Los anestésicos generales deprimen el sistema nervioso central para permitir procedimientos quirúrgicos u otros dolorosos, aunque tienen índices terapéuticos bajos y son peligrosos. Se clasifican según la vía de administración como inhalatorios, que actúan en los pulmones, o por vía intravenosa. Dentro de los inhalatorios están los gases como el éter, halogenados como el isoflurano y agentes intravenosos como la propofol.