4. Recordando algo de antropología
SER PERSONAL
(espíritu)
CUERPO
Sentidos
Apetitos
Funciones
ALMA
Inteligencia Voluntad
Vida recibida
(genes de padres)
Vida adquirida
(hábitos)
HABILIDADES
ELEV. SOBRENAT
VIRTUDES
El yo es la puerta de la persona pero no es la persona. La persona está en el corazón
ESPIRITUAL
HUMANO
Vida íntima
(gracia)
NATURALEZA
ESENCIA
ACTO DE SER
me lo da la biología
me lo dan los demás
me lo da Dios
5. Persona y espíritu son sinónimos. En cambio, persona y
hombre no lo son.
La persona humana no se reduce a la naturaleza humana.
Es decir, la persona no equivale a ser hombre o mujer, sino
que tener una naturaleza masculina o femenina pertenece a
la persona.
Ser persona no es ser hombre, porque existen personas que
no lo son (ej. las personas divinas y las angélicas).
Ser persona humana es más que ser hombre. El hombre es
un compuesto de alma y cuerpo. La persona no es un
compuesto de alma y cuerpo, aunque disponga de alma y
cuerpo.
Persona = espíritu, corazón, intimidad, acto de ser
Naturaleza humana:
manifestaciones de la persona: cuerpo, razón, voluntad
6. Esta antropología es búsqueda, porque el futuro histórico y
metahistórico que uno espera depende del saber personal que
uno alcanza. Por tanto, buscar saber acerca de la persona
humana es, a la par, no sólo intentar saber la persona que se
es, sino también y principalmente la que se será, es decir,
alcanzar a saber qué persona se está llamada a ser, porque
mientras vivimos no acabamos de ser la persona que
seremos, si libremente aceptamos llegar a serla. Desde luego
que ni serlo y ni llegar a saberlo son un asunto necesario,
pero es obvio que lo libre es superior a lo necesario.
Lo que soy Lo que seré
Ética : La libre afirmación de nuestro ser
Llegar a ser lo que tenemos que ser
7. Para alcanzar el ser personal que se es, es menester notar, en
primer lugar, que cada persona es distinta, por superior, a lo
común de la naturaleza humana que tiene a su disposición.
Ese notar que se es persona se alcanza con un conocer
personal, es decir, con nada inferior a la propia persona, como
pueden ser los sentidos, la razón, etc., sino con un conocer
solidario a la propia persona como ser personal cognoscente.
En segundo lugar, es menester notar que una persona es
novedosa e irreductible a las demás. Todo hombre es persona
y sabe que lo es, aunque lamentablemente no todo hombre
se encamina a la búsqueda de su propio sentido personal. De
manera que el ser personal es una realidad superior a la que
describe la expresión de animal racional
Naturaleza: lo común a todos
Esencia: lo menos común
Persona: lo único e irrepetible
8. Si la persona es un ser abierto personalmente, y no tiene el
sentido completo de su ser en su mano, para alcanzarlo no debe
buscarlo en las realidades impersonales o en la nada, sino en las
personas. No obstante, tampoco las demás personas creadas
tienen el sentido de tal persona en su mano, sencillamente
porque ni siquiera tienen el suyo propio. Sólo Dios, el Creador de
cada persona humana, puede revelar el sentido personal al
hombre a cada hombre si tal hombre lo busca (con su conocer
personal), lo acepta (con su amar personal) libremente (con su
libertad personal) en Dios (en coexistencia personal con él). Por
ello, la intimidad de la persona humana está abierta a Dios, o
sea, que “el que se da cuenta de que es persona no puede
admitir un Dios extraño a su vida”. Consecuentemente, el que
abdica de Dios, prescinde de la búsqueda de su sentido
personal.
“Nos hiciste Señor para Ti, y nuestro corazón está inquieto
hasta que descanse en Ti”
9. Quien se alcanza con ese saber es la propia persona, y se conoce
a ésta como abierta personalmente a una persona distinta que
pueda dar entero sentido de su ser personal. Esa es la auténtica
sabiduría humana. A nivel de núcleo personal o de intimidad
humana uno es coexistente, y también pura apertura, libertad;
coexistente con los demás y con Dios, y libre respecto o para
ellos. Esa coexistencia y esa radical libertad es, además,
personalmente cognoscitiva y amante. No es que la persona
tenga esas facetas, sino que las es. En efecto, cada persona es
coexistencia, libertad, conocer y amar. Esos radicales íntimos
conforman el ser personal. Cada uno de ellos se convierte con los
demás hasta el punto de que uno no puede darse sin los otros. Es
decir, ninguno puede faltarle a una persona para ser persona.
Pero la conversión entre ellos no es completa, porque esos
radicales se distinguen realmente entre sí, y, como es sabido,
toda distinción real es jerárquica.
10. Una persona sola no sólo es absurda, triste o aburrida, sino
sencillamente imposible, porque cada persona es apertura
personal. Una apertura personal requiere, al menos, de otra
persona que pueda aceptar el ofrecimiento personal de la
apertura personal que uno es. Una persona no se limita a ser,
sino que escon. La persona es un añadido de ser; añade al ser
el acompañamiento personal. Si uno es imagen de Dios, Dios
también será apertura personal. Ahora bien, es claro que una
apertura personal se abre a una persona distinta. En
consecuencia, es absolutamente imposible que en Dios exista
una única persona, pues sería la tragedia pura. De modo que la
antropología personal no alcanza sólo a conocer la persona que
uno es, sino también el modo de ser de las demás personas
existentes, sean éstas creadas o increadas.
11. CO-EXISTENCIA
Apertura hacia sí mismo
(intimidad) y hacia los
demás (relación)
LIBERTAD Apertura libre, si quiere
No necesaria
CONOCER PERSONAL
Búsqueda del sentido del
propio ser personal y el de
los demás (sabiduría)
Orientada
AMOR PERSONAL
Donación del propio ser
(generosidad) y aceptación
del otro (comprensión)
Para la entrega
No ignorante
INDIFERENCIA
FRIVOLIDAD
SOLEDAD
ESCLAVITUD
DEL VICIO
SOBERBIA
EGOISMO
Gozo. Paz / Odio. Angustia
Confianza / Desconfianza
Esperanza / Desesperación
Alegría / Tristeza
INSEGURIDAD
MIEDO
Vida sin sentido
No saber amar
Vida en hueco, vacía
No es dueño de sí, no se posee
14. COEXISTENCIA
(hacia dentro)
“Entonces, volviendo en
sí, dijo: “¡Cuántos de los
trabajadores de mi padre
tienen pan de sobra, pero
yo aquí perezco de
hambre!. Me levantaré e
iré a mi padre, y le diré:
Padre, he pecado contra
el cielo y ante ti; ya no
soy digno de ser llamado
hijo tuyo; hazme como
uno de tus trabajadores”
(Lc 15, 17-19)
15. «El que esté sin pecado, que le tire
la primera piedra» (Jn 8,7). Los
acusadores «se fueron retirando
uno tras otro, comenzando por los
más viejos»
COEXISTENCIA (hacia dentro)
La mujer adúltera
COEXISTENCIA
(hacia dentro)
16. El rico epulón y Lazaro
COEXISTENCIA
(hacia fuera)
19 Había un hombre rico que vestía de
púrpura y lino finísimo, y todos los días
celebraba espléndidos banquetes. 20 En
cambio, un pobre llamado Lázaro yacía
sentado a su puerta, cubierto de
llagas, 21 deseando saciarse de lo que
caía de la mesa del rico (Lc 16, 19-21).
18. El buen samaritano
COEXISTENCIA
(hacia fuera)
31 Bajaba casualmente por el
mismo camino un sacerdote y, al
verlo, pasó de
largo. 32 Igualmente, un levita
llegó cerca de aquel lugar y, al
verlo, también pasó de
largo. 33 Pero un samaritano que
iba de viaje se llegó hasta él y, al
19. Pero él, afligido por estas palabras, se
marchó triste, porque tenía muchas
posesiones (Mc 10,22)
El joven rico
LIBERTAD
21. La samaritana en
el pozo de Sicar
CONOCER PERSONAL
—Bien has dicho: «No tengo
marido», porque has tenido cinco y
el que tienes ahora no es tu marido;
en esto has dicho la verdad (Jn 4, 17-
18)
22. La confesión
de Pedro
CONOCER
PERSONAL
—Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondió
Simón Pedro: —Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.
Jesús le respondió: —Bienaventurado eres, Simón,
hijo de Juan, porque no te ha revelado eso ni la carne
ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo
te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré
mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán
contra ella (Mt 16, 13-19)
23. El lavatorio de los pies
AMOR PERSONAL
…mientras estaban cenando, se levantó
de la mesa, se quitó la capa y se ató una
toalla a la cintura. Luego echó agua en
una palangana y se puso a lavar los pies
de los discípulos y a secárselos con la
toalla que llevaba a la cintura (Jn 13, 4-5)
24. María de Betania unge con perfume los pies
de Jesús
AMOR PERSONAL