Días después de la presentación de la Catedra Gelbard en el Primer Congreso de Economía Política organizado por el Centro Cultural de la Cooperación y la Universidad Nacional de Quilmes, el Congreso Nacional sanciono la ley que establece el 16 de agosto de cada año como Día del Empresario Nacional.
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Día del empresario nacionalDía del empresario nacional
Documento
Proyecto de ley: “Dia del empresario nacional”. se declara
como tal el 16 de agosto de cada año (reproducción del
expediente 7816-d-10)
El Senado y Cámara de Diputados,…
16 DE AGOSTO, DÍA DEL EMPRESARIO NACIONAL
Artículo 1º.- Declárase como “Día del Empresario Nacional” al 16 de
agosto de cada año.-
Artículo 2º.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El 16 de agosto de 1953 se formó la Confederación General
Económica (CGE), trasformándose en una organización empresarial de
gran densidad histórica. Bajo sus muros, hombres y organizaciones
abrieron las puertas de la revolución industrial, potenciaron el progreso
y crearon riqueza trayendo el desarrollo del campo, de la industria
propia, el comercio y los servicios, llegando con sus productos a
cualquier rincón del mundo.
A lo largo de su trayectoria y a través de momentos difíciles, la CGE
ha dado siempre ejemplo de objetividad y acierto en la orientación de
las políticas económicas y sociales que convenían al país. Aportando
siempre sus análisis y reflexiones, facilitando las tareas de decidir y
contrastando sus propuestas con la realidad más cruda de cada
situación del empresario PyME.
Procuró siempre, controlar la extranjerización de la economía argenti-
na y desarrollar más el mercado de producción y consumos nacionales;
e impulsó como ideas básicas: un país productivo, un mercado interno
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pujante, un compre nacional para los productos y el desarrollo de indus-
trias estratégicas entre otras. Además, a través de su primer presidente,
creó el Instituto de Estudios Económicos y Financieros (IEEF), para la
formación moderna de empresarios y seguimiento y conocimiento de la
realidad nacional.
José Ber Gelbard, cofundador y primer presidente de la Confederación
General de Economía, definió así su concepción de la relación entre
obreros y empresarios: “Nosotros no hemos de lograr salarios altos si
no logramos una alta productividad. La productividad no debe significar
en ningún modo volver al cañaveral o a la fazenda donde trabajaban
con el látigo, ni tampoco debe significar uno tortura moral o física para
el obrero. Debe significar una producción concordante con lo que se le
paga y adecuada a su propio esfuerzo”.
La CGE es portavoz de gran parte del empresariado del país y reúne
a la totalidad de las provincias a través de una estructura federal. Fruto
de su constante y permanente interés por profundizar en la realidad y
actualidad de los distintos sectores del país, una de las características
de la política de la CGE ha sido y es la de acompañar al empresario
PyME en sus aspiraciones y expectativas.
La CGE es la casa de todos los empresarios y actúa en defensa de los
intereses de las empresas asociadas tal como lo exigen los nuevos
tiempos y circunstancias.
El proceso de extranjerización de la economía en nuestro país comen-
zó en 1955. Desde ese año en adelante, la Nación argentina ha perdi-
do una enorme cantidad de empresas, y una parte de ellas han sido
reemplazadas por empresas extranjeras, desbaratando el aparato
industrial, apoderándose de los servicios públicos y desarrollando los
sectores destinados a exportar materias primas y productos primarios,
demoliendo sistemáticamente los principios firmados en 1947 en
Tucumán cuando se declaró la Independencia Económica.
El instrumento principal para este cambio ha sido siempre el control de
la estructura financiera, y las malas artes utilizadas por Gran Bretaña y
Estados Unidos, que incumplieron todos los tratados firmados para evi-
tar pagar lo que debían, inventar deudas inexistentes e impedir que se
usen las libras obtenidas por la venta de productos primarios a
Inglaterra, mediante la declaración de “inconvertibilidad de la Libra”.
La combinación de falta de financiamiento competitivo, apertura a-
duanera y encarecimiento de los insumos dejó a las empresas grandes
de argentina al borde de la quiebra, tal fue el caso del grupo industrial
Siam Di Tella, del grupo Salimei, o la otrora fábrica de máquinas-her-
ramientas Wecheco, para mencionar unas pocas, mientras que grandes
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empresas como Terrabusi o Bagley fueron adquiridas por los famosos
“inversores extranjeros”, que en realidad no invirtieron nada, sino que
se apoderaron de los activos existentes a precio de remate, y con el
financiamiento barato pusieron de nuevo en marcha lo que ya fun-
cionaba.
Ante tal situación, debemos fomentar un proceso para des-extran-
jerizar nuestro sistema económico, organizando sistemas de protección
para la economía patria y alentar al empresario nacional para que siga
invirtiendo en su país.
Este marco no es sólo actual; ya a mediados del siglo XIX se dirimían
estas dos tendencias: país con predominio colonial o país con desa-
rrollo propio e independiente. Manuel Belgrano afirmaba: “la
importación de mercaderías que impidan el consumo de las del país o
perjudiquen el progreso de sus cultivos y sus manufacturas lleva tras de
sí la ruina de una nación”.
En el debate en el Parlamento por la ley de Aduanas después de la
crisis de 1866 Vicente Fidel López defendió el proteccionismo indus-
trial frente a las posiciones librecambistas.
Carlos Pellegrini afirmó: “somos una granja del extranjero, un pedazo
de territorio extranjero”. En otro momento alegó “no seamos en el por-
venir un país de pastores, seamos una nación de obreros”. Sin
desconocer la importancia del agro subrayó: “sin industria no hay
nación”.
Recordamos estos conceptos después de haber sufrido los efectos
del plan Martínez de Hoz durante la dictadura. Hoy desde la Sociedad
Rural y otros foros similares se alienta aún la persistencia del modelo
agroexportador y la vuelta al neoliberalismo de la década de los ‘90.
Estos grupos ocultan que ese modelo eliminó a cientos de miles de
pequeños productores agrarios.
Frente a los deseos de los latifundistas, los grupos concentrados y el
capital financiero internacional siempre hubo resistencias populares,
especialmente de los sectores empresariales pequeños y medianos li-
gados con el mercado interno y el quehacer nacional.
Un hecho poco recordado refiere que en 1896 durante el gobierno del
general Roca decenas de miles de talleristas, microempresarios, con
sus obreros y familias se concentraron en Plaza Lorea para reclamar
mediadas que pusieran fin al ahogo de la industria nacional.
Con las olas migratorias de fines del siglo XIX y comienzo del XX y la
sustitución de importaciones durante las dos guerras mundiales -en
especial la segunda- se generaron en todo el país multiplicidad de
actividades agrarias, industriales, comerciales y de servicios.
5. 31Día del empresario nacional
Esa situación dio lugar a que entidades de la zona del noroeste
argentino tuvieran la iniciativa de agruparse para conformar una central
que los representara. El 24 y 26 de mayo de 1950 se reunieron en
Catamarca y labraron una declaración fundacional que se conoce como
“Acta de Catamarca” y conformaron la Confederación Argentina de la
Producción, la Industria y el Comercio (CAPIC). Esta entidad continuó
ampliando sus objetivos en todo el país y tras sucesivas etapas se
constituyó en la Capital Federal, el 16 de agosto de 1953, la
Confederación General Económica (CGE) que presidía José Ber
Gelbard.
Sus primeras medidas pusieron énfasis en “reactivar las economías
locales en forma conjunta y asumir el progreso general de la Nación”.
Se creó una Comisión de Zonas cuyas primeras reuniones se realizaron
en Comodoro Rivadavia y La Rioja. La idea era integrar el país.
Después de conformar 3 confederaciones y 40 federaciones se
adhirieron centenares de centros empresariales de la ciudad y el
campo.
Por el papel que ha desempeñado en defensa de los intereses del sec-
tor y las instituciones democráticas consideramos importante que se
festeje el Día del Empresariado Nacional el 16 de agosto en conmemo-
ración de la fecha en que se fundó la CGE como entidad más repre-
sentativa del sector.
Hoy el empresariado nacional integrado en su mayoría por las
Mipymes no conforma una sola organización pero expresa la lucha por
reivindicaciones comunes.
Las Mipymes integran un conglomerado social de alrededor de
1.500.000 comerciantes, prestatarios de servicios, industriales y pro-
ductores agrarios. Aportan alrededor del 45% del PIB y constituyen la
principal fuente de trabajo con casi el 70% del empleo.
El Empresario Nacional apuesta siempre a su país, reinvirtiendo en el
mismo, arriesgando su capital, dando trabajo y aportando con sus
impuestos, para que nuestra sociedad avance en un sendero de desa-
rrollo. Es quien prefiere producir en nuestra tierra en vez de recurrir a
posibilidades que brindan otros países; que sufre las políticas económi-
cas erradas y crece con las acertadas; aquel que junto con sus traba-
jadores vive el día a día, en su comercio, industria o tierra; que resiste
ante la presión adversa local o extranjera. Es aquel que arriesga su ca-
pital en lo que cree; el que desde cada región del país se convierte en
un invalorable instrumento para la distribución del ingreso y la equidad
social.
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Para que haya un puesto de trabajo un empresario debe invertir y con-
fiar en su decisión.
Señor Presidente, por las razones expuestas es que solicitamos la
aprobación del presente proyecto de ley.
Firmantes: HELLER, CARLOS SALOMON; JUNIO, JUAN CARLOS;
HARISPE, GASTÓN; SABBATELLA, MARTÍN; RAIMUNDI, CARLOS.