Este artículo describe varios actos de filantropía anónima en los que personas de bajos recursos ayudaron a otros que lo necesitaban aún más. Relata la historia de Luis A., quien donó $1,000 para pagar la cirugía cardíaca de un bebé, y Mercedes G., quien donó $3 a pesar de su cáncer terminal y bajos ingresos. También menciona a Pablo M., un niño de 10 años que donó 50 centavos que había ahorrado. A través de estas y otras donaciones pequeñas, una mujer
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Últimas Noticias 8 Actualidad Viernes 24 de diciembre del 2004
FILÁNTROPOS Un reconocimiento para quienes, según sus posibilidades, ayudaron a las personas
cuyas historias mostró la página de Acción Social. ¿Quién dijo que los actos de bondad no son noticia?
A veces, quien no tiene dinero aporta con algo que vale más que el oro. Decir ‘te entiendo’ no tiene precio.
‘No tengo mucho,
pero igual lo doy...’
“N
o quiero que se sepa
quién soy, ni digan lo
que hice", la repetición
de esta frase resuena suave a tra-
vés del teléfono. En esta ocasión,
la tarea consistía en buscar a los
benefactores en lugar de los be-
neficiados. Pero no resultó tan fá-
cil como parecía en un principio.
“Él nos pidió que guardemos en
reserva su nombre, que nos ayu-
daba de corazón pero no le intere-
saba que nadie sepa”, se escuchó
en la extensión telefónica 5343 de
la redacción de ÚLTIMAS NOTI-
CIAS, de la voz de una madre
agradecida. Luis A. (nombre ficti-
cio) le regaló mil dólares, justo lo
que le hacía falta para pagar la ci-
rugía de corazón de su bebé.
Si se puede definir a una noticia
como un hecho notable y fuera de
lo común, éste cumpliría con esos
requisitos (en un país donde el 70
por ciento de sus 12 millones de
habitantes es pobre, ¿cuántos
pueden permitirse esos despren-
dimientos?), pero su personaje
central no concede entrevistas.
La búsqueda sigue, pero se vuel-
ve difícil porque otros protagonis-
tas no dejaron señas para poder
localizarlos. Mercedes G., que su-
fre de un cáncer terminal, donó
tres dólares para la misma causa.
Los redujo del gasto mensual de
sus medicinas, quiso dar más, pe-
ro no le alcanzaba.
Esa cantidad solo cubría el dos
por ciento del tanque de oxígeno
que había que comprarle cada
mes a Jean Samael, el pequeño
enfermo, desde que nació, ¿a
quién le importa este detalle? "A
nosotros", dice firmemente Ivon-
ne Povea, la madre que habla de
sus nuevos amigos como si fueran
superhéroes de televisión.
"Ella nos dijo que, aunque sien-
te que su vida se va acabando, no
podía quedarse tranquila sin ha-
cer algo para que el niño viviera,
que teníamos que luchar hasta el
final. Nunca nos olvidaremos de
eso". Y hay que ser muy bueno en
matemáticas para calcular qué
Fotos: Archivo / Últimas Noticias
Para recordar al pequeño Jean Samael, que falleció en septiembre, su
familia formó un grupo de autoayuda para padres de niños especiales.
El mayor sueño de doña Rocío es que sus gemelitos lleguen a ser inde-
pendientes. Quienes la conocen la animan: “No pierda la esperanza”.
tanto por ciento de los cinco mil
dólares que se necesitaban para
este caso, representan los 50 cen-
tavos que Pablo M., de diez años,
no se gastó en el recreo y los en-
tregó a sus vecinos cuando se en-
contraron en la calle. Él dijo que
también quería ayudar al bebé.
Estos son solo tres ejemplos. Sin
el apoyo de ninguna organización,
esta mujer y su esposo reunieron
más de seis mil dólares, poco a po-
co, con este tipo de aportes.
Varias familias cuyas historias
se conocieron a través de la pági-
na de Acción Social de este Dia-
rio, conocieron este año a perso-
nas que bien podrían encarnar la
descripción que el escritor argen-
tino Julio Cortázar hace de la raza
'famas', en su cuento Filantropía:
"... Son capaces de gestos de gran
generosidad, como por ejemplo
cuando este fama encuentra a
una pobre esperanza caída al pie
de un cocotero, y alzándola en su
automóvil la lleva a su casa y se
ocupa de nutrirla y ofrecerle es-
parcimiento hasta que la espe-
ranza tiene fuerza y se atreve a su-
bir otra vez al cocotero".
Los ojos castaños y tristes de
Rocío Tapia se llenan de lágrimas
cuando empieza a hacer un re-
cuento de todas las puertas que se
han abierto para sus gemelos To-
ñito y Paquito, de siete años, que
sufren parálisis cerebral.
Esta ex atleta estaba desespera-
da en septiembre pasado: estaba
sola con una deuda de cuatro mil
dólares (que pidió prestados para
operar a sus hijos), cuyos pagos
absorbían por completo su sueldo
de profesora, sus dos hijas mayo-
res no iban a poder estudiar y era
imposible que los niños asistieran
a un centro de cuidado especial.
"Si alguien me quiere ayudar,
que llamen a la casa de mi vecina,
ella me pasa al teléfono o me ano-
ta el recado", dijo la primera vez
que llegó a la recepción de la C.A.
El Comercio a relatar su calvario
particular. El dolor que transmi-
tía conmovió incluso a la recep-
cionista y al agente de seguridad.
Y ellos mismos se asombraron
por el cambio en su expresión
ocho días después de publicar el
caso. "Me dieron una beca para
una de mis hijas, señorita, y a la
otra ya le dieron cupo en un cole-
gio. Pero también me han ofreci-
do apadrinar a mis gemelitos,
aunque sea con poquito...". Su an-
gustia se había transformado en
esperanza, y en sus labios ya em-
pezaba a dibujarse una discreta
sonrisa. Sin embargo, todavía se
le quebraba la voz al recordar la
voz serena de don Alfonso P., que
la hizo llorar en el teléfono de su
vecina. "Me dijo que él no tiene
nada para darme, pero que tam-
poco quería quedarse sin darme
una palabra de aliento, me dijo
que siga luchando por sacar a mis
hijos adelante, que va a ser duro
pero que con fe lo podía lograr".
Hablar con estos amigos anóni-
mos es casi más difícil que eludir
al asesor de prensa de la Primera
Dama, que una vez llamó a ofre-
cer ayuda para un niño quemado.
“Nosotros vamos a apoyar al cha-
mo”, intención que quedó en el ai-
re cuando no obtuvo la promesa
de publicar la ‘buena obra’.
El escritorio desde donde se re-
ciben todos los posibles casos que
necesitan una ayuda se inundó de
lágrimas cuando a la extensión
5343 llegó la noticia de que Jean
Samael Jaime Povea murió luego
de la cirugía de corazón. Pero
igualmente, el seguimiento de ca-
da caso deja guardada la satisfac-
ción de que hay mucha más gente
buena que rica, ¡no hay duda!
Por María Carvajal A.
¿QUIERE AYUDAR?
El Departamento de Trabajo Social
del Hospital Baca Ortiz continuamente
busca financiamiento para cirugías o
terapias de niños pobres de Quito y
provincias. El teléfono es el 250 7645.
Al sur de la ciudad, Fundación Tierra
Nueva hace la misma labor con pa-
cientes de todas las edades, que a ve-
ces no pueden comprar ni una pasti-
lla. Más información en el 263 6925.
300 ancianos pueden ser socorridos a
través de la Fundación Abuelitos de la
Calle. Teléfono 252 3919.