajo
en común quedaría cortado. No obstante, colocaremos en paréntesis el eje que corresponde a la acción referida.
Después de la presentación de esta fase en este modelo, retornaremos al formato que se ha venido presentado.
2
Intercambio de experiencias sobre la ayuda a la reconstrucción en América Latina, (1993) Diócesis de Cd.
Guzmán,p. 14.
La fase de la reconstrucción
48
Es importante que este equipo busque articularse con otras Diócesis solidarias y
Pastoral Social-Cáritas Nacional, para presentar el proyecto de reconstrucción.
2- La reconstrucción, en donde ya existe un proceso autogestivo y solidario
Cuando se da la emergencia y ya existe un proceso autogestivo y solidario, en base a
la experiencia se sugieren los siguientes pasos para trabajar en la reconstrucción:
I) Pastoral Social-Cáritas a la luz de la praxis organizativa que ya se tiene,
convoca a los asesores, coordinadores y promotores para diseñar juntos el
proceso de Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención que se quiere
implementar.
II) Confrontar el diseño de reconstrucción en el modelo de mera asistencia con el
modelo autogestivo y solidario, para aclarar el tipo de asesores, promotores y
coordinadores que exige este modelo.
III) Intercambiar experiencias con otros grupos que ya están viviendo la
metodología de reconstrucción autogestiva y solidaria, de tal manera que éstos
aporten su experiencia.
IV) Si se organizan los nuevos grupos, aclararles las exigencias de este estilo de
reconstrucción, esto es, autoconstrucción, autogestión, solidaridad, intercambio
de experiencias, puesta en común de los recursos, toma de decisiones en
común, participación en los diferentes niveles: asambleas comunitarias, barrio,
zona, pueblo o ciudad, etc.
V) Integrar a los nuevos grupos a alguna de las Redes que ya están organizadas:
vivienda, salud, cooperativas, producción, consumo, ahorro, ecología, derechos
humanos…
VI) Propiciar que el comité de reconstrucción o la Red entre en diálogo con las
instancias oficiales y con los cooperantes solidarios que intervienen en el
proyecto de reconstrucción, para negociar las líneas y políticas que respeten la
autogestión y la subjetividad en el proyecto y, al mismo tiempo, para que se
exija la transparencia en la administración de los recursos de modo que éstos
lleguen a los más pobres.
VII) Integrar la Red de reconstrucción a un proceso más amplio de Redes,
vinculadas a otras instancias civiles que luchan a favor de la ecología y del
respeto a los Derechos Humanos.
Esta es una síntesis de los pasos que se pueden implementar, aunque no están
descritos los pasos intermedios que hay que programar conforme a las
circunstancias que se presenten y a las exigencias del proceso mismo.
Manual de Emergencias...
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Manual de Emergencias...

  • 1.
  • 2. La fase de atención a la emergencia 16
  • 3. La fase de atención a la emergencia 17 COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL – CÁRITAS ANTE LA EMERGENCIA: SOLIDARIDAD GUÍA METODOLÓGICA DE APOYO
  • 4. La fase de atención a la emergencia 18 PRESENTACIÓN En los últimos años las emergencias por sismos, huracanes, lluvias, trombas, explosiones, derrames de aguas negras, en México y en la región Centroamericana han sido cada vez más frecuentes. Los desastres terminan por descubrirnos los rasgos de los pobres y la vulnerabilidad de millones de mexicanos que viven en sitios de alto riesgo porque la miseria y la pobreza los ha orillado a ubicar sus familias en zonas marginadas. Como Iglesia mexicana hemos ido acompañando a través de Pastoral Social- Cáritas, según nuestras capacidades y con sus limitaciones, la atención a los diferentes desastres. Como resultado de este trabajo, aclaramos la metodología autogestiva y solidaria para atender integralmente las emergencias (prevención, atención, rehabilitación y reconstrucción). Cáritas Mexicana impulsó varias reuniones con Diócesis y Cáritas que sufrieron emergencias (Cd. Guzmán, San Cristóbal de las Casas, Tapachula, Papantla, Tabasco, Tulancingo, Oaxaca, Chalco, Acapulco, Tlapa, Yucatán, Campeche, Tepic, Colima, Cd. Lázaro Cárdenas…) para elaborar este Manual que quiere ser un instrumento de apoyo-guía, y tratar de estar como Iglesia prevenidos y capacitados a fin de atender integralmente nuevas emergencias. El Magisterio de la Iglesia y la Doctrina Social son el marco teórico que sustenta el Manual, al pedirnos que: “La Iglesia en América debe encarnar en sus iniciativas pastorales la solidaridad de la Iglesia universal hacia los más pobres y marginados de todo género. Su actitud debe incluir la asistencia, promoción, liberación y aceptación fraterna. La Iglesia pretende que no haya en absoluto marginados”1. También se insiste en que las acciones de la Iglesia incidan en las estructuras: “En efecto, se trata no solo de aliviar las necesidades más graves y urgentes mediante acciones individuales y esporádicas, sino de poner de relieve las raíces del mal, proponiendo intervenciones que den a las estructuras sociales, políticas y económicas para lograr una sociedad más justa y solidaria”.2 Con mucho gusto, pues, y con un profundo sentido de solidaridad cristiana ofrecemos este Manual que deberá siempre ir acompañado con el testimonio del amor y de la ternura con que nuestro Padre Dios nos mira y arropa a todos nosotros, sus hijos. Pidamos al Señor que ese amor y esa ternura se hagan 1 Juan Pablo II, Ecclesia in América (EA), Ed. Dabar México 1999, No. 58. En adelante Ecclesia in América se escribirá EA. 2 Ibíd. No. 18
  • 5. La fase de atención a la emergencia 19 plenamente manifiestos frente al dolor y la angustia de los hermanos y hermanas, víctimas de los desastres. Estamos seguros que este Manual será de mucha ayuda tanto a organismos eclesiales como a organismos de la sociedad civil. Incluso es un Manual abierto que, por tanto, deberá ser enriquecido con posteriores experiencias.. Este Manual lo ponemos en las manos de la Virgen Santa María de Guadalupe que nos pide le construyamos un templo para escuchar el sufrimiento y clamor de su pueblo. Excmo. Sr. Obispo D. Carlos Talavera Ramírez* Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. 26 de junio del 2006. --------------- * El Excmo. Sr. Obispo D. Carlos Talavera Ramírez falleció intempestivamente el 1º. De julio del 2006. Que descanse en paz.
  • 6. La fase de atención a la emergencia 20 ANTE LA EMERGENCIA PASTORAL SOCIAL-CÁRITAS GUÍA METODOLÓGICA DE APOYO Es preocupante constatar que los desastres y la creciente vulnerabilidad de la población magnifican el efecto destructivo de los fenómenos naturales y aquellos provocados por el ser humano, ya que sectores mayoritarios, de esa población viven en condiciones de pobreza inhumana, con poco o ningún acceso a los servicios básicos de vivienda digna, educación y alimentación adecuada. Son estos sectores económicamente empobrecidos y socialmente excluidos, las víctimas principales de los desastres. Dada la situación de vulnerabilidad, muchas de las Diócesis y su Pastoral Social- Cáritas están ubicadas en zonas de alto riesgo y en la perspectiva de una mejor atención. Con el programa: “Emergencias, Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención” se vio conveniente elaborar una guía que recupere los elementos fundamentales y las enseñanzas que nos han dejado en veinte años de trabajo las experiencias vividas en los desastres,3 para ofrecer un servicio que ayude a las comunidades y a las Diócesis a dar una respuesta eficaz en caso de nuevas emergencias. Esta guía se enmarca tanto en la Misión como en la Visión de Cáritas de América Latina y México: MISIÓN: La Pastoral Social-Cáritas en América, desde el contexto de cada país, está llamada a animar a la luz del Evangelio y la Doctrina Social de Iglesia, el proceso de transformación de la realidad de los pueblos de América, con el protagonismo de los pobres y excluidos, para construir, en armonía con la creación, una sociedad justa, fraterna y solidaria, signo del Reino de Dios. VISIÓN: Queremos un continente solidario, justo, democrático y pluralista, donde los poderes públicos sean representativos, transparentes y participativos, para que cada hombre y mujer viva de acuerdo a su dignidad, tenga satisfechas sus necesidades básicas y use sosteniblemente los recursos de la creación para el bien común. 3 Experiencias en los desastres ocasionados por el huracán “Paulina”, las lluvias que causaron inundaciones en Tapachula en el 98, las que causaron deslaves, derrumbes e inundaciones en Puebla, Hidalgo, Veracruz y Tabasco en el 99 (diócesis de Tulancingo, Puebla, Papantla, Tuxpan y Tabasco), inundación en Chalco, la experiencia de desplazados de la Guerra y desabasto de granos por las sequías e incendios en la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas; el terremoto de Cd. Guzmán y Zapotitlán y las inundaciones en Mérida y Campeche por el huracán “Isidore”.
  • 7. La fase de atención a la emergencia 21 Y por lo tanto, queremos una Iglesia que sea testigo de Jesús en el mundo, pobre, profética y pascual, en conversión continua, donde los laicos sean protagonistas y que incida en los procesos históricos de transformación para hacer presente el Reino de Dios.4 La MISIÓN de Cáritas Mexicana5 “Contribuir a la dignificación de la persona humana:  Promoviendo la caridad, la solidaridad, la justicia y la reconciliación  De forma orgánica, organizada y pedagógica  Analizando la realidad social  Sensibilizando a la comunidad eclesial y social  Articulándose en forma de red  Coordinando y animando iniciativas eclesiales  Vinculándose y cooperando con otros actores sociales  Impulsando procesos, programas y proyectos de asistencia, de promoción, liberación integral, y aceptación fraterna y  Colaborando en la construcción de México con estructuras sociales, políticas y económicas justas”. Esta guía es una respuesta concreta a la misión y visión de Pastoral Social-Cáritas. 4 1 er Encuentro Continental de las Pastorales Sociales-Cáritas de América, Colombia-Bogotá, 4 al 10 de marzo del 2002. 5 Comisión Episcopal de Pastoral Social, Vivamos el amor preferencial por los pobres, Caritas Mexicana, México 2001, p. 94. En adelante cualquier nota referida a la Comisión Episcopal se abreviará con las iniciales CEPS.
  • 8. La fase de atención a la emergencia 22 OBJETIVO Ofrecer una guía metodológica, que sirva como apoyo en nuestra praxis de Pastoral Social-Cáritas, que nos ayude a buscar caminos que reduzcan la vulnerabilidad estructural, con una visión que supere la mera asistencia, que incluya la liberación y la aceptación fraterna y que vea de conjunto la Atención, Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención, orientando el trabajo hacia procesos autogestivos, solidarios y de reconstrucción sostenible, para lograr una sociedad justa, solidaria y sin excluidos.
  • 9. La fase de atención a la emergencia 23 INTRODUCCIÓN Esta guía contempla pedagógicamente dos modelos6 en la acción de la Pastoral Social-Cáritas: el modelo autogestivo y solidario y el modelo de mera asistencia. Modelo autogestivo y solidario Uno es el Modelo autogestivo y solidario, el cual organiza la Pastoral Social-Cáritas con una visión integral como nos pide el Papa Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica Ecclesia in América (EA): “La Iglesia en América debe encarnar en sus iniciativas pastorales la solidaridad de la Iglesia Universal hacia los pobres y marginados de todo género”.7 Debe incluir pues de conjunto la asistencia, la rehabilitación, la reconstrucción y la prevención con el objetivo de que sus acciones incidan en las estructuras sociales. “En efecto se trata no sólo de aliviar las necesidades más graves y urgentes mediante acciones individuales y esporádicas, sino de poner de relieve las raíces del mal, proponiendo intervenciones que den a las estructuras sociales, políticas y económicas una configuración más justa y solidaria”.8 En este Modelo, las emergencias o las catástrofes se consideran como oportunidades para dinamizar a la comunidad hacia el desarrollo sustentable. Tiene como objetivo central la promoción de la subjetividad de los siniestrados, sin descuidar las acciones de atención para los afectados que requiere toda actividad de emergencia, sobre todo en los primeros ocho días. Para facilitar el camino del trabajo se distinguen las fases de: Emergencia, Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención; y para cada una de ellas se ha aclarado, desde la experiencia que los ejes directrices indispensables para caminar correctamente durante todo el proceso son cuatro: la Solidaridad, la Organización, la Capacitación y la Reflexión de Fe. Modelo de mera asistencia Se entiende por Pastoral de mera asistencia, la praxis pastoral que enfoca todas sus actividades a la asistencia; “asistir”, es decir, hacerse presente en situaciones emergentes para remediar necesidades inmediatas, sin buscar la promoción ni las acciones liberadoras de las personas y transformadoras de las estructuras sociales corriendo el riesgo de quedarse en el mero asistencialismo. La asistencia tendría que ser por su naturaleza temporal, es decir, extenderse tanto cuanto se prolonga la situación que hace peligrar la vida, en la cual el sujeto, 6 Al tratar de puntualizar los elementos de los modelos (Es una presentación dicotómica que tiene valor descriptivo pero no tiene valor calificativo) hay la dificultad de que en la práctica se den características de uno dentro del otro, porque es difícil encontrar un modelo ideal. “Intercambio de experiencias sobre la ayuda a la reconstrucción en América Latina”, Diócesis de Cd. Guzmán, México, julio de 1993, p. 5. 7 Juan Pablo II, Eclessia in América (EA) Ed. Dabar, México 1999, No. 58. 8 Ibíd.No. 18
  • 10. La fase de atención a la emergencia 24 individual o colectivo se encuentra deshabilitado. En otras palabras la asistencia es la ayuda o el apoyo que una persona requiere en situación de emergencia y que por sí misma no puede solucionar, por ejemplo: alguien que se está ahogando, el que queda atrapado en un derrumbe o en un incendio... de tal manera que si no se le asiste, la persona perece. La asistencia adquiere connotaciones negativas y se vuelve asistencialismo cuando la ayuda que se sigue dando a una persona o comunidad ya salió de la emergencia como si todavía estuviera en esa situación, provocando actitudes de dependencia, paternalismo, caridad mal entendida (dar a los pobrecitos), de utilización mutua tanto del que dona como del que recibe. Características del modelo autogestivo y solidario Características del modelo de mera asistencia Atiende las emergencias como oportunidades para promover la solidaridad y la organización del pueblo. Atiende la emergencia sin promover la solidaridad y la organización. Asume integralmente emergencia, rehabilitación, reconstrucción y prevención. Trabaja la rehabilitación y la reconstrucción con proyectos funcionales, visibles a corto plazo. Es un Modelo de atención no como evento aislado, sino como un proceso permanente, sustentado en cuatro ejes: La solidaridad, la organización, la capacitación y la reflexión de fe. Considera la atención de la emergencia como un evento aislado. Integra la emergencia y las causas históricas y estructurales, que provocan esa situación y se preocupa de la promoción, de la liberación y de la injusticia. No se preocupa por impulsar la autogestión, más bien corre el riesgo de crear dependencias por el método de trabajo que sigue con acciones para los pobres y no acciones con los pobres y desde los pobres, donde ellos sean sujetos. Respeta la cultura propia de la comunidad y parte de la organización misma del pueblo, si la hay y si no, la promueve. No toma en cuenta la cultura de la comunidad.
  • 11. La fase de atención a la emergencia 25
  • 12. La fase de atención a la emergencia 26 Características del modelo autogestivo y solidario Características del modelo de mera asistencia Anima la solidaridad y la organización que brota en la tragedia. Desarticula la solidaridad y la organización por la donación continua de despensas, ropa… Respeta las necesidades de la comunidad, sin enviar cosas que la comunidad no ocupa. Pide cosas que la comunidad no necesita. No busca tomarse la foto en ocasión de la tragedia. Busca tomarse la foto aprovechando la tragedia. En todo el proceso de trabajo, el criterio central es atender a los que nadie atiende. Aprovecha las ayudas para hacer proselitismo partidista. Evalúa sus acciones en la emergencia para evitar el asistencialismo y dar el paso a la promoción, lo más pronto posible. Y transita de acciones para los pobres a acciones con los pobres. No le preocupa transitar a la rehabilitación, reconstrucción y prevención. Dinamiza la solidaridad que brota dentro de la comunidad al responder a la emergencia con sus propios recursos. Respeta la regla de oro de la solidaridad. Anima a la comunidad para que realice el diagnóstico y se pueda saber con certeza las necesidades apremiantes de las familias siniestradas. El diagnóstico se utiliza para conseguir recursos.
  • 13. La fase de atención a la emergencia 27 Características del modelo autogestivo y solidario Características del modelo de mera asistencia Distribuye equitativamente los recursos para los más pobres y necesitados. El diagnóstico (análisis estructural y coyuntural) facilita el proyecto de rehabilitación, reconstrucción y prevención partiendo de la subjetividad de los grupos. A la luz de este análisis impulsa el plan de trabajo. El diagnóstico funcional, facilita el proyecto de rehabilitación, reconstrucción y prevención sin la participación de los grupos. Impulsa la rehabilitación, procurando no sacar a las familias de su hábitat y fortaleciendo los lazos de ayuda mutua entre los amigos y familiares. Impulsa los albergues. Aprovecha los apoyos del gobierno para impulsar el trabajo solidario. Motiva al encuentro entre los responsables de la Pastoral Social- Cáritas para que confronten, analicen y decidan el modelo con el que van a trabajar la reconstrucción. Discierne y discute con los asesores, promotores y coordinadores de la rehabilitación, reconstrucción y prevención, el Modelo Autogestivo y solidario para que se aclare, se acepte o se rechace. Se decide un proyecto de rehabilitación y reconstrucción desde la cantidad de dinero con la que se cuenta y se contratan constructoras para la ejecución, prescindiendo de los siniestrados y al final se les entrega la casa. Promueve celebraciones y reflexiones para fortalecer el espíritu solidario. Promueve asambleas públicas para discutir con los siniestrados las reglas y criterios del propio modelo.
  • 14. La fase de atención a la emergencia 28
  • 15. La fase de atención a la emergencia 29 Características del modelo autogestivo y solidario Características del modelo de mera asistencia Convoca a los grupos de base interesados en desarrollar el proyecto de autoconstrucción para que asuman las normas y criterios del modelo. Promueve la organización interna dentro de cada grupo de base y busca el consenso para los criterios que normen el grupo. Anima la participación de todos los miembros en las asambleas del grupo porque es la instancia principal donde deciden en consenso los acuerdos. Estructura la mesa directiva y comisiones para que coordinen la asamblea y ayuden en la dirección del proceso de trabajo. Dinamiza la participación partiendo del nivel de base, de mesas directivas, de seguimiento y de dirección. Apoya a los grupos en la movilización para demandar al gobierno los servicios requeridos. Los recursos y el dinero no son fin para el proyecto, sino un medio. El dinero es fin en sí mismo. Organiza las faenas de tal manera que si no hay faena, tequio, fagina… no hay autogestión, ni solidaridad. Impulsa las faenas solidarias para responder a la necesidad sentida de la mano de obra, para fortalecer los lazos entre los grupos de la red y que los grupos se capaciten en las faenas.
  • 16. La fase de atención a la emergencia 30
  • 17. La fase de atención a la emergencia 31 Características del modelo autogestivo y solidario Características del modelo de mera asistencia Promueve el intercambio de experiencias entre los grupos, entre las mesas directivas, con otros grupos que participan en la red y con otras redes como herramienta de capacitación y de articulación. Evalúa continuamente el proyecto a la luz de la solidaridad y la autogestión para que no derive en un proyecto asistencial. Vincula y articula a los grupos entre si para formar una red y esta red se articula con otras redes para fortalecer el intercambio de experiencias y la solidaridad, y dar pasos hacia una sociedad sin excluidos. Promueve el análisis constante del proceso del proyecto para encontrar las acciones que ayuden a fortalecer los ejes de solidaridad, organización, capacitación y reflexión de fe. Es un proyecto a mediano y a largo plazo. Es un proyecto a corto plazo. El donador se convierte en cooperante y se educa junto con el proceso de los grupos. Quien aporta el dinero es un benefactor y el siniestrado, un beneficiario. Favorece que las acciones del proyecto incidan en las políticas públicas y en el cambio de la sociedad. Desata la organización del pueblo y el crecimiento de la sociedad civil.
  • 18. La fase de atención a la emergencia 32
  • 19. La fase de atención a la emergencia 33 Características del modelo autogestivo y solidario Características del modelo de mera asistencia Considera al pobre como sujeto histórico porque la pobreza es inhumana y antievangélica. Descubre las estructuras de pecado social y trata de construir estructuras solidarias. Fundamenta la lectura de su proceso en la Palabra de Dios y en los signos del Reino, expresión del amor gratuito de Dios en Jesucristo. La visión de caridad y de justicia, la opción preferencial por los pobres, las concibe dentro de esta línea de mera asistencia. La Palabra de Dios que se reflexiona dentro de las asambleas de los grupos, anima y fortalece la solidaridad, el servicio, el respeto, la justicia, la honestidad… La Palabra de Dios apoya los trabajos que se vayan realizando. Las celebraciones en los diferentes momentos: aniversarios, bendición de viviendas, cosecha de productos, faenas solidarias, encuentros… son la cumbre y la fuente de vida en la comunidad. Celebra la entrega de las casas. El desafío de este modelo en todas las etapas de atención, rehabilitación, reconstrucción y prevención, es superar la tensión entre el modelo de mera asistencia y el autogestivo y solidario. Impulsa la prevención inmediata y remota en sus diferentes niveles: emergencia cotidiana, trabajo de organización básica, red y red de redes y la participación en la sociedad civil. Impulsa la prevención inmediata.
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  • 21. La fase de atención a la emergencia 35 Características del modelo autogestivo y solidario Características del modelo de mera asistencia Anima la asistencia, la promoción humana y la incidencia en las estructuras sociales para lograr una sociedad más justa y solidaria. Anima la asistencia. Asimila los contenidos de la solidaridad: principio social, virtud moral, destinatarios de la solidaridad y el contenido cristiano de la solidaridad. Asimila los contenidos de la solidaridad: principio social, virtud moral, destinatarios de la solidaridad y el contenido cristiano de la solidaridad. Es irrenunciable el carácter de asistencia de la Pastoral Social- Cáritas, sin embargo transita a la promoción humana en donde el asistido se convierte en sujeto de su propio desarrollo. La asistencia es temporal. Es irrenunciable el carácter de asistencia de la Pastoral Social- Cáritas Aprovecha las emergencias cotidianas como oportunidades para desatar procesos solidarios y educar a la solidaridad. Ante las emergencias sociales impulsa la organización y la autogestión. Promueve acciones integrales que vayan creando estructuras sociales en la justicia y participación, para impulsar el desarrollo integral de la comunidad local, regional e internacional Frente a la emergencia social, promueve algunas fuentes de trabajo. Anima la reflexión constante entre pobreza y solidaridad (conciencia solidaria) Anima la reflexión acerca de la pobreza sin ir a las causas (conciencia de mera asistencia) La solidaridad implica que todos deben participar con sus semejantes por alcanzar el bien común y disfrutar de él. La solidaridad impulsa acciones individuales. Fortalece la acción social transformadora.
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  • 23. La fase de atención a la emergencia 37 Características del modelo autogestivo y solidario Características del modelo de mera asistencia Promueve la red y la red de redes como instancias para conjuntar luchas estructurales, estratégicas y globales. Apoya la dinámica de la sociedad civil que aglutina en su seno, un conjunto de redes de organizaciones populares que trabajan en múltiples campos de la vida social e inciden en las políticas públicas. Profundiza en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia: dignidad de la persona humana, solidaridad, subsidiariedad, participación y bien común. Estudia los principios de la Doctrina Social de la Iglesia: dignidad de la persona humana, solidaridad, subsidiariedad, participación y bien común. Impulsa la capacitación en la gestión de riesgo a partir de las causas estructurales de los desastres y concientiza a los sujetos en zonas de riesgo sobre la necesidad de promover una cultura de prevención. Impulsa la capacitación en la gestión de riesgo. Si frente a la pobreza y la exclusión, se trabajan todas las características de este modelo autogestivo y solidario y otras más que no están dichas, se estará creando una cultura de prevención, de solidaridad y organización que servirán para atenuar y disminuir los riesgos catastróficos de una emergencia, y arrancar más fácilmente a la rehabilitación y a la reconstrucción.
  • 24. La fase de atención a la emergencia 38 CAPÍTULO PRIMERO LA FASE DE ATENCIÓN A LA EMERGENCIA En el modelo autogestivo y solidario Presentación En México y en otros países de América frecuentemente nos toca vivir en medio de sismos, huracanes, sequías, tormentas, inundaciones, derrumbes, incendios forestales, contaminación del medio ambiente, deforestación, ciudades densamente pobladas en zonas de alto riesgo, explosiones, canales de aguas negras, secuestros, pobreza extrema, corrupción política, narcotráfico, violencia, guerra, hambruna, etc. Todas estas situaciones están provocando continuamente emergencias y catástrofes. Las emergencias o catástrofes son las situaciones de destrucción o muerte que las personas o poblaciones experimentan después de un fenómeno súbito, que afectan gravemente sus estructuras económicas y sociales, imposibilitándolas para dominar esas situaciones con sus propias fuerzas y recursos, y que requieren la asistencia de otras personas. “Es una condición de muerte que se debe superar lo más rápido posible (debe ser una fase corta), para que el siniestrado pueda regresar a tomar las riendas de su propia vida”.9 Últimamente las emergencias y catástrofes son más recurrentes e incluso algunas son de carácter permanente y nos obligan a pensar en una visión más global y a más largo plazo. Así por ejemplo la hambruna del África Subsahariana no se resuelve con el envío de socorros y con acciones pensadas a corto plazo. Sin duda que problemáticas tan complejas como estas, exigen una revisión a fondo del modelo social que ha provocado y ha permitido estas crisis. La atención en la emergencia de manera meramente asistencial provoca “el síndrome de la dependencia” induciendo con ello a que las capacidades de la población afectada se inhiban, contribuyendo a cercenar uno de los factores imprescindibles para lograr un proceso de desarrollo efectivo, que es la capacidad y el compromiso de las comunidades locales con su propio desarrollo. La entrega sistemática de ayudas y socorros para enfrentar necesidades inmediatas más que la vulnerabilidad10, produce en el corto plazo dependencia y paternalismo y en el mediano y largo plazo la incapacidad de mejorar las respuestas de las poblaciones afectadas ante futuras crisis. 9 “Intercambio de experiencias sobre la ayuda a la reconstrucción en América Latina”, Diócesis de Cd. Guzmán, México, julio de 1993, p. 11. 10 La vulnerabilidad es la debilidad, incapacidad o dificultad para evitar, resistir, sobrevivir, y recuperarse en caso de un desastre.
  • 25. La fase de atención a la emergencia 39 Vamos ahora a describir cómo se viven los cuatro ejes fundamentales del modelo autogestivo y solidario en la fase de la atención a la emergencia. 1. Eje de la solidaridad11 Durante las primeras horas y días de cualquier emergencia: huracanes, sismos, explosiones… las mismas personas trabajan internamente en solidaridad. Esto se confirma con testimonios como el de la experiencia de Tapachula con el huracán “Stan”, ya que al quedar la comunidad inundada y aislada de toda comunicación, los habitantes corren a darse la mano y solucionan los problemas inmediatos. Lo más común en la emergencia es que la comunidad inmediatamente se movilice y se organice en orden al rescate de vidas como urgencia inmediata12, a sepultar a los muertos y a recuperar los objetos y materiales que puedan ser útiles. En la emergencia, la movilización y la solidaridad van de la mano, porque en el trabajo de atención aparece un buen grupo de personas voluntarias (catequistas, coordinadores de grupos, seminaristas, jóvenes, gente de buena voluntad) que ofrecen sus recursos humanos y materiales. Son personas que prestan sus servicios en el diagnóstico, en el acopio y distribución de víveres, en la preparación de alimentos, en el retiro de escombro, apoyando en los albergues, cuidando heridos y terminada la emergencia, generalmente desaparecen y vuelven a su vida ordinaria. Constatamos que frente a la tragedia y la pobreza, que siempre van juntas ya que los más vulnerables son los más pobres, surge la fuerza de la solidaridad a lo interno de los grupos y las comunidades para llevar a los siniestrados pan, vestido, agua, medicamentos… como lo señala el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: “La solidaridad se eleva al rango de virtud social […] orientada al bien común y en «la entrega por el bien del prójimo, que está dispuesto a “perderse”, en sentido evangélico, por el otro en lugar de explotarlo, y a “servirlo” en lugar de oprimirlo para el propio provecho (cf. Mt 20,25-28; Mc 10, 42-45; Lc 22, 25-27)»”13 11 La palabra “solidaridad”, viene de la raíz latina “solidus”, que quiere decir: sólido, compacto, entero. Solidaridad es, la expresión del espíritu que anima la vida de un grupo, de una comunidad o de una nación en el cual se unen fuerzas y esfuerzos, se ponen en común los recursos: capacidades, habilidades, experiencias, responsabilidades, trabajo y bienes. El término solidaridad ampliamente empleado por el Magisterio, expresa en síntesis la exigencia de reconocer en el conjunto de los vínculos que unen a los hombres y a los grupos sociales entre sí, es el espacio ofrecido a la libertad humana para ocuparse del crecimiento común compartido por todos. 12 Como por ejemplo la movilización de las personas en el grupo de los Topos en el terremoto de 1985 que, rebasando el cerco del ejército, ayudaron a rescatar un gran número de vidas. 13 Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Conferencia del Episcopado Mexicano, Librería Editrice Vaticana, 2004, No. 193. De aquí en adelante citaremos el compendio con las siglas CDSI.
  • 26. La fase de atención a la emergencia 40 1.1-La solidaridad: la regla de oro: La experiencia nos ha enseñado que el eje fundamental en este modelo es el de la solidaridad, que se convierte por tanto en la regla de oro de todo proceso. Si se pierde la solidaridad, se pierde la base para los otros tres ejes. Los pasos de la solidaridad son los siguientes: El primer paso: La solidaridad a lo interno de la comunidad que sufre la tragedia Este primer paso de la solidaridad se da dentro o en la misma comunidad, que se organiza para buscar y rescatar a sus heridos, sepultar a sus muertos, recuperar sus pertenencias, ofrecer albergue a quienes se quedaron sin techo. Esto lo hacen poniendo en común sus recursos y sus personas con el riesgo incluso de perder la vida con tal de salvar a las personas siniestradas. Esta es la esencia de la solidaridad. En las comunidades asentadas en zonas sísmicas o de huracanes, con el tiempo se va creando la cultura de solidaridad ante las emergencias, cuando éstas se presentan. Segundo paso: La solidaridad de las comunidades vecinas Este segundo paso de la solidaridad se da cuando las comunidades cercanas se dan cuenta del desastre y, después de constatar que los siniestrados no alcanzan a solucionar la emergencia con sus propios recursos, se solidarizan, poniendo en común lo que tienen: los recursos, la organización y la movilización. Tercer paso: La solidaridad de la Diócesis, la región pastoral y Pastoral Social- Cáritas Nacional El tercer paso de la solidaridad se da cuando la emergencia, por su magnitud, supera las posibilidades de solución de la comunidad y de las comunidades vecinas; entonces se requiere del apoyo, ya sea de la Diócesis local o de las vecinas. Si la solidaridad de éstas, además de la Pastoral Social-Cáritas no es suficiente para enfrentar la emergencia, entonces hay que invitar a la Cáritas Nacional y al país en general para que aporten sus recursos a la emergencia. Cuarto paso: La solidaridad de Camexpa y otras instancias afines Este Cuarto paso de la Solidaridad se da si la magnitud de la emergencia supera el nivel de nación, al recurrir a la nueva instancia internacional, animada por Cáritas de la zona Camexpa (Centro América, México y Panamá) en el marco de la confederación de la CÁRITAS INTERNATIONALIS a la Coordinadora Internacional de Seguimiento y Acompañamiento (CISA).14 14 CISA se constituye como foro permanente de la coordinación para la cooperación fraterna de la Pastoral Social- Cáritas del Norte y de las Cáritas del Sur que están dispuestas a establecer relaciones de equidad y solidaridad con el fin de construir, acompañar, y dar seguimiento a procesos de transformación, con los sectores empobrecidos, hacia una sociedad más humana en los países que constituyen la zona Camexpa. Cáritas de la
  • 27. La fase de atención a la emergencia 41 Quinto paso: La solidaridad a nivel mundial en las macro-emergencias Cáritas Internationalis El quinto paso de la Solidaridad se da en caso de una macro-emergencia (como el terremoto de 1985 en México, el Huracán “Mitch” en 1998, los tsunamis en el sudeste asiático en diciembre del 2004 y julio del 2006.) que rebasa las posibilidades de atención nacional y regional. En este caso se convoca a un S.O.A. (special operations appeal) o una solicitud de operaciones especiales a través de las Cáritas Internationalis. La solidaridad es la razón fundamental para la toma de conciencia ya que, rompiendo los racismos y los prejuicios, se da paso a un proceso en el que es necesario reconstruir no sólo las casas, las fuentes de trabajo, las parcelas, sino la familia humana ―la comunidad como punto final―, en otras palabras, trabajar por un cielo nuevo y una tierra nueva (Ap 21,1). 1.2- El criterio fundamental, es la opción preferencial por los pobres El primer compromiso de Pastoral Social-Cáritas es el de no estar ausente allí donde hay una situación de sufrimiento e injusticia. Hacerse presente en aquella situación que está demandando una respuesta inmediata y directa, ejerciendo una efectiva opción por los pobres y por los excluidos. Es importante recordar que la opción de Pastoral Social-Cáritas, es la opción de la Iglesia, opción por los más vulnerables. La opción preferencial por los pobres define la línea de acción, los criterios y el enfoque del trabajo de la Iglesia, de tal manera que su objetivo último será “llegar a los que nadie atiende”. Como dice el documento de Ecclesia in América: El servicio a los pobres, para que sea evangélico y evangelizador, ha de ser fiel reflejo de la actitud de Jesús, que vino «para anunciar a los pobres la Buena Nueva» (Lc 4,18). Realizado con este espíritu, llega a ser manifestación del amor infinito de Dios por todos los hombres y un modo elocuente de trasmitir la esperanza de salvación que Cristo ha traído al mundo, y que resplandece de manera particular cuando es comunicada a los abandonados y desechados de la sociedad. Esta constante dedicación a los pobres y desheredados se refleja en el Magisterio social de la Iglesia, que no se cansa de invitar a la comunidad cristiana a comprometerse en la superación de toda forma de explotación y opresión. 15 zona de Centroamérica, México y Panamá (Camexpa), reunidas en San Salvador, El Salvador los días 28, 29 y 30 de marzo del 2001, las Cáritas de la zona de Camexpa y varias Cáritas Cooperantes, 15 Juan Pablo II, Eclessia in América, México 1999, No. 58. En adelante Ecclesia in América se escribirá EA. No. 18.
  • 28. La fase de atención a la emergencia 42 Por esta razón, el apoyo a las comunidades será, no como una acción para los pobres, sino como una acción con y desde los pobres; donde los pobres, sean los sujetos protagonistas de la participación en este proceso de atención. Esta línea de trabajo, marcará el plan y la relación con otras instancias que participen en la emergencia. 1.2.1-El pobre, centro de atención preferencial de la praxis eclesial El documento de Puebla16 reafirma la “clara y profética opción preferencial y solidaria por los pobres” proclamada en las conclusiones de Medellín;17 este “amor preferencial, pero no exclusivo por los pobres” exige una “conversión de toda la Iglesia” y al mismo tiempo “abre nuevos caminos a la esperanza”.18 La preferencia tiene como destinatario a los pobres que “merecen una atención preferencial, cualquiera que sea la situación moral o personal en que se encuentren”. La razón de esta opción preferencial es de índole teológica. Si siguiendo a Cristo, la Iglesia ve en el pobre la imagen de Dios escarnecida: “hechos a imagen y semejanza de Dios, para ser sus hijos, esta imagen está ensombrecida y aun escarnecida”. El Dios en el que creemos es el defensor de los oprimidos (“por eso Dios toma su defensa y los ama”) tal como fue cantado por María en el “Magnificat”. Por eso mismo, la Iglesia acredita su autenticidad evangelizadora en la preferencia por el pobre: ellos “son los primeros destinatarios de la misión y su evangelización es por excelencia señal y prueba de la misión de Jesús”.19 La opción preferencial por el pobre “es una opción preferencial por los pobres contra la pobreza”. Los pobres aquí significan los que sufren las injusticias, porque su pobreza es producida por mecanismos de empobrecimiento y explotación;20 la pobreza es, por tanto, un mal y una injusticia. Optar por los pobres implica optar por la justicia social, contra la pobreza inicua y por una sociedad justa y fraterna. Revisar la cita, si todo el párrafo es parte de del documento de Puebla se inicia con las comillas y la frase de opción por los pobres se ponen comillas sencillas. Ecclesia in América, pide que …La actividad de la Iglesia a favor de los pobres en todas partes del Continente es importante; no obstante hay que seguir trabajando para que esta 16 III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, La evangelización en el presente y en el futuro de América Latina, 2 ed. Librería Parroquial de Claveria, México,1995. 17 II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Medellín conclusiones, La Iglesia en la actual transformación de América Latina a la luz del Concilio, 2 Ed. Centro de Publicaciones del CELAM, Bogota,1989. 18 Op Cit Puebla. n 1,134 y 1.165 (1995) 19 Ibid n. 1.141,-1.142,1.144 20 Ibid n. 30, 1.160
  • 29. La fase de atención a la emergencia 43 línea de acción pastoral sea cada vez más un camino para el encuentro con Cristo, el cual siendo rico, por nosotros se hizo pobre a fin de enriquecernos con su pobreza (cf. 2 Cor 8,9)… La Sagrada Escritura nos recuerda que Dios escucha el clamor de los pobres (cf. Sal 34[33], 7) y la Iglesia ha de estar atenta al clamor de los más necesitados. Escuchando su voz «la Iglesia debe vivir con los pobres y participar de sus dolores […] Debe finalmente testificar por su estilo de vida que sus prioridades, sus palabras y sus acciones, y ella misma está en comunión y solidaridad con ellos»”.21 En todo el proceso de atención, rehabilitación, reconstrucción y prevención, el protagonismo de los pobres y excluidos, es el eje rector que permea todo el trabajo, porque hay que llegar a los que nadie atiende como signo de que a los pobres llega la Buena Nueva, como lo afirma Ecclesia in América: Los pobres han de ser considerados ciertamente los primeros destinatarios de la evangelización, a semejanza de Jesús, que decía de si mismo: «El Espíritu del Señor […] me ha ungido. Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva» (Lc 4, 18).22 1.3- Las exigencias de la solidaridad: La solidaridad y la cultura23 Sabemos que en las comunidades, hay muchas formas tradicionales solidarias como: las faenas y el tequio, (jornadas de trabajo para hacer obras en común), el TCO, el trueque (intercambio de producto por producto y de trabajo por producto), la minga, las tandas, las faginas, la fatiga, el cambio brazo, organizaciones vecinales para resolver el problema de servicios. El TCO (Trabajo Común Organizado) son los días de trabajo que aportan los integrantes de los grupos para desarrollar el proyecto de reconstrucción. En el caso de los campesinos, son los días de trabajo para realizar la siembra común. En los grupos de salud y nutrición, son las jornadas de trabajo para fabricar la medicina y los alimentos nutritivos. En el caso de las cooperativas de consumo, es el tiempo que se utiliza para comprar, empacar y vender los productos. En las cooperativas de producción, son los días que se aportan para producir y comercializar los productos, etc. 21 EA No. 58 (1999) 22 Ibid No. 67 23 Cf.Eclessia in América No. 52. Partiendo del Evangelio se ha de promover una cultura de la solidaridad que incentive oportunas iniciativas de ayuda a los pobres y a los marginados, de modo especial a los refugiados, los cuales se ven forzados a dejar sus pueblos y tierras para huir de la violencia.
  • 30. La fase de atención a la emergencia 44 En el caso de las comunidades indígenas, la estructura comunitaria está impregnada de solidaridad; porque todos los servicios y las obras de infraestructura que se requieren dentro de la misma, son realizados con la solidaridad en faenas o en tequios. La estrategia en esta praxis, es conocer, profundizar, respetar, valorar, recuperar y fortalecer e integrar al proyecto, las estructuras solidarias que se van perdiendo y existen en nuestros pueblos.24 Tener como valor fundamental la transparencia Esta es un valor fundamental y una exigencia de la solidaridad y se da principalmente en las siguientes situaciones:  En caso de una emergencia, no pedir de más a las comunidades solidarias o cooperantes y que éstas no dependan de los medios de comunicación social, que a veces piden cosas que la comunidad no ocupa y que al final de cuentas, lo que envían cueste mucho, y no es lo que se necesita. Si es el caso, también decir con toda franqueza que es lo que realmente se puede ofrecer a la comunidad para que la ayuda no rebase las capacidades de la localidad.  En el manejo de los recursos. Si éstos se reúnen para la ayuda y no llegan a los afectados, se estaría cometiendo una injusticia o robo, utilizando el rostro de los pobres para este fin y esto ocasionaría la pérdida de la autoridad moral de la Pastoral Social-Cáritas o de la Iglesia.  En el acompañamiento del proceso. Los cooperantes deben respetar el proceso de autogestión de la comunidad para que el recurso sea medio para un fin y no fin en sí mismo, imponiendo criterios que bloquean el proceso autogestivo y se llegue al asistencialismo.  En la rendición de cuentas a los cooperantes. Que se respete su intención al hacer llegar dichos recursos a los más necesitados y a los que nadie atiende. Es importante recordar la recomendación de Cáritas Internationalis: “Contar con informes claros y precisos sobre los suministros, es una obligación tanto para el beneficiario como para el cooperante”.25 Impulsar el desarrollo integral de los siniestrados La solidaridad procura, a través de varias iniciativas y procesos de corto y largo plazo, el desarrollo integral de los empobrecidos y excluidos, basado en la justicia social y el bien común. Impulsa la consolidación de las organizaciones sociales que 24 Lo que no es cultural hay que buscar inducirlo al desarrollar el proyecto. Por ejemplo: Si la comunidad no tiene la costumbre de trabajar en faenas, pues hay que sugerirlas y comenzarlas a desarrollar. 25 Código de conducta para las ONGs, (Organizaciones no gubernamentales) relativo al socorro en caso de desastre, suscrito por Cáritas Internationalis en julio de 1998.
  • 31. La fase de atención a la emergencia 45 conduzcan hacia la equidad, de manera que las acciones de asistencia sean puntuales y evolucionen hacia procesos liberadores. Esto se tiene que tomar en cuenta desde la fase de atención a la emergencia. La solidaridad en la emergencia ofrece la oportunidad de iniciar un proceso de REDES y de buscar el encuentro y vínculos de unión con otras instancias que están integradas al trabajo, así como con organizaciones civiles de la comunidad o la región, que buscan responder de forma alternativa a otras necesidades de la vida.26 2. Eje de la organización 2.1- La organización diocesana al servicio de la emergencia El hecho es que en una emergencia la gente recurre a la Iglesia buscando comida, medicina, alojamiento y respuesta a sus necesidades.27 Esto exige mecanismos de organización correctos para atender las demandas de la comunidad. La Iglesia (la pequeña comunidad, la parroquia, el decanato o vicaría, la Diócesis y Pastoral Social-Cáritas) tiene una organización pastoral que se extiende por muchos lugares, formada con varias instituciones y muchos agentes de pastoral como CEBs (Comunidades Eclesiales de Base), trabajo de base, jóvenes, catequistas, coordinadores de grupos que ordinariamente están sirviendo a la comunidad. Este hecho la ubica en una situación privilegiada y de gran responsabilidad en la atención a las emergencias, puesto que difícilmente otras instancias cuentan con esta estructura. El éxito en el tratamiento de una emergencia se gesta antes de que ocurra el desastre, ya que la experiencia de trabajo permanente de grupos de base, de cooperativas, de redes, etc., facilitará la organización adecuada para atender la emergencia. En caso de que no se tenga esta organización, la emergencia es la oportunidad para iniciar un proceso de grupos de base. Es importante disponer de lo que realmente se necesita, y tenerlo a tiempo, para rescatar a las personas y los objetos, para enterrar los muertos, para dar alimentación, vestido, alojamiento, en fin, para comenzar a salir de la desgracia, teniendo claro que los tiempos de atención inmediata no deben superar los 30 26 Defensa de los derechos humanos, ecología, salud alternativa, producción de alimentos sin contaminantes, defensa de los niños, de la mujer y los indígenas, etc. 27 Generalmente en las diócesis, hay estructuras y edificios que sirven para almacenes, comedores comunitarios y menos frecuentemente para albergues.
  • 32. La fase de atención a la emergencia 46 días,28 ya que lo fundamental es recuperar la capacidad activa de las personas siniestradas. Atender estas demandas requiere también de un proceso que debe ser evaluado continuamente para saber cuándo detener el reparto de despensas, ropa y medicinas, y dar el paso a la rehabilitación, de modo que el servicio de la Iglesia sirva para la promoción y la autogestión y no se quede en la mera asistencia. 2.2- Exigencias de la organización El diagnóstico29 El diagnóstico es la base del plan de atención, ya que si es equivocado, resultará un plan de gabinete que no responda a las necesidades reales. El diagnóstico ayudará a identificar a los más necesitados. Este será el criterio que marque el plan de trabajo para la Iglesia. Supuesto el análisis de vulnerabilidad estructural, la emergencia tiene que elaborar un análisis de coyuntura que requiere un diagnóstico de la situación para conocer, identificar y cuantificar la magnitud del desastre y profundizar en las causas estructurales e históricas30 que lo provocaron. También el diagnóstico debe reflejar el número de muertos y siniestrados, el tiempo que puede durar la atención de la emergencia (no más de 30 días), las estrategias que hay que seguir para la Atención, Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención y tener una visión común sobre el plan de trabajo que se va a llevar. Esto facilita el acopio de recursos y el envío de los mismos a los lugares más afectados, sin desperdiciarlos y dándoles el uso debido. Además para solicitar los recursos necesarios para la atención. El diagnóstico nos permite que en una situación tan cambiante como son las emergencias, se ubique tanto a la comunidad que está sufriendo como a las personas que se solidarizan. Un buen diagnóstico nos indica el momento justo en que hay que modificar la estrategia de atención (rescate de muertos, atención a heridos, medicamentos, agua, albergues, alimentos) y pasar de ésta a la Rehabilitación. 28 Cáritas Argentina, Departamento de emergencias, Manual de Cáritas Argentina ante las emergencias, Argentina 2000, p. 31. 29 El diagnóstico es un término médico que significa “el arte o acto que da a conocer la naturaleza de una enfermedad mediante la observación de sus síntomas y signos”. 30 En el diagnóstico, es importante visualizar las causas estructurales, políticas, económicas, ideológicas, culturales e históricas. El análisis de la realidad ayuda a entender cuáles son las causas de la situación de la pobreza y el tipo de sociedad que se quiere, con el fin de implementar un proyecto que sea económicamente sustentable en este ambiente globalizado y esencialmente justo, porque va a luchar por cambiar las condiciones que provocaron el desastre (pobreza, corrupción, injusticia, etc.) que llegue a los más pobres y que éstos sean sujetos en todo el proceso; que sea un proyecto ecológicamente apropiado respetando el hábitat y los recursos naturales del lugar; que sea un proyecto que rebase la visión meramente económica de la reconstrucción, cuyo objetivo final sea la transformación de la situación de injusticia que ha provocado la extrema pobreza; y que sean un proyecto respetuoso de la cultura del pueblo, de tal forma que sea asumido por las tradiciones de la comunidad. En cuanto a lo coyuntural, hacer una lectura de los diferentes escenarios, actores y posibles salidas a la emergencia.
  • 33. La fase de atención a la emergencia 47 El equipo responsable de coordinar el plan de atención, tendrá que buscar que la planeación esté hecha en base al diagnóstico para no caer en el riesgo de programar acciones que estén fuera de la realidad, fuera de la cultura de la comunidad, pero sobre todo para evitar el desperdicio de los recursos humanos y económicos. El plan de trabajo, facilita la relación y articulación con las instancias organizativas que intervienen en la atención a la emergencia, como son: La Pastoral Social-Cáritas, Iglesias solidarias, instituciones oficiales,31 además de instituciones y organizaciones no gubernamentales (ONGs). 32 La comunicación33 La comunicación es una exigencia de la organización porque da a conocer a la comunidad la información recabada en el diagnóstico, divulga y hace VISIBLE la magnitud del desastre y las causas históricas que lo provocaron. Esta información debe llegar con claridad y precisión a los diferentes niveles de la comunidad, de la Pastoral Social-Cáritas y de las Diócesis, sin mentir o maquillar las cifras, para mostrar la verdad del suceso y de esta manera, sensibilizar y concientizar a la sociedad y a las personas que quieren ser solidarias. La movilización34 Además del rescate de vidas, de sepultar a los muertos y recuperar objetos materiales, otra de las características de la movilización en la atención a la emergencia, es la búsqueda de respuesta a las demandas más sentidas como son la salud, agua, vivienda, comida, albergue, vestido (Carta Humanitaria del Proyecto de la Esfera). 35 En orden a estas demandas se busca que en la elaboración del plan de respuesta, participe el pueblo como sujeto, para ir provocando que la organización sea capaz de romper inercias asistencialistas y así la gente no se sienta tratada como objeto; cuidando que la atención llegue a los más pobres, respondiendo a las necesidades prioritarias y básicas de las comunidades y cuidando que las personas no sean desplazadas de su hábitat (albergues, refugios, tiendas de campaña), ya que después es muy difícil integrarlas a los procesos comunitarios. 31 Como el ejército, protección civil, instituciones de salud, vivienda, ecología y las instancias propias del lugar con las que cuenta el municipio o el estado y que tienen la obligación por ley de atender el desastre. 32 Como “Cruz Roja”, “Médicos sin fronteras”, los “Topos”, etc. 33 Comunicar es: “Hacer saber a uno una cosa o hacer a otro partícipe de lo que uno sabe”. 34 En sentido estricto, movilización significa: “Poner en práctica cualquier recurso para conseguir un fin”. 35 Es la Carta Humanitaria y las normas mínimas de respuesta humanitaria en casos de desastre (Normas mínimas en cuanto al abastecimiento y saneamiento de agua, en materia de nutrición, en lo que se refiere a ayuda alimentaria, en cuanto a refugios y albergues y en materia de servicios de salud). Cf. Documento del Proyecto de la Esfera, publicado en Ginebra, Suiza, en 1998.
  • 34. La fase de atención a la emergencia 48 Otra característica del proceso de movilización es exigir organizadamente a quien corresponda que se repare el daño, porque detrás de un desastre siempre hay causas estructurales y sujetos que lo provocan.36 En este Modelo autogestivo y solidario, las emergencias o las catástrofes deben ser consideradas como oportunidades para que la comunidad se organice, dinamice y movilice hacia el desarrollo sustentable, ya que se busca acompañar al pueblo en sus esfuerzos por recuperar y reafirmar su propia identidad, garantizar el respeto a los derechos humanos, civiles, políticos, sociales, culturales, ecológicos e incidir en el modelo socio-económico, para lograr una sociedad más justa y más humana. 3. Eje de la capacitación 3.1- La capacitación en la fase de emergencia Este modelo en la fase de atención a la emergencia, capacita a las personas en varios aspectos: a- En el análisis de la realidad en relación a la vulnerabilidad estructural y las causas históricas que provocaron la tragedia, ayudando a ver cómo el desastre muestra la pobreza y sus consecuencias. b- Implementa y capacita a los agentes en el diseño y ejecución del plan de trabajo que ayude a visualizar la labor de atención en la emergencia, en el horizonte de Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención para colaborar en la construcción del modelo de sociedad que queremos. c- A los responsables de coordinar el proyecto y a los responsables de que el plan se lleve a la práctica (asesores, coordinadores, párrocos, etc.) les ayuda a la asimilación del Modelo autogestivo y solidario. En una primera etapa se requiere una capacitación específica que responda a cada necesidad; por ejemplo: atender los almacenes, reparto de despensas, atención sicológica, atención a comedores, a albergues, medicina preventiva, primeros auxilios, etc. Esta capacitación específica varía porque en el proceso de atención aparecen nuevas necesidades. 36 Hay entidades que provocaron las explosiones del 22 de abril de 1992 en Guadalajara. La construcción de viviendas en zonas de alto riesgo o de alta vulnerabilidad esconden corrupciones políticas; en Acapulco, por ejemplo, se construyeron las casas sobre el cauce del río; en Zihuatanejo se construyen fraccionamientos sobre los manglares. La tala de bosques para beneficios particulares tiene un costo humano altísimo porque acarrea sequías e inundaciones, como las sucedidas en Tapachula y Tabasco. El no limpiar los canales de desagüe y darles mantenimiento provoca en un momento dado que se causen derrames sobre las viviendas, como sucedió en Valle de Chalco.
  • 35. La fase de atención a la emergencia 49 d- En una segunda etapa, la atención a la emergencia capacita para el diseño sobre posibles acciones a implementar en la fase de Rehabilitación: caminos, construcción de casas de campaña, pies de cría para la producción, etc. e- El hecho de recibir recursos económicos y materiales exige que el personal que administre estos recursos esté capacitado para la administración y atención en las cuestiones legales y fiscales. f- Este modelo ayuda a aclarar el rol de las organizaciones de base, de las redes, de la sociedad civil; propicia la formación en los derechos humanos y en la metodología y pedagogía autogestiva y solidaria. Los materiales que pueden ayudar a la capacitación son: el Proyecto de la Esfera, el documento de Cáritas Mexicana Vivamos el amor preferencial por los pobres; los materiales de la zona Camexpa con los documentos de Santa Tecla 1 y 2;37 Manual de Atención a Emergencias de Cáritas Brasileña38 y Cáritas Argentina,39 ya que, según los principios y orientaciones que ofrecen, marcan la pauta a seguir en el proceso de atención a la emergencia. 3.2- Intercambio de experiencias Cuando son varias las Diócesis o comunidades afectadas, es conveniente reunirse para intercambiar experiencias40 sobre el diagnóstico, porque esto ayuda a aclarar el método autogestivo y solidario y la pedagogía de trabajo. Es importante consensar la distribución de los recursos de manera que éstos lleguen a las Diócesis más afectadas y a las comunidades más pobres y finalmente organizarse en una RED de apoyos para dar pasos comunes hacia la Rehabilitación y Reconstrucción.41 La experiencia a nivel nacional, ha venido enseñando que quienes recurren a dar un apoyo de solidaridad son los más cercanos, por esta razón, se ve como desafío que las Diócesis que están ubicadas en zonas vulnerables, se capaciten y formen una RED de apoyo para que se articulen y juntas puedan diseñar un plan 37 Cf. Planes de atención y prevención a la emergencia en Santa Tecla. 38 Elaborado en abril de 1999 por Cáritas Brasileña. 39 Elaborado en noviembre del 2000 por Cáritas Argentina. 40 En un proceso autogestivo, el intercambio de experiencias es el que garantiza la subjetividad porque ayuda a comprender los ejes (organización, solidaridad, capacitación y reflexión de fe) que sustentan el proceso de atención, ya que de la praxis que se está viviendo se pueden ir encontrando nuevas enseñanzas que nos capaciten para mejorar el proceso de trabajo; porque al encontrarse los grupos o personas a compartir la vida y su caminar, se aprende a solucionar los problemas, a clarificar el rumbo del grupo o la organización, a encontrar nuevas perspectivas de trabajo que mejoren el proceso, a unificar criterios de acción y líneas estratégicas, etc. 41 La experiencia de Cáritas Nacional a partir del “Huracán Paulina en 1997”, las lluvias en Chiapas, Tabasco, Papantla, Puebla, Guerrero en 1999, etc. ha consistido en la promoción del intercambio de experiencias para compartir el diagnóstico, la organización, la solidaridad y la toma de decisiones sobre recursos, el apoyo a la rehabilitación, reconstrucción y formación de Redes de las Diócesis más afectadas por las emergencias.
  • 36. La fase de atención a la emergencia 50 estratégico para disminuir la vulnerabilidad estructural y las consecuencias en caso de una emergencia. Éstas necesitan encontrar estrategias comunes de atención, compartir experiencias sobre acciones concretas de prevención, y darse la mano de acuerdo a las necesidades que aparezcan, ya sea en la capacitación, en el método, en la articulación, etc. Es preciso que las Diócesis o Pastoral Social-Cáritas que tienen la experiencia de atención de la emergencia con este Modelo, la compartan con aquellas que sufran una situación de desastre, para que, partiendo de las enseñanzas de las otras Diócesis, puedan diseñar su propio plan de atención, rehabilitación, reconstrucción y prevención, plan que busque de forma clara la promoción integral del hombre y la mujer y que responda a las necesidades de las personas siniestradas, sin perder de vista que tienen que ser sujetos de su propio desarrollo y respetando la regla de oro de la solidaridad. Pastoral Social-Cáritas ofrece el apoyo, la asesoría, el método y la búsqueda de asesores para clarificar el proceso de Prevención, Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención. Un elemento importante para la capacitación es que las Diócesis que se encuentran en una situación de emergencia visiten a las Diócesis que ya han sufrido emergencias similares y han caminado con el método autogestivo y solidario en la Rehabilitación y Reconstrucción, para compartir experiencias de modo que el camino recorrido y reflexionado ayude a capacitarse en el método, en el análisis, en el plan de trabajo, para que se amplíen los horizontes. Lo que se pretende es aprender de los aciertos y de los errores, para que los errores que se han cometido en otras experiencias, se eviten. 4. Eje de la reflexión de fe El paso de Dios en medio de las tragedias Las catástrofes nos ayudan a comprender mejor el paso de Dios en medio de las tragedias, viviendo la experiencia de amor solidario. 4.1- El Dios de la vida Ante las tragedias hay dos maneras de leer los acontecimientos, una es, con la visión del Dios de la muerte, el Dios que castiga sin piedad, el Dios que impulsa y desata la tragedia. Algunos grupos de personas consideran la catástrofe como castigo de Dios, sobre todo cuando se trata de sucesos ocasionados por fenómenos naturales, como sismos, erupciones volcánicas, sequías, huracanes, inundaciones, tsunamis…
  • 37. La fase de atención a la emergencia 51 Las expresiones más comunes de la cultura popular con las que expresa esto son: “Dios nos castigó porque no nos portamos bien”, “merecíamos una llamada de atención, a ver si así cambiamos”, “nuestro mal comportamiento provocó que sucediera esto”. Inclusive hay algunos grupos religiosos que aprovechan esta circunstancia para insistir en que estos fenómenos son un castigo de Dios, citando textos apocalípticos. Leer la tragedia como un castigo de Dios, es sin duda fanatismo religioso aberrante. Cuando se trata de catástrofes donde aparece muy claramente la responsabilidad humana,42 la reacción de las personas es para reclamar justicia a las entidades y grupos responsables de la catástrofe. Frente a los grupos que afirman que la catástrofe es un castigo de Dios, el Evangelio nos ayuda a profundizar en el sentido del mal y nos aclara que detrás de un fenómeno de esta naturaleza, hay causas que lo provocan. Recordemos a este propósito el pasaje de la curación del ciego de nacimiento donde los discípulos le preguntaron a Jesús “Rabí, ¿quién pecó, él o sus padres para que haya nacido ciego?” Respondió Jesús: “Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios” (Jn 9, 1-3.). Está claro que Jesús rechaza que la ceguera sea un castigo de Dios por el pecado de los padres del ciego. En el Evangelio de San Lucas (13, 1-5) a propósito de la matanza de los galileos que hizo Pilatos en el templo, mezclando su sangre con la sangre de los sacrificios, Jesús replicó: “¿Piensan que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? Yo les digo que no”; su muerte por lo tanto no es indicio de que habían cometido algún pecado. En el mismo texto, cuando se habla de que cayó la torre de Siloé y aplastó a dieciocho personas, los contemporáneos de Jesús querían relacionar el hecho con alguna culpa de los accidentados, entonces, Jesús les aclaró: “Yo, les aseguro que no”. La enseñanza es clara: no hay relación directa entre falta y calamidad; pero estas calamidades públicas sí son una invitación providencial a la penitencia y a la solidaridad. Si se considera que las catástrofes son castigo de Dios, se estaría mostrando a un Dios terriblemente injusto, porque estaría escarmentando a los pobres que viven en condiciones muy precarias y sufren las peores consecuencias, porque la pobreza los obliga a vivir en zonas de alta vulnerabilidad estructural. Visto de esta forma, Dios estaría protegiendo a los que tienen más recursos, porque tienen más posibilidades de habitar en zonas con menos vulnerabilidad y por tanto de reducir los riesgos ante la catástrofe. El terremoto, los huracanes y las catástrofes nos muestran que por el hecho de ser pobres, éstos atraen sobre si todos los males y las desgracias. El Dios de la vida, nos 42 Explosión en San Juanico (1982), desborde del canal de la Compañía en Chalco (2000) en el Estado de México, explosiones en Guadalajara (1992)...
  • 38. La fase de atención a la emergencia 52 pide a los cristianos y los hombres y mujeres de buena voluntad, volcarnos sobre ellos, porque las catástrofes los lanzan a una situación de agonía y de muerte. A la luz de los textos del Evangelio, no podemos considerar que la catástrofe sea un castigo de Dios. Y sí, en cambio, es una oportunidad para que se manifiesten las obras de Dios y se abre la posibilidad de asistir a los necesitados es una oportunidad para vivir la solidaridad, para atender a las personas siniestradas, prestarles apoyo, darles consuelo, ayudarles a restaurar sus capacidades e invitarlas a que ellas mismas sean solidarias con otras personas necesitadas, a ejemplo de Jesús (Mc 2, 31; Mt 9, 29; Mt 8, 14; Mt 14, 20). Descubrir en la catástrofe la oportunidad para la solidaridad de parte de las instancias de Pastoral Social-Cáritas que acompañan el proceso y una exigencia de parte de la comunidad siniestrada, para ser una comunidad samaritana, haciéndose prójimo de la comunidad o persona que sufre el desastre,43 para que no nos suceda que nosotros, que nos decimos comunidad creyente y seguidores de Jesús, pasemos de largo ante la comunidad tirada, como sucedió con el sacerdote y el levita (Lc. 10, 25-37). La gloria de Dios está en que tengamos vida y vida en abundancia. Es por eso que en una correcta interpretación del acontecer de una tragedia, suena a blasfemia el hecho de que se quiera identificar a Dios con la imagen de un ser que castiga y destruye, siendo que Él, es el Padre del huérfano y de la viuda, Buena Noticia para los pobres, es compasivo y misericordioso… El Dios compasivo y misericordioso, es el Dios que va con pasión en búsqueda de los que quedaron atrapados en medio de la tragedia y del dolor, puesto que Él busca al débil, al pequeño, al pobre… En la tragedia Dios está escuchando y “sufre” en el silencio de las víctimas. Dios no es una máquina de destrucción, sino que quiere que el débil, el pequeño, el siniestrado tengan vida, así lo dice Jesús: “He venido a traer vida y que la tengan en abundancia” (Jn. 10,10). Las tragedias llenan las comunidades de huérfanos y viudas y Él es: “Padre de huérfanos y viudas eres tú” (Salmo 68,6) Dios está clavado en la cruz de los que viven en medio de las tragedias, esta es la verdad que debemos anunciar los seguidores de Jesús. La cruz presencia viva de Dios que San Pablo nos recuerda que “...es escándalo para los judíos y locura para los paganos” (1a. Cor. 1, 18-28). Dios está crucificado en los pobres, en los que quedan huérfanos y viudas por los huracanes, los sismos, la hambruna… 43 En la parábola del buen Samaritano, la pregunta del escriba es: “¿Y quién es mi prójimo?” (Lc 10, 29). Pregunta a la que Jesús responde con la parábola. Luego, Jesús le pregunta al escriba: “¿Cuál de los tres, crees que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?”. La respuesta del escriba fue: “El que practicó la misericordia con él”. La parábola se cierra con el mandamiento de la solidaridad de parte de Jesús: “Vete y haz tú lo mismo” (Lc 10, 36-37). es decir, ve y vive la solidaridad con quien está en desastre.
  • 39. La fase de atención a la emergencia 53 4.2-La praxis revela que Dios es Dios de la vida y no de la muerte La experiencia nos ha revelado que en cada una de las emergencias (sismo, huracán, explosión), inmediatamente que acontece la tragedia, la comunidad sale al encuentro de sus hermanos(as) que perdieron la vida, o de los que quedan atrapados entre los escombros. Si nos preguntamos, ¿cómo le hace la comunidad para rescatar a sus hermanos siniestrados? La respuesta es muy sencilla, ésta pone en común sus recursos y muchas veces arriesgando la vida socorre, salva, rescata al hermano(a), al niño(a) que está atrapado en peligro de muerte. Esto acontece justamente en el pueblo, en medio del pueblo que está herido y que de su mismo dolor y debilidad saca fortaleza, y así es capaz de rescatar al prójimo tirado en el camino. El dolor es capaz de mover el corazón, la indiferencia para cargar sobre sus hombros la causa del siniestrado; de tal manera que al dar de sí, recibe del otro y la alegría de sacar de los escombros a un muerto, a un moribundo, a un niño, es el milagro de Dios que enriquece al que se arriesgó a dar la vida por los demás. El amor al prójimo es cuestión de entrega. Esta incluirá en sí muchas maneras de hacerse próximo. Allí donde se ama, allí tiene Dios puesta su cabaña en medio de los pecadores y de los que sufren. Esta solidaridad, nos muestra que los primeros solidarios son los que viven la tragedia y que con sus propios recursos poniéndolos en común son capaces de responder a las necesidades inmediatas para salvar vidas. La comunidad ante la emergencia encuentra nuevas fortalezas, como lo demuestran los cientos de personas que se unen para buscar víctimas entre los escombros; así lo ha demostrado el terremoto de 1985 en Cd. de México, Cd. Guzmán; los terremotos del Salvador (1985), el huracán “Mitch” (1998), los huracanes en Yucatán, Campeche; las emergencias por la guerra en Chiapas (1994), las lluvias de Tapachula, las lluvias de Veracruz (1999). La gestión de este primer momento arranca de los propios afectados y estos se convierten en los sujetos fundamentales para resolver la atención en la emergencia, la rehabilitación y la reconstrucción. 4.3-La vida se celebra en medio de la tragedia Frente a la tragedia el pueblo descubre el paso de Dios con frases que hacen patente el “Hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo” y esto lo reflejan con expresiones como ésta: “Gracias a Dios estamos vivos”, aunque perdieron lo material; “Gracias a San José y a la Virgen saldremos adelante de esto y así se haga la voluntad de Dios”. Todas estas frases y otras revelan las lecturas populares de los creyentes ante los acontecimientos. Las personas acuden a dar gracias con signos de religiosidad popular, como procesiones, entradas de rodillas, celebraciones de la Palabra, Eucaristías, Vía Crucis, novenas y rosarios a Santos y a Cristos, celebración de fiestas juramentadas.
  • 40. La fase de atención a la emergencia 54 Los Obispos de las Diócesis que sufren el siniestro ofrecen mensajes44 que iluminan la situación de muerte o desesperanza que se está viviendo en el desastre. Las instancias de Iglesia tratan de organizar celebraciones alrededor de los Cristos o los Santos abogados ante los desastres, con contenidos que animan y que dan una visión de esperanza en medio del dolor. Los tiempos litúrgicos: Navidad, Pascua, Pentecostés, Adviento, Fiestas de Santos… ofrecen temas de reflexión para iluminar el paso de Dios en medio del sufrimiento. 44 Mensaje del Sr. Obispo Serafín Vásquez Elizalde, Obispo de Cd. Guzmán, en ocasión del terremoto del 19 de septiembre de 1985: “A todos nosotros nos llama el Todopoderoso a colaborar con Él: ¡trabajemos organizada y solidariamente en la restauración de lo que se ha destruido, material y humanamente! Pero, hermanos, guardémonos de buscar intereses individuales o para nuestras instituciones. ¡No aprovechemos el dolor humano para sacar ganancias de cualquier tipo! ¡Importa el hombre, y el hombre que sufre una pobreza extrema! Más importante que nuestro credo, que nuestro partido, que nuestro prestigio, que nuestra ganancia es el HOMBRE que en estos días se encuentra destrozado con tantos sufrimientos”.
  • 41. La fase de la rehabilitación 38 En el modelo de mera asistencia Presentación El objetivo de la atención a la emergencia en el modelo de mera asistencia es salvar y aliviar el sufrimiento humano. Tiene un carácter asistencial puesto que trabaja sobre las consecuencias de lo sucedido y no sobre las causas que lo provocaron. La mayor parte de la ayuda a la emergencia enfrenta necesidades inmediatas para la supervivencia y no vulnerabilidades, por eso no fortalece las capacidades de una comunidad para valerse por sí misma y puede debilitarla. En el modelo de mera asistencia, la catástrofe se concibe como “destrucción” (de casas, materiales, objetos…) que exige una rápida “reparación” o “reposición”, trabajo que los núcleos de personas afectadas no podrán realizar, precisamente porque están damnificadas. Conciben a las personas damnificadas como condenados, por ser incapaces, inhábiles, minusválidas a permanecer en condiciones de dependencia. 1. Eje de la solidaridad En el primer momento de la emergencia, la comunidad afectada se organiza y se hace solidaria para rescatar heridos y muertos. Aquí los individuos ponen en común sus recursos y arriesgan hasta la propia vida. Luego la comunidad afectada inicia un proceso de educarse a la solidaridad poniendo en común sus propios recursos para resolver las necesidades (alojamiento, alimentación, retiro de escombros, recuperación de objetos materiales, etc.). Con este modelo de atención a la emergencia, en un segundo momento se pide ayuda a todas las instancias locales y nacionales, aunque la necesidad de apoyo no sea tan urgente o mayoritaria. Su acción es paternalista, porque se realizan acciones para los pobres y no con los afectados y no se toman en cuenta las estructuras culturales de solidaridad propias de la región. Tiene como exigencia la transparencia, porque es un valor fundamental que debe darse en el manejo de recursos económicos y humanos, y además se tienen que presentar informes claros y precisos a quienes dieron ayudas, sobre todo económicas. El desafío es que las cifras no se maquillen y que respondan a la realidad del suceso, que los recursos lleguen a los más pobres y desamparados, para que se respete la intención de los cooperantes solidarios. Esto es, no se tienen que desviar los fondos para otras actividades. Es un modelo de respuesta a la emergencia que trabaja con proyectos a corto plazo, por eso no requiere de las bases ni de las Redes.
  • 42. La fase de la rehabilitación 39 2. Eje de la organización Para el modelo de mera asistencia, la atención en la catástrofe es la fase más larga en cuanto al tiempo. Alargar el tiempo, facilita que se puedan conseguir más recursos y sostener lazos de dependencia, que terminan concentrando el poder en las Agencias de Ayuda (gubernamentales, civiles o eclesiales). En este modelo interesa disponer a tiempo lo que se necesita, como las despensas, alojamiento, comida, medicina, ropa, centralizando el trabajo en un equipo de personas y sin interactuar con la comunidad. Difícilmente se cuestiona sobre la importancia de dejar de dar estas cosas, para que el momento de la emergencia no se alargue; antes bien, algunas veces se busca alargarla con la finalidad de seguir captando recursos. Al alargar la emergencia, la gente pide cada vez más y esto lleva a un caos, que se añade al caos provocado por la misma emergencia, ya que los afectados no se hacen responsables de su problema, pues la metodología que utiliza es dar para los pobres, privilegiando la visibilidad de las acciones. Estos son proyectos a corto plazo porque hay que garantizar que los recursos captados se traduzcan inmediatamente en obras que se vean. Si la organización que tiene la Iglesia trabaja de esta manera, esto es, prolongar la atención en el tiempo de la emergencia la hace derivar en el asistencialismo y le será muy difícil dar luego los pasos a las fases de Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención. 2.1- Exigencias de la organización El diagnóstico En este modelo, el diagnóstico de la situación se realiza para cuantificar la magnitud del desastre, abultando las cifras en algunos casos con el fin de conseguir más recursos, o disminuyéndolas cuando se trata de zonas turísticas. Tomando en cuenta los datos recabados en el diagnóstico, se elabora un plan de trabajo desde el escritorio, que difícilmente responderá a las necesidades reales de la comunidad. Al no ser acertado el plan, la ayuda material no se distribuye de manera adecuada y se corre el riesgo de no llegar a quien realmente la esté necesitando; otras veces se desvían los recursos y hay proclividad a la corrupción. No se tienen además los elementos necesarios para discernir la situación real, ni los cooperantes ni los beneficiarios.
  • 43. La fase de la rehabilitación 40 La comunicación A través de la información se hace patente el desastre a los diferentes niveles de la sociedad, la Pastoral Social-Cáritas y las Diócesis, con la finalidad de recabar recursos para dar la ayuda. La movilización Ante el desastre, hay movilización inmediata de la comunidad para rescatar personas heridas, enterrar a los muertos y recuperar los objetos materiales de las personas afectadas. Alrededor de las grandes emergencias, hay dos momentos que son claves:  Una vez que otras comunidades han sido informadas sobre la magnitud del desastre, inicia el proceso de captación de recursos como dinero, alimentos, agua, ropa y medicina. Esta acción exige la movilización de personas de todos los grupos sociales para organizar centros de acopio, donde se clasifican los recursos que son donados para enviarse luego a los grupos afectados.  Las comunidades que están viviendo la experiencia del desastre, también se organizan para captar recursos tanto propios como los que llegan de fuera. Esto exige la movilización de muchas personas, tanto afectadas como no afectadas para apoyar en el reparto de las despensas, la atención de los almacenes, el transporte de los apoyos, atención y apoyo en los albergues, etc. Este modelo poco tiene en cuenta la organización que ya existe en la comunidad y que puede ayudar en la mejor distribución de apoyos y recursos. Se desaprovecha la oportunidad de crear bases organizativas, ya que su política de acción es dar individualmente, provocando que la comunidad no se movilice ni se organice para exigir la reparación del daño, creando tensiones entre los siniestrados y las organizaciones de ayuda. En la visión de su proyecto aparece muy poco la búsqueda del desarrollo sustentable, porque no le interesa tocar el modelo socio-económico ni tampoco que la comunidad luche por atacar la exclusión y la pobreza, que son las causantes de su situación de vulnerabilidad.
  • 44. La fase de la rehabilitación 41
  • 45. La fase de la rehabilitación 42 3. Eje de la capacitación Desde el diagnóstico y la comunicación este modelo de atención a la emergencia capacita para lo funcional, dejando al margen las causas históricas que provocaron el desastre. Para las tareas del plan de trabajo, la capacitación específica se limita a garantizar la eficiente atención de los almacenes, albergues, comedores, reparto de despensas, atención psicológica… El hecho de recibir recursos económicos y materiales, exige que el personal que administra estos recursos esté capacitado acerca de los requisitos legales y fiscales que requiere la administración de los mismos. El intercambio de experiencias no se toma como algo fundamental dentro del proyecto, sino que pasa a un segundo término. Por lo tanto se desaprovecha esta herramienta para propiciar el aprendizaje a través de los aciertos y errores en el proceso. En este proyecto no hay convocación de grupos de base, mucho menos la articulación de éstos en una red de apoyo y aprendizaje permanentes. 4. Eje de la reflexión de fe En este modelo, la reflexión de fe se orienta en la línea de ver la catástrofe como un llamado de atención que Dios nos hace con la invitación a la conversión y a la penitencia. Ante la tragedia la lectura que se hace del “paso de Dios” en medio del dolor y de la muerte, es parecida a la reflexión que hacen los discípulos ante la desgracia del ciego de nacimiento “maestro, quien tiene la culpa de que este ciego, él o sus padres” (Sn. Juan 9, 2). En esta línea se profundiza sobre el acontecimiento de la tragedia al querer identificar los pecados de la comunidad, que trajeron esta desgracia como castigo de Dios. Otra lectura que se hace de este momento es considerar que la catástrofe nos anuncia ya el juicio final y que por lo mismo es necesario arrepentirnos porque Dios tiene preparado el castigo para los pecadores. Estas y otras reflexiones son acompañadas por la sagrada escritura. Acciones que se realizan en esta etapa:  En un primer momento es la atención a los enfermos y las celebraciones para los difuntos.
  • 46. La fase de la rehabilitación 43  Celebraciones en los centros donde se reúnen los siniestrados: Procesiones, cantos etc. Estos se llevan a cabo para recibir la protección de Dios en la situación de catástrofe, para pedir a Dios que socorra a la comunidad, por ejemplo: sumergir a San Francisco en el río para que no se desborde o pedirle a Dios que envié la lluvia en caso de sequías, a través de penitencias y procesiones con las imágenes de Cristos, Vírgenes y Santos.  El contenido de la Reflexión de Fe en esta fase se sustenta en la providencia divina y a las obras de misericordia.
  • 47. La fase de la rehabilitación 44 CAPÍTULO SEGUNDO LA FASE DE LA REHABILITACIÓN En el modelo autogestivo y solidario Presentación La Rehabilitación es el paso inmediato después de la emergencia para construir las viviendas intermedias (casas de campaña, láminas, plásticos…), reactivar la productividad de la comunidad que ha sido afectada (pies de cría en el caso de animales y apoyos en semillas para recuperar las cosechas perdidas), restablecer las vías de comunicación (caminos, teléfonos), encontrar mecanismos para conseguir enseres domésticos como camas, estufas, mesas… y poner a funcionar los servicios básicos (agua, luz y drenaje). Esta etapa se caracteriza por el inicio de la reparación del daño que han sufrido las personas y la infraestructura básica de la comunidad. Este proceso de rehabilitación consiste esencialmente en identificar las necesidades para darles una respuesta adecuada a cada una de ellas. Cuando en las comunidades que sufren la emergencia hay ya un trabajo de base, o sea que ya esté iniciado en la prevención, tanto la emergencia como la rehabilitación son ocasión propicia para dinamizarlo; y en las que no lo tienen, ésta se presenta como la oportunidad para iniciarlo. La Rehabilitación se convierte además en momento adecuado para el aprendizaje de un lenguaje nuevo, pues se puede ir clarificando qué es la autogestión, la faena, la solidaridad, la autoconstrucción, el fondo revolvente, el plan de trabajo, la toma de decisiones democráticas, la red, y la sociedad civil. 1. Eje de la solidaridad La Rehabilitación es el período que proporciona la oportunidad de pasar de una ayuda para los pobres, a un apoyo desde y con los pobres, pero que están dispuestos a organizarse y poner en común sus recursos. Es la etapa de buscar, encontrar y escuchar las experiencias de trabajo solidario y, a la luz de ellas, discernir cuáles son las necesidades urgentes para buscarles solución. Aquí la solidaridad es importante para solucionar esas necesidades, ya que se trata del período de discernimiento en el que se busca que los recursos que se tienen, ya sea de los propios o los que se han captado, estén en función del proyecto de
  • 48. La fase de la rehabilitación 45 reconstrucción. Se trata entonces de iniciar la puesta en común de los recursos por parte de las personas siniestradas. Esta es una etapa intensa de apoyo solidario para atender la salud sicológica y amortizar las secuelas que dejó el siniestro. Es el momento para cerrar definitivamente las ayudas de asistencia y dar pasos para la formación de posibles trabajos que ayuden a poner en común los recursos que se tienen, por ejemplo:  Las personas inician el proceso de recolección y fabricación de materiales que pueden servir para la reconstrucción y ayudan en la instalación de las viviendas intermedias.  Aprovechar los alimentos y despensas con que se cuenta, para organizar cooperativas de consumo y de compras en común.  Utilizar las semillas y pies de cría que se tienen, para iniciar cooperativas de producción.  Los que perdieron sus caminos, que organizan movilizaciones para exigir a las autoridades su apoyo y se puedan rehacer sus vías de comunicación. Esta es la etapa para aclarar con las personas afectadas el modelo de Reconstrucción que se va a implementar. También para organizar la solidaridad a lo interno de la comunidad, ya que las ayudas tienen un doble filo, porque hay gente que queda acostumbrada a recibir y no a dar o poner en común lo que tiene y termina exigiendo cada vez más, alimentando el síndrome de la dependencia. Es la etapa crítica en que aparecen los vicios propios del asistencialismo: esperar que les den todo, sin dar nada a cambio “¡no me ayudan!, ¡nadie me da nada!…” Es el momento de analizar qué tipo de proyecto están haciendo las autoridades y, a la luz de éste, implementar de parte de Pastoral Social-Cáritas un proyecto que favorezca a los que nadie atiende. Es la etapa para insistir y crear la conciencia de que este es un proyecto diseñado y realizado desde los pobres y con los pobres. Las personas voluntarias, al terminar la emergencia, generalmente vuelven a sus actividades cotidianas; esto exige que quienes van a participar en la Rehabilitación, rediseñen su participación en el proyecto. Es un momento importante para profundizar la regla de oro de la solidaridad y aclarar qué personas quieren poner al centro del proyecto la solidaridad y organizarse poniendo los bienes en común. Es el período de discernimiento en que se clarifica si se ocupa tocar las puertas con los cooperantes solidarios para conseguir más recursos y de que, de conseguirse, estarán en función de implementar la dinámica de la autogestión y la solidaridad. Es también la fase para aclarar con los cooperantes que sus proyectos de ayuda se sujeten al proceso desatado en la misma comunidad.
  • 49. La fase de la rehabilitación 46 2. Eje de la organización La Rehabilitación es el tiempo para buscar solucionar lo mínimo necesario de la situación de las personas siniestradas, es decir, salvar los derechos fundamentales para que no carezcan de agua, alimentación, medicina, vivienda, etc., de manera que estas personas puedan habitar un espacio más humano, aunque sea todavía una etapa intermedia en la reconstrucción. Es la etapa para organizar las bases y, junto con ellas, diseñar el proyecto de reconstrucción autogestivo y solidario, ya sea de vivienda, salud, producción, etc., con sus estrategias, sus políticas y las acciones a desarrollar, procurando que se respete, integre y fortalezca la cultura propia del lugar. Además, se van cimentando las bases organizativas de cada grupo para la organización y dinámica internas. Es tiempo para buscar a los sujetos de la comunidad que tendrán la responsabilidad de coordinar y atender la estructura administrativa del proyecto. 2.1- Exigencias de la organización El diagnóstico En la Rehabilitación, el diagnóstico o evaluación se realiza para clarificar la magnitud de los daños ocasionados por el desastre, para ver lo que ya está solucionado y para identificar a los más pobres y que están siendo olvidados para integrarlos al proceso de Reconstrucción. A la luz de los datos recabados en el diagnóstico, la Pastoral Social-Cáritas clarifica qué es lo que puede atender y en qué se compromete a trabajar y así sustenta el proyecto que se diseña junto con las bases. La comunicación La comunicación en esta fase tiene como fin informar sobre los resultados de la atención de la emergencia. Informar acerca de las actividades que se están diseñando y ejecutando para la Rehabilitación y lo que falta por atender, es decir, las perspectivas que se tienen para la Reconstrucción. La movilización En esta fase se busca una participación intensa de los siniestrados, sobre todo cuando se identifican las causas del siniestro, puesto que se acude a distintas instancias a exigir la solución de las demandas fundamentales. Se organizan manifestaciones, se negocian acuerdos con el gobierno para que responda al trabajo
  • 50. La fase de la rehabilitación 47 intermedio: caminos, viviendas, salud, etc., presentan sus quejas sobre los servicios que no han sido atendidos. 3. Eje de la capacitación Cuando llega una emergencia generalmente no se tiene la experiencia de prevención ni de organización. Tampoco se cuenta con gente ya capacitada para dar seguimiento a un proceso de Reconstrucción en el modelo de mera asistencia, mucho menos en un modelo autogestivo y solidario. Por esto es necesario capacitar a los agentes, sobre todo los que van a desempeñar el rol de dirección o serán gestores del proyecto. En la fase de Rehabilitación es muy importante visitar, ver y oír las experiencias exitosas en la línea de la autogestión y discernir de entre todos los proyectos que se escucharon, cuál conviene desarrollar. En esta etapa, es necesario en un primer momento ir compartiendo con los asesores y coordinadores el modelo de Reconstrucción autogestivo y solidario para estudiarlo, discernirlo, aclararlo y finalmente tomar la decisión de desarrollarlo. En un segundo momento, conviene aclarar los pasos que se van a dar para lograr este proceso. Para finalizar, en un tercer momento, conviene compartir este modelo en asambleas públicas con las personas afectadas, para discutirlo y aclarar juntos el modelo de reconstrucción que se va a implementar y las exigencias que conlleva. 4. Eje de la reflexión de fe La Pastoral Social-Cáritas en la rehabilitación descubre junto con la comunidad cómo se está experimentando el paso de Dios, encontrando los signos de su presencia en la solidaridad que practica la comunidad. Esta reflexión se orienta para comprender cómo Jesús asiste a los necesitados promoviendo y restaurando la capacidad y la dignidad en las personas e impulsando a ser solidarios desde su pobreza con otros que carecen de salud, alimento, etc. Textos de la sagrada escritura que pueden ayudar a profundizar e iluminar esta fase: Jesús siente compasión por la multitud hambrienta, multiplica el pan y todos comen hasta saciarse (Mt 14, 20; Mc. 6, 32-44). El texto de la suegra de Pedro (Mt. 9, 29) postrada en la cama con fiebre nos muestra como Jesús la tomó de la mano y le quitó la fiebre. Ella se levantó y comenzó a atenderle, este texto nos ayuda comprender como la comunidad que esta en proceso de rehabilitación recibe apoyo
  • 51. La fase de la rehabilitación 48 mientras esta postrada, pero una vez que se recupera, ella se pone a servirle a los demás. La experiencia de la primera comunidad que pone sus bienes en común para que en ella no haya necesitados, es una indicación clara, de cómo uno de los objetivos de cualquier proceso es luchar por rehabilitar no solo a las personas siniestradas, sino también la comunidad que esta en la desgracia y que está misma se anime en comunidad a iniciar un proceso de reconstrucción (Hch. 2, 44; 4, 31). 4.1-Actividades y celebraciones Las acciones que se realizan en esta etapa se elaboran conforme al proceso de la rehabilitación, siguiendo los tiempos de la vida parroquial, profundizado el sentido de la solidaridad, por ejemplo, en la navidad, Jesús que nace pobre y sin techo, o la cuaresma, el pueblo que de la esclavitud parte al Éxodo para la liberación e ir a la tierra prometida. Lo mismo se puede decir de otras fiestas patronales como es el caso, del Señor de los Desamparados, la Virgen de Guadalupe, el Señor del Perdón, la Virgen del Perpetuo Socorro… los diferentes acontecimientos generalmente se celebran con la Eucaristía, del rosario, novenas, celebraciones de la palabra.
  • 52. La fase de la rehabilitación 49 En el modelo de mera asistencia El proyecto del modelo de mera asistencia se diseña desde el escritorio y tiene como objeto seguir dando despensas, entregando casas de campaña, semillas, materiales para las casas, etc. 1. Eje de la solidaridad Pasada la etapa de la atención en la emergencia, es decir, los primeros 30 días, este modelo sigue sosteniendo el proyecto asistencial, y por eso sigue pidiendo ayudas y almacenando cosas para continuar dando y la gente siniestrada sigue pidiendo más ropa, alimentos, medicinas, agua, cuando ya se superó la emergencia. Se considera esta etapa como una oportunidad para acumular recursos de todo tipo, aunque ya no se necesiten, corriendo el riesgo de que éstos se echen a perder o de que sean motivo de pleitos. 2. Eje de la organización En este modelo no interesa la organización de las personas siniestradas porque son objetos de ayuda, entonces, es poca o nula la participación de los afectados en las diferentes actividades que se programan. A la falta de vivienda se responde organizando albergues o campamentos, comedores, reparto de materiales como láminas, casas de campaña y alarga el tiempo de atención en los mismos, provocando que las personas, que en esta situación están fuera de su hábitat natural, difícilmente quieran regresar a sus comunidades y continúen alimentando el síndrome de la dependencia y se atrofia la capacidad de organización.
  • 53. La fase de la rehabilitación 50 2.1- Exigencias de la organización El diagnóstico En esta etapa el objetivo del diagnóstico puede ser doble. Uno, continuar redimensionando la crisis, al abultar cifras con el objeto de alargar la etapa de emergencia y seguir acercándose recursos económicos y materiales. Otro, mostrar a la sociedad que la situación ya está solucionada, como un caso cerrado, gracias a la rápida entrega de los recursos recibidos. La comunicación En este modelo, el objetivo de la comunicación es mostrar a la opinión pública que ya se repartieron los materiales, que ya se solucionaron los problemas, que la gente está en sus casas y se ha reintegrado a su vida normal. Esto sucede con mayor rapidez cuando se trata de zonas turísticas, con tal de que la gente siga llegando a visitar el lugar. La movilización Con este modelo se bloquea la movilización de la comunidad, porque las negociaciones se hacen entre líderes, porque lo que se realiza, se hace individualmente, dejando al margen la participación organizada de la comunidad. Esto evita cualquier organización que exija que se solucionen otras demandas, como la deficiencia en los servicios públicos. 3. Eje de la capacitación La capacitación de las personas es para que atiendan los almacenes, los centros de acopio, las cocinas populares, el reparto de despensas, la atención en los albergues y organicen los repartos. Se elaboran y estudian materiales que indican qué hacer en los casos de siniestro, pero algunas veces no responden a la realidad de cada comunidad ni tocan las causas estructurales que están detrás de la catástrofe.
  • 54. La fase de la reconstrucción 46 4. Eje de la reflexión de fe La reflexión de Fe se organiza con la visión de dar limosnas o caridad pero como benefactor para, de esta manera ver en los donadores los bienhechores que están socorriendo a los “pobrecitos” que no pueden hacer nada por si mismos. Todo esto sin profundizar en el llamado que Dios hace a la comunidad, a comprometerse. Es un momento de ir haciendo diferentes celebraciones, reflexiones, oraciones para agradecer a Dios el regalo recibido y para pedir al Señor que siga socorriendo a los que están ayudando, con el fin de que pronto se consigan de recursos para las viviendas.
  • 55. La fase de la reconstrucción 47 CAPÍTULO TERCERO LA FASE DE LA RECONSTRUCIÓN1 En el modelo autogestivo y solidario Presentación En base a la experiencia, la reconstrucción autogestiva y solidaria tiene las siguientes características:  Integra la participación de los siniestrados en la organización del proyecto, desde el diseño hasta la ejecución, pues no se trata de algo impuesto por los coordinadores o asesores.  Es un proyecto alternativo, pues diseña la reparación, a mediano y largo plazo del daño no solamente físico, sino también social y económico que sufren las personas de la comunidad. No basta pues con reconstruir las viviendas, sino que se busca la reconstrucción de las familias, luchando por lograr un desarrollo sostenible, y la reconstrucción de la sociedad para que sea justa y solidaria.2  Exige la autoconstrucción como una expresión clara de la solidaridad y de la autogestión, porque los siniestrados ponen sus recursos en común y recrean las relaciones entre ellos y con los cooperantes solidarios.  Es un proyecto que estimula a los participantes para que colaboren a la globalización de la solidaridad y para que actúen de manera articulada con otras instancias de organización existentes en la Sociedad Civil. 1- La organización diocesana al servicio de la reconstrucción Es básico que las personas de la organización pastoral de la Iglesia (la pequeña comunidad, la parroquia, el decanato o vicaría, la Diócesis y Pastoral Social-Cáritas) que participaron en la atención de la emergencia y la rehabilitación, sean la base para integrar el equipo diocesano o parroquial que será responsable del diseño, la estrategia y las políticas de acción del proyecto de reconstrucción. 1 La fase de la “Reconstrucción” en este modelo se tratará con los ejes directrices entrelazados (Solidaridad, Organización, Capacitación y Reflexión de Fe), dadas sus características propias. Nótese como el trabajo con la comunidad va cubriendo cada uno de los ejes sin necesidad de que sea observado el cumplimiento estricto de manera ordenada de los ejes mencionados. Pero sí es importante que no falte alguno, pues entonces el trabajo en común quedaría cortado. No obstante, colocaremos en paréntesis el eje que corresponde a la acción referida. Después de la presentación de esta fase en este modelo, retornaremos al formato que se ha venido presentado. 2 Intercambio de experiencias sobre la ayuda a la reconstrucción en América Latina, (1993) Diócesis de Cd. Guzmán,p. 14.
  • 56. La fase de la reconstrucción 48 Es importante que este equipo busque articularse con otras Diócesis solidarias y Pastoral Social-Cáritas Nacional, para presentar el proyecto de reconstrucción. 2- La reconstrucción, en donde ya existe un proceso autogestivo y solidario Cuando se da la emergencia y ya existe un proceso autogestivo y solidario, en base a la experiencia se sugieren los siguientes pasos para trabajar en la reconstrucción: I) Pastoral Social-Cáritas a la luz de la praxis organizativa que ya se tiene, convoca a los asesores, coordinadores y promotores para diseñar juntos el proceso de Rehabilitación, Reconstrucción y Prevención que se quiere implementar. II) Confrontar el diseño de reconstrucción en el modelo de mera asistencia con el modelo autogestivo y solidario, para aclarar el tipo de asesores, promotores y coordinadores que exige este modelo. III) Intercambiar experiencias con otros grupos que ya están viviendo la metodología de reconstrucción autogestiva y solidaria, de tal manera que éstos aporten su experiencia. IV) Si se organizan los nuevos grupos, aclararles las exigencias de este estilo de reconstrucción, esto es, autoconstrucción, autogestión, solidaridad, intercambio de experiencias, puesta en común de los recursos, toma de decisiones en común, participación en los diferentes niveles: asambleas comunitarias, barrio, zona, pueblo o ciudad, etc. V) Integrar a los nuevos grupos a alguna de las Redes que ya están organizadas: vivienda, salud, cooperativas, producción, consumo, ahorro, ecología, derechos humanos… VI) Propiciar que el comité de reconstrucción o la Red entre en diálogo con las instancias oficiales y con los cooperantes solidarios que intervienen en el proyecto de reconstrucción, para negociar las líneas y políticas que respeten la autogestión y la subjetividad en el proyecto y, al mismo tiempo, para que se exija la transparencia en la administración de los recursos de modo que éstos lleguen a los más pobres. VII) Integrar la Red de reconstrucción a un proceso más amplio de Redes, vinculadas a otras instancias civiles que luchan a favor de la ecología y del respeto a los Derechos Humanos. Esta es una síntesis de los pasos que se pueden implementar, aunque no están descritos los pasos intermedios que hay que programar conforme a las circunstancias que se presenten y a las exigencias del proceso mismo.