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“APOTEOSIS. De Bautista”
Pequeño drama cotidiano en cuatro cuadros
DANIEL DAGNA
Personajes:
Director- Ariel:
Hermano soltero de Mario. El soltero de la familia.
Actor 1- Juan:
Esposo de Inés y padre de Maru.
Actor 2- Aldo:
Hermano mellizo de Inés, y hermano de María y Sonia
Padre-Mario:
Esposo de Sonia.
Madre- Inés:
47 años- Esposa de Juan y madre de Maru, Hermana de María, Sonia y hermana
melliza de Aldo.
Hija- Maru:
Hija de 22 años de Juan e Inés.
Mujer 3- María:
33 años. Hermana menor de Aldo, María e Inés- soltera.
Mujer 4- Sonia:
60 años. Hermana mayor de Aldo, María e Inés. Esposa, visiblemente mayor que
su marido, Mario.
Mujer 5- Juana:
Es de edad similar a Inés. Es la mujer de confianza de Bautista.
Mujer 6- Lara:
Hermana menor de Juana. Cuando regresó de Madrid se instaló con ellos en el
enorme caserón. Es la secretaria de Bautista.
Espacio escénico:
Living espacioso de una sobria y minimalista casa de campo. Sillones, mesas
ratonas, cuadros y un pequeño bar muy bien provisto de bebidas.
La puerta principal da al exterior; camino de entrada a la casa, jardín y bosque. La
segunda puerta conduce al interior de la casa; cocina, baños, habitaciones e
incluso la parra que esta alrededor de la galería interna.
Un ventanal amplio desde dónde se puede observar el bosque.
Época:
Actual. Mes de Agosto.
2
PRIMER CUADRO
Un grupo de personajes con vestuario de la época de las cruzadas se
mueve por el espacio.
Los hombres, visten túnicas negras o grises con una cruz roja a la altura del
pecho. Cordeles las ajustan a la altura de la cintura.
El Actor 2- Aldo tiene un casco debajo de un brazo.
El Padre- Mario se colocará una larga y pesada espada de utilería que
sujetará con el cordel.
Las mujeres llevan túnicas color crudo mal realizadas con lienzos color
crudo o blanco.
Los personajes que están desde el comienzo de la escena ya están con los
vestuarios de época y los que vayan ingresando los recogerán de sobre un
sillón.
Director-Ariel:- Ustedes dos, parados ahí, enfrente a ellos.
Mujer 4-Sonia: ¿Y yo?
Director-Ariel:- Por ahora quedate dónde estás…
Entran Mujer 5-Juana y Mujer 6-Lara.
Mujer 6-Lara:- Disculpen la demora pero tuvimos que atender unos asuntos
impostergables…
Mujer 5-Juana:- Impostergables para Bautista, ¡por supuesto!
Mujer 6-Lara:- De todas maneras eran impostergables.
Mujer 4-Sonía (Burlonamente, tratando de crear complicidad con el resto del
grupo):- “Disculpen la demora pero tuvimos…”
Director-Ariel (Cortante, a Sonia):- ¡Está bien! (Seductoramente, a Lara):- Están
disculpadas. (Al grupo):- De todas maneras todavía no pudimos comenzar a armar
éste bendito cuadro. Acomódense por allí. Juana, colocate detrás de ella. (Por
Lara.) Vos Lara tomale una mano a… (Se queda observando a Maru, por un
segundo descuida a Lara y le presta atención a Maru.) Ahí estás bien. Al lado de
tu mamá. Y vos… (Tomando a la Mujer 3- María de un brazo y llevándola hacia un
lateral.) ¡Aquí! ¡No aquí, no! ¡A ver…! (La toma nuevamente a la Mujer 3-María del
brazo y la coloca cerca de Maru, dejando un espacio que intentará ocupar con
algún personaje masculino.) ¡Ahí vas a estar mejor! Cerca, pero no al lado.
Mujer 6-Lara:- Perdón y yo a quien le tomo la mano.
Director-Ariel (Seductoramente):- A mí, dulzura. (Saliendo con sutileza de la
situación que él mismo creo.) No sé, pero no quisiera que le tomaras la mano a
ningún hombre…Juana, apoyale una mano sobre el hombro y de esa manera Lara
puede apoyar su delicada manito sobre la tuya.
Actor 1-Juan:- ¿Nosotros estamos uno al lado del otro?
Director-Ariel:- ¡Sí! Y con las manos atadas.
El Director-Ariel le coloca al Actor 1-Juan las manos por detrás como si
estuvieran atadas a la altura de la cintura. Cuando va a hacer lo propio con
el Actor 2-Aldo…
3
Actor 2-Aldo:- ¿Qué hago con el casco?
Director-Ariel:- ¿Quién te dijo que tenías un casco?
Actor 2-Aldo:- Vos…
Director-Ariel:- Dáselo a Juan…
Actor 1-Juan:- Yo tampoco puedo sostenerlo porque tengo las manos atadas.
Madre-Inés:- Ponételo, Juan.
Juan se lo pone y vuelve a colocar las manos como si las tuviera atadas.
El casco le tapa toda la cara.
Director-Ariel (A Juan):- ¡No!, no me gusta así, no se te ve la cara…
Actor 1-Juan:- ¿Entonces?
Director-Ariel (A Juan):- Sos el hijo, no es necesario que tengas las manos atadas.
Juan se coloca el casco debajo de un brazo.
Director-Ariel (A todos):- ¿Podemos empezar el ensayo?
Actor 2-Aldo:- ¿El padre dónde está?
Director-Ariel:- No puede ser… (Llamándolo):- ¿Mario? ¡Mario! Hace dos minutos
estaba sentado allí, ¿dónde se habrá metido? (Gritando):- ¡Mario!
Aparece Mario. Guarda su celular en un bolsillo. Mario está bastante
contrariado. Toma la túnica y la espada.
Director-Ariel:- ¿Dónde carajo te habías metido?
Padre-Mario:- (Poniendo una excusa.) Fui al toilette y de paso a mirar si ya se
había levantado.
Director-Ariel:- ¡No tenés una excusa mejor! Los baños no quedan precisamente
del lugar de donde vos venís y Bautista hace cerca de dos horas que está sentado
debajo de la parra.
Padre-Mario:- No lo ví pasar.
Director-Ariel:- Es nuestro último ensayo, todos tenemos que estar a full.
Padre-Mario:- (Calzándose la espada por debajo del cordel.) Está bien,
simplemente fui al…
Director-Ariel:- (Lo toma de un brazo y lo coloca entre Madre-Inés e Hija-Maru.)
¡Vos aquí!
Padre-Mario:- Antes estaba del otro lado de Inés…
Actor 1-Juan:- ¡No rompás la “paciencia” Mario! Ubicate ahí así empezamos de
una buena vez.
Padre-Mario:- Es qué…
Director-Ariel:- ¡Es que, “nada”! Si no te gusta como armo el cuadro hacelo vos y
listo.
Madre-Inés:- Vamos, córtenla. Se va a cansar de estar debajo de la parra o le va a
dar ganas de comer algo y nos va a encontrar en medio del ensayo.
Hija-Maru:- (A Mario.) Suficiente, tío. (Al Director-Ariel.) Y vos, no armés un
escándalo por nada. ¿Seguimos?
Actor 2-Aldo (Al Director-Ariel):- ¿Digo el texto?
4
El Director-Ariel vuelve a ocupar su rol.
Director-Ariel (Al Actor 2-Aldo):- Espera un segundo.
El Director-Ariel se pasea entre los actores corrigiendo algunas posturas y
algunos gestos.
Director-Ariel (A cada uno de los personajes que fue tocando):- Cuidamos la
postura, ¡el gesto!
Se detiene con el rostro de la Hija-Maru, lo acaricia, lo dibuja, le cambia la
gestualidad; luego hace lo propio con el rostro de la Mujer 6-Lara y por
último le dedica demasiado tiempo a la boca de la Mujer 3-María; el resto
del grupo observa la situación con cierto disgusto. Luego, el Director-Ariel,
toma distancia del cuadro armado y cuando está a punto de gritar: ¡Acción!,
se queda observando a la Madre-Inés. Se acerca lentamente a ella e
intenta tomarle una mano, la Madre-Inés, lo mira con un claro gesto de
desagrado y le esconde la mano. El Director-Ariel sale de la situación con
cierto disimulo, toma distancia del cuadro creado y…
Director-Ariel:- ¡Acción!
Actor 2-Aldo (Al Actor 1-Juan, en un italiano mal pronunciado y en tono íntimo algo
forzado y demasiado marcado):- ¿Qui e cuesta dona con facha de putana?
Actor 1-Juan (Al Actor 2-Aldo; en un italiano mal pronunciado y en tono íntimo algo
forzado y demasiado marcado):- ¿Cuale?
Actor 2-Aldo (Con burdo acento italiano y paladeando las palabras):- ¡La morena
tetona!
El Director-Ariel no puede disimular sus gestos de disgusto con lo que
acaba de ver y oír.
Actor 1-Juan:- La mía sorela.
Actor 2-Aldo (Corrigiéndose y sobreactuando la vergüenza):- Ma, ¡no, cuesta no!
Ío sono dito… la… la piu… La piu ma… La piu ma lunga…
Actor 1-Juan (Con burdo acento italiano burdo y masticando cada palabra):- La
que está al otro lado.
El Director-Ariel crece es su nerviosismo y se aleja del cuadro, tal vez
buscando un ángulo que le haga más soportable la escena que está viendo.
Actor 2-Aldo:- ¡Eco!
Actor 1-Juan:- Sono la mía mama.
El Director-Ariel ya no puede soportar lo que está viendo y escuchando y
actuando a un director enojado e incomprendido, se comienza a mofar
abiertamente de las actuaciones y del cuadro que armó.
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Director-Ariel (Emulando los tonos de voces):- ¡La morena tetona! ¡La que está al
otro lado! ¡Ma, ¿qué italiano “parliamo”?! ¡Non parliamo niente! ¡Non parliamo
niente! (Bufa dejando salir toda su bronca.) Esto es un espanto, es ridículo. No
sólo que no pronuncian bien el idioma… (A Actor 2-Aldo):- ¿Tenés idea ante quien
estás? (El Actor 2- Aldo está a punto de responder.) ¡No!, ¡No tenés idea! Y si la
tenés, ¡no se ve! ¡No la trasmitís! ¡No la expresás! ¡Estás parado delante del
“supremo”! ¡Delante del “todopoderoso”! Dueño de tú vida y de tú muerte. Vas a
intentar engañarlo, ¡justo a él! Vas a intentar sacarle dinero con una mentira. (Al
Actor 1-Juan):- ¿Y vos? Bueno, lo tuyo es… (Vuelve a bufar casi como un toro
enardecido. Al Padre-Mario):- ¡Ay Mario, Mario! Vos tenés que encarnar a un rey.
¡Pensá! Pensá en… Lo tuyo como rey es verdaderamente patético. (Se deja caer
teatralmente en un sillón.) Cuando vea esto se nos muere de un infarto. ¡De la
parra a la fosa!
El Director-Ariel continúa con su actuación y ahora se ensaña con el resto
del grupo. Se pone de pie e imita, burdamente, a cada personaje.
Director-Ariel:- ¿Y ustedes? Tienen que reaccionar. Tratar de escuchar lo que
ellos hablan. Mirarlos. (Señalando al Padre-Mario y al Actor 1-Juan.) Tratar de
imaginar lo que va a ocurrir entre ese “padre colosal”, casi una esfinge de mármol
de mirada dura y penetrante; y ese “hijo bastardo”, casi un pordiosero de mirada
esquiva, mediocre y sin escrúpulos. Todo el tiempo tienen que pensar en eso.
¡Todo el tiempo! Y preguntarse: ¿hará algo ése padre por ése hijo? ¿Se dejará
embaucar para que su hijo desaparezca de su vista? ¿Qué pasa con la madre?
¿Qué piensa? ¿Qué siente? ¿Qué pasa con la hermana? ¡Nada de eso se ve! ¡No
pasa nada! ¡Non fa niente! ¡Tienen que entrar en situación! ¡¡Entrar en situación!!
¡Non fa niente! ¡¡Non fa niente!! ¡¡Niente!!
El grupo, azorado con la actuación que acaba de ver, rompe el cuadro y se
dispersa. Ahora ocuparán todo el espacio. Algunos se sentarán en sillones
que no tienen nada que ver con los vestuarios que llevan puestos. Ya que
los sillones son actuales. Otros se servirán algún trago. El clima no es el
mejor. Todos abandonan sus personajes.
Juana (Con un gesto claro de no pienso perder más tiempo aquí):- Voy a ver si
necesita algo… (Sale.)
Aldo:- Ojalá yo tuviera al menos la sonrisa de Gassman…
Ariel:- Sería suficiente conque hubieras estudiado el texto tal como te lo pedí y
luego por fonética…
Aldo:- Para vos es sencillo.
Ariel:- ¿Qué es sencillo?
Aldo:- Lo de la fonética, viviste unos cuantos meses en Roma. En cambio yo, no
salí de la provincia de Buenos Aires.
Lara:- (Aunque algo más diplomática que Juana igual toma la misma decisión que
ella.) Voy a ver si Juana necesita ayuda, cualquier cosa me llaman… (Sale.)
Inés:- El cuadro estaba bastante bien…
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Ariel:- ¿¡Bastante bien!? Bastante bien… ¿me estás cargando? ¡Deberían
haberse visto! Parecían los muñequitos de yeso del pesebre de mi abuela. Nadie
estaba en situación.
Maru:- Nunca nos hablaste de estar en situación.
Ariel:- ¿Cómo que no?
Inés:- No, yo nunca escuché la palabra “situación” en toda la mañana.
Ariel:- ¿Cómo que no?
Maru:- Mamá tiene razón. La primera vez que dijiste la palabra “situación” fue
recién. (Burlonamente):- Después de tu “bella actuación gassmaniana”
Ariel:- Pongo todo mi conocimiento tratando de mostrar algo digno y…
Aldo:- ¿Tú conocimiento…?
Ariel:- Sí, mi conocimiento.
Aldo:- Perdón Ariel, pero yo nunca supe que te dedicabas a…
Juan:- De todas maneras tenemos que reconocer que es el que más teatro vio…
Ariel:- “¡El que más teatro vio…!” Mario puede dar fe de mi trayectoria. (Busca a su
hermano con la mirada.) ¡Mario, podés desasnar a esta gente!
Mario acaba de enviar un mensaje de textos por su celular y al ser
sorprendido por la mirada de todos siente pudor que no logra ocultar.
Mario (Sin saber qué decir):- ¿Qué cosa? ¿Sobre qué están discutiendo?
Ariel:- ¿Estudié o no teatro?
Mario:- ¿Si estudiaste?, ¿qué cosa?
Maru:- Mario, podés contar la vieja historia ya conocida por todos.
Mario:- ¿Qué historia?
Maru:- De cuando Ariel estudiaba teatro.
Mario:- Cuando tenía veinte años y dejó la facultad se fue a estudiar teatro en
Las mujeres (Al unísono):- “¡En el Conservatorio de Vicente López!”
Maru:- De todas maneras nunca pusiste en tu boca la palabra: “situación”. Si la
hubieras dicho todos la hubiéramos escuchado. No somos actores profesionales
pero entrar en la situación que nos pedís suena bastante sencillo.
Ariel: ¿Y por qué no lo hicieron?
Maru:- ¡Por qué nunca lo pediste!
Ariel:- ¡Acabás de decir lo contrario!
Mario:- Ariel, me parece que no estás escuchando…
Ariel:- Acabo de escuchar claramente…
Juan:- Lo que Maru acaba de decirte es que…
Ariel:- “¡No somos actores profesionales pero entrar en la situación…!”
Inés:- ¡Lo dijiste cuando te enojaste!
Sonia (A Ariel.):- ¡A ver querido si ponemos las cosas en su lugar! Vos nos
acomodaste como se te antojó. Nos hiciste poner las manos donde se te antojó.
Nos hiciste poner los ojos y la boca como se te antojó. Manoseaste a toda mujer
menor de cuarenta. Pero nunca nos dijiste que era lo que querías que actuáramos.
Un director tiene que indicarles a sus actores lo que él quiere que sus actores
actúen. Para eso es un Director, para eso existe ese rol.
Maru:- El Director es quien organiza todo. Y todo es todo. No sólo un gesto.
(Emula con sus labios una boca pronta a dar un beso.)
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Aldo:- Querido Ariel, no sólo se trata de la fonética. Me voy a sacar esta ridícula
ropa de baile de disfraces de país subdesarrollado.
Aldo Sale. El resto del grupo no sabe bien que hacer.
Ariel:- Mañana no podemos hacer semejante papelón delante de él.
Inés: Haremos el mismo papelón que hicimos los últimos cinco años. Éste año no
será la excepción.
Juan sin saber que hacer sale para el mismo lado que Aldo.
Sonia:- De todas maneras, aunque nuestras actuaciones fueran tan descollantes
como la del Elenco Estable de Buenas Artes, nuestro querido Bautista no nos
mostraría su felicidad. (A Inés.)¿Me acompañás a la cocina para seguir con los
preparativos?
Sonia sale seguida por Inés. Maru por un segundo se queda mirando
quienes quedan en el lugar y al ver muy establecida a María, demostrando
claramente su fastidio, toma una decisión.
Maru:- Yo también las acompaño. (Sale.)
SEGUNDO CUADRO
Quedan en escena María, Mario y Ariel.
Ariel (A María.):- ¿Y a vos, qué te pasa? Estas muy callada.
Mario:- Es cierto, no te escuché hablar en todo este tiempo.
María:- Mi personaje no tiene texto.
Mario:- El mío tampoco.
Ariel:- Sólo dos personajes tienen texto y encima los actores no los pronuncian
como deben.
Mario:- No son actores. Hacen lo que pueden.
Ariel:- Y pueden muy poco, lamentablemente.
Mario:- De todas maneras Sonia tiene razón.
Ariel:- El negativismo de Sonia me tiene harto.
Suena el celular de Mario.
Mario:- (No puede disimular su nerviosismo y atiende.) Hola, sí, ¿cómo dice? …
Tenía pensado regresar el lunes… ¿Qué es lo que está pasando?... No ya
terminamos el ensayo, (a María y Ariel, tapando el micrófono del celular para no
ser escuchado por el interlocutor telefónico), o mejor dicho: el ensayo terminó con
nosotros. (Vuelve a hablar con su interlocutor telefónico.) Un segundo, por favor…
(A María y a Ariel): Los voy a tener que dejar solos unos minutos, tengo que
atender una urgencia… es una paciente…
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Ariel:- No hay problemas, hermano, hacé con confianza…
Mario:- ¡Gracias! (Saliendo.) Unos segundos, por favor, voy hasta un lugar más
privado y podemos hablar tranquilamente… (Sale.)
María:- Una urgencia ginecológica.
Ariel:- ¿Qué será?
María:- Alguna urgencia que no puede esperar hasta el lunes.
Ariel:- Para ustedes las mujeres las urgencias nunca pueden esperar hasta el
lunes.
María:- Sobretodo si es sábado por la mañana.
Ariel:- Ahora que estamos solos me vas a decir…
María:- No tengo ganas de hablar…
Ariel:- ¿Y de escuchar? Puedo intentar ir adivinando y vos…
María:- No me pasa nada en especial. Será la vida misma.
Ariel:- Como dice tu querida y negativa hermana Sonia: “¡A ver querida si
ponemos las cosas en su lugar!”. En general sos una mina de poco hablar, pero si
uno es buen observador y con cierto mundo, no le es difícil descubrir detrás de
ese aire frío e intelectual, al animalito agazapado guarecido en tu interior y
dispuesto a dar el gran zarpazo. Y lo que estuve viendo desde que estamos
compartiendo éste sobrio e impasible claustro, es a una mujer joven, muy
atractiva, que no puede ocultar su terrible pesadumbre.
María se pone de pie y se dispone a salir.
María:- Basta, no quiero hablar de mí y de mis sentimientos y menos con vos.
Ariel se interpone en su camino y tomándola de un brazo la vuelve a sentar.
Ariel:- Los dos nos conocemos muy bien. Hemos navegado juntos en aguas
borrascosas algunas veces. Te conozco desde cuando eras un torbellino
adolescente que no dejaba títere con cabeza y me decís que no podés hablar de
sentimientos conmigo.
María intenta ponerse de pie nuevamente y Ariel la sujeta con más fuerza
impidiéndoselo.
Ariel:- Te vas a quedar a mí lado y vamos a hablar largo y tendido, los dos
tenemos muchas cosas que decirnos, los dos nos debemos una larga lista de
confesiones…
María:- Te pido por favor que me dejés levantar.
Entra Lara.
Lara:- Hoy Bautista tiene un día de aquellos. (Los observa a los dos.) ¿Interrumpo
algo?
María:- (Se pone de pie y trata de salir, elegantemente, de la situación.) Éste
cabeza dura que intenta hacerme hablar de cosas que yo no quiero hablar.
Lara:- Así son ciertos hombres, necesitan que las palabras “aclaren las acciones”.
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María:- Un razonamiento demasiado intelectual para mi amodorrado cerebro.
Lara:- Generalmente las circunstancias son provocadas…
María:- Lara, el camino de tu pensamiento es demasiado para mí y sobre todo un
sábado por la mañana… (Sale.)
Se produce una breve pausa. Ariel observa salir a María y se queda
observando a Lara. Lara toma el libro donde está el texto que antes
ensayaban.
Lara:- ¿Por qué se le habrá ocurrido a Bautista empezar esta novela con los textos
de esa película?
Ariel:- Porque es un fanático de Mario Monicelli y porque el guión de la Armada
Brancaleone habla acerca de los personajes de su novela. Necesitaba antihéroes
llenos de frustraciones y con un solo camino: la desventura.
Lara:- Mi pregunta va más allá…
Ariel:- (Sonriendo seductoramente.) Voy a terminar pensado que María tiene
razón…
Lara:- ¿En qué? ¿Qué dijo de mí?
Ariel:- “… El camino de tu pensamiento…”
Lara:- Ella sabe muy bien a qué me refiero.
Ariel:- Pero yo no. ¿A qué te referís?
Lara:- No voy a ser yo quien ponga las palabras para “aclarar la acción”.
Ariel:- ¡Huy! Eso es lo que más me fascina de vos. No podés sacarte de encima
tus largas horas de estudio. Tu oficio habla por vos todo el tiempo. ¿Hay espacio
para la mujer detrás del oficio?
Lara:- Soy una mujer.
Ariel:- De eso no tengo dudas. Y muy atractiva, por supuesto. Pero tu exceso
intelectual crea una muralla china que aleja… tu olor… y tu sabor femenino.
Lara:- ¿Ves lo que provoca mi intelectualidad? Te llenás de imágenes poéticas
que dejan entrever tu lado más romántico.
Ariel:- ¡Me encanta este juego!
Lara:- A mí, también.
Se escucha, proveniente desde el off, a Inés y Juan discutiendo.
Inés:- (Desde off.) ¡No te podés ir ahora!
Juan:- (Desde off.) Acaba de llegar un conteiner.
Inés: (Desde off.) Hoy es la víspera del cumpleaños de papá.
Juan:- (Desde off.) Voy a llegar antes de la cena.
Aparece Juan, con una campera colgada en los hombros, seguido de Inés.
Inés:- ¡De ninguna manera! Hace más de un mes que avisaste que este fin de
semana ibas a estar fuera de la ciudad.
Juan:- Es una emergencia.
Inés:- ¡No Juan! No es ninguna emergencia y no hay ningún conteiner.
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Juan:- ¡Sí que hay! ¡Sí que hay! ¿Querés llamar vos al depósito? (Le extiende su
celular.) ¡Tomá! ¡Hablá vos!
Inés:- ¿Creés que soy tonta? ¿Creés que no sé que tenés todo preparado? Hasta
el boludo de Eduardo debe estar ahí para hacerte el aguante.
Juan:- (Le sigue dando el celular para que llame.) Cuándo vas a entender que soy
el encargado del depósito y que tengo que controlar lo que entra y lo que sale.
¡Tomá, llamá!
Inés:- El año pasado hiciste algo parecido.
Juan: Qué culpa tengo yo de que el cumpleaños de tu papá coincida con el día del
niño. ¡Trabajo en una juguetería, es el único trabajo que conseguí, es de lo que
vivimos! ¡Qué mierda querés que haga!
Sin ser vista por Juan e Inés entra Maru.
Inés (Con cierta sorna, casi deletreándole la pregunta):- ¿De lo que vivimos? (Lo
mira casi con asombro.) ¡No me hagás reír! ¡De lo que vivimos!, si tuviéramos que
vivir de ese sueldo de miserable tu hija no podría haber terminado ni siquiera el
secundario. Si no fuera por… Si no fuera por… ¡Mejor no me hagás hablar! Lo que
pasa es que no te bancás a mi familia. No te bancás que a mí familia le vaya bien.
Que les guste reunirse para festejar. Pasa que vos ya no tenés nada para festejar.
¡Sos un fracasado de mierda y todo lo querés convertir en una mierda!
Maru:- ¡Basta, mamá!
Inés mira el celular que aún Juan le extiende, lo toma con violencia y lo
arroja, sin querer, hacia las manos de Ariel. Éste lo ataja hábilmente.
Juan al ver que la discusión tuvo testigos no puede contener su angustia y
disimular su vergüenza. Maru ve a su padre y va hacia él para protegerlo.
Inés (Luego de una breve pausa, sin saber que decir ni que hacer):- ¡Perdón,
perdón! No sabía que… (Sale.)
Lara y Ariel se ponen de pie.
Lara:- ¡Inés! Esperame, Inés… (Sale detrás de Inés.)
Ariel no sabe ni que hacer ni que decir. Mira el celular de Juan que tiene en
sus manos, intenta dárselo. Juan está abrazado a Maru. Ninguno de los dos
ve a Ariel, lo ignoran absolutamente.
Ariel:- (Por el celular.) Lo dejo acá, sobre el sofá… (Sale.)
Juan permanece en brazos de Maru. Recibiendo el calor y el amor de su
hija.
Maru:- ¿Querés que te acompañe hasta el depósito?
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Juan, terriblemente avergonzado y dolido, abandona los brazos de su hija y
a su derredor. Descubre su celular en el sofá y va hacia él.
Juan:- (Intenta mostrarse recuperado.) Me gustaría… pero tu mamá se pondría
más furiosa de lo que está…
Maru:- ¿Por qué permitís que te trate así?
Juan (Toma el celular, marca un número y luego habla):- Eduardo, me podés
reemplazar por favor… Yo ya salgo para allá… En una hora… ¡Hola!, ¡hola!, por
favor Eduardo, no te despegues de la cola del camión, ni por un segundo, ¡ni por
un segundo!… El pedido está ahí sobre mi escritorio… ¡Sí, es ese!... Por favor
Eduardo, si tenés ganas de ir al baño, andá ahora, antes de empezar a descargar,
por favor, no te descuides ni un segundo…Gracias.
Juan guarda su celular y comienza a ponerse la campera que llevaba sobre
los hombros.
Maru sirve un buen vaso de agua y le coloca algunos hielos.
Juan:- Me voy, mi amor. Conocés a Eduardo, tiene mucha voluntad pero…
Maru:- No es bueno que manejes en ese estado.
Juan:- Ya estoy bien, mi amor…
Maru:- No Papá, te conozco muy bien, estás tan angustiado que vas a manejar
una hora detrás de tus lágrimas. (Le da el agua.) ¡Tomala!, te va a hacer bien.
Juan:- (Intenta irse.) Tengo más de una hora de viaje y vos conocés a…
Maru (Sugiriéndole amorosamente):- Yo no voy a dejar que te vayas así. Quiero
tener Papá por muchos años y en el estado en que te veo no encuentro garantías.
Te vas a sentar aquí conmigo. Cinco minutos. “¡Me tomo cinco minutos y me tomo
un rico vaso con agua!”
Juan obedece mansamente. Sabe que Maru tiene razón.
Maru:- (Llenándolo de mimos.) ¡Así, así! Es mejor que lloremos de a dos. (Breve
pausa. Juan bebe algunos sorbos de agua.) Mamá heredó del abuelo su
despotismo pero no su talento. El abuelo, insinúa. Mamá, escupe. El abuelo sabe
que está causando daño en el momento en que lo está ocasionando. Mamá, se da
cuenta mucho después de haberlo provocado. En dos cosas son idénticos: ambos
creen que son los demás los que provocan la situación y ninguno de los dos tiene
humildad como para pedir perdón.
Juan:- Llevo años sospechando lo que ella piensa de mí. Nunca se había atrevido
a decírmelo. Nunca me va a perdonar mi fracaso…
Maru:- ¿Qué es fracasar, Papá?
Juan:- Haber perdido todo…
Maru:- ¿Qué es perder todo? Vos sólo perdiste un negocio en una época en
donde miles de argentinos se fundieron. Y como muchos de esos miles de
argentinos te pusiste de pie y seguiste. ¡Seguiste adelante, Papá! Te buscaste un
trabajo y te levantaste todas las mañanas para ganarte tu sustento. Para mantener
a tu familia. A tú mujer, a tú hija. Vos sólo fracasás ante los ojos de ellos. Ante los
ojos de tú suegro. Ante los ojos de tú mujer. ¿Vos no tenés la culpa de que tú
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querida mujer quiera vivir con más de lo que vos podés darle? ¿Por qué no salió a
trabajar? En lugar de tomar clases de cuanto curso le vendían. ¿Por qué no te
ayudó? (En tono sarcástico.) Porque le fue más sencillo pedirle a la celebridad.
Porque para su papito el dar dinero es comprar el afecto. Porque para ellos dos
sólo el dinero no los deja ver quienes verdaderamente son.
Breve pausa. Sin ser vista, se recorta la figura de Inés, en el rellano de la
puerta.)
Maru:- ¡Te quiero mucho, Papá! Pero mucho de verdad.
Juan:- Yo también te quiero mucho.
Maru:- ¿Sabés lo qué es el fracaso? No poder decirle te amo a la persona que uno
ama.
Juan:- (Besa amorosamente a su hija.) Gracias, mi amor, gracias.
Maru:- No poder decir te amo con lágrimas en los ojos, eso sí que es ser un
fracasado.
Juan se pone de pie y se dispone a salir. Maru también se pone de pie.
Juan:- Ahora, sí.
Maru:- Ahora, sí.
Juan:- El pobre de Eduardo debe estar transpirando de los nervios.
Maru:- Pero pegado a la cola del conteiner.
Juan:- Eso espero…
Maru:- Te acompaño hasta el auto…
Juan:- Dale…
Ambos salen. Inés entra decidida a seguirlos y en el medio de la estancia
duda y se queda de pie. Aparece Sonia.
Sonia:- Ya es tarde…
Inés (Sorprendida):- ¿Qué cosa?
Sonia:- Tendrá que acostumbrarse a vivir con la herida expuesta.
Inés:- ¿De qué estás hablando?
Sonia:- Le dijiste la palabra justa. Lo heriste certeramente. Esa palabra lo venía
torturando en silencio. Ahora vos la pusiste afuera y ya le produjo una herida
inocultable.
Inés:- Vos no tenés autoridad moral para inmiscuirte en la vida de los demás.
Sonia:- Depende de que conjunto de valores y normas utilicemos como guía.
Inés:- Vos soportás de un hombre lo que ninguna otra mujer soportaría.
Sonia:- Sí, sí, es cierto, yo soportaría de mí hombre lo que vos no soportás del
tuyo. Gracias a ese hombre que torturás desmedidamente sos madre de una hija
fantástica.
Inés:- Al menos con ese hombre yo alguna vez tuve sexo y a las pruebas me
remito. En cambio lo tuyo y lo de Mario es una vergüenza familiar.
Sonia:- ¡Sos absolutamente impermeable! Me acerqué a vos para tratar de
ayudarte con Juan y con Maru, pero a la primera palabra que puede abrir un
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candado que perdió su llave, empezás a embestir contra mí como si yo fuera la
culpable de tu propio fracaso.
Luego de estas últimas palabras Sonia comienza su retirada por la puerta
principal pero es interceptada por la entrada de Maru.
Maru:- Tía, ¿vos también te vas?
Sonia:- Ojalá pudiera irme, pero no, simplemente quería salir a caminar.
Maru:- La mañana está muy linda para caminar.
Inés por un segundo escucha la conversación y luego sale, sin ocultar su
rabia, hacia el interior de la casa.
Sonia:- Hace un año exactamente que no camino por el bosque y en este preciso
instante me entraron unas ganas…
Maru:- Si querés… caminamos juntas…
Sonia:- En otro momento me encantaría, pero, ahora quiero estar un poco sola.
Somos una multitud aquí dentro y con historias demasiado truculentas. ¿Sabés?
Maru:- ¿Qué cosa?
Sonia:- Yo con ese bosque tengo un lenguaje particular, y él para hablarme me
exige que vaya sola… ¿No te enojás?
Maru:- Mirá si me voy a enojar. Nos vemos en un rato…
Sonia:- Nos vemos en un rato… (Sale.)
Maru se sirve un vaso de agua y se lo bebe de pie. Se escuchan voces
masculinas provenientes del interior de la casa.
Mario (Desde off.):- Yo necesito hablar con Sonia. Tengo algo muy importante…
Ariel (Desde off.):- Hoy no hay nada más importante que ensayar esa maldita
escena.
Aldo (Desde off.):- Mejor no puedo imitar el italiano.
Aparece Mario, con su celular en mano, se lo ve algo angustiado y nervioso.
Detrás de él aparecen Ariel y Aldo.
Mario:- Ellos pueden ensayar sin mí. Yo no tengo ningún texto.
Ariel:- Te necesito para que ellos tengan una referencia de dónde están y ante
quienes están…
Mario:- Para eso podés… (Descubre a Maru.) Maru, ¿podés?
Maru (Con aire burlón):- Si al Director le da lo mismo…
Mario (A Ariel, casi suplicándole):- Ariel, necesito hablar con mí mujer y tiene que
ser ahora.
Aldo:- ¿Y Juan?
Maru:- Se fue descargar un conteiner.
Mario:- Me voy a hablar con Sonia. Necesito hablar urgentemente con Sonia. (A
Maru.):- ¿Sabés dónde está?
Aldo (A Ariel):- Si Juan no está es inútil…
14
Mario (Creciendo en su estado de angustia y nerviosismo, a Maru):- ¡¿Sabés?!
Maru:- Salió a caminar por el bosque y no quiso que la acompañara…
Luego de escuchar la palabra bosque y sin terminar de escuchar el resto de
la frase, Mario sale casi corriendo en búsqueda de Sonia. Los demás se
quedan estupefactos viéndolo salir de ese modo.
Maru (Luego de una breve pausa y casi con sorna):- La urgencia ginecológica…
Aldo:- Es obvio que no podemos ensayar.
Ariel:- ¿Qué está pasando hoy?
Maru:- Es la víspera de los ochenta.
Aldo: (A Maru):- No me hablés de eso que me recuerda los años que tengo.
Maru: (A Aldo, con ternura):- Exactamente dos minutos más que mi mamá.
Ariel se sirve un whisky y se lo bebe de pie cerca de la ventana que da al
pequeño bosque.
Aldo:- Queda claro que soy el menor de los dos.
Maru:- Eso dicen. De todas maneras parecés algunos años más joven que ella.
Te sentó muy bien el divorcio.
Aldo:- Y la soledad.
Maru:- La que quería estar a solas era la tía, pero…
Ariel:- (Mirando a través de la ventana.) Mario acaba de destruirle el deseo.
Maru se acerca a la ventana. Aldo queda sólo y meditabundo sentado en un
sillón.
Maru:- No me pierdo esta situación por nada del mundo.
Ariel y Maru miran la escena a través de la ventana.
Ariel:- ¿Qué le está pasando a Mario?
Maru:- No puede más sostener la situación.
Ariel:- Nada bueno iba a traer su “casa-miento”
Maru:- Los trajo a los dos a esta “magnifica” familia.
Ariel, sutilmente, logra colocarse por detrás de Maru. Ambos siguen
mirando por la ventana.
Ariel:- Él podría haber seguido viviendo como lo venía haciendo.
Maru:- Tal vez imaginó que no.
Ariel ya se le aproximó lo suficiente como para ponerse cuerpo a cuerpo.
Ella percibe el calor del cuerpo de él.
Ariel (Casi susurrándole):- Las diferencias de edad en una pareja no siempre
resultan…
15
Maru:- (Siguiéndole el juego.) ¿Te parece?
Aldo se percata que ya es sólo un mueble más y casi sin hacer ruido se va
hacia el interior de la casa.
Ariel:- Me refiero a cuando la mujer es mayor…
Maru:- Y, ¿por qué se te ocurre?
Ariel:- El cuerpo de la mujer envejece antes que el del hombre.
Maru:- A juzgar por lo que estamos viendo ella se defiende con bastante fuerza.
Ariel:- Él tiene culpa y eso lo debilita.
Maru:- (Lleva su mano derecha a su mejilla derecha.) ¡Ay! Eso me dolió a mí.
Ariel:- (Aprovecha la situación y pasa su brazo izquierdo rodeando la cintura de
ella.) Ninguna mujer podrá experimentar el dolor que siente el hombre en esa
situación. El machismo herido hace más profunda la herida.
Maru:- (Experimenta la sensación de sentirse atrapada y no abandona el juego
propuesto por él.) Tú querido hermano olvidó su machismo jugando a las
muñecas.
Ariel:- Con muñecas inflables…
Maru:- En tu fantasía.
Ariel:- Tus insinuaciones ocultan algo que no alcanzo a descubrir.
Maru:- Que nunca quisiste descubrir.
Ariel le da un beso en el cuello y Maru, luego de dejarlo hacer, suavemente
se desprende de él.
Maru:- (Abandona la ventana.) Dentro de un rato, mi tía va a aparecer por esa
puerta. Pasará rauda y violentamente delante nuestro, sin siquiera registrarnos.
Ariel:- (Permanece en la ventana mirando la escena.) Y mi pobre hermano se
sentará a llorar al pie de un árbol.
Maru:- Sigo sin ver que cuerpo envejece antes…
Ariel:- Me refiero a la carne.
Maru:- Hoy por hoy existen cientos de cirugías que intentan detener el paso del
tiempo.
Ariel:- (Abandona la ventana y se le acerca insinuante.) Todavía no lograron
detenerlo en ciertas zonas del cuerpo, por ejemplo, el cuello…
Él le acaricia suavemente el cuello y ella, mirándolo sensualmente, se deja
hacer. Ariel se le acerca insinuante le rodea la cintura con sus brazos y se
dispone a darle un beso. Ella se le escabulle, casi silenciosamente…
Maru:- Tu oferta es muy tentadora pero… inaceptable…
Ariel:- (Se le acerca, lentamente.) Si es tentadora no veo ninguna razón para
dejarla pasar…
Maru:- (Lo deja llegar y luego, lentamente, se le escapa.) Muchas veces estamos
tentados por algo, pero, intuimos que el precio que terminaremos pagando será
demasiado elevado.
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Ariel:- (Se le vuelve a acercar, lentamente.) Lo que más me excita de vos es tu
madurez dentro de ese envase tan joven…
Maru:- (Lo deja llegar y luego, lentamente, se le escapa.) A mí, tú falta de
escrúpulos…
Ariel:- (Se le vuelve a acercar, lentamente.) No encuentro ninguna razón, habiendo
mutua afinidad, en que no se produzca lo que irremediablemente debe ocurrir entre
un hombre y una mujer que se desean.
Maru:- (Se queda de pie ante él y muy tajante, dándole a entender que esta aquí
llegó el juego.) Sin embargo yo encuentro más razones para el no que para el sí.
Ariel, dispuesto a dar batalla hasta el final, intenta besar a Maru en el
preciso instante que Sonia, sin registrarlos, pasa raudamente casi por
delante de ellos yendo hacia el interior de la casa.
Maru, aprovechado la situación, toma distancia y va hacia el bar a servirse
un poco de agua.
Maru:- No me equivoqué, pasó sin registrarnos…
Ariel:- Tomás demasiada agua, debe ser para apagar…
Maru:- (Cortante.) ¡Tres litros diarios!
Ariel, seguro de haber perdido una batalla, va hacia la ventana y observa
hacia el bosque.
Ariel:- Yo tampoco me equivoqué.
Maru:- Deberías ir con él. No debe sentirse para nada bien.
Ariel:- Nunca pude hablar con él. Me refiero a hablar profundamente. De las cosas
que nos pasan, de las que nos duelen o que nos hacen felices. Generalmente las
cuestiones climáticas, o los trabajos, o el dinero, son las cosas que nos hacen
escucharnos. Tenemos tan pocas cosas en común.
Maru:- Yo no lo creo así. Tenés más cosas en común de lo que creés.
Ariel:- ¿Cuáles?
Maru.- (Se le ríe casi burlonamente.) Las zonas íntimas de las mujeres.
Ariel no sabe si reírse o enojarse. En ese preciso instante se recorta la
figura de Juana en el rellano de la puerta que da al comedor.
Juana:- La comida ya está lista.
Maru:- Gracias Juana, ya tengo hambre.
Ariel:- Voy a buscar a Mario. (Sale.)
Brevísimo apagón.
TERCER CUADRO
Mismo espacio escénico horas después.
17
Mario da vueltas por el living intentando comunicarse con alguien por su
celular.
Ariel entra y se queda mirándolo.
Ariel:- ¿Pasa algo hermano?
Mario:- (Sorprendido.) ¿Eh?, no, nada. Intento comunicarme con alguien y no
puedo…
Ariel:- La paciente de la urgencia…
Mario:- ¿Qué paciente?
Ariel:- Antes dijiste que tenías que atender una urgencia.
Mario:- ¿Dije eso? ¡Ah, sí! Ahora recuerdo…
Durante los parlamentos que siguen Mario irá de puerta en puerta tratando
de vigilar las entradas.
Ariel:- Era una mentira.
Mario:- ¿Qué cosa?
Ariel:- Lo de la paciente y la urgencia ginecológica.
Mario:- No, como va a ser una mentira.
Ariel:- Una mentira piadosa para ocultar algo que está ocurriendo y que no podés
confesar.
Mario:- ¿No pudiste dormir?
Ariel:- La falta de costumbre.
Mario:- ¿Nunca dormís la siesta?
Ariel:- Ni cuando mamá nos obligaba. Daba vueltas en la cama hasta cuando tenía
la seguridad de que todos se habían dormido. Vos eras mi parámetro. Si vos
estabas dormido, mamá también. A papá era fácil descubrirlo, empezaba a roncar
como la sierra de un carnicero.
Mario:- (Vuelve a fracasar, por enésima vez, con su comunicación telefónica.) Su
ronquido me adormecía.
Ariel:- ¡A mí, no! Y vos, ¿por qué no dormiste?
Mario:- No sé. No tenía sueño.
Ariel:- Desde que desayunamos estás inquieto, nervioso, escondiéndote por toda
la casa. Discutiste con Sonia.
Ariel va hacia el bar y sirve bebidas.
Ariel:- No me vas a hacer creer que todo lo que te ocurrió hasta ahora es por “una
paciente con la vagina irritada”. ¡Están todos durmiendo la siesta! Vení,
tranquilízate, dejá de dar vueltas y sentate. Te sirvo un whisky y forzamos algo
que no hacemos desde que teníamos veinte años.
Mario:- No puedo quedarme sentado.
Ariel:- Quedate parado. Vos cerca de esa puerta, (le da la copa de whisky), con tu
whisky en la mano y yo cerca de esta otra. ¡Ahora sí!, con todo el terreno
custodiado vayamos a la nuestro.
Mario:- No tengo ganas de hablar.
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Ariel:- Imagino que no. Pero tenés la necesidad de hacerlo. Tengo la sensación de
que el único que puede ayudarte en este momento soy yo. Bueno, aquí estoy,
usame.
Mario:- ¿Cómo sabés que discutí con Sonia? ¿Hablaste con ella?
Ariel:- ¡No! Lo ví todo desde esa ventana. El bosque es muy pequeño para poder
ocultar a dos adultos gritándose, zamarreándose y dándose golpes.
Mario:- Yo no hice eso.
Ariel:- ¡No, vos no! ¡Qué, va! No te creo capaz y parece que ella tampoco. Por eso,
todo lo hizo ella. Eso me hace presumir que estás en un problema muy serio y que
necesitás mi ayuda.
Mario:- Tengo que irme a la ciudad.
Ariel:- ¿Por qué? ¿Qué tenés que hacer allá? Es sábado, no tenés ninguna
urgencia ginecológica, toda tu familia está aquí. Tenemos que celebrarle el
octogésimo aniversario a la celebridad; tenemos que ensayar la obra para que no
resulte un fiasco como todos los años. No veo nada que tenga que llevarte lejos
de aquí. Salvo que sí haya algo “importante” en la ciudad y que no pueda ser
compartido en éste lugar y con tan simpáticos acompañantes.
Mario:- Anoche mi… alguien muy importante para mí… intentó suicidarse…
Ariel:- ¿Está fuera de peligro?
Mario:- No.
Ariel:- ¿Te sirvo otro?
Mario:- No, todavía no tomé éste.
Ariel:- Yo sí me voy a servir otro. Por eso discutiste con Sonia.
Mario:- Porque le inventé una historia que no me creyó y me confesó que sabía
que tenía un amante, entonces tuve que decirle la verdad y me dijo un montón de
asquerosidades irreproducibles, me quitó las llaves del auto y fue ahí cuando me
pegó una bofetada.
Ariel:- Vos querés estar con ella.
Mario:- ¿Con Sonia?
Ariel:- No, con tu amante…
Mario:- Sí, quiero estar con él…
Ariel:- ¿Con “él”?
Mario:- Sí, con él.
Se produce un incómodo silencio.
Ariel por un segundo queda absolutamente anonadado.
Luego, casi instintivamente, mete la mano en un bolsillo del pantalón y
extrae las llaves de su auto.
Ariel mira a su hermano a los ojos.
Mario, por un segundo baja la mirada, luego se percata de que no tiene de
que avergonzarse y le devuelve la mirada.
Ariel:- (Le da las llaves de su auto.) ¡Tomá, andá!, yo me encargo de Sonia…
Mario:- (Sorprendido por la reacción de su hermano.) No me vas a decir nada.
Ariel:- Que manejés con prudencia. Alguien que te necesita te está esperando.
Mario extiende su mano temblorosa y toma las llaves del automóvil.
19
Mario:- Gracias… Muchas gracias, de corazón…
Mario con pasos inseguros va hacia la puerta.
Ariel (Tratando de relajar la situación y con una pequeña sonrisa cómplice):- Por la
obra no te preocupés, yo te reemplazo, total, no tenés texto…
Mario sale. Ariel lo mira salir y luego se desploma en un sillón con la botella
de whisky en la mano.
Ariel:- ¡Guau! No será mucho para la víspera de una celebración…
La figura de Lara se recorta en el rellano de la puerta.
Lara:- ¿Vos tampoco pudiste dormir?
Ariel:- ¿Dormir? Tuve una pesadilla descomunal estando despierto, no quiero ni
pensar lo que me hubiera ocurrido durmiendo la siesta.
Lara:- ¡Qué me perdí!
Ariel:- No tengo permitido develar el misterio.
Lara:- Lo único que ocurrió es que te quedaste bebiendo para ahogar la pena.
Ariel:- ¿Qué pena?
Lara:- Las mujeres no caen en tus redes como antaño.
Ariel:- Nunca trabajé con red. Me fascina mucho más la pesca deportiva. Yo, la
caña, el reel, el nylon, la boya, la línea, el anzuelo, la carnada y la presa.
Lara:- ¡Qué conocimiento tan particularizado!
Ariel:- La experiencia, que le dicen…
Lara:- Generalmente la experiencia necesita de los años y muchas veces con el
paso de los años lo que se pierde es la habilidad. Y vos, tal vez, ya no tengas la
habilidad de la que tanto alarde hacías.
Ariel:- O tal vez no utilicé la carnada correcta. No sé porque pero tengo la
sensación de que hay un sabor amargo en tus palabras. ¿Será que me viste
intentar pescar en otras aguas? ¿Será que tenés el deseo de que intente pescar
en las tuyas?
Lara:- Mis aguas son demasiado profundas. Necesitan de un pescador que se
atreva a ir mar adentro.
Juana irrumpe en escena.
Juana (A Lara):- ¿Ya están todos despiertos?
Lara:- No lo sé, no llegué a ir a ver, me entretuve viendo pescar…
Lara se permite una última mirada a Ariel y le muestra una leve sonrisa
socarrona. Luego sale, tranquilamente.
Se produce una breve pausa.
20
Juana (A Ariel):- Sería bueno que fuera hasta el pueblo a buscar lo que dejamos
reservado en la panadería.
Ariel:- ¿Por qué yo?
Juana:- Porque los demás debemos mantener una reunión familiar y sería bueno
que no hubiera intrusos cerca.
Ariel:- No veo “intrusos” por aquí.
Juana:- Tal vez debería haber utilizado el sinónimo: “extraños”
Ariel:- No sé bien si será o no un sinónimo, pero a qué discutir con un “viejo y
empolvado diccionario con polleras”…
Ariel emprende su lenta salida ante las chispas de ira que desprenden los
ojos profundos de Juana. Antes de atravesar la puerta, Ariel se detiene y
vuelve sobre sus pasos.
Ariel:- Otro va a tener que ir por los pedidos ya que yo estoy sin auto. Se lo presté
a mi hermano que tuvo que irse urgentemente a la ciudad.
Juana:- Podría haberse ido con Juan. Aunque, claro, las urgencias se suscitaron
en distintos momentos.
Ariel:- Sea como sea estoy sin auto.
Juana:- Utilice el mío. Tiene las llaves puestas.
Ariel:- Ya casi no tengo excusas, imagino…
Juana:- Imagino que no. Además, no podrá negarse a hacer algo útil.
Ariel:- Cómo podría.
Juana:- La panadería la encontrará fácilmente, es la única del pueblo y está frente
a la única plaza y al lado del único correo y sólo tiene que decir que viene a buscar
lo que dejé encargado y por supuesto pagado…
Ariel:- No esperaba otra cosa viniendo de quien viene.
Ariel sale por la puerta principal en el preciso instante en que por la puerta
que conduce al interior de la casa aparece Lara.
Lara:- Todos están informados… (Por Ariel.) ¿A dónde va?
Juana:- A la panadería.
Lara:- No había que ir mañana por la mañana.
Juana:- No se me ocurrió otra idea para sacármelo de encima.
Lara:- No veo porqué.
Juana:- No me gusta ése hombre. Además no tiene nada que hacer cerca de la
casa cuando estemos todos reunidos aquí.
Lara:- Hubiera bastado con pedirle que saliera un rato a caminar o…
Juana:- Es un oportunista de moral dudosa. No deberías prestarle atención a una
persona con tan pocos escrúpulos. Vos merecés otro ejemplar de hombre. No
encuentro nada en él que pudiera darte algunos instantes agradables. Salvo que
lo que estés buscando tenga que ver únicamente con un placer animal. Y en ese
caso te recomiendo algo que no quieras tirar de tus sábanas luego de haber
terminado de fornicar.
Lara:- ¿Lo decís por propia experiencia?
Juana:- ¡Jamás pasé por esa experiencia!
21
Lara:- No fue lo mismo que escuché aquella noche invernal. La lluvia y el viento
arreciaban de tal modo que cortaron los cables de la electricidad. Pasamos toda la
noche a la luz de una vela. Las dos nos sentamos en este mismo sillón. Tapadas
con mantas. Y comenzamos a beber. Y a contarnos historias. Te confesé muchas
de mis experiencias en Madrid. Con algunas te reíste. Otras te hicieron sonrojar. Y
seguimos bebiendo y bebiendo. Vos, más de lo que habías bebido en toda tu vida.
Y bajo la luz de aquella triste y pequeña vela, que tuvimos que volver a encender
más de tres veces, porque la corriente helada que se colaba por el ventanal la
apagaba; empezaste a confesar tus desventuras…
Juana:- Estaba ebria.
Lara:- Los únicos que no mienten son los niños y los borrachos.
Juana:- Esa es una tontería que se escribió alguna vez en alguna oscura novela.
Lara:- Pero en tú caso el alcohol anuló los filtros y permitió que tus pensamientos
fueran de tu cabeza a tu boca.
Juana:- En mi caso hubo algo que sí le daba valor a la relación.
Lara:- ¿Tú subsistencia?
Juana:- ¡No! ¡De ninguna manera! (Breve pausa.) ¡Mí admiración!... Siempre lo
admiré.
Lara:- Mirá vos, la admiración puede justificar la entrega y puede hacer más
llevadera la angustia que produce el sentirse usada.
Juana:- ¡Jamás me sentí usada y menos por él! Yo nunca podría haber mantenido
una relación con alguien que hubiera intentado hacerlo. En todo caso…
Lara:- Se utilizaron mutuamente…
Mientras Lara va diciendo su última frase, por la puerta que da al interior de
la casa, aparece Sonia seguida de María.
Sonia:- Aldo está en el baño e Inés terminaba de hablar con Maru y venía…
¿Alguien vio a Mario?
Lara:- Yo, no.
Juana:- Yo tampoco.
Sonia:- ¿Dónde se habrá metido?
Juana:- Según me contaron va camino a la ciudad en el auto de su hermano.
Sonia:- ¿Cómo?
Juana:- Ariel le prestó su auto.
Sonia:- ¡Qué hijo de puta!
María:- ¡Sonia!
Sonia:- Que mentira le habrá contado para convencerlo.
María:- tal vez simplemente se lo pidió y después de lo ocurrido…
Aparece Aldo.
Aldo:- Algo me calló mal. Tengo unos retortijones terribles.
María:- Después te preparo un te de manzanilla.
Aldo:- Espero que no me vuelvan.
María:- (A Aldo.) ¿No la viste a Inés?
22
Aldo:- Ya venía… (Siente un retortijón y se pone de pie como para salir hacia el
baño.) ¡Puff, por suerte, ya pasó!
Aparece Inés bastante contrariada.
Inés:- No la entiendo, verdaderamente, no la entiendo. ¡Me supera! Su manera de
pensar me agota. ¡Me enerva!
María:- Si querés después hablamos…
Inés:- ¿Por qué no están los demás?
Juana:- Ya estamos todos. El nos pidió que habláramos sólo con ustedes.
Sonia:- ¡A ver querida si ponemos las cosas en su lugar! ¿Quiénes son ustedes
para hablar por boca de nuestro padre?
Juana:- Soy su secretaria privada.
Sonia:- No privada de abrirte de piernas cuando el tenía conque meterse
entremedio.
Inés:- Por favor Sonia, no es éste el momento. Yo quisiera hablar con mí Papá.
María:- Y yo.
Sonia:- (Burlonamente.) Lara, querida, haceme el favor, andá hasta su habitación
y sugerile que venga.
Juana:- ¡Está trabajando con su última novela y pidió no ser molestado!
Lara:- Perdoname Sonia pero no pienso ser yo quien lo moleste.
Sonia:- ¡Ese viejo de mierda lleva años escribiendo su última novela!
Inés:- ¡No te voy a permitir hablar mal de Papá!
Sonia:- ¡Vos no hablás mal de él porque tenés miedo que te corte la mensualidad!
María:- Yo no recibo ninguna mensualidad y tampoco voy a permitir que hablés
mal de él.
Aldo:- (Le vuelven los retortijones, se pone de pie y se toma el estómago con
ambas manos.) ¡Puff, por suerte, ya pasó! Porque en lugar de pelearnos por el
amor o el odio hacia nuestra celebridad, no las escuchamos…
María:- Es lo más sensato que oí hasta ahora.
Aldo (Algo más aliviado del dolor. A Juana y a Lara):- Las escuchamos.
Juana:- Bien, ¿Por dónde empezar?...
Aldo:- Por el principio.
Juana:- Bien, Bautista tomó una decisión importante...
Lara:- Éste será su último cumpleaños en esta casa.
Inés:- ¿Se muda a la ciudad?
Sonia:- Hace años que se lo venimos pidiendo.
Juana:- Además, éste será su último cumpleaños con ustedes.
Sonia:- ¡Qué! ¿El señor omnipotente ha decidido dejar de respirar a partir de
mañana?
Lara:- (Fríamente.) No, no se trata de eso. (Breve pausa. Doblando la frialdad y
con un dejo de placer hiriente.) Vendió absolutamente todo. Incluida ésta
propiedad… Los derechos de autor los cedió a favor de su nieta. (Observa la
gestualidad de los cuatro hermanos.) Él tiene claro que ella nunca le fue
obsecuente. Que nunca lo soportó. Que nunca esperó ni le pidió absolutamente
nada. También sabe que es la única que lo ama verdaderamente. Y además… él
está muy orgulloso ya que ella es la que sigue sus pasos.
23
María:- ¿Dónde piensa vivir?
Juana.:- Alquiló una hermosa casa en Quíos.
Aldo:- (siente un terrible retortijón y se pone de pie.) ¿Dónde?
Lara: En la ciudad de Quíos. La ciudad principal de la isla griega que lleva el
mismo nombre.
Sonia:- ¡Está totalmente loco! ¡Totalmente loco! Yo voy a averiguar con un
abogado y no lo voy a dejar salir del país.
Juana:- No lo subestimes, Sonia. El ya hizo legalmente todo lo que debía hacer.
Sonia:- ¡Está demente! ¡Lo que él tiene se llama demencia senil!
Lara:- Los escribanos, abogados y médicos que lo asesoraron no opinan lo
mismo.
Inés se desmorona en un sillón.
Inés:- No lo puedo creer.
Sonia:- ¿Por qué eligió esa isla de mierda en Grecia?
Lara:- Como todos ustedes saben él admira profundamente a…
Aldo:- A Monicelli. (Con profundo dolor, como imaginando a su padre tratando de
emular a Monicelli.) Monicelli murió en el 2010, al lanzarse por una ventana,
desde el quinto piso, del Hospital donde había sido admitido para ser tratado
de cáncer de próstata… No era griego… era romano…
Un fuerte retortijón de estómago lo obliga a Aldo a ponerse nuevamente de
pie. Por un segundo casi sale corriendo hacia el baño.
Aldo:- Puff, qué susto…
María: ¡No!, a quien el admira profundamente es a Homero.
Lara:- Exacto.
María:- Por eso Grecia…
Lara:- Las más antiguas noticias sobre Homero sitúan su nacimiento en esa
ciudad. Aunque desde la Antigüedad fueron siete las ciudades que se disputaron
ser su patria, para Bautista, según todos los estudios que realizáramos, no caben
dudas de que Homero nació en esa isla.
María se desmorona y se sienta al lado de Inés.
Juana:- Hay otra cosa que deberían saber.
Sonia:- ¡Qué la amante y su hermanita se van con él!
Aldo (Se toma sutilmente el estómago. Amorosamente):- Basta Sonia, por favor,
dejá que termine…
Juana:- Sin que nosotras lo supiéramos dejó su tratamiento para el glaucoma…
Lara:- Y al igual que Homero ya está prácticamente ciego. De modo que cuando
presentemos la obra lo único que importa es decir muy bien los textos ya que él no
podrá ver la escena.
Sonia:- ¡Y con lo mal que dicen los textos Juan y éste, por ahí tenemos suerte y
logramos que también se quede sordo!
24
Breve pausa. Inés se pone de pie. Casi no puede contener su ira.
Inés:- Yo no pienso permanecer ni diez minutos más en esta casa.
Sonia:- ¿Qué pasa? ¿Ya perdiste el amor incondicional por tú celebridad? De
todas maneras al igual que yo no vas a poder escapar de este maldito campo.
Inés:- ¿Quién te dijo que no me puedo ir?
Sonia:- Al igual que yo te quedaste sin auto.
Inés:- ¡Juan y la puta que lo parió! ¡Juguetería de mierda!
Sonia:- Salvo que Aldo se apiade de sus hermanas y nos lleve en su enorme 4x4.
Aldo:- Chicas, aunque quisiera no podría irme de aquí.
María:- Yo creo que tenemos que esperar a que se levante y hablar con él.
Durante el párrafo que sigue. Aldo varias veces estará a punto de
abandonar la sala debido a los fuertes retortijones que padece.
Sonia:- ¿De qué sirve hablar con un semi-dios? No se dan cuenta que estas dos
tramposas en cinco años hicieron de nuestro padre un ser imaginario. Él dejo de
ser el escritor terrenal para transformarse, bajo las influencias de estas dos, en un
personaje más de su última novela. Tal vez el personaje central. Pero, de todas
maneras, un personaje al fin. ¡No, escucharon! Está escribiendo su última novela.
(A Juana.) ¿Y cómo se titula su última novela? (Ante la falta de respuesta de
Juana y de Lara.), tal vez: “Apoteosis”; ¿por qué no? Un exuberante título:
“Apoteosis”… La sublime ceremonia que concedía a los héroes mortales la
dignidad de los dioses. (Llenándose la boca con las palabras.) “Apoteosis. De
Bautista” Además, viene del griego. Casi cómo todo, casi como el principio y el
final de su última novela. Un viaje homérico a su isla olímpica. Pero, aunque suba
a un avión y viaje veinte horas, él no necesita aterrizar. No. Él, ya llegó. Él, ya está
viviendo allá. ¡Ya está en el olimpo! Es vecino de Homero y filosofa con Platón.
Bebe vino de la misma copa que Baco. Se sienta a pensar junto a Sócrates a la
sombra de la misma columna. ¡Está loco! ¡Loco! ¡Totalmente, loco! Ya cruzó el
umbral y entro en su propia novela. Y estas dos “pitonisas” lo conducen de la
mano hacia los acantilados griegos…
Juana:- Nada de lo digas me asombra. Nada que venga de vos me asombra.
Nunca deberías haber dejado de escribir.
Sonia:- Que no me hayas leído no significa que no escriba. Todo lo que acabo de
decir es absolutamente cierto y aunque no lo pueda demostrar fehacientemente,
es la pura verdad.
Juana:- Estás menospreciando a tú papá.
Sonia:- No, para nada. Simplemente te estoy poniendo en el rol que vilmente
desempeñaste ante nuestras propias narices. Siempre te creíste Helena de Troya.
Pero nunca tuviste ni su belleza ni su talento. Tú edad de merecer pasó hace
siglos y jamás tuviste ninguna fila de pretendientes ni ninguna Esparta para
ofrecer. ¿Entonces que sos mi querida Juana? ¡Una puta! Simplemente eso, una
puta, ese fue tu rol. Y las putas no largan a su presa hasta no desangrarlos.
Juana:- Vomitás veneno porque tu estéril cuerpo rebalsa de amargura.
25
Sonia:- ¡¿Vos hablás de infertilidad?! ¡¿Vos?! ¡Justamente vos! ¡Justamente vos,
sucia prostituta! ¡Retirá lo que acabás de decir! ¡Retractate o no respondo de mis
manos!
Juana:- ¿Qué podrías hacerme? ¿Darme una cachetada? ¡¿Cómo le diste a tu
triste “dama de compañía”?!
Sonia se abalanza contra Juana y María se interpone para que no pasen a
mayores.
María:- ¡Basta! ¡Están locas! ¡Basta!
Inés:- No puedo creer lo que está pasando. Y yo preocupada por el inútil de Juan
o las altanerías de mi hija. Mirá que linda víspera de cumpleaños. ¡No puedo
creerlo! (Aldo se retuerce de dolor.) ¡Andá al baño Aldo! ¡Ya me está doliendo a mí
también!
Aldo sale corriendo.
María:- Pobre Aldo. Siempre fue el más intuitivo.
Inés:- El estómago le estaba diciendo que el día de hoy era intragable.
Sonia:- (Tal vez tomando distancia de la situación.) Voy a prepararle una
manzanilla. (Sale.)
Breve pausa. Las hermanas se miran sin saber que decir ni que hacer.
Juana se siente incómoda en el lugar y con las compañías.
Juana:- Si me necesitan para algo voy a estar ordenando papeles en el escritorio.
María:- Juana, tengo algo que pedirte. Ni bien se levante mi papá, ¿me avisas?
Juana:- Así lo haré. (Sale.)
El sonido del motor de un automóvil viene acercándose.
Inés:- ¡Está llegando un auto! (Va hacia el ventanal.)
Lara (Deseando que no lo sea):- Seguramente es Ariel.
Inés:- ¡No!, es Juan. ¡Es Juan! Era cierto, descargó el conteiner y volvió…
Inés sale presurosa al encuentro de su marido.
Brevísimo apagón.
CUARTO CUADRO.
Aparece Inés y trae consigo un bolso de viaje. Tiene la evidente partida
dibujada en todo su cuerpo. Da la sensación de que toda su edad se le vino
encima justo en éste momento de su vida. Deja el bolso cerca de la puerta
de salida y se da cuenta que le falta algo, y que ese algo lo dejó olvidado en
26
la habitación. Se dispone a ir a buscarlo y se tropieza con la figura de su
hermana María.
María:- ¿Te vas?
Inés:- Preferiría no hablar.
María:- Yo necesito hablarte.
Inés:- No tengo mucho tiempo.
María:- No voy a robarte más de dos minutos…
Inés:- ¿Qué querés?
María:- Necesito que sepas lo que me está pasando. Necesito contarte en que
problemas estoy metida.
Inés:- ¡Perdoname! Estoy tan metida en los míos que no puedo ver a nadie más.
¡Perdoname! Tengo mucho más de dos minutos. Juan está tratando de convencer
a Maru para que se venga con nosotros. Y las dos sabemos lo que cuesta
convencer a Maru de algo. ¡Dale, contame!
María:- Lo de papá me cortó por el eje. Nunca hubiera esperado algo así de él. Y
mucho menos en este momento. ¡Justo ahora! En el momento exacto en que lo
necesito. Nunca hubiera esperado que él tomara una decisión semejante. Y no es
por la herencia que acabo de perder. No. No es por eso. Aunque en parte podría
haber solucionado mi problema a futuro. Yo solamente quería venirme a vivir con
él. ¡Aquí! Aunque tuviera que compartir la casa con ellas. ¡Aquí entre estas
gruesas paredes! Mirándolo envejecer cada día un poquito más. Perdí mi
departamento. No pude seguir pagando las cuotas. Primero me fui atrasando unos
días, después se me juntaron dos cuotas, después no lograba juntar para los
intereses y las cuotas se iban haciendo más pesadas y la deuda cada día más
grande y… ¡Lo perdí!… Estoy parando en una pensión a la vuelta de mi
departamento.
Inés:- Todavía tenés una copia de la llave del hall de entrada.
María:- ¿Cómo lo sabés?
Inés:- Caminaste una cuadra, entraste al edificio, esperaste y cuando te pasamos
a buscar abriste la puerta. Tratando de que no sospecháramos nada.
María:- Para que te iba a molestar. Vos tenés tus propios problemas.
Inés:- ¡Y si los tendré! Tal vez, podríamos haberte ayudado.
María:- Nunca permití que ninguno de mis hermanos o de mis amigos interfirieran
en mis decisiones. Yo me tenía que hacer cargo de mí decisión. Ahora eso ya no
importa. Lo que sí importa es que no tengo dónde vivir. Mis traducciones no me
alcanzan para pagar un alquiler. Me bajó mucho el trabajo. Cada día tengo más
competencia. Todos fuimos bajando las pretensiones económicas. ¡Puff! En lindo
lío estoy metida.
Inés:- Yo te puedo ofrecer donde quedarte, por un tiempo, hasta que veamos
como podemos acomodar las cosas.
María:- Gracias, Inés. Las dos sabemos que no tenés lugar.
Inés:- Maru no va a tener ningún problema en compartir su pieza con vos.
Inés:- Tus cosas no andan muy bien que digamos, no me gustaría estar
entorpeciendo, sabiendo que ustedes necesitan tiempo para reencontrarse. Voy a
hablar con Aldo. Vive solo. Por ahí le viene bien un poco de compañía.
27
Se produce una brevísima pausa. Las dos hermanas se miran. Tal vez
como hacia mucho tiempo no la hacían. Sus miradas las acercan,
comprensiva y amorosamente.
Inés:- A mí también me cortó por el eje lo de Bautista. ¡Y cómo! Tenía pensado
independizarme. Me quería separar, por un tiempo, para reencontrarme conmigo
misma. Y ya me ves. Esperando que Juan me lleve a casa.
María:- ¡Es un muy buen tipo! En un momento se metió en una camisa que no era
la suya y no supo, no encontró otra manera de sacársela que no sea rompiéndola.
¡Y la rompió!
Inés:- ¡Y cómo!
María:- Él no es para andar de camisa. Es de remerita. Y vos quisiste que usara
camisa. Querelo la mitad de lo que él te quiere, pero, ¡querelo! Los dos se lo
merecen.
Primero aparece Maru por la puerta que da al interior de la casa y detrás de
ella aparece Juan.
Maru mira a las dos mujeres presentes y se para solemnemente delante de
ellas. Mira a Juan, que está parado cerca de la puerta, va hacia él y lo tomo
de una mano conduciéndolo al centro de la escena y a su lado. Y cual si
fueran dos juglares portadores de nuevas, despliegan una hoja de papel
cada uno, y comienzan a leer casi al unísono...
Maru/Juan:- Estimada señora Inés; venimos a comunicarle que las dos terceras
partes de nuestra familia ha decidido: quedarse. Le sugerimos que recapacite,
revea su situación y se una a las mayorías en pos del éxito de “Apoteosis. De
Bautista”; evento que se realizará en esta preciosa casa de campo y en horario a
confirmar luego del desayuno. Atentamente.
Maru deja a Juan para que siga solo con el resto de la farsa.
Juan:- Firmado: el sesenta y seis coma sesenta y siete por ciento de la familia
Merelles.
La farsa dibujó, durante su transcurso, una sonrisa en ambas hermanas.
María la dejó expresar e Inés hizo todo lo posible para ocultarla.
María:- (Después de una brevísima pausa.) Me quiero quedar.
Inés:- No es sencillo.
Maru (Se acerca a su madre.):- Nadie dijo que iba a ser sencillo. Aunque tengo y
tendré grandes diferencias con él, ya sea por su manera de pensar, que se ve
reflejada todo el tiempo en su manera de ser, o por su ira, o por su despotismo o
por todos los ismos que puedan contemplar o contener en parte a la palabra
egoísmo. ¡Tengo que reconocer que “es”! Que es un ser único. Como cualquiera
de todos nosotros, pero él además de único, es especial. ¡Sí!, él es especial.
Especialmente único. Y la verdad mamá, tía, papá, la verdad es que me
sorprendió, por primera vez, me sorprendió. Lo que escribió sin escribir es
28
fantástico. Es lo más maravillo que jamás haya escrito. Superior a todos sus
cuentos y a todas sus novelas. ¡Es un final poético! ¡Dramático, pero bello! ¡Un
bello drama poético…!
Aparece Sonia y trae consigo un bolso de viaje. Tiene la evidente partida
dibujada en todo su cuerpo. Da la sensación de que toda su edad se le vino
encima justo en éste momento de su vida. Deja el bolso cerca de la puerta
de salida y se da cuenta que le falta algo, y que ese algo lo dejó olvidado en
la habitación. Se dispone a ir a buscarlo y se percata que todos sus
movimientos tuvieron público.
Se produce una breve pausa incómoda.
Sonia:- Aldo no me quiere llevar. Dice que no está en condiciones físicas. Sin
darse cuenta que lo que le produce esos fuertes retortijones es el seguir estando
aquí adentro. (A Inés) Ya conocés a tu “melli”, cuando se le mete algo en la
cabeza no hay cirujano que rebane su corteza. Ariel está sin auto. ¡Él muy cretino
le dió las llaves! ¡Ni bien llegue le tiro el placard al medio de la calle! ¡Llamo al
cerrajero y cambio la cerradura!
Sonia intenta relajarse, toma aire profundamente. Es ése preciso instante y
sin ser visto por Sonia, aparece Aldo y se queda de pie junto a la puerta.
Aldo:- (Le habla a Sonia con mucho amor, con mucho respeto y consideración.)
De mis problemas físicos ya me siento mucho mejor… ¡Me hizo muy bien “tu
manzanilla”!... No te puedo llevar porque no tengo ganas de irme.
Sonia:- ¡Puff, que víspera! (Respira hondo, tal vez, intentado cambiar totalmente
de aire.) Bueno, así que no sé, me tendré que colar con ustedes.
Inés:- Nosotros nos quedamos.
Sonia mira a todo el grupo. En especial a su hermana Inés. Casi no puede
controlar su ira.
Sonia:- (Tratando de controlarse.) Me lo imaginé desde un principio. Intenté
engañarme. Por un momento creí que seríamos capaces. Que todos juntos
seríamos capaces, pero no, nos volvió a doblegar. (Le cuesta un poco más
controlar su ira.) ¡Nos volvió a vencer! ¡Nos volvió a vencer! ¡Así hizo con mamá!
(Se toma una breve pausa e intenta calmarse.) Como hizo con mamá: minuto a
minuto, hora a hora, día a día, años tras años. Así lo hizo. Así lo hizo conmigo
cuando mamá murió tan joven. Vos María ni recordás su voz. Ustedes dos eran
como perro y gato. Dormían la siesta, juntos, apretados el uno contra el otro, pero
se levantaban a los gritos y a las corridas. Y yo casi que empecé a jugar a ser
mamá. Iba y venía de la cocina al bosque y del bosque a la cocina. Me debatía
entre mis lágrimas y las sonrisas de ustedes. Tratando de que vos María no te
olvidaras de mamá y tratando de que ustedes dos sobrevivieran el uno del otro.
Jugando a ser mamá sin haber tenido nunca un parto. Sin haber estado nunca con
un hombre. (No logra contenerse.) ¡Salvo, él! ¡Él! ¡Él! ¡Siempre, él!
29
Mientras Sonia hace grandes esfuerzos para controlarse, Aldo se acerca a
ella y la toma por los hombros, en un gesto claro de contención.
En ese preciso instante aparece Ariel y se queda junto a la puerta que
conduce al interior de la casa. Se lo ve cansado, aburrido; los años se le
vinieron encima e hicieron de él un hombre absolutamente vulgar, cansado
y sin brillo.
Sonia:- Él, el sabio, el hombre de letras, el intelectual. Pero nunca: “el padre”.
(Marcando irónicamente cada palabra.) ¡Jamás: “el padre”! Él, el que nunca le dio
una caricia a ninguno de sus hijos. Él, el que nunca nos dio un beso. Él, el que nos
demostraba día a día lo tontos e ignorantes que éramos.
Sonia realiza una breve pausa. Ya está calmada, casi anestesiada, tal vez,
resignada. Aldo, que la sostuvo, la contuvo, no sólo en lo anímico sino
también en lo físico, la abraza tiernamente.
Sonia:- (Luego de aceptar y recibir el abrazo, se desprende de Aldo y enfrenta a
toda la familia.) ¡Él, mañana, tendrá su fiesta!
Todos quedan quietos en sus lugares. Sonia, ante la atenta mirada de ellos,
toma aire y lo exhala largamente, como si cambiando de aire pudiera mutar
su energía. Va hacia su bolso, lo toma y vuelve a enfrentar a todos.
Sonia (Muy segura):- ¡Tendrá su fiesta! ¡Mañana nosotros tendremos nuestro
último ensayo y el nos escuchará por última vez! (Va con pasos seguros hacia la
puerta y se enfrenta a Ariel.) ¡Mañana reemplazás a Mario!
Sonia sale hacia su habitación…
Apagón final.

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  • 1. 1 “APOTEOSIS. De Bautista” Pequeño drama cotidiano en cuatro cuadros DANIEL DAGNA Personajes: Director- Ariel: Hermano soltero de Mario. El soltero de la familia. Actor 1- Juan: Esposo de Inés y padre de Maru. Actor 2- Aldo: Hermano mellizo de Inés, y hermano de María y Sonia Padre-Mario: Esposo de Sonia. Madre- Inés: 47 años- Esposa de Juan y madre de Maru, Hermana de María, Sonia y hermana melliza de Aldo. Hija- Maru: Hija de 22 años de Juan e Inés. Mujer 3- María: 33 años. Hermana menor de Aldo, María e Inés- soltera. Mujer 4- Sonia: 60 años. Hermana mayor de Aldo, María e Inés. Esposa, visiblemente mayor que su marido, Mario. Mujer 5- Juana: Es de edad similar a Inés. Es la mujer de confianza de Bautista. Mujer 6- Lara: Hermana menor de Juana. Cuando regresó de Madrid se instaló con ellos en el enorme caserón. Es la secretaria de Bautista. Espacio escénico: Living espacioso de una sobria y minimalista casa de campo. Sillones, mesas ratonas, cuadros y un pequeño bar muy bien provisto de bebidas. La puerta principal da al exterior; camino de entrada a la casa, jardín y bosque. La segunda puerta conduce al interior de la casa; cocina, baños, habitaciones e incluso la parra que esta alrededor de la galería interna. Un ventanal amplio desde dónde se puede observar el bosque. Época: Actual. Mes de Agosto.
  • 2. 2 PRIMER CUADRO Un grupo de personajes con vestuario de la época de las cruzadas se mueve por el espacio. Los hombres, visten túnicas negras o grises con una cruz roja a la altura del pecho. Cordeles las ajustan a la altura de la cintura. El Actor 2- Aldo tiene un casco debajo de un brazo. El Padre- Mario se colocará una larga y pesada espada de utilería que sujetará con el cordel. Las mujeres llevan túnicas color crudo mal realizadas con lienzos color crudo o blanco. Los personajes que están desde el comienzo de la escena ya están con los vestuarios de época y los que vayan ingresando los recogerán de sobre un sillón. Director-Ariel:- Ustedes dos, parados ahí, enfrente a ellos. Mujer 4-Sonia: ¿Y yo? Director-Ariel:- Por ahora quedate dónde estás… Entran Mujer 5-Juana y Mujer 6-Lara. Mujer 6-Lara:- Disculpen la demora pero tuvimos que atender unos asuntos impostergables… Mujer 5-Juana:- Impostergables para Bautista, ¡por supuesto! Mujer 6-Lara:- De todas maneras eran impostergables. Mujer 4-Sonía (Burlonamente, tratando de crear complicidad con el resto del grupo):- “Disculpen la demora pero tuvimos…” Director-Ariel (Cortante, a Sonia):- ¡Está bien! (Seductoramente, a Lara):- Están disculpadas. (Al grupo):- De todas maneras todavía no pudimos comenzar a armar éste bendito cuadro. Acomódense por allí. Juana, colocate detrás de ella. (Por Lara.) Vos Lara tomale una mano a… (Se queda observando a Maru, por un segundo descuida a Lara y le presta atención a Maru.) Ahí estás bien. Al lado de tu mamá. Y vos… (Tomando a la Mujer 3- María de un brazo y llevándola hacia un lateral.) ¡Aquí! ¡No aquí, no! ¡A ver…! (La toma nuevamente a la Mujer 3-María del brazo y la coloca cerca de Maru, dejando un espacio que intentará ocupar con algún personaje masculino.) ¡Ahí vas a estar mejor! Cerca, pero no al lado. Mujer 6-Lara:- Perdón y yo a quien le tomo la mano. Director-Ariel (Seductoramente):- A mí, dulzura. (Saliendo con sutileza de la situación que él mismo creo.) No sé, pero no quisiera que le tomaras la mano a ningún hombre…Juana, apoyale una mano sobre el hombro y de esa manera Lara puede apoyar su delicada manito sobre la tuya. Actor 1-Juan:- ¿Nosotros estamos uno al lado del otro? Director-Ariel:- ¡Sí! Y con las manos atadas. El Director-Ariel le coloca al Actor 1-Juan las manos por detrás como si estuvieran atadas a la altura de la cintura. Cuando va a hacer lo propio con el Actor 2-Aldo…
  • 3. 3 Actor 2-Aldo:- ¿Qué hago con el casco? Director-Ariel:- ¿Quién te dijo que tenías un casco? Actor 2-Aldo:- Vos… Director-Ariel:- Dáselo a Juan… Actor 1-Juan:- Yo tampoco puedo sostenerlo porque tengo las manos atadas. Madre-Inés:- Ponételo, Juan. Juan se lo pone y vuelve a colocar las manos como si las tuviera atadas. El casco le tapa toda la cara. Director-Ariel (A Juan):- ¡No!, no me gusta así, no se te ve la cara… Actor 1-Juan:- ¿Entonces? Director-Ariel (A Juan):- Sos el hijo, no es necesario que tengas las manos atadas. Juan se coloca el casco debajo de un brazo. Director-Ariel (A todos):- ¿Podemos empezar el ensayo? Actor 2-Aldo:- ¿El padre dónde está? Director-Ariel:- No puede ser… (Llamándolo):- ¿Mario? ¡Mario! Hace dos minutos estaba sentado allí, ¿dónde se habrá metido? (Gritando):- ¡Mario! Aparece Mario. Guarda su celular en un bolsillo. Mario está bastante contrariado. Toma la túnica y la espada. Director-Ariel:- ¿Dónde carajo te habías metido? Padre-Mario:- (Poniendo una excusa.) Fui al toilette y de paso a mirar si ya se había levantado. Director-Ariel:- ¡No tenés una excusa mejor! Los baños no quedan precisamente del lugar de donde vos venís y Bautista hace cerca de dos horas que está sentado debajo de la parra. Padre-Mario:- No lo ví pasar. Director-Ariel:- Es nuestro último ensayo, todos tenemos que estar a full. Padre-Mario:- (Calzándose la espada por debajo del cordel.) Está bien, simplemente fui al… Director-Ariel:- (Lo toma de un brazo y lo coloca entre Madre-Inés e Hija-Maru.) ¡Vos aquí! Padre-Mario:- Antes estaba del otro lado de Inés… Actor 1-Juan:- ¡No rompás la “paciencia” Mario! Ubicate ahí así empezamos de una buena vez. Padre-Mario:- Es qué… Director-Ariel:- ¡Es que, “nada”! Si no te gusta como armo el cuadro hacelo vos y listo. Madre-Inés:- Vamos, córtenla. Se va a cansar de estar debajo de la parra o le va a dar ganas de comer algo y nos va a encontrar en medio del ensayo. Hija-Maru:- (A Mario.) Suficiente, tío. (Al Director-Ariel.) Y vos, no armés un escándalo por nada. ¿Seguimos? Actor 2-Aldo (Al Director-Ariel):- ¿Digo el texto?
  • 4. 4 El Director-Ariel vuelve a ocupar su rol. Director-Ariel (Al Actor 2-Aldo):- Espera un segundo. El Director-Ariel se pasea entre los actores corrigiendo algunas posturas y algunos gestos. Director-Ariel (A cada uno de los personajes que fue tocando):- Cuidamos la postura, ¡el gesto! Se detiene con el rostro de la Hija-Maru, lo acaricia, lo dibuja, le cambia la gestualidad; luego hace lo propio con el rostro de la Mujer 6-Lara y por último le dedica demasiado tiempo a la boca de la Mujer 3-María; el resto del grupo observa la situación con cierto disgusto. Luego, el Director-Ariel, toma distancia del cuadro armado y cuando está a punto de gritar: ¡Acción!, se queda observando a la Madre-Inés. Se acerca lentamente a ella e intenta tomarle una mano, la Madre-Inés, lo mira con un claro gesto de desagrado y le esconde la mano. El Director-Ariel sale de la situación con cierto disimulo, toma distancia del cuadro creado y… Director-Ariel:- ¡Acción! Actor 2-Aldo (Al Actor 1-Juan, en un italiano mal pronunciado y en tono íntimo algo forzado y demasiado marcado):- ¿Qui e cuesta dona con facha de putana? Actor 1-Juan (Al Actor 2-Aldo; en un italiano mal pronunciado y en tono íntimo algo forzado y demasiado marcado):- ¿Cuale? Actor 2-Aldo (Con burdo acento italiano y paladeando las palabras):- ¡La morena tetona! El Director-Ariel no puede disimular sus gestos de disgusto con lo que acaba de ver y oír. Actor 1-Juan:- La mía sorela. Actor 2-Aldo (Corrigiéndose y sobreactuando la vergüenza):- Ma, ¡no, cuesta no! Ío sono dito… la… la piu… La piu ma… La piu ma lunga… Actor 1-Juan (Con burdo acento italiano burdo y masticando cada palabra):- La que está al otro lado. El Director-Ariel crece es su nerviosismo y se aleja del cuadro, tal vez buscando un ángulo que le haga más soportable la escena que está viendo. Actor 2-Aldo:- ¡Eco! Actor 1-Juan:- Sono la mía mama. El Director-Ariel ya no puede soportar lo que está viendo y escuchando y actuando a un director enojado e incomprendido, se comienza a mofar abiertamente de las actuaciones y del cuadro que armó.
  • 5. 5 Director-Ariel (Emulando los tonos de voces):- ¡La morena tetona! ¡La que está al otro lado! ¡Ma, ¿qué italiano “parliamo”?! ¡Non parliamo niente! ¡Non parliamo niente! (Bufa dejando salir toda su bronca.) Esto es un espanto, es ridículo. No sólo que no pronuncian bien el idioma… (A Actor 2-Aldo):- ¿Tenés idea ante quien estás? (El Actor 2- Aldo está a punto de responder.) ¡No!, ¡No tenés idea! Y si la tenés, ¡no se ve! ¡No la trasmitís! ¡No la expresás! ¡Estás parado delante del “supremo”! ¡Delante del “todopoderoso”! Dueño de tú vida y de tú muerte. Vas a intentar engañarlo, ¡justo a él! Vas a intentar sacarle dinero con una mentira. (Al Actor 1-Juan):- ¿Y vos? Bueno, lo tuyo es… (Vuelve a bufar casi como un toro enardecido. Al Padre-Mario):- ¡Ay Mario, Mario! Vos tenés que encarnar a un rey. ¡Pensá! Pensá en… Lo tuyo como rey es verdaderamente patético. (Se deja caer teatralmente en un sillón.) Cuando vea esto se nos muere de un infarto. ¡De la parra a la fosa! El Director-Ariel continúa con su actuación y ahora se ensaña con el resto del grupo. Se pone de pie e imita, burdamente, a cada personaje. Director-Ariel:- ¿Y ustedes? Tienen que reaccionar. Tratar de escuchar lo que ellos hablan. Mirarlos. (Señalando al Padre-Mario y al Actor 1-Juan.) Tratar de imaginar lo que va a ocurrir entre ese “padre colosal”, casi una esfinge de mármol de mirada dura y penetrante; y ese “hijo bastardo”, casi un pordiosero de mirada esquiva, mediocre y sin escrúpulos. Todo el tiempo tienen que pensar en eso. ¡Todo el tiempo! Y preguntarse: ¿hará algo ése padre por ése hijo? ¿Se dejará embaucar para que su hijo desaparezca de su vista? ¿Qué pasa con la madre? ¿Qué piensa? ¿Qué siente? ¿Qué pasa con la hermana? ¡Nada de eso se ve! ¡No pasa nada! ¡Non fa niente! ¡Tienen que entrar en situación! ¡¡Entrar en situación!! ¡Non fa niente! ¡¡Non fa niente!! ¡¡Niente!! El grupo, azorado con la actuación que acaba de ver, rompe el cuadro y se dispersa. Ahora ocuparán todo el espacio. Algunos se sentarán en sillones que no tienen nada que ver con los vestuarios que llevan puestos. Ya que los sillones son actuales. Otros se servirán algún trago. El clima no es el mejor. Todos abandonan sus personajes. Juana (Con un gesto claro de no pienso perder más tiempo aquí):- Voy a ver si necesita algo… (Sale.) Aldo:- Ojalá yo tuviera al menos la sonrisa de Gassman… Ariel:- Sería suficiente conque hubieras estudiado el texto tal como te lo pedí y luego por fonética… Aldo:- Para vos es sencillo. Ariel:- ¿Qué es sencillo? Aldo:- Lo de la fonética, viviste unos cuantos meses en Roma. En cambio yo, no salí de la provincia de Buenos Aires. Lara:- (Aunque algo más diplomática que Juana igual toma la misma decisión que ella.) Voy a ver si Juana necesita ayuda, cualquier cosa me llaman… (Sale.) Inés:- El cuadro estaba bastante bien…
  • 6. 6 Ariel:- ¿¡Bastante bien!? Bastante bien… ¿me estás cargando? ¡Deberían haberse visto! Parecían los muñequitos de yeso del pesebre de mi abuela. Nadie estaba en situación. Maru:- Nunca nos hablaste de estar en situación. Ariel:- ¿Cómo que no? Inés:- No, yo nunca escuché la palabra “situación” en toda la mañana. Ariel:- ¿Cómo que no? Maru:- Mamá tiene razón. La primera vez que dijiste la palabra “situación” fue recién. (Burlonamente):- Después de tu “bella actuación gassmaniana” Ariel:- Pongo todo mi conocimiento tratando de mostrar algo digno y… Aldo:- ¿Tú conocimiento…? Ariel:- Sí, mi conocimiento. Aldo:- Perdón Ariel, pero yo nunca supe que te dedicabas a… Juan:- De todas maneras tenemos que reconocer que es el que más teatro vio… Ariel:- “¡El que más teatro vio…!” Mario puede dar fe de mi trayectoria. (Busca a su hermano con la mirada.) ¡Mario, podés desasnar a esta gente! Mario acaba de enviar un mensaje de textos por su celular y al ser sorprendido por la mirada de todos siente pudor que no logra ocultar. Mario (Sin saber qué decir):- ¿Qué cosa? ¿Sobre qué están discutiendo? Ariel:- ¿Estudié o no teatro? Mario:- ¿Si estudiaste?, ¿qué cosa? Maru:- Mario, podés contar la vieja historia ya conocida por todos. Mario:- ¿Qué historia? Maru:- De cuando Ariel estudiaba teatro. Mario:- Cuando tenía veinte años y dejó la facultad se fue a estudiar teatro en Las mujeres (Al unísono):- “¡En el Conservatorio de Vicente López!” Maru:- De todas maneras nunca pusiste en tu boca la palabra: “situación”. Si la hubieras dicho todos la hubiéramos escuchado. No somos actores profesionales pero entrar en la situación que nos pedís suena bastante sencillo. Ariel: ¿Y por qué no lo hicieron? Maru:- ¡Por qué nunca lo pediste! Ariel:- ¡Acabás de decir lo contrario! Mario:- Ariel, me parece que no estás escuchando… Ariel:- Acabo de escuchar claramente… Juan:- Lo que Maru acaba de decirte es que… Ariel:- “¡No somos actores profesionales pero entrar en la situación…!” Inés:- ¡Lo dijiste cuando te enojaste! Sonia (A Ariel.):- ¡A ver querido si ponemos las cosas en su lugar! Vos nos acomodaste como se te antojó. Nos hiciste poner las manos donde se te antojó. Nos hiciste poner los ojos y la boca como se te antojó. Manoseaste a toda mujer menor de cuarenta. Pero nunca nos dijiste que era lo que querías que actuáramos. Un director tiene que indicarles a sus actores lo que él quiere que sus actores actúen. Para eso es un Director, para eso existe ese rol. Maru:- El Director es quien organiza todo. Y todo es todo. No sólo un gesto. (Emula con sus labios una boca pronta a dar un beso.)
  • 7. 7 Aldo:- Querido Ariel, no sólo se trata de la fonética. Me voy a sacar esta ridícula ropa de baile de disfraces de país subdesarrollado. Aldo Sale. El resto del grupo no sabe bien que hacer. Ariel:- Mañana no podemos hacer semejante papelón delante de él. Inés: Haremos el mismo papelón que hicimos los últimos cinco años. Éste año no será la excepción. Juan sin saber que hacer sale para el mismo lado que Aldo. Sonia:- De todas maneras, aunque nuestras actuaciones fueran tan descollantes como la del Elenco Estable de Buenas Artes, nuestro querido Bautista no nos mostraría su felicidad. (A Inés.)¿Me acompañás a la cocina para seguir con los preparativos? Sonia sale seguida por Inés. Maru por un segundo se queda mirando quienes quedan en el lugar y al ver muy establecida a María, demostrando claramente su fastidio, toma una decisión. Maru:- Yo también las acompaño. (Sale.) SEGUNDO CUADRO Quedan en escena María, Mario y Ariel. Ariel (A María.):- ¿Y a vos, qué te pasa? Estas muy callada. Mario:- Es cierto, no te escuché hablar en todo este tiempo. María:- Mi personaje no tiene texto. Mario:- El mío tampoco. Ariel:- Sólo dos personajes tienen texto y encima los actores no los pronuncian como deben. Mario:- No son actores. Hacen lo que pueden. Ariel:- Y pueden muy poco, lamentablemente. Mario:- De todas maneras Sonia tiene razón. Ariel:- El negativismo de Sonia me tiene harto. Suena el celular de Mario. Mario:- (No puede disimular su nerviosismo y atiende.) Hola, sí, ¿cómo dice? … Tenía pensado regresar el lunes… ¿Qué es lo que está pasando?... No ya terminamos el ensayo, (a María y Ariel, tapando el micrófono del celular para no ser escuchado por el interlocutor telefónico), o mejor dicho: el ensayo terminó con nosotros. (Vuelve a hablar con su interlocutor telefónico.) Un segundo, por favor… (A María y a Ariel): Los voy a tener que dejar solos unos minutos, tengo que atender una urgencia… es una paciente…
  • 8. 8 Ariel:- No hay problemas, hermano, hacé con confianza… Mario:- ¡Gracias! (Saliendo.) Unos segundos, por favor, voy hasta un lugar más privado y podemos hablar tranquilamente… (Sale.) María:- Una urgencia ginecológica. Ariel:- ¿Qué será? María:- Alguna urgencia que no puede esperar hasta el lunes. Ariel:- Para ustedes las mujeres las urgencias nunca pueden esperar hasta el lunes. María:- Sobretodo si es sábado por la mañana. Ariel:- Ahora que estamos solos me vas a decir… María:- No tengo ganas de hablar… Ariel:- ¿Y de escuchar? Puedo intentar ir adivinando y vos… María:- No me pasa nada en especial. Será la vida misma. Ariel:- Como dice tu querida y negativa hermana Sonia: “¡A ver querida si ponemos las cosas en su lugar!”. En general sos una mina de poco hablar, pero si uno es buen observador y con cierto mundo, no le es difícil descubrir detrás de ese aire frío e intelectual, al animalito agazapado guarecido en tu interior y dispuesto a dar el gran zarpazo. Y lo que estuve viendo desde que estamos compartiendo éste sobrio e impasible claustro, es a una mujer joven, muy atractiva, que no puede ocultar su terrible pesadumbre. María se pone de pie y se dispone a salir. María:- Basta, no quiero hablar de mí y de mis sentimientos y menos con vos. Ariel se interpone en su camino y tomándola de un brazo la vuelve a sentar. Ariel:- Los dos nos conocemos muy bien. Hemos navegado juntos en aguas borrascosas algunas veces. Te conozco desde cuando eras un torbellino adolescente que no dejaba títere con cabeza y me decís que no podés hablar de sentimientos conmigo. María intenta ponerse de pie nuevamente y Ariel la sujeta con más fuerza impidiéndoselo. Ariel:- Te vas a quedar a mí lado y vamos a hablar largo y tendido, los dos tenemos muchas cosas que decirnos, los dos nos debemos una larga lista de confesiones… María:- Te pido por favor que me dejés levantar. Entra Lara. Lara:- Hoy Bautista tiene un día de aquellos. (Los observa a los dos.) ¿Interrumpo algo? María:- (Se pone de pie y trata de salir, elegantemente, de la situación.) Éste cabeza dura que intenta hacerme hablar de cosas que yo no quiero hablar. Lara:- Así son ciertos hombres, necesitan que las palabras “aclaren las acciones”.
  • 9. 9 María:- Un razonamiento demasiado intelectual para mi amodorrado cerebro. Lara:- Generalmente las circunstancias son provocadas… María:- Lara, el camino de tu pensamiento es demasiado para mí y sobre todo un sábado por la mañana… (Sale.) Se produce una breve pausa. Ariel observa salir a María y se queda observando a Lara. Lara toma el libro donde está el texto que antes ensayaban. Lara:- ¿Por qué se le habrá ocurrido a Bautista empezar esta novela con los textos de esa película? Ariel:- Porque es un fanático de Mario Monicelli y porque el guión de la Armada Brancaleone habla acerca de los personajes de su novela. Necesitaba antihéroes llenos de frustraciones y con un solo camino: la desventura. Lara:- Mi pregunta va más allá… Ariel:- (Sonriendo seductoramente.) Voy a terminar pensado que María tiene razón… Lara:- ¿En qué? ¿Qué dijo de mí? Ariel:- “… El camino de tu pensamiento…” Lara:- Ella sabe muy bien a qué me refiero. Ariel:- Pero yo no. ¿A qué te referís? Lara:- No voy a ser yo quien ponga las palabras para “aclarar la acción”. Ariel:- ¡Huy! Eso es lo que más me fascina de vos. No podés sacarte de encima tus largas horas de estudio. Tu oficio habla por vos todo el tiempo. ¿Hay espacio para la mujer detrás del oficio? Lara:- Soy una mujer. Ariel:- De eso no tengo dudas. Y muy atractiva, por supuesto. Pero tu exceso intelectual crea una muralla china que aleja… tu olor… y tu sabor femenino. Lara:- ¿Ves lo que provoca mi intelectualidad? Te llenás de imágenes poéticas que dejan entrever tu lado más romántico. Ariel:- ¡Me encanta este juego! Lara:- A mí, también. Se escucha, proveniente desde el off, a Inés y Juan discutiendo. Inés:- (Desde off.) ¡No te podés ir ahora! Juan:- (Desde off.) Acaba de llegar un conteiner. Inés: (Desde off.) Hoy es la víspera del cumpleaños de papá. Juan:- (Desde off.) Voy a llegar antes de la cena. Aparece Juan, con una campera colgada en los hombros, seguido de Inés. Inés:- ¡De ninguna manera! Hace más de un mes que avisaste que este fin de semana ibas a estar fuera de la ciudad. Juan:- Es una emergencia. Inés:- ¡No Juan! No es ninguna emergencia y no hay ningún conteiner.
  • 10. 10 Juan:- ¡Sí que hay! ¡Sí que hay! ¿Querés llamar vos al depósito? (Le extiende su celular.) ¡Tomá! ¡Hablá vos! Inés:- ¿Creés que soy tonta? ¿Creés que no sé que tenés todo preparado? Hasta el boludo de Eduardo debe estar ahí para hacerte el aguante. Juan:- (Le sigue dando el celular para que llame.) Cuándo vas a entender que soy el encargado del depósito y que tengo que controlar lo que entra y lo que sale. ¡Tomá, llamá! Inés:- El año pasado hiciste algo parecido. Juan: Qué culpa tengo yo de que el cumpleaños de tu papá coincida con el día del niño. ¡Trabajo en una juguetería, es el único trabajo que conseguí, es de lo que vivimos! ¡Qué mierda querés que haga! Sin ser vista por Juan e Inés entra Maru. Inés (Con cierta sorna, casi deletreándole la pregunta):- ¿De lo que vivimos? (Lo mira casi con asombro.) ¡No me hagás reír! ¡De lo que vivimos!, si tuviéramos que vivir de ese sueldo de miserable tu hija no podría haber terminado ni siquiera el secundario. Si no fuera por… Si no fuera por… ¡Mejor no me hagás hablar! Lo que pasa es que no te bancás a mi familia. No te bancás que a mí familia le vaya bien. Que les guste reunirse para festejar. Pasa que vos ya no tenés nada para festejar. ¡Sos un fracasado de mierda y todo lo querés convertir en una mierda! Maru:- ¡Basta, mamá! Inés mira el celular que aún Juan le extiende, lo toma con violencia y lo arroja, sin querer, hacia las manos de Ariel. Éste lo ataja hábilmente. Juan al ver que la discusión tuvo testigos no puede contener su angustia y disimular su vergüenza. Maru ve a su padre y va hacia él para protegerlo. Inés (Luego de una breve pausa, sin saber que decir ni que hacer):- ¡Perdón, perdón! No sabía que… (Sale.) Lara y Ariel se ponen de pie. Lara:- ¡Inés! Esperame, Inés… (Sale detrás de Inés.) Ariel no sabe ni que hacer ni que decir. Mira el celular de Juan que tiene en sus manos, intenta dárselo. Juan está abrazado a Maru. Ninguno de los dos ve a Ariel, lo ignoran absolutamente. Ariel:- (Por el celular.) Lo dejo acá, sobre el sofá… (Sale.) Juan permanece en brazos de Maru. Recibiendo el calor y el amor de su hija. Maru:- ¿Querés que te acompañe hasta el depósito?
  • 11. 11 Juan, terriblemente avergonzado y dolido, abandona los brazos de su hija y a su derredor. Descubre su celular en el sofá y va hacia él. Juan:- (Intenta mostrarse recuperado.) Me gustaría… pero tu mamá se pondría más furiosa de lo que está… Maru:- ¿Por qué permitís que te trate así? Juan (Toma el celular, marca un número y luego habla):- Eduardo, me podés reemplazar por favor… Yo ya salgo para allá… En una hora… ¡Hola!, ¡hola!, por favor Eduardo, no te despegues de la cola del camión, ni por un segundo, ¡ni por un segundo!… El pedido está ahí sobre mi escritorio… ¡Sí, es ese!... Por favor Eduardo, si tenés ganas de ir al baño, andá ahora, antes de empezar a descargar, por favor, no te descuides ni un segundo…Gracias. Juan guarda su celular y comienza a ponerse la campera que llevaba sobre los hombros. Maru sirve un buen vaso de agua y le coloca algunos hielos. Juan:- Me voy, mi amor. Conocés a Eduardo, tiene mucha voluntad pero… Maru:- No es bueno que manejes en ese estado. Juan:- Ya estoy bien, mi amor… Maru:- No Papá, te conozco muy bien, estás tan angustiado que vas a manejar una hora detrás de tus lágrimas. (Le da el agua.) ¡Tomala!, te va a hacer bien. Juan:- (Intenta irse.) Tengo más de una hora de viaje y vos conocés a… Maru (Sugiriéndole amorosamente):- Yo no voy a dejar que te vayas así. Quiero tener Papá por muchos años y en el estado en que te veo no encuentro garantías. Te vas a sentar aquí conmigo. Cinco minutos. “¡Me tomo cinco minutos y me tomo un rico vaso con agua!” Juan obedece mansamente. Sabe que Maru tiene razón. Maru:- (Llenándolo de mimos.) ¡Así, así! Es mejor que lloremos de a dos. (Breve pausa. Juan bebe algunos sorbos de agua.) Mamá heredó del abuelo su despotismo pero no su talento. El abuelo, insinúa. Mamá, escupe. El abuelo sabe que está causando daño en el momento en que lo está ocasionando. Mamá, se da cuenta mucho después de haberlo provocado. En dos cosas son idénticos: ambos creen que son los demás los que provocan la situación y ninguno de los dos tiene humildad como para pedir perdón. Juan:- Llevo años sospechando lo que ella piensa de mí. Nunca se había atrevido a decírmelo. Nunca me va a perdonar mi fracaso… Maru:- ¿Qué es fracasar, Papá? Juan:- Haber perdido todo… Maru:- ¿Qué es perder todo? Vos sólo perdiste un negocio en una época en donde miles de argentinos se fundieron. Y como muchos de esos miles de argentinos te pusiste de pie y seguiste. ¡Seguiste adelante, Papá! Te buscaste un trabajo y te levantaste todas las mañanas para ganarte tu sustento. Para mantener a tu familia. A tú mujer, a tú hija. Vos sólo fracasás ante los ojos de ellos. Ante los ojos de tú suegro. Ante los ojos de tú mujer. ¿Vos no tenés la culpa de que tú
  • 12. 12 querida mujer quiera vivir con más de lo que vos podés darle? ¿Por qué no salió a trabajar? En lugar de tomar clases de cuanto curso le vendían. ¿Por qué no te ayudó? (En tono sarcástico.) Porque le fue más sencillo pedirle a la celebridad. Porque para su papito el dar dinero es comprar el afecto. Porque para ellos dos sólo el dinero no los deja ver quienes verdaderamente son. Breve pausa. Sin ser vista, se recorta la figura de Inés, en el rellano de la puerta.) Maru:- ¡Te quiero mucho, Papá! Pero mucho de verdad. Juan:- Yo también te quiero mucho. Maru:- ¿Sabés lo qué es el fracaso? No poder decirle te amo a la persona que uno ama. Juan:- (Besa amorosamente a su hija.) Gracias, mi amor, gracias. Maru:- No poder decir te amo con lágrimas en los ojos, eso sí que es ser un fracasado. Juan se pone de pie y se dispone a salir. Maru también se pone de pie. Juan:- Ahora, sí. Maru:- Ahora, sí. Juan:- El pobre de Eduardo debe estar transpirando de los nervios. Maru:- Pero pegado a la cola del conteiner. Juan:- Eso espero… Maru:- Te acompaño hasta el auto… Juan:- Dale… Ambos salen. Inés entra decidida a seguirlos y en el medio de la estancia duda y se queda de pie. Aparece Sonia. Sonia:- Ya es tarde… Inés (Sorprendida):- ¿Qué cosa? Sonia:- Tendrá que acostumbrarse a vivir con la herida expuesta. Inés:- ¿De qué estás hablando? Sonia:- Le dijiste la palabra justa. Lo heriste certeramente. Esa palabra lo venía torturando en silencio. Ahora vos la pusiste afuera y ya le produjo una herida inocultable. Inés:- Vos no tenés autoridad moral para inmiscuirte en la vida de los demás. Sonia:- Depende de que conjunto de valores y normas utilicemos como guía. Inés:- Vos soportás de un hombre lo que ninguna otra mujer soportaría. Sonia:- Sí, sí, es cierto, yo soportaría de mí hombre lo que vos no soportás del tuyo. Gracias a ese hombre que torturás desmedidamente sos madre de una hija fantástica. Inés:- Al menos con ese hombre yo alguna vez tuve sexo y a las pruebas me remito. En cambio lo tuyo y lo de Mario es una vergüenza familiar. Sonia:- ¡Sos absolutamente impermeable! Me acerqué a vos para tratar de ayudarte con Juan y con Maru, pero a la primera palabra que puede abrir un
  • 13. 13 candado que perdió su llave, empezás a embestir contra mí como si yo fuera la culpable de tu propio fracaso. Luego de estas últimas palabras Sonia comienza su retirada por la puerta principal pero es interceptada por la entrada de Maru. Maru:- Tía, ¿vos también te vas? Sonia:- Ojalá pudiera irme, pero no, simplemente quería salir a caminar. Maru:- La mañana está muy linda para caminar. Inés por un segundo escucha la conversación y luego sale, sin ocultar su rabia, hacia el interior de la casa. Sonia:- Hace un año exactamente que no camino por el bosque y en este preciso instante me entraron unas ganas… Maru:- Si querés… caminamos juntas… Sonia:- En otro momento me encantaría, pero, ahora quiero estar un poco sola. Somos una multitud aquí dentro y con historias demasiado truculentas. ¿Sabés? Maru:- ¿Qué cosa? Sonia:- Yo con ese bosque tengo un lenguaje particular, y él para hablarme me exige que vaya sola… ¿No te enojás? Maru:- Mirá si me voy a enojar. Nos vemos en un rato… Sonia:- Nos vemos en un rato… (Sale.) Maru se sirve un vaso de agua y se lo bebe de pie. Se escuchan voces masculinas provenientes del interior de la casa. Mario (Desde off.):- Yo necesito hablar con Sonia. Tengo algo muy importante… Ariel (Desde off.):- Hoy no hay nada más importante que ensayar esa maldita escena. Aldo (Desde off.):- Mejor no puedo imitar el italiano. Aparece Mario, con su celular en mano, se lo ve algo angustiado y nervioso. Detrás de él aparecen Ariel y Aldo. Mario:- Ellos pueden ensayar sin mí. Yo no tengo ningún texto. Ariel:- Te necesito para que ellos tengan una referencia de dónde están y ante quienes están… Mario:- Para eso podés… (Descubre a Maru.) Maru, ¿podés? Maru (Con aire burlón):- Si al Director le da lo mismo… Mario (A Ariel, casi suplicándole):- Ariel, necesito hablar con mí mujer y tiene que ser ahora. Aldo:- ¿Y Juan? Maru:- Se fue descargar un conteiner. Mario:- Me voy a hablar con Sonia. Necesito hablar urgentemente con Sonia. (A Maru.):- ¿Sabés dónde está? Aldo (A Ariel):- Si Juan no está es inútil…
  • 14. 14 Mario (Creciendo en su estado de angustia y nerviosismo, a Maru):- ¡¿Sabés?! Maru:- Salió a caminar por el bosque y no quiso que la acompañara… Luego de escuchar la palabra bosque y sin terminar de escuchar el resto de la frase, Mario sale casi corriendo en búsqueda de Sonia. Los demás se quedan estupefactos viéndolo salir de ese modo. Maru (Luego de una breve pausa y casi con sorna):- La urgencia ginecológica… Aldo:- Es obvio que no podemos ensayar. Ariel:- ¿Qué está pasando hoy? Maru:- Es la víspera de los ochenta. Aldo: (A Maru):- No me hablés de eso que me recuerda los años que tengo. Maru: (A Aldo, con ternura):- Exactamente dos minutos más que mi mamá. Ariel se sirve un whisky y se lo bebe de pie cerca de la ventana que da al pequeño bosque. Aldo:- Queda claro que soy el menor de los dos. Maru:- Eso dicen. De todas maneras parecés algunos años más joven que ella. Te sentó muy bien el divorcio. Aldo:- Y la soledad. Maru:- La que quería estar a solas era la tía, pero… Ariel:- (Mirando a través de la ventana.) Mario acaba de destruirle el deseo. Maru se acerca a la ventana. Aldo queda sólo y meditabundo sentado en un sillón. Maru:- No me pierdo esta situación por nada del mundo. Ariel y Maru miran la escena a través de la ventana. Ariel:- ¿Qué le está pasando a Mario? Maru:- No puede más sostener la situación. Ariel:- Nada bueno iba a traer su “casa-miento” Maru:- Los trajo a los dos a esta “magnifica” familia. Ariel, sutilmente, logra colocarse por detrás de Maru. Ambos siguen mirando por la ventana. Ariel:- Él podría haber seguido viviendo como lo venía haciendo. Maru:- Tal vez imaginó que no. Ariel ya se le aproximó lo suficiente como para ponerse cuerpo a cuerpo. Ella percibe el calor del cuerpo de él. Ariel (Casi susurrándole):- Las diferencias de edad en una pareja no siempre resultan…
  • 15. 15 Maru:- (Siguiéndole el juego.) ¿Te parece? Aldo se percata que ya es sólo un mueble más y casi sin hacer ruido se va hacia el interior de la casa. Ariel:- Me refiero a cuando la mujer es mayor… Maru:- Y, ¿por qué se te ocurre? Ariel:- El cuerpo de la mujer envejece antes que el del hombre. Maru:- A juzgar por lo que estamos viendo ella se defiende con bastante fuerza. Ariel:- Él tiene culpa y eso lo debilita. Maru:- (Lleva su mano derecha a su mejilla derecha.) ¡Ay! Eso me dolió a mí. Ariel:- (Aprovecha la situación y pasa su brazo izquierdo rodeando la cintura de ella.) Ninguna mujer podrá experimentar el dolor que siente el hombre en esa situación. El machismo herido hace más profunda la herida. Maru:- (Experimenta la sensación de sentirse atrapada y no abandona el juego propuesto por él.) Tú querido hermano olvidó su machismo jugando a las muñecas. Ariel:- Con muñecas inflables… Maru:- En tu fantasía. Ariel:- Tus insinuaciones ocultan algo que no alcanzo a descubrir. Maru:- Que nunca quisiste descubrir. Ariel le da un beso en el cuello y Maru, luego de dejarlo hacer, suavemente se desprende de él. Maru:- (Abandona la ventana.) Dentro de un rato, mi tía va a aparecer por esa puerta. Pasará rauda y violentamente delante nuestro, sin siquiera registrarnos. Ariel:- (Permanece en la ventana mirando la escena.) Y mi pobre hermano se sentará a llorar al pie de un árbol. Maru:- Sigo sin ver que cuerpo envejece antes… Ariel:- Me refiero a la carne. Maru:- Hoy por hoy existen cientos de cirugías que intentan detener el paso del tiempo. Ariel:- (Abandona la ventana y se le acerca insinuante.) Todavía no lograron detenerlo en ciertas zonas del cuerpo, por ejemplo, el cuello… Él le acaricia suavemente el cuello y ella, mirándolo sensualmente, se deja hacer. Ariel se le acerca insinuante le rodea la cintura con sus brazos y se dispone a darle un beso. Ella se le escabulle, casi silenciosamente… Maru:- Tu oferta es muy tentadora pero… inaceptable… Ariel:- (Se le acerca, lentamente.) Si es tentadora no veo ninguna razón para dejarla pasar… Maru:- (Lo deja llegar y luego, lentamente, se le escapa.) Muchas veces estamos tentados por algo, pero, intuimos que el precio que terminaremos pagando será demasiado elevado.
  • 16. 16 Ariel:- (Se le vuelve a acercar, lentamente.) Lo que más me excita de vos es tu madurez dentro de ese envase tan joven… Maru:- (Lo deja llegar y luego, lentamente, se le escapa.) A mí, tú falta de escrúpulos… Ariel:- (Se le vuelve a acercar, lentamente.) No encuentro ninguna razón, habiendo mutua afinidad, en que no se produzca lo que irremediablemente debe ocurrir entre un hombre y una mujer que se desean. Maru:- (Se queda de pie ante él y muy tajante, dándole a entender que esta aquí llegó el juego.) Sin embargo yo encuentro más razones para el no que para el sí. Ariel, dispuesto a dar batalla hasta el final, intenta besar a Maru en el preciso instante que Sonia, sin registrarlos, pasa raudamente casi por delante de ellos yendo hacia el interior de la casa. Maru, aprovechado la situación, toma distancia y va hacia el bar a servirse un poco de agua. Maru:- No me equivoqué, pasó sin registrarnos… Ariel:- Tomás demasiada agua, debe ser para apagar… Maru:- (Cortante.) ¡Tres litros diarios! Ariel, seguro de haber perdido una batalla, va hacia la ventana y observa hacia el bosque. Ariel:- Yo tampoco me equivoqué. Maru:- Deberías ir con él. No debe sentirse para nada bien. Ariel:- Nunca pude hablar con él. Me refiero a hablar profundamente. De las cosas que nos pasan, de las que nos duelen o que nos hacen felices. Generalmente las cuestiones climáticas, o los trabajos, o el dinero, son las cosas que nos hacen escucharnos. Tenemos tan pocas cosas en común. Maru:- Yo no lo creo así. Tenés más cosas en común de lo que creés. Ariel:- ¿Cuáles? Maru.- (Se le ríe casi burlonamente.) Las zonas íntimas de las mujeres. Ariel no sabe si reírse o enojarse. En ese preciso instante se recorta la figura de Juana en el rellano de la puerta que da al comedor. Juana:- La comida ya está lista. Maru:- Gracias Juana, ya tengo hambre. Ariel:- Voy a buscar a Mario. (Sale.) Brevísimo apagón. TERCER CUADRO Mismo espacio escénico horas después.
  • 17. 17 Mario da vueltas por el living intentando comunicarse con alguien por su celular. Ariel entra y se queda mirándolo. Ariel:- ¿Pasa algo hermano? Mario:- (Sorprendido.) ¿Eh?, no, nada. Intento comunicarme con alguien y no puedo… Ariel:- La paciente de la urgencia… Mario:- ¿Qué paciente? Ariel:- Antes dijiste que tenías que atender una urgencia. Mario:- ¿Dije eso? ¡Ah, sí! Ahora recuerdo… Durante los parlamentos que siguen Mario irá de puerta en puerta tratando de vigilar las entradas. Ariel:- Era una mentira. Mario:- ¿Qué cosa? Ariel:- Lo de la paciente y la urgencia ginecológica. Mario:- No, como va a ser una mentira. Ariel:- Una mentira piadosa para ocultar algo que está ocurriendo y que no podés confesar. Mario:- ¿No pudiste dormir? Ariel:- La falta de costumbre. Mario:- ¿Nunca dormís la siesta? Ariel:- Ni cuando mamá nos obligaba. Daba vueltas en la cama hasta cuando tenía la seguridad de que todos se habían dormido. Vos eras mi parámetro. Si vos estabas dormido, mamá también. A papá era fácil descubrirlo, empezaba a roncar como la sierra de un carnicero. Mario:- (Vuelve a fracasar, por enésima vez, con su comunicación telefónica.) Su ronquido me adormecía. Ariel:- ¡A mí, no! Y vos, ¿por qué no dormiste? Mario:- No sé. No tenía sueño. Ariel:- Desde que desayunamos estás inquieto, nervioso, escondiéndote por toda la casa. Discutiste con Sonia. Ariel va hacia el bar y sirve bebidas. Ariel:- No me vas a hacer creer que todo lo que te ocurrió hasta ahora es por “una paciente con la vagina irritada”. ¡Están todos durmiendo la siesta! Vení, tranquilízate, dejá de dar vueltas y sentate. Te sirvo un whisky y forzamos algo que no hacemos desde que teníamos veinte años. Mario:- No puedo quedarme sentado. Ariel:- Quedate parado. Vos cerca de esa puerta, (le da la copa de whisky), con tu whisky en la mano y yo cerca de esta otra. ¡Ahora sí!, con todo el terreno custodiado vayamos a la nuestro. Mario:- No tengo ganas de hablar.
  • 18. 18 Ariel:- Imagino que no. Pero tenés la necesidad de hacerlo. Tengo la sensación de que el único que puede ayudarte en este momento soy yo. Bueno, aquí estoy, usame. Mario:- ¿Cómo sabés que discutí con Sonia? ¿Hablaste con ella? Ariel:- ¡No! Lo ví todo desde esa ventana. El bosque es muy pequeño para poder ocultar a dos adultos gritándose, zamarreándose y dándose golpes. Mario:- Yo no hice eso. Ariel:- ¡No, vos no! ¡Qué, va! No te creo capaz y parece que ella tampoco. Por eso, todo lo hizo ella. Eso me hace presumir que estás en un problema muy serio y que necesitás mi ayuda. Mario:- Tengo que irme a la ciudad. Ariel:- ¿Por qué? ¿Qué tenés que hacer allá? Es sábado, no tenés ninguna urgencia ginecológica, toda tu familia está aquí. Tenemos que celebrarle el octogésimo aniversario a la celebridad; tenemos que ensayar la obra para que no resulte un fiasco como todos los años. No veo nada que tenga que llevarte lejos de aquí. Salvo que sí haya algo “importante” en la ciudad y que no pueda ser compartido en éste lugar y con tan simpáticos acompañantes. Mario:- Anoche mi… alguien muy importante para mí… intentó suicidarse… Ariel:- ¿Está fuera de peligro? Mario:- No. Ariel:- ¿Te sirvo otro? Mario:- No, todavía no tomé éste. Ariel:- Yo sí me voy a servir otro. Por eso discutiste con Sonia. Mario:- Porque le inventé una historia que no me creyó y me confesó que sabía que tenía un amante, entonces tuve que decirle la verdad y me dijo un montón de asquerosidades irreproducibles, me quitó las llaves del auto y fue ahí cuando me pegó una bofetada. Ariel:- Vos querés estar con ella. Mario:- ¿Con Sonia? Ariel:- No, con tu amante… Mario:- Sí, quiero estar con él… Ariel:- ¿Con “él”? Mario:- Sí, con él. Se produce un incómodo silencio. Ariel por un segundo queda absolutamente anonadado. Luego, casi instintivamente, mete la mano en un bolsillo del pantalón y extrae las llaves de su auto. Ariel mira a su hermano a los ojos. Mario, por un segundo baja la mirada, luego se percata de que no tiene de que avergonzarse y le devuelve la mirada. Ariel:- (Le da las llaves de su auto.) ¡Tomá, andá!, yo me encargo de Sonia… Mario:- (Sorprendido por la reacción de su hermano.) No me vas a decir nada. Ariel:- Que manejés con prudencia. Alguien que te necesita te está esperando. Mario extiende su mano temblorosa y toma las llaves del automóvil.
  • 19. 19 Mario:- Gracias… Muchas gracias, de corazón… Mario con pasos inseguros va hacia la puerta. Ariel (Tratando de relajar la situación y con una pequeña sonrisa cómplice):- Por la obra no te preocupés, yo te reemplazo, total, no tenés texto… Mario sale. Ariel lo mira salir y luego se desploma en un sillón con la botella de whisky en la mano. Ariel:- ¡Guau! No será mucho para la víspera de una celebración… La figura de Lara se recorta en el rellano de la puerta. Lara:- ¿Vos tampoco pudiste dormir? Ariel:- ¿Dormir? Tuve una pesadilla descomunal estando despierto, no quiero ni pensar lo que me hubiera ocurrido durmiendo la siesta. Lara:- ¡Qué me perdí! Ariel:- No tengo permitido develar el misterio. Lara:- Lo único que ocurrió es que te quedaste bebiendo para ahogar la pena. Ariel:- ¿Qué pena? Lara:- Las mujeres no caen en tus redes como antaño. Ariel:- Nunca trabajé con red. Me fascina mucho más la pesca deportiva. Yo, la caña, el reel, el nylon, la boya, la línea, el anzuelo, la carnada y la presa. Lara:- ¡Qué conocimiento tan particularizado! Ariel:- La experiencia, que le dicen… Lara:- Generalmente la experiencia necesita de los años y muchas veces con el paso de los años lo que se pierde es la habilidad. Y vos, tal vez, ya no tengas la habilidad de la que tanto alarde hacías. Ariel:- O tal vez no utilicé la carnada correcta. No sé porque pero tengo la sensación de que hay un sabor amargo en tus palabras. ¿Será que me viste intentar pescar en otras aguas? ¿Será que tenés el deseo de que intente pescar en las tuyas? Lara:- Mis aguas son demasiado profundas. Necesitan de un pescador que se atreva a ir mar adentro. Juana irrumpe en escena. Juana (A Lara):- ¿Ya están todos despiertos? Lara:- No lo sé, no llegué a ir a ver, me entretuve viendo pescar… Lara se permite una última mirada a Ariel y le muestra una leve sonrisa socarrona. Luego sale, tranquilamente. Se produce una breve pausa.
  • 20. 20 Juana (A Ariel):- Sería bueno que fuera hasta el pueblo a buscar lo que dejamos reservado en la panadería. Ariel:- ¿Por qué yo? Juana:- Porque los demás debemos mantener una reunión familiar y sería bueno que no hubiera intrusos cerca. Ariel:- No veo “intrusos” por aquí. Juana:- Tal vez debería haber utilizado el sinónimo: “extraños” Ariel:- No sé bien si será o no un sinónimo, pero a qué discutir con un “viejo y empolvado diccionario con polleras”… Ariel emprende su lenta salida ante las chispas de ira que desprenden los ojos profundos de Juana. Antes de atravesar la puerta, Ariel se detiene y vuelve sobre sus pasos. Ariel:- Otro va a tener que ir por los pedidos ya que yo estoy sin auto. Se lo presté a mi hermano que tuvo que irse urgentemente a la ciudad. Juana:- Podría haberse ido con Juan. Aunque, claro, las urgencias se suscitaron en distintos momentos. Ariel:- Sea como sea estoy sin auto. Juana:- Utilice el mío. Tiene las llaves puestas. Ariel:- Ya casi no tengo excusas, imagino… Juana:- Imagino que no. Además, no podrá negarse a hacer algo útil. Ariel:- Cómo podría. Juana:- La panadería la encontrará fácilmente, es la única del pueblo y está frente a la única plaza y al lado del único correo y sólo tiene que decir que viene a buscar lo que dejé encargado y por supuesto pagado… Ariel:- No esperaba otra cosa viniendo de quien viene. Ariel sale por la puerta principal en el preciso instante en que por la puerta que conduce al interior de la casa aparece Lara. Lara:- Todos están informados… (Por Ariel.) ¿A dónde va? Juana:- A la panadería. Lara:- No había que ir mañana por la mañana. Juana:- No se me ocurrió otra idea para sacármelo de encima. Lara:- No veo porqué. Juana:- No me gusta ése hombre. Además no tiene nada que hacer cerca de la casa cuando estemos todos reunidos aquí. Lara:- Hubiera bastado con pedirle que saliera un rato a caminar o… Juana:- Es un oportunista de moral dudosa. No deberías prestarle atención a una persona con tan pocos escrúpulos. Vos merecés otro ejemplar de hombre. No encuentro nada en él que pudiera darte algunos instantes agradables. Salvo que lo que estés buscando tenga que ver únicamente con un placer animal. Y en ese caso te recomiendo algo que no quieras tirar de tus sábanas luego de haber terminado de fornicar. Lara:- ¿Lo decís por propia experiencia? Juana:- ¡Jamás pasé por esa experiencia!
  • 21. 21 Lara:- No fue lo mismo que escuché aquella noche invernal. La lluvia y el viento arreciaban de tal modo que cortaron los cables de la electricidad. Pasamos toda la noche a la luz de una vela. Las dos nos sentamos en este mismo sillón. Tapadas con mantas. Y comenzamos a beber. Y a contarnos historias. Te confesé muchas de mis experiencias en Madrid. Con algunas te reíste. Otras te hicieron sonrojar. Y seguimos bebiendo y bebiendo. Vos, más de lo que habías bebido en toda tu vida. Y bajo la luz de aquella triste y pequeña vela, que tuvimos que volver a encender más de tres veces, porque la corriente helada que se colaba por el ventanal la apagaba; empezaste a confesar tus desventuras… Juana:- Estaba ebria. Lara:- Los únicos que no mienten son los niños y los borrachos. Juana:- Esa es una tontería que se escribió alguna vez en alguna oscura novela. Lara:- Pero en tú caso el alcohol anuló los filtros y permitió que tus pensamientos fueran de tu cabeza a tu boca. Juana:- En mi caso hubo algo que sí le daba valor a la relación. Lara:- ¿Tú subsistencia? Juana:- ¡No! ¡De ninguna manera! (Breve pausa.) ¡Mí admiración!... Siempre lo admiré. Lara:- Mirá vos, la admiración puede justificar la entrega y puede hacer más llevadera la angustia que produce el sentirse usada. Juana:- ¡Jamás me sentí usada y menos por él! Yo nunca podría haber mantenido una relación con alguien que hubiera intentado hacerlo. En todo caso… Lara:- Se utilizaron mutuamente… Mientras Lara va diciendo su última frase, por la puerta que da al interior de la casa, aparece Sonia seguida de María. Sonia:- Aldo está en el baño e Inés terminaba de hablar con Maru y venía… ¿Alguien vio a Mario? Lara:- Yo, no. Juana:- Yo tampoco. Sonia:- ¿Dónde se habrá metido? Juana:- Según me contaron va camino a la ciudad en el auto de su hermano. Sonia:- ¿Cómo? Juana:- Ariel le prestó su auto. Sonia:- ¡Qué hijo de puta! María:- ¡Sonia! Sonia:- Que mentira le habrá contado para convencerlo. María:- tal vez simplemente se lo pidió y después de lo ocurrido… Aparece Aldo. Aldo:- Algo me calló mal. Tengo unos retortijones terribles. María:- Después te preparo un te de manzanilla. Aldo:- Espero que no me vuelvan. María:- (A Aldo.) ¿No la viste a Inés?
  • 22. 22 Aldo:- Ya venía… (Siente un retortijón y se pone de pie como para salir hacia el baño.) ¡Puff, por suerte, ya pasó! Aparece Inés bastante contrariada. Inés:- No la entiendo, verdaderamente, no la entiendo. ¡Me supera! Su manera de pensar me agota. ¡Me enerva! María:- Si querés después hablamos… Inés:- ¿Por qué no están los demás? Juana:- Ya estamos todos. El nos pidió que habláramos sólo con ustedes. Sonia:- ¡A ver querida si ponemos las cosas en su lugar! ¿Quiénes son ustedes para hablar por boca de nuestro padre? Juana:- Soy su secretaria privada. Sonia:- No privada de abrirte de piernas cuando el tenía conque meterse entremedio. Inés:- Por favor Sonia, no es éste el momento. Yo quisiera hablar con mí Papá. María:- Y yo. Sonia:- (Burlonamente.) Lara, querida, haceme el favor, andá hasta su habitación y sugerile que venga. Juana:- ¡Está trabajando con su última novela y pidió no ser molestado! Lara:- Perdoname Sonia pero no pienso ser yo quien lo moleste. Sonia:- ¡Ese viejo de mierda lleva años escribiendo su última novela! Inés:- ¡No te voy a permitir hablar mal de Papá! Sonia:- ¡Vos no hablás mal de él porque tenés miedo que te corte la mensualidad! María:- Yo no recibo ninguna mensualidad y tampoco voy a permitir que hablés mal de él. Aldo:- (Le vuelven los retortijones, se pone de pie y se toma el estómago con ambas manos.) ¡Puff, por suerte, ya pasó! Porque en lugar de pelearnos por el amor o el odio hacia nuestra celebridad, no las escuchamos… María:- Es lo más sensato que oí hasta ahora. Aldo (Algo más aliviado del dolor. A Juana y a Lara):- Las escuchamos. Juana:- Bien, ¿Por dónde empezar?... Aldo:- Por el principio. Juana:- Bien, Bautista tomó una decisión importante... Lara:- Éste será su último cumpleaños en esta casa. Inés:- ¿Se muda a la ciudad? Sonia:- Hace años que se lo venimos pidiendo. Juana:- Además, éste será su último cumpleaños con ustedes. Sonia:- ¡Qué! ¿El señor omnipotente ha decidido dejar de respirar a partir de mañana? Lara:- (Fríamente.) No, no se trata de eso. (Breve pausa. Doblando la frialdad y con un dejo de placer hiriente.) Vendió absolutamente todo. Incluida ésta propiedad… Los derechos de autor los cedió a favor de su nieta. (Observa la gestualidad de los cuatro hermanos.) Él tiene claro que ella nunca le fue obsecuente. Que nunca lo soportó. Que nunca esperó ni le pidió absolutamente nada. También sabe que es la única que lo ama verdaderamente. Y además… él está muy orgulloso ya que ella es la que sigue sus pasos.
  • 23. 23 María:- ¿Dónde piensa vivir? Juana.:- Alquiló una hermosa casa en Quíos. Aldo:- (siente un terrible retortijón y se pone de pie.) ¿Dónde? Lara: En la ciudad de Quíos. La ciudad principal de la isla griega que lleva el mismo nombre. Sonia:- ¡Está totalmente loco! ¡Totalmente loco! Yo voy a averiguar con un abogado y no lo voy a dejar salir del país. Juana:- No lo subestimes, Sonia. El ya hizo legalmente todo lo que debía hacer. Sonia:- ¡Está demente! ¡Lo que él tiene se llama demencia senil! Lara:- Los escribanos, abogados y médicos que lo asesoraron no opinan lo mismo. Inés se desmorona en un sillón. Inés:- No lo puedo creer. Sonia:- ¿Por qué eligió esa isla de mierda en Grecia? Lara:- Como todos ustedes saben él admira profundamente a… Aldo:- A Monicelli. (Con profundo dolor, como imaginando a su padre tratando de emular a Monicelli.) Monicelli murió en el 2010, al lanzarse por una ventana, desde el quinto piso, del Hospital donde había sido admitido para ser tratado de cáncer de próstata… No era griego… era romano… Un fuerte retortijón de estómago lo obliga a Aldo a ponerse nuevamente de pie. Por un segundo casi sale corriendo hacia el baño. Aldo:- Puff, qué susto… María: ¡No!, a quien el admira profundamente es a Homero. Lara:- Exacto. María:- Por eso Grecia… Lara:- Las más antiguas noticias sobre Homero sitúan su nacimiento en esa ciudad. Aunque desde la Antigüedad fueron siete las ciudades que se disputaron ser su patria, para Bautista, según todos los estudios que realizáramos, no caben dudas de que Homero nació en esa isla. María se desmorona y se sienta al lado de Inés. Juana:- Hay otra cosa que deberían saber. Sonia:- ¡Qué la amante y su hermanita se van con él! Aldo (Se toma sutilmente el estómago. Amorosamente):- Basta Sonia, por favor, dejá que termine… Juana:- Sin que nosotras lo supiéramos dejó su tratamiento para el glaucoma… Lara:- Y al igual que Homero ya está prácticamente ciego. De modo que cuando presentemos la obra lo único que importa es decir muy bien los textos ya que él no podrá ver la escena. Sonia:- ¡Y con lo mal que dicen los textos Juan y éste, por ahí tenemos suerte y logramos que también se quede sordo!
  • 24. 24 Breve pausa. Inés se pone de pie. Casi no puede contener su ira. Inés:- Yo no pienso permanecer ni diez minutos más en esta casa. Sonia:- ¿Qué pasa? ¿Ya perdiste el amor incondicional por tú celebridad? De todas maneras al igual que yo no vas a poder escapar de este maldito campo. Inés:- ¿Quién te dijo que no me puedo ir? Sonia:- Al igual que yo te quedaste sin auto. Inés:- ¡Juan y la puta que lo parió! ¡Juguetería de mierda! Sonia:- Salvo que Aldo se apiade de sus hermanas y nos lleve en su enorme 4x4. Aldo:- Chicas, aunque quisiera no podría irme de aquí. María:- Yo creo que tenemos que esperar a que se levante y hablar con él. Durante el párrafo que sigue. Aldo varias veces estará a punto de abandonar la sala debido a los fuertes retortijones que padece. Sonia:- ¿De qué sirve hablar con un semi-dios? No se dan cuenta que estas dos tramposas en cinco años hicieron de nuestro padre un ser imaginario. Él dejo de ser el escritor terrenal para transformarse, bajo las influencias de estas dos, en un personaje más de su última novela. Tal vez el personaje central. Pero, de todas maneras, un personaje al fin. ¡No, escucharon! Está escribiendo su última novela. (A Juana.) ¿Y cómo se titula su última novela? (Ante la falta de respuesta de Juana y de Lara.), tal vez: “Apoteosis”; ¿por qué no? Un exuberante título: “Apoteosis”… La sublime ceremonia que concedía a los héroes mortales la dignidad de los dioses. (Llenándose la boca con las palabras.) “Apoteosis. De Bautista” Además, viene del griego. Casi cómo todo, casi como el principio y el final de su última novela. Un viaje homérico a su isla olímpica. Pero, aunque suba a un avión y viaje veinte horas, él no necesita aterrizar. No. Él, ya llegó. Él, ya está viviendo allá. ¡Ya está en el olimpo! Es vecino de Homero y filosofa con Platón. Bebe vino de la misma copa que Baco. Se sienta a pensar junto a Sócrates a la sombra de la misma columna. ¡Está loco! ¡Loco! ¡Totalmente, loco! Ya cruzó el umbral y entro en su propia novela. Y estas dos “pitonisas” lo conducen de la mano hacia los acantilados griegos… Juana:- Nada de lo digas me asombra. Nada que venga de vos me asombra. Nunca deberías haber dejado de escribir. Sonia:- Que no me hayas leído no significa que no escriba. Todo lo que acabo de decir es absolutamente cierto y aunque no lo pueda demostrar fehacientemente, es la pura verdad. Juana:- Estás menospreciando a tú papá. Sonia:- No, para nada. Simplemente te estoy poniendo en el rol que vilmente desempeñaste ante nuestras propias narices. Siempre te creíste Helena de Troya. Pero nunca tuviste ni su belleza ni su talento. Tú edad de merecer pasó hace siglos y jamás tuviste ninguna fila de pretendientes ni ninguna Esparta para ofrecer. ¿Entonces que sos mi querida Juana? ¡Una puta! Simplemente eso, una puta, ese fue tu rol. Y las putas no largan a su presa hasta no desangrarlos. Juana:- Vomitás veneno porque tu estéril cuerpo rebalsa de amargura.
  • 25. 25 Sonia:- ¡¿Vos hablás de infertilidad?! ¡¿Vos?! ¡Justamente vos! ¡Justamente vos, sucia prostituta! ¡Retirá lo que acabás de decir! ¡Retractate o no respondo de mis manos! Juana:- ¿Qué podrías hacerme? ¿Darme una cachetada? ¡¿Cómo le diste a tu triste “dama de compañía”?! Sonia se abalanza contra Juana y María se interpone para que no pasen a mayores. María:- ¡Basta! ¡Están locas! ¡Basta! Inés:- No puedo creer lo que está pasando. Y yo preocupada por el inútil de Juan o las altanerías de mi hija. Mirá que linda víspera de cumpleaños. ¡No puedo creerlo! (Aldo se retuerce de dolor.) ¡Andá al baño Aldo! ¡Ya me está doliendo a mí también! Aldo sale corriendo. María:- Pobre Aldo. Siempre fue el más intuitivo. Inés:- El estómago le estaba diciendo que el día de hoy era intragable. Sonia:- (Tal vez tomando distancia de la situación.) Voy a prepararle una manzanilla. (Sale.) Breve pausa. Las hermanas se miran sin saber que decir ni que hacer. Juana se siente incómoda en el lugar y con las compañías. Juana:- Si me necesitan para algo voy a estar ordenando papeles en el escritorio. María:- Juana, tengo algo que pedirte. Ni bien se levante mi papá, ¿me avisas? Juana:- Así lo haré. (Sale.) El sonido del motor de un automóvil viene acercándose. Inés:- ¡Está llegando un auto! (Va hacia el ventanal.) Lara (Deseando que no lo sea):- Seguramente es Ariel. Inés:- ¡No!, es Juan. ¡Es Juan! Era cierto, descargó el conteiner y volvió… Inés sale presurosa al encuentro de su marido. Brevísimo apagón. CUARTO CUADRO. Aparece Inés y trae consigo un bolso de viaje. Tiene la evidente partida dibujada en todo su cuerpo. Da la sensación de que toda su edad se le vino encima justo en éste momento de su vida. Deja el bolso cerca de la puerta de salida y se da cuenta que le falta algo, y que ese algo lo dejó olvidado en
  • 26. 26 la habitación. Se dispone a ir a buscarlo y se tropieza con la figura de su hermana María. María:- ¿Te vas? Inés:- Preferiría no hablar. María:- Yo necesito hablarte. Inés:- No tengo mucho tiempo. María:- No voy a robarte más de dos minutos… Inés:- ¿Qué querés? María:- Necesito que sepas lo que me está pasando. Necesito contarte en que problemas estoy metida. Inés:- ¡Perdoname! Estoy tan metida en los míos que no puedo ver a nadie más. ¡Perdoname! Tengo mucho más de dos minutos. Juan está tratando de convencer a Maru para que se venga con nosotros. Y las dos sabemos lo que cuesta convencer a Maru de algo. ¡Dale, contame! María:- Lo de papá me cortó por el eje. Nunca hubiera esperado algo así de él. Y mucho menos en este momento. ¡Justo ahora! En el momento exacto en que lo necesito. Nunca hubiera esperado que él tomara una decisión semejante. Y no es por la herencia que acabo de perder. No. No es por eso. Aunque en parte podría haber solucionado mi problema a futuro. Yo solamente quería venirme a vivir con él. ¡Aquí! Aunque tuviera que compartir la casa con ellas. ¡Aquí entre estas gruesas paredes! Mirándolo envejecer cada día un poquito más. Perdí mi departamento. No pude seguir pagando las cuotas. Primero me fui atrasando unos días, después se me juntaron dos cuotas, después no lograba juntar para los intereses y las cuotas se iban haciendo más pesadas y la deuda cada día más grande y… ¡Lo perdí!… Estoy parando en una pensión a la vuelta de mi departamento. Inés:- Todavía tenés una copia de la llave del hall de entrada. María:- ¿Cómo lo sabés? Inés:- Caminaste una cuadra, entraste al edificio, esperaste y cuando te pasamos a buscar abriste la puerta. Tratando de que no sospecháramos nada. María:- Para que te iba a molestar. Vos tenés tus propios problemas. Inés:- ¡Y si los tendré! Tal vez, podríamos haberte ayudado. María:- Nunca permití que ninguno de mis hermanos o de mis amigos interfirieran en mis decisiones. Yo me tenía que hacer cargo de mí decisión. Ahora eso ya no importa. Lo que sí importa es que no tengo dónde vivir. Mis traducciones no me alcanzan para pagar un alquiler. Me bajó mucho el trabajo. Cada día tengo más competencia. Todos fuimos bajando las pretensiones económicas. ¡Puff! En lindo lío estoy metida. Inés:- Yo te puedo ofrecer donde quedarte, por un tiempo, hasta que veamos como podemos acomodar las cosas. María:- Gracias, Inés. Las dos sabemos que no tenés lugar. Inés:- Maru no va a tener ningún problema en compartir su pieza con vos. Inés:- Tus cosas no andan muy bien que digamos, no me gustaría estar entorpeciendo, sabiendo que ustedes necesitan tiempo para reencontrarse. Voy a hablar con Aldo. Vive solo. Por ahí le viene bien un poco de compañía.
  • 27. 27 Se produce una brevísima pausa. Las dos hermanas se miran. Tal vez como hacia mucho tiempo no la hacían. Sus miradas las acercan, comprensiva y amorosamente. Inés:- A mí también me cortó por el eje lo de Bautista. ¡Y cómo! Tenía pensado independizarme. Me quería separar, por un tiempo, para reencontrarme conmigo misma. Y ya me ves. Esperando que Juan me lleve a casa. María:- ¡Es un muy buen tipo! En un momento se metió en una camisa que no era la suya y no supo, no encontró otra manera de sacársela que no sea rompiéndola. ¡Y la rompió! Inés:- ¡Y cómo! María:- Él no es para andar de camisa. Es de remerita. Y vos quisiste que usara camisa. Querelo la mitad de lo que él te quiere, pero, ¡querelo! Los dos se lo merecen. Primero aparece Maru por la puerta que da al interior de la casa y detrás de ella aparece Juan. Maru mira a las dos mujeres presentes y se para solemnemente delante de ellas. Mira a Juan, que está parado cerca de la puerta, va hacia él y lo tomo de una mano conduciéndolo al centro de la escena y a su lado. Y cual si fueran dos juglares portadores de nuevas, despliegan una hoja de papel cada uno, y comienzan a leer casi al unísono... Maru/Juan:- Estimada señora Inés; venimos a comunicarle que las dos terceras partes de nuestra familia ha decidido: quedarse. Le sugerimos que recapacite, revea su situación y se una a las mayorías en pos del éxito de “Apoteosis. De Bautista”; evento que se realizará en esta preciosa casa de campo y en horario a confirmar luego del desayuno. Atentamente. Maru deja a Juan para que siga solo con el resto de la farsa. Juan:- Firmado: el sesenta y seis coma sesenta y siete por ciento de la familia Merelles. La farsa dibujó, durante su transcurso, una sonrisa en ambas hermanas. María la dejó expresar e Inés hizo todo lo posible para ocultarla. María:- (Después de una brevísima pausa.) Me quiero quedar. Inés:- No es sencillo. Maru (Se acerca a su madre.):- Nadie dijo que iba a ser sencillo. Aunque tengo y tendré grandes diferencias con él, ya sea por su manera de pensar, que se ve reflejada todo el tiempo en su manera de ser, o por su ira, o por su despotismo o por todos los ismos que puedan contemplar o contener en parte a la palabra egoísmo. ¡Tengo que reconocer que “es”! Que es un ser único. Como cualquiera de todos nosotros, pero él además de único, es especial. ¡Sí!, él es especial. Especialmente único. Y la verdad mamá, tía, papá, la verdad es que me sorprendió, por primera vez, me sorprendió. Lo que escribió sin escribir es
  • 28. 28 fantástico. Es lo más maravillo que jamás haya escrito. Superior a todos sus cuentos y a todas sus novelas. ¡Es un final poético! ¡Dramático, pero bello! ¡Un bello drama poético…! Aparece Sonia y trae consigo un bolso de viaje. Tiene la evidente partida dibujada en todo su cuerpo. Da la sensación de que toda su edad se le vino encima justo en éste momento de su vida. Deja el bolso cerca de la puerta de salida y se da cuenta que le falta algo, y que ese algo lo dejó olvidado en la habitación. Se dispone a ir a buscarlo y se percata que todos sus movimientos tuvieron público. Se produce una breve pausa incómoda. Sonia:- Aldo no me quiere llevar. Dice que no está en condiciones físicas. Sin darse cuenta que lo que le produce esos fuertes retortijones es el seguir estando aquí adentro. (A Inés) Ya conocés a tu “melli”, cuando se le mete algo en la cabeza no hay cirujano que rebane su corteza. Ariel está sin auto. ¡Él muy cretino le dió las llaves! ¡Ni bien llegue le tiro el placard al medio de la calle! ¡Llamo al cerrajero y cambio la cerradura! Sonia intenta relajarse, toma aire profundamente. Es ése preciso instante y sin ser visto por Sonia, aparece Aldo y se queda de pie junto a la puerta. Aldo:- (Le habla a Sonia con mucho amor, con mucho respeto y consideración.) De mis problemas físicos ya me siento mucho mejor… ¡Me hizo muy bien “tu manzanilla”!... No te puedo llevar porque no tengo ganas de irme. Sonia:- ¡Puff, que víspera! (Respira hondo, tal vez, intentado cambiar totalmente de aire.) Bueno, así que no sé, me tendré que colar con ustedes. Inés:- Nosotros nos quedamos. Sonia mira a todo el grupo. En especial a su hermana Inés. Casi no puede controlar su ira. Sonia:- (Tratando de controlarse.) Me lo imaginé desde un principio. Intenté engañarme. Por un momento creí que seríamos capaces. Que todos juntos seríamos capaces, pero no, nos volvió a doblegar. (Le cuesta un poco más controlar su ira.) ¡Nos volvió a vencer! ¡Nos volvió a vencer! ¡Así hizo con mamá! (Se toma una breve pausa e intenta calmarse.) Como hizo con mamá: minuto a minuto, hora a hora, día a día, años tras años. Así lo hizo. Así lo hizo conmigo cuando mamá murió tan joven. Vos María ni recordás su voz. Ustedes dos eran como perro y gato. Dormían la siesta, juntos, apretados el uno contra el otro, pero se levantaban a los gritos y a las corridas. Y yo casi que empecé a jugar a ser mamá. Iba y venía de la cocina al bosque y del bosque a la cocina. Me debatía entre mis lágrimas y las sonrisas de ustedes. Tratando de que vos María no te olvidaras de mamá y tratando de que ustedes dos sobrevivieran el uno del otro. Jugando a ser mamá sin haber tenido nunca un parto. Sin haber estado nunca con un hombre. (No logra contenerse.) ¡Salvo, él! ¡Él! ¡Él! ¡Siempre, él!
  • 29. 29 Mientras Sonia hace grandes esfuerzos para controlarse, Aldo se acerca a ella y la toma por los hombros, en un gesto claro de contención. En ese preciso instante aparece Ariel y se queda junto a la puerta que conduce al interior de la casa. Se lo ve cansado, aburrido; los años se le vinieron encima e hicieron de él un hombre absolutamente vulgar, cansado y sin brillo. Sonia:- Él, el sabio, el hombre de letras, el intelectual. Pero nunca: “el padre”. (Marcando irónicamente cada palabra.) ¡Jamás: “el padre”! Él, el que nunca le dio una caricia a ninguno de sus hijos. Él, el que nunca nos dio un beso. Él, el que nos demostraba día a día lo tontos e ignorantes que éramos. Sonia realiza una breve pausa. Ya está calmada, casi anestesiada, tal vez, resignada. Aldo, que la sostuvo, la contuvo, no sólo en lo anímico sino también en lo físico, la abraza tiernamente. Sonia:- (Luego de aceptar y recibir el abrazo, se desprende de Aldo y enfrenta a toda la familia.) ¡Él, mañana, tendrá su fiesta! Todos quedan quietos en sus lugares. Sonia, ante la atenta mirada de ellos, toma aire y lo exhala largamente, como si cambiando de aire pudiera mutar su energía. Va hacia su bolso, lo toma y vuelve a enfrentar a todos. Sonia (Muy segura):- ¡Tendrá su fiesta! ¡Mañana nosotros tendremos nuestro último ensayo y el nos escuchará por última vez! (Va con pasos seguros hacia la puerta y se enfrenta a Ariel.) ¡Mañana reemplazás a Mario! Sonia sale hacia su habitación… Apagón final.