Los ganglios linfáticos son unas estructuras dispersadas por todo el cuerpo, cuya función consiste en ayudar al organismo a combatir las infecciones. Las bacterias pueden entrar en el cuerpo a través de una cortada o rasguño infectados en la cara o el cuello, un diente infectado o una infección de los senos paranasales (sinusitis). La infección puede desplazarse a los ganglios linfáticos del cuello y producir inflamación de los mismos. Este trastorno se llama adenitis cervical bacteriana y es bastante común en los niños. Los síntomas de la adenitis cervical bacteriana incluyen hinchazón en el cuello (normalmente sólo de un lado), sensibilidad y dolor al tocar la zona afectada y enrojecimiento de la piel a su alrededor. El niño puede tener fiebre, estar de mal humor y sin apetito. La adenitis cervical bacteriana se trata con antibióticos. También es posible que le den medicamentos para el dolor y para la fiebre. En los casos más graves, es posible que sea necesario drenar una masa hinchada. Algunas veces el médico marca el contorno de los ganglios linfáticos con una pluma. Esto ayuda a los padres a ubicar los ganglios y determinar si la hinchazón está empeorando. Normalmente la adenitis cervical bacteriana se cura a los pocos días de empezar el tratamiento con antibióticos. Los niños menores de 5 años pueden tener síntomas que aparecen y desaparecen durante un cierto período. Esto no es peligroso y no afecta la salud ni el desarrollo del niño Medicamentos: El médico podría recetarle medicamentos para la infección, el dolor y la fiebre. Siga las instrucciones del médico al darle estos medicamentos a su hijo. Asegúrese de darle al niño todos los antibióticos tal como se los hayan recetado, hasta que se terminen, incluso si la hinchazón desaparece y el niño se siente mejor. Atención General: El niño debe descansar lo más posible. Planifique actividades tranquilas durante algunos días. Haga una visita de control según le indique el médico o el personal del centro. Obtenga Atención Médica Inmediata si el niño tiene alguno de los siguientes síntomas: Fiebre superior a 100.4°F (38°C), Persiste en rechazar la comida o la bebida Síntomas como hinchazón, dolor, sensibilidad o enrojecimiento que no mejoran o están empeorando, Dificultades para tragar o respirar, Un ganglio linfático que aumenta de tamaño, se ablanda o se endurece