La agricultura orgánica propone producir alimentos estableciendo un equilibrio ecológico para proteger la fertilidad del suelo y evitar plagas, en contraste con enfrentar los problemas a medida que ocurren. Los beneficios incluyen conservar la fertilidad del suelo, disminuir la contaminación, y preservar la calidad de los alimentos. Sin embargo, la oferta de alimentos orgánicos es limitada en relación con la demanda, y los costos de producción y distribución son más elevados que la agricultura convencional.