Jesús siempre cumplió la voluntad de Dios y vivió para servir a los demás. Sus principales actitudes fueron la obediencia al Padre, vivir como un hombre libre que liberaba a otros de la esclavitud, y vivir para los demás mediante la curación de enfermos, el perdón de pecadores y la denuncia de la injusticia. Los discípulos deben seguir el ejemplo de Jesús siguiéndolo, asumiendo sus actitudes de fe, oración y servicio a los demás.