El documento describe cómo la inmigración a partir de 1880 impulsó el desarrollo agrícola en Argentina a través de la incorporación de nuevas tierras y tecnología. Los inmigrantes se convirtieron en pequeños empresarios agrícolas y contribuyeron al progreso del país. El crecimiento agrícola también estimuló el desarrollo de industrias como la alimentaria, de maquinaria agrícola y ferrocarriles, entre otras. Sin embargo, políticas posteriores de sustitución de importaciones perjudicaron el potencial