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1. Socorrismo Acuático - 1
SOCORRISMO ACUÁTICO
DEPARTAMENTO DE FAMILIA PROFESIONAL DE ACTIVIDADES FÍSICAS Y DEPORTIVAS
I.E.S. FERNANDO DE LOS RÍOS - MÁLAGA
2. Socorrismo Acuático - 2
El contenido del texto que se presenta a continuación se mueve en la
línea de contribuir en el desarrollo del salvamento acuático. Intentaremos
dar a conocer en las siguientes páginas una serie de conocimientos y
técnicas que son precisos para la realización correcta de salvamentos en un
medio diferente al habitual: el acuático.
Sería poco honrado por nuestra parte si no advirtiéramos que en estas
páginas no se encontrará la solución a todos y cada uno de los problemas
con los que nos podemos enfrentar en nuestra relación con este medio,
pueden ser tantos y tan variados que incluirlos en un texto sería
materialmente imposible. Tampoco pretendemos plantear recetas que se puedan
aplicar siempre y de igual forma, ya que la diversidad de circunstancias
hace imposible que existan accidentes totalmente idénticos a los que se
puedan aplicar en todos los casos las mismas soluciones. Y, por supuesto,
no lograremos relatar todos los métodos posibles, todas las técnicas y
materiales que existen y se emplean en el salvamento acuático, seria
demasiado extenso para la intención de este texto. Por lo tanto, únicamente
procuraremos dar a conocer una parcela de gran importancia en la vida de
cualquier comunidad, transmitiendo algunos métodos, técnicas, materiales y
también conocimientos y experiencias, para que sean conocidos, y utilizados
si fuera preciso.
El medio acuático ha proporcionado al ser humano, durante toda su
historia, alimento, riqueza, belleza y como consecuencia placer, alegría y
felicidad. Pero también, en muchos casos le ha llevado a los accidentes y a
la muerte.
Según estadísticas de la O.N.U. (Curso Internacional para
Instructores de Salvamento Acuático, 1987), cada año mueren en el mundo
600.000 personas a causa de accidentes de transportes, 200.000 personas
ahogadas (la mayor parte jóvenes) y 100.000 personas a causa de accidentes
laborales.
Estas cifras estremecedoras, si las analizamos desde el punto de
vista del salvamento y socorrismo, nos llevan a pensar en tres aspectos:
- 1º) 200.000 vidas humanas, entre las que el mayor porcentaje
corresponde a los jóvenes (a los que todavía les quedaba vivir
gran parte de su vida), se pierden al año por motivos que
seguramente son evitables en su mayor parte.
- 2º) Mueren más personas ahogadas que por accidentes laborales,
cuando no es necesario comprobar que se dedica un tiempo
enormemente mayor al trabajo que al disfrute del medio acuático.
- 3º) La diferencia entre las muertes causadas por accidentes de
transporte (tan numerosos y difíciles de evitar) y las que se
producen por ahogamientos, no es tan significativa como puede
parecer en principio si pensamos en la elevadísima cifra de
personas que utilizan los muy variados medios de transporte y la
comparamos con el número de personas que se relacionan con el
medio acuático.
Estos datos e ideas confirman, en general, la importancia capital de
la misión, labor y preparación del salvamento y socorrismo acuático y, como
no, en particular, de los que directamente lo realizan: los socorristas
acuáticos. Una adecuada y completa formación de los técnicos en salvamento
acuático se hace imprescindible si se desea reducir las cifras tan
TEMA I.- INTRODUCCIÓN AL SALVAMENTO ACUÁTICO
3. Socorrismo Acuático - 3
alarmantes antes mencionadas. En la actualidad, y de forma especial en
España con su gran número de playas, pantanos y piscinas y con sus largos
meses de verano, cuando el agua se ha convertido en uno de los principales
atractivos del recreo y el ocio, cuando es utilizada por la mayor parte de
las personas como medio de relajación en el tiempo libre y vacacional, es
vital que existan personas preparadas y al día en las técnicas básicas de
salvamento y socorrismo acuático para evitar o solucionar
satisfactoriamente los accidentes que puedan ocurrir.
1. EL SOCORRISTA ACUÁTICO
1.1. DEFINICIÓN.
Definir con exactitud lo que es y representa un socorrista acuático
es una tarea difícil. Debido a los muy frecuentes tópicos que siempre le
han rodeado, es más fácil, con toda seguridad, decir lo que NO es un
socorrista acuático. Así por ejemplo:
- NO es el deportista “cuadrado y musculoso” que se pasea a la
orilla del mar o por el borde de la piscina.
- NO es el chico guapo y moreno, que se tumba a tomar el sol a
esperar la llegada de su amigos/as.
- NO es le “listillo” de turno, que todo lo sabe y que siempre esta
dispuesto a “meter la pata”.
- NO es la persona que desea únicamente ganar dinero por echar un
“vistazo” al agua de vez en cuando.
- NO es el “muchacho para todo”, que por la mañana hace de
socorrista, por la tarde de maquinista y por la noche de
vigilante.
- NO es, en fin, “el que mucho nada y poco sabe” o “el que mucho
sabe y poco nada”.
Desgraciadamente los casos anteriores son, a veces, reales, y mucho
mas frecuentes de lo que nos gustaría, siendo la base de las opiniones que
gran parte de la gente posee sobre el socorrista acuático. En la mayoría de
las ocasiones estas opiniones son infundadas; sin embargo en algunas, las
menos, pero demenciales, son totalmente justificadas. Esta imagen negativa
y falsa conviene hacerla desaparecer y esto solo es posible con el
esfuerzo, dedicación y trabajo de todos los socorristas acuáticos, sin
excepción. Todos sabemos que cuando un socorrista tiene una buena actuación
y logra realizar un salvamento, se dice: “fulanito de tal es un buen
socorrista, el otro día salvo a no sé quien”; sin embargo, si un socorrista
falla o si las condiciones en las que ha intentado realizar el salvamento
le han impedido alcanzar el éxito en el mismo, se oirá: “es que los
socorristas no tienen ni idea”, “no están preparados”.
Todo esto lleva a la necesidad de aclarar lo que SI es un socorrista
acuático, cuya definición seria la siguiente:
“Persona que es capaz de realizar salvamentos o rescates en el medio
acuático y practicar los primeros auxilios a cualquier tipo de accidentado
o enfermo en el medio acuático o terrestre, basándose en sus conocimientos,
experiencias y cualidades físicas e intelectuales”.
Normalmente, esta situación va acompañada de una titulación, es
decir, el socorrista acuático que demuestra estar preparado en un curso
realizado al efecto consigue un titulo que le acredita como tal; sin
embargo, bajo nuestro punto de vista, y aunque parezca sin sentido en una
sociedad como la nuestra donde todo se demuestra en base a titulaciones,
puede ser un gran socorrista acuático aquel que no ha realizado ningún
curso, ni ha obtenido titulo, pero que se ha preocupado por auto-formarse
para conseguir serlo. Por supuesto, este caso es muy raro y lo lógico es
4. Socorrismo Acuático - 4
que el socorrista acuático se forme en un curso dedicado específicamente al
tema y que le permite, al aprobar, obtener una titulación que le respalda
legalmente.
1.2. LA PREPARACIÓN BASICA DEL SOCORRISTA ACUÁTICO.
La misión de un socorrista acuático es de una importancia vital y
como es lógico, en algunos casos, de su actuación dependen vidas humanas,
circunstancia que le obliga éticamente a mantener su nivel de preparación,
tanto física como intelectual. El socorrista no es socorrista solo en el
momento de realizar los exámenes para la obtención del titulo, se es
socorrista siempre y como consecuencia se debe asumir la responsabilidad de
estar preparado.
Esta preparación se basa en los siguientes apartados:
A) Habilidad fundamental que debe controlar:
DOMINIO DEL MEDIO ACUÁTICO
B) Cualidades físicas que precisa:
RESISTENCIA
VELOCIDAD
FUERZA
COORDINACIÓN
C) Cualidades humanas que debe poseer:
VOLUNTAD Y SERVICIO DE ENTREGA A LOS DEMÁS
SEGURIDAD EN SI MISMO
CONOCIMIENTO Y ACEPTACION DE LAS PROPIAS CAPACIDADES
RESPONSABILIDAD
A) Habilidad fundamental que debe controlar:
Dominio del medio acuático
Está claro, y no necesita respaldos explicativos, que controlar
perfectamente las técnicas de natación es para el socorrista la base
primera de todos sus conocimientos y cualidades, puesto que sin ella
difícilmente podrá cumplir con su misión. El socorrista no solo debe saber
nadar, sino que debe dominar la natación, ya que en la mayor parte de las
ocasiones sus intervenciones sucederán en situaciones anormales (sobrecarga
ante un remolque, mareas, corrientes, inmersiones mas o menos prolongadas,
etc.).
B) Cualidades físicas que precisa:
Resistencia
Para el socorrista acuático se hacen precisos dos tipos de
resistencia:
1. La resistencia prolongada.
2. La resistencia media.
1. La resistencia prolongada, (resistencia aeróbica) es una capacidad
importantísima, ya que en muchos salvamentos se necesita cubrir distancias
largas. Además, en ocasiones, se debe llevar a cabo la reanimación de la
persona accidentada inmediatamente después de su rescate, lo que obliga a
poseer una resistencia adecuada.
Entrenamiento para adquirirla:
Entrenamiento continuo: alto volumen de trabajo, sin interrupción
y a baja intensidad. Por ejemplo: 1 x 2.000 m.
5. Socorrismo Acuático - 5
Entrenamiento alternativo: alto volumen de trabajo, pero variando
la intensidad – velocidad y las distancias o tiempos de trabajo.
Por ejemplo: 1 x (3 x 200 a 3’30’’/10’’)/30’’ + 1 x (5 x 100 a
1’30’’/10’’)/30’’ + 1 x (6 x 50 a 45’’/5’’).
Entrenamiento interválico – alto volumen de trabajo, pero con un
número determinado de series y repeticiones sobre distancias y con
intensidades apropiadas y con descanso corto entre aquellos (10 –
30 segundos). Por ejemplo: 2 x 10 x 100 a 1’40’’/10’’)/1’.
2. La resistencia media (resistencia anaeróbica láctica) es la capacidad
que el socorrista utiliza mas frecuentemente para desempeñar su función,
puesto que su actuación es, normalmente, de gran intensidad en distancias
no muy largas. El buceo se encuentra entre las practicas en las que mayor
incidencia tiene este tipo de resistencia.
Entrenamiento para adquirirla:
Entrenamiento interválico: volumen de trabajo no muy elevado, con
repeticiones que no excedan de los tres minutos a una intensidad
elevada y con descansos mas prolongados (1 – 2 minutos). Por
ejemplo: 3 x (5 x 50 a 38-40’’/30’’)/2’.
Velocidad
Esta capacidad es siempre fundamental, ya que cuanto más rápido es el
rescate menos daños y lesiones sufrirá la persona accidentada.
Formas de entrenamiento natatorio para adquirir velocidad:
Interválico: poco volumen de trabajo, sobre distancias cortas
(máximo 20-25 metros) a la máxima velocidad y con descanso total
entre las repeticiones. Por ejemplo: 2 x (4 x 25 a 15-
18’’/30’’)/2’.
De velocidad asistida: natación con aletas, gomas o ayuda de
cualquier tipo que incremente la velocidad, en periodos de tiempo
no prolongados (10-15 segundos). Por ejemplo: 3 x (5 x 25 a 13-
15’’/20’’ con aletas)/2’.
De potencia contra resistencia: ofrecida por medio de gomas,
compañero u otros métodos, en periodos de tiempo no prolongados
(10-15 segundos). Por ejemplo: 3 x (3 x 20 a 15’’/30’’
vestidos)/2’.
Fuerza
Esta cualidad permitirá al socorrista acuático desarrollar
normalmente muchas de las acciones que se ve obligado a realizar ante un
salvamento, desde lanzamientos diversos (balón, salvavidas), hasta
arrastrar y empujar (embarcaciones, objetos), pasando por cargar pesos
(personas a la que se socorre).
Entrenamiento para adquirirla:
Ejercicios con autocarga.
Ejercicios con carga del compañero.
Ejercicios de pesas.
Ejercicios de lanzamientos diversos con balón medicinal o similar.
Ejercicios contra resistencia (poleas, gomas, oposición del
compañero, etc.).
6. Socorrismo Acuático - 6
Coordinación
En el socorrista es necesario un elevado nivel de coordinación, ya
que constantemente la precisará para el desempeño de todas las técnicas que
utiliza en su actividad. Las técnicas de natación y de salvamento acuático
requieren altos índices de coordinación dinámica general, puesto que las
acciones de brazos y piernas suelen ser de bastante complejidad y deben ser
coordinadas con la respiración. Por otra parte, una de las técnicas que
debe dominar el socorrista en mayor medida, la patada de braza, es la que
implica una mayor y más completa sincronización de los movimientos.
Entrenamiento para adquirirla:
Ejercicios variados en los que intervengan simultáneamente brazos
y piernas.
Todo tipo de deportes, principalmente los de equipo.
Estas cualidades a las que hacemos referencia no se dan por separado,
es inviable la aparición de cada una de forma individual; en realidad, cada
vez que se practica un ejercicio o se ejecuta un movimiento o técnica
deportiva, en función del tiempo de acción y de otros factores como la
resistencia a vencer, lo que sucede es que:
- Se precisa de un determinado grado de fuerza.
- Se ejecuta con una determinada velocidad.
- En la acción se ve implicado un determinado nivel de coordinación.
- Y todo ello precisa de un determinado índice de resistencia
orgánica.
Concluyendo, podríamos decir que es totalmente precisa una adecuada
preparación, obtenida en base a un entrenamiento continuado, variado y
adaptado al socorrista acuático.
C) Cualidades humanas que debe poseer:
Este grupo de cualidades, de tipo mas subjetivo y relacionadas
estrechamente con factores psicológicos, nunca pueden ser demostradas en
circunstancias normales, al menos en lo que se refiere al salvamento
acuático. Salvo en situaciones reales, estas cualidades no se manifiestan
completamente. En principio, todo el mundo puede ser socorrista acuático y
manifestar, incluso, su capacidad para serlo, pero no todo el mundo posee
las cualidades humanas necesarias para llevar adecuadamente el trabajo que
le corresponde.
De poco o nada sirven las cualidades físicas y las habilidades que
posee una persona si sus cualidades humanas o su personalidad le fallan;
está claro que aquellas solo llegaran a aplicarse si estas se tienen y se
manifiestan.
Las cualidades humanas no son fácilmente adquiribles, como puede
suceder con las físicas o las habilidades. Las cualidades humanas se poseen
o no se poseen, pero no es el entrenamiento el que las desarrolla, sino
otra serie de factores mas complicados relacionados con el desarrollo y
aprendizaje de la persona, con su educación y cultura, con su evolución
personal, individual y colectiva.
Estas cualidades a las que nos referimos son las siguientes:
- VOLUNTAD Y SERVICIO DE ENTREGA A LOS DEMAS, que el socorrista deberá
demostrar en cada uno de los salvamentos que realice.
- SEGURIDAD EN SI MISMO, como cualidad psicológica imprescindible para el
socorrista, puesto que siempre serán sus decisiones las que influyan, de
7. Socorrismo Acuático - 7
manera positiva o negativa, en la realización de cualquier salvamento.
El éxito, en muchos casos, de un salvamento depende de la seguridad
manifestada por el socorrista, de la rápida toma de decisión, en la que
las vacilaciones y los temores no deben tener presencia.
- CONOCIMIENTO Y ACEPTACION DE LAS PROPIAS CAPACIDADES Y, POR LO TANTO, DE
SUS LIMITACIONES, ya que serán ellas las que influyan directamente en
sus acciones. Este auto-conocimiento y aceptación de capacidades y
limitaciones es, quizás, uno de los aspectos más importantes para
cualquier persona; en el socorrista con mayor motivo si tenemos en
cuenta que en ocasiones de este factor dependerá el rescate de la vida
de una persona, y en algunos casos, la conservación de su propia vida.
- RESPONSABILIDAD, en lo que se refiere a la seriedad y profesionalidad en
el desempeño del trabajo que debe realizar. Bajo nuestro punto de vista,
la responsabilidad es una cualidad que debería distinguir
permanentemente al socorrista, en todas sus acciones como tal, ya sean
en el entorno laboral o fuera de él a nivel privado.
Si a todas estas cualidades que hemos mencionado, la persona en
cuestión añade a su trabajo algo de IMAGINACION Y CREATIVIDAD tendremos al
socorrista ideal. Aunque puedan parecer algo sin excesiva importancia o sin
una relación directa con el salvamento acuático, tanto imaginación como
creatividad son fundamentales cuando llega la ocasión de intervenir en un
rescate o atender a un accidentado y decidir de forma inmediata que hacer y
como hacerlo.
2. PRINCIPIOS GENERALES DEL SOCORRISMO ACUATICO.
Si se deseara establecer unos principios generales que deberían ser
tenidos en cuenta por todo el mundo en el tema concreto del Salvamento y
Socorrismo Acuático, nos inclinaríamos por plantear los siguientes:
- Prevención.
- Vigilancia.
- Control.
- Presteza.
- Diagnóstico y actuación.
Prevención
Si deseamos “prevenir mejor que curar” deberíamos poner en práctica
los ocho consejos que a continuación se detallan, elaborados teniendo en
cuenta las causas mas frecuentes de ahogamientos. Y si deseamos que estos
consejos sean puestos en práctica debemos lograr que sean conocidos por
todos aquellos que hacen uso del medio acuático. Las formas para lograr
esto pueden ser diversas, pero las mas corriente es la de colocarlos en un
cartel o tablón en el lugar o lugares más visibles de la zona de baño o en
aquellos sitios por donde se deba pasar a la fuerza para acceder a aquella.
Quizás lo más eficaz fuera comunicarlos a la población a través de campañas
publicitarias, pero esto depende de decisiones políticas y de inversiones
económicas que todavía no se prodigan lo suficiente. Estos 8 consejos son:
1º) Asegúrate de que conoces la zona donde te vas a bañar: profundidad de
las aguas, como están los fondos, el oleaje, las corrientes, etc. En
espacios naturales desconocidos infórmate previamente.
2º) En el caso de no saber nadar no te bañes solo, pide al socorrista que
te vigile y no te alejes de la orilla. Muévete siempre paralelo a
ella.
3º) Respeta las normas establecidas y las indicaciones de los socorristas.
Como regla general:
8. Socorrismo Acuático - 8
- En las piscinas no empujes a los demás, no saltes sin asegurarte
antes de que no haya nadie, no corras por el borde, no hundas en
el agua a los demás y cumple las normas de higiene.
- En la playa no te alejes de la orilla, no bucees en fondos
desconocidos, ten cuidado con las cuevas, las redes y las algas,
procura bañarte en zonas vigiladas y controla las mareas.
4º) Procura mojarte antes de entrar en el agua y acostumbra tu cuerpo a la
nueva temperatura de forma progresiva. Si sientes mucho frío sal del
agua inmediatamente.
5º) Respeta las horas de digestión si no estas acostumbrado a bañarte
después de comer. En cualquier caso entra al agua poco a poco. Es peor
el cambio de temperatura brusco que el hecho de haber comido antes. De
todas formas evita las comidas copiosas antes del baño.
6º) Vigila de cerca de los niños pequeños, no hace falta mucho agua para
que se ahoguen y no conocen el peligro.
7º) Si ves a alguien en peligro actúa con inteligencia: pide ayuda al
socorrista y si no hubiera nadie mejor preparado que tu, analiza tus
propias posibilidades y los medios a tu alcance antes de lanzarte al
agua. Siempre es mejor un ahogado que dos.
8º) Si estás en peligro conserva la calma; un cuerpo relajado y con aire
en los pulmones flota lo suficiente como para mantener boca y nariz
fuera del agua, pide ayuda y confía en aquellos que van a ayudarte.
Aunque ya ha sido apuntado en el consejo 3º, conviene profundizar en
un tema de gran importancia en la prevención, como es el de la delimitación
de las zonas de baño. En una piscina este aspecto puede que no sea de gran
interés, aunque en ocasiones si existen zonas en las que se prohibe el
baño, como son las de saltos. Sin embargo en playas, y en algunos casos en
ríos, lagos y pantanos, es imprescindible delimitar zonas de baño,
señalando con claridad aquellas en las que existe un peligro de cualquier
naturaleza, como pueden ser corrientes, rocas, remolinos, etc.
Vigilancia
La vigilancia es, en cierta forma, uno de los aspectos básicos de la
prevención, puesto que si se realiza correctamente conseguirá en mayor
medida evitar accidentes, y, por tanto, no será necesario tener que
intervenir en ellos.
El cómo se realiza esta vigilancia depende del lugar en el que nos
encontremos, pero en general se pueden establecer los siguientes criterios:
- Que abarque la mayor zona posible de baño (silla o plataforma
elevada, sin obstáculos que impidan ver, etc.)
- Que se realice con el mayor numero de medios auxiliares posible
(prismáticos, walki-talki, silbato, campana, etc.)
- Que se realice desde una zona en la que se tenga fácil acceso al
lugar de baño o, en su caso, a los medios que se puedan utilizar
para acercarse hacia el accidentado (embarcación en el mar).
- Que se realice en condiciones óptimas para el socorrista, sin
perjuicio para su salud (sombrillas, sillas estables, etc.) (Fig.
2).
9. Socorrismo Acuático - 9
Control
El control del socorrista acuático sobre el salvamento debe ser
completo. Un buen socorrista no puede permitir que sean las circunstancias
las que le dominen a él, sino que, al contrario, debería controlar, desde
el principio al final de su intervención, todo aquello que puede influir en
el salvamento que esta llevando a cabo. En este sentido, se han de tener en
cuenta, una vez mas, las cualidades personales que se mencionaban en el
apartado del Socorrista Acuático y también los contenidos que se imparten
en la asignatura de Psicología.
Como norma general, este control se hace patente cuando se conserva
la serenidad y la tranquilidad, pero actuando con rapidez y, sobre todo,
con eficacia. Siempre se ha de tener presente que no es mejor socorrista
aquel que arriesga su vida innecesaria e inútilmente; si el socorrista pone
en juego su propia vida por falta de preparación o de reflexión, la esta
arriesgando innecesariamente y también arriesga la vida de la persona que
se está ahogando, ya que si a él le ocurre algo, no logrará salvar a nadie.
El mejor socorrista, por lo tanto, es aquel que tiene éxito en su empresa:
el salvamento o rescate, demostrando sus habilidades, sus conocimientos, su
experiencia y su preparación.
Presteza
La rapidez en las decisiones y en las acciones es siempre una de las
principales características de un buen salvamento o de unos buenos primeros
auxilios. Pero cuando se habla de presteza o de rapidez no nos referimos a
precipitación, nerviosismo y realizar las cosas sin pensar; nos estamos
refiriendo a la prontitud y brevedad en nuestras acciones, ejecutándolas
siempre correcta y eficazmente, con habilidad y sin el menor riesgo para
aquellas personas a las que se socorre.
Si se cumple este principio, lograremos muchas veces adelantarnos a
la muerte, que, en determinadas circunstancias (como pueden ser los
accidentes en el agua), lleva “ritmo de velocidad”.
Diagnóstico y actuación
Este principio está suficientemente claro como para que no sea
necesario profundizar en él. Un correcto diagnóstico de lo que sucede y una
actuación consecuente con éste posibilitará un resultado final
satisfactorio. Hemos de tener en cuenta que no se trata únicamente de
resolver la causa del accidente (por ejemplo sacando del agua a la persona
que se está ahogando), sino que se debe atender a la persona que lo ha
sufrido, diagnosticando su estado y actuando convenientemente en función
del mismo. Pero este tema ya se trata en la asignatura de Primeros
Auxilios.
10. Socorrismo Acuático - 10
1. SECUENCIA DE ACTUACION EN EL SALVAMENTO ACUATICO
En todo tipo de actuación existe una secuencia, mas o menos
prolongada, pero inevitable. Desde la percepción de un problema determinado
hasta su resolución, se dan una serie de pasos que es preciso estudiar con
detalle, puesto que la mayor parte de las veces el resultado final depende
de ellos; de ahí que lograr realizarlos adecuadamente será la condición
indispensable para alcanzar el éxito perseguido.
En el caso del salvamento acuático, las afirmaciones anteriores no
solo son ciertas, sino importantísimas, ya que lo que esta en juego la
mayor parte de las veces son vidas humanas. Las fases que a continuación se
explican no deben suceder en un espacio de tiempo prolongado, pero es
fundamental tenerlas en cuenta si se desea realizar correctamente el
salvamento:
- Percepción del problema
- Análisis de la situación
- Toma de decisión
- Ejecución de las acciones elegidas para la resolución del problema
- Evaluación final del salvamento
Evidentemente estas fases han de llevarse a cabo de una forma
inmediata, exceptuando la evaluación final, sin que entre una y otra exista
excesivo tiempo, pero no por ello olvidando que es preciso conservar la
calma y hacer las cosas lo mejor posible.
Percepción del problema
Esta fase es siempre la primera en darse y, quizás, por eso es la más
importante. Depende de los sentidos, vista y oído principalmente, y permite
al socorrista acuático conocer la situación y sus circunstancias. Por lo
tanto, requiere una atención especial por parte del socorrista, es decir,
este debe estar constantemente pendiente de todo lo que sucede a su
alrededor, principalmente de lo que se refiere al agua.
En la percepción del problema intervienen como elementos esenciales:
- La amplitud visual: capacidad de observar un espacio determinado, bajo
el que debería estar la zona a vigilar. En este sentido conviene que las
condiciones en las que el socorrista trabaje sean lo mejor posible,
teniendo en cuenta alguno de los criterios establecidos para la
vigilancia en el tema anterior, por ejemplo observando lo que sucede en
el agua desde un lugar elevado (silla de vigilancia), prismáticos si
fuera necesario y ausencia de obstáculos que le impidan una correcta
visión de la zona vigilada.
- La valoración óptico-motora: cálculos mentales de espacio, tiempo,
velocidad y trayectorias, que pueden permitir conocer a que distancia se
encuentra la persona con problemas, el tiempo que se tardara en llegar a
ella, la trayectoria que se debe seguir y la velocidad que es precisa
para realizar adecuadamente el salvamento.
- La agudeza visual: capacidad de dirigir la atención al punto exacto que
interesa, que es, lógicamente, en el que se encuentra la persona con
problemas.
TEMA II.- SECUENCIA DE ACTUACION EN EL
SALVAMENTO ACUATICO Y SU ORGANIZACIÓN
11. Socorrismo Acuático - 11
- La percepción del movimiento: el que se esta produciendo por la persona
con problemas y cualquier otro que exista a su alrededor e influya en el
salvamento.
- La calidad perceptiva: que puede lograr que la percepción se convierta
en anticipación, de forma que, ante la interpretación de movimientos,
señales o circunstancias, se conozca de antemano lo que va a suceder y,
como consecuencia, se actúe antes o se evite el problema.
Análisis de la situación
En esta fase se examina y contrasta todo lo que esta sucediendo, por
lo que interviene la memoria, los conocimientos y la experiencia. Analizar
una situación concreta es un proceso mental que no implica excesiva
complicación, normalmente se realiza sin necesidad de implicar una voluntad
determinada en ello, es mas bien algo que surge de forma espontánea tras la
percepción de cualquier problema o situación, y de ahí que sea tan
importante la amplitud de nuestros conocimientos y experiencias, para que
con ayuda de nuestra memoria sean utilizados convenientemente.
El análisis de la situación ayudara a una toma de decisión apropiada
a cada circunstancia y momento y será fundamental para facilitar la
actuación correspondiente.
Toma de decisión
Es un paso que siempre se da en función de las dos fases anteriores y
sin el no existe la posibilidad de efectuar la acción física que se
necesita para resolver el problema. Es decir, para realizar cualquier
acción física o mental, hay que decidir primero hacerla y como hacerla.
Tomar decisiones es una capacidad especial y de una importancia vital en el
salvamento acuático, pero es preciso que se tomen siempre con acierto y
rapidez, factores de los que depende, en todas las ocasiones, el éxito de
nuestra actuación y, muchas veces, la vida de las personas a las que vamos
a socorrer. (Fig. 3).
Ejecución de las acciones elegidas para la resolución del problema
Este es el paso práctico, el que va a permitir físicamente el
salvamento. En esta fase se dan una serie de acciones enlazadas que
conviene conocer en profundidad (por lo que se trataran en otros temas) y
que son las siguientes:
- Entrada al agua. Con la que se inicia, lógicamente, toda acción de
salvamento.
- Aproximación. Esta acción se efectúa siempre de la forma más rápida
posible, utilizando para ello los medios de los que se disponga
(embarcación, tabla de windsurf, arnés, aletas, etc.), siempre que sean
apropiados en función de las circunstancias del caso. Si se realiza a
nado, se pensara en practicar el estilo que mejor domine el socorrista y
que le permita mayor velocidad y economía en su esfuerzo. Conviene que
durante la fase de aproximación el socorrista no pierda de vista al
accidentado al que va a rescatar ni un momento, por si sucede algún tipo
de acontecimiento especial que sea significativo para el futuro del
salvamento, como puede ser una perdida de conocimiento, el hundimiento
en el agua, la aparición de un estado de histerismo o pánico, etc. El no
tener en cuenta este último aspecto puede hacer fracasar el salvamento o
retrasarlo innecesariamente.
- Control. Referido al que se debe efectuar sobre la persona a la que se
va a socorrer.
12. Socorrismo Acuático - 12
- Método de remolque. Una vez que se ha controlado a la persona
accidentada, se aplica uno de los denominados métodos de remolque o
sistemas que se utilizan para transportar al accidentado en el agua,
desde ella a un lugar seguro.
- Extracción del agua. Acción con la que finaliza la parte acuática de
todo salvamento y que, en contra de la opinión de muchos, no debe ser
realizada de cualquier forma y “a lo loco”, sino con seguridad y
sencillez, en función de las circunstancias con las que se encuentre el
socorrista.
- Diagnóstico y aplicación de los primeros auxilios. El ultimo paso, y
antes del traslado del accidentado a un centro hospitalario, si fuera
preciso, es diagnosticar el estado en el que se encuentra y en función
de él aplicarle los primeros auxilios que sean convenientes. Este es un
tema de gran importancia que se tratara específicamente en la asignatura
de Primeros Auxilios. (Fig. 4).
En todos los casos, y siempre que sea posible, se intentará hablar
continuamente con el accidentado, antes, durante y después del rescate, ya
que, en muchos casos, el salvamento se ve facilitado si se logra una
comunicación con él y se le tranquiliza convenientemente.
13. Socorrismo Acuático - 13
Evaluación final del salvamento
Finalizado el salvamento y cuando el socorrista se encuentra ya
tranquilo y descansado, es el momento de evaluar todo el proceso que se ha
llevado a cabo para realizar aquél. Un técnico en salvamento acuático
responsable y con ánimo de mejorar día a día, no debe olvidarse de esta
fase, sino que intentará recapacitar sobre su actuación para corregir en el
futuro las posibles deficiencias que ha observado o reforzar los aciertos
que ha tenido. El aprender de los propios errores es uno de los sistemas
que desde siempre ha utilizado el ser humano y el avanzar teniendo en
cuenta los éxitos obtenidos es la base del progreso.
2. ORGANIZACIÓN DEL SALVAMENTO ACUÁTICO
El primer paso para determinar si existe o no una organización del
salvamento acuático es comprobar si se dan todas las medidas preventivas
necesarias para evitar al máximo cualquier tipo de accidente en el agua.
Por lo tanto, cualquier organización en este sentido debe atender las
medidas ya descritas en el apartado de prevención y vigilancia del tema I.
Ahora bien, un salvamento acuático no termina cuando la persona
accidentada en el agua ha sido remolcada fuera de la misma, finaliza en el
momento en que esta persona esta fuera de peligro. Por este motivo es muy
importante que la actuación del socorrista no se reduzca a sacar gente del
agua, este motivo es muy importante que la actuación del socorrista no se
reduzca a sacar gente del agua, sino que ayude en una organización total
del salvamento. Por supuesto, este aspecto no depende de él directamente,
pero si puede ser parte activa para intentar que se lleve a efecto.
La organización del salvamento corresponde a las personas o
instituciones propietarias del lugar en el que la gente acude a bañarse, y
están obligadas a que dicha organización sea lo mas completa y eficaz
posible. Un modelo que nos parece totalmente valido y que puede ponerse en
práctica con facilidad es el que se aplica en diversos países, entre ellos
Bulgaria (Curso Internacional para Instructores de Salvamento Acuático,
1987), denominado CADENA DE SALVAMENTO.
En este país, en base al análisis sobre los accidentes acuáticos que
se padecían, se decidió crear la “Cadena de Salvamento”, en la que
intervendrían cuatro eslabones, enlazados entre sí y en los que cada uno
debe asegurar el éxito del siguiente. Estos eslabones son:
1º. Puesto de Salvamento. Es el encargado de la evacuación del
accidentado a la estación de reanimación. Su actuación no debe sobrepasar
un minuto. Es responsabilidad directa de los técnicos en salvamento
acuático.
2º. Estación de reanimación. Es la encargada de la realización del
RCP (reanimación cardio-pulmonar). Su actuación no debe sobrepasar cinco
minutos. En ella ya puede intervenir un medico o especialista.
3º. Transporte. Es el encargado del traslado del accidentado al
centro sanitario. Su actuación no debe sobrepasar los 20-30 minutos. Por
supuesto, contando con la debida asistencia y atención de un experto
durante el traslado.
4º. Centro sanitario. Es el encargado de atender al accidentado según
sus necesidades y con equipos humanos y materiales más completos. (Fig. 5).
En la cadena se comprobó que los accidentes graves no llegaban al
tercer eslabón, por lo que se pensó en introducir un anestesista en las
primeras posiciones del salvamento, es decir en los puestos de reanimación,
con equipamiento, radio, etc. Este anestesista llega generalmente antes de
transcurridos cinco minutos al lugar del suceso, recibiendo el accidentado
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ayuda cualificada, y en función de su estado explicando y solicitando lo
que este precisa para su atención.
Con la puesta en acción de esta cadena de salvamento se consiguió la
siguiente evolución en las estadísticas:
- 1963 (sin cadena de salvamento): Una persona salvada por cada 8.8
ahogados.
- 1964 (comienza la cadena de salvamento): Una persona salvada por cada
1.05 ahogados.
- 1975 (11 años después de la puesta en marcha de la cadena de
salvamento): Una persona salvada por cada 0.16 ahogados.
- En la actualidad: Continúan los mismos niveles que en 1975 (se cree que
son casos inevitables).
En veintidós años en Bulgaria han sido salvadas más de 25.000
personas. Hemos de tener en cuenta que este país no posee un gran índice
turístico y, sin embargo, se encuentra preparado para solucionar este tipo
de accidentes. Por el contrario, España, que puede ser uno de los países
con mayor turismo del mundo, precisamente por sus playas, no tiene nada
parecido, encargándose de la vigilancia de playas voluntarios de la Cruz
Roja o socorristas contratados por los Ayuntamientos, pero sin una
legislación que controle el tema. Además, la formación de los socorristas
acuáticos se realiza con cursillos en los que se carece del tiempo y de los
materiales suficientes.
Tipos de ahogamiento:
Activo (el ahogado lucha con el agua). Se produce por:
- No saber nadar
- Cansancio
- Quedar atrapado en una corriente
- Miedo
Pasivo (el ahogado se hunde, lo que aumenta la dificultad). Se produce
por:
- Pérdida de conocimiento
- Fallo cardiaco
- Calambre violento
- Parálisis por miedo
- Hidrocución
- Niño pequeño
Causas que producen ahogamiento:
No sabiendo nadar: caer donde no se hace pie, caer de una embarcación,
caer en un hoyo, imprudencia, fallo cardiaco.
Sabiendo nadar: calambre, cansancio, pérdida de conocimiento, ser
arrastrado por una corriente, fallo cardiaco, miedo, imprudencia.
Tipos de ahogados
Ahogados blancos (no hay agua en los pulmones, no respira al hundirse):
- Suelen ser ahogados pasivos
- Suelen estar inconscientes
- Tiempo de recuperación mayor que el ahogado azul
Ahogados azules (cianóticos):
- Pueden ser activos o pasivos
- Tiempo de recuperación menor que los blancos, de 3-4 minutos.
Los ahogados salen a flote por los gases de putrefacción.
15. Socorrismo Acuático - 15
Formas de realizar un rescate acuático
- Rescate en seco
- Rescate vadeando
- Rescate a nado (como último recurso)
- Rescate con embarcación o equipo
Rescate en seco: evitar el cuerpo a cuerpo con la víctima, es un rescate
fácil que casi todo el mundo lo puede realizar con un poco de sentido
común. Rescate en el que nos colocamos en el borde con nuestro cuerpo
dentro del borde. Podemos utilizar ayudas e imaginación, por ejemplo,
cosas que prolonguen nuestro cuerpo, roscos salvavidas, cuerdas, cosas
que floten
Rescate vadeando: tiene mayor dificultad que en seco (se puede andar a
través del agua). Conviene irnos echando un poco hacia atrás una vez que
hemos cogido a la víctima (la víctima no se coloca entre la orilla y el
socorrista). Conviene no levantar mucho los pies del suelo, es mejor
irlos deslizando (por el tema de las corrientes)
Rescate a nado: (sólo personas que sean socorristas) siempre implica un
peligro para la vida del socorrista. Sólo en casos imprescindibles.
Debemos siempre tener en cuenta: la entrada en el agua, la aproximación,
el control, el transporte, la extracción del agua y la aplicación de los
primeros auxilios.
16. Socorrismo Acuático - 16
Con la entrada al agua es como comienza cualquier actividad que se
vaya a realizar en la misma, decir esto es de “perogrullo”, pero el tema es
de gran interés si lo que se plantea es un salvamento acuático.
Es cierto que para la recreación, la forma de entrar al agua puede
significar una diversión mas, un juego de gran interés y éxito; y no es
menos cierto que para el salvamento acuático la forma de entrar al agua es
vital para lograr el objetivo deseado, que no es otro que el rescatar a una
persona en peligro.
Si con la natación competitiva la forma de entrar al agua es
importante, ya que es la que permite una mayor rapidez en la puesta en
acción del nadador y contribuye directamente a que la distancia en cuestión
se nade en el menor tiempo posible, y por lo tanto se obtenga un mejor
rendimiento en marca o tiempo; en el salvamento acuático la forma de entrar
al agua no busca únicamente la velocidad o el restar tiempo, sino que
pretende un rendimiento concreto y vital: contribuir de la mejor manera
posible a que el salvamento tenga éxito.
Por lo tanto, en el salvamento acuático la entrada en el agua
consiste, básicamente, en una puesta en acción que va a permitir al
socorrista acercarse a la persona con problemas para rescatarle en las
mejores condiciones.
Existen diferentes formas de entrar al agua, y el socorrista debe
conocerlas todas, puesto que aplicara la mas adecuada en cada caso.
1. FACTORES A TENER EN CUENTA PARA ELEGIR LA FORMA DE ENTRAR AL AGUA.
a) Circunstancias del entorno, entre las que se encuentran:
Altura desde el lugar en el que se encuentra el socorrista hasta el
agua.
Condiciones del agua:
- Temperatura (no debería ser la misma forma de lanzarse al agua en
zonas de agua muy fría que en zonas de agua templada).
- Profundidad (puesto que no es lo mismo lanzarse en lugares con
gran profundidad que en zonas poco profundas).
- Claridad (ya que en casos de agua turbia el socorrista no puede
conocer la profundidad).
- Turbulencias (que pueden dificultar algún tipo de entrada).
Como regla general, si no se conoce la profundidad o el estado del
agua no permite comprobarla, el socorrista deberá entrar al agua
deslizándose evitando cualquier peligro.
b) Circunstancias en las que se encuentra el socorrista:
- Si lleva o no material de salvamento.
- Si lleva o no equipo como aletas o material de buceo.
c) El estado del accidentado, que será la referencia principal, puesto que
determinará si se debe o no llevar material de salvamento, si la acción
de entrar al agua debe o no ser inmediata, etc.
TEMA III.- FORMAS DE ENTRADA AL AGUA ANTE EL
SALVAMENTO
17. Socorrismo Acuático - 17
La regla principal para toda entrada al agua por parte de un
socorrista cuando pretende realizar un salvamento es: PRECAUCIÓN, para
evitar al máximo cualquier tipo de accidente que dificulte o impida la
realización del salvamento.
2. OBJETIVOS DE UNA CORRECTA ENTRADA AL AGUA
- Rápida entrada al agua y puesta en acción inmediata para el acercamiento
al accidentado.
- Facilitar la seguridad del socorrista, en función de las circunstancias
que la dificulten, y la del accidentado si este se encuentra próximo.
- Asegurar el control del cuerpo en la fase aérea y en el momento del
contacto con el agua, lo que impide cualquier imprevisto.
Estos objetivos están estrechamente vinculados y no puede plantearse
uno sin otro.
3. FORMAS DE ENTRAR AL AGUA
En general, se pueden establecer tres grupos:
- SIN MATERIAL AUXILIAR
- CON MATERIAL AUXILIAR
- CON MATERIAL DE SALVAMENTO
3.1. ENTRADA AL AGUA SIN MATERIAL AUXILIAR:
Existen diferentes formas, que pueden resumirse en las siguientes:
1. En pie. Puede realizarse de dos formas:
a) Con el cuerpo completamente extendido y los brazos extendidos pegados
al mismo o por encima de la cabeza, o bien con los brazos flexionados
y pegados al cuerpo, con una mano en el hombro y la otra protegiendo
la nariz (para evitar la entrada brusca de agua en las vías
respiratorias) y realizando la entrada lo más vertical posible,
evitando de esta forma un golpe brusco con el agua.
Apropiada para realizar saltos desde alturas elevadas (3 m. o
más), en lugares de gran profundidad (3 m. o más). Permite:
- Protección casi completa
- Control absoluto del cuerpo en el aire
- Adquirir profundidad rápidamente
Si no se deseara adquirir profundidad se deben abrir los
brazos inmediatamente, una vez dentro del agua.
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b) Con brazos y piernas abiertos.
Apropiada para realizar saltos en los que el borde esté
próximo al agua y en lugares de poca profundidad. Permite:
- Evitar un excesivo hundimiento del cuerpo.
- Recoger de forma inmediata al accidentado si éste se
halla próximo.
2. De cabeza (aunque sería más correcto denominarla de manos, puesto que
siempre son estas las que primero toman contacto con el agua). Puede
realizarse de las siguientes formas:
a) En carpa. Es una entrada que se realiza con un salto inicial, tras el
que el cuerpo adopta una postura de “carpa”, para tomar contacto con
el agua simultáneamente con manos y pies y posteriormente con una
entrada progresiva del resto del cuerpo (Fig. 8).
Apropiada para: lugares no muy elevados (1-2 m.) y con una
profundidad suficiente (al menos 1 m.). Permite:
- rápida entrada al agua y puesta en acción
- favorecer una protección adecuada
- evitar un excesivo hundimiento del cuerpo
Es esta una forma que permite realizarse en carrera, siempre
que las circunstancias favorezcan esta y no exista peligro al
practicarla (por ejemplo en suelo resbaladizo). Esta carrera influirá
directamente en un acercamiento más rápido al accidentado. Para su
realización siempre es preciso conocer el fondo del lugar en el que
se salta, puesto que puede ser peligroso llevarla a cabo en lugares
con rocas, piedras u otros obstáculos.
b) En agujero. Es la entrada habitual de las competiciones de natación.
Tras el salto inicial, la entrada al agua se realiza en primer lugar
con las manos y en el lugar en que estas entran lo hace después el
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resto del cuerpo (se dice que en el “agujero” que forman las manos en
su contacto con el agua debe entrar el resto del cuerpo) (Fig. 9).
Apropiada para: lugares no muy elevados (hasta 3 m.
aproximadamente) y con una profundidad suficiente (al menos 2 m.).
Permite:
- Adquirir una profundidad adecuada para aprovechar
convenientemente el impulso de salida.
-
- Contribuir con gran eficacia a la puesta en acción del
estilo de natación elegido para acercarse al
accidentado.
c) Tipo de saltos de plataforma o trampolín. Es la forma habitual
utilizada por los saltadores para entrar al agua limpiamente. En ella
el cuerpo entra completamente extendido, tomando contacto en primer
lugar las palmas de las manos que se encuentran unidas y los brazos
se hallan extendidos totalmente (Fig. 10).
Apropiada para: lugares de gran altura (mas de 3 m.) y de
profundidad suficiente (mas de 4 m.). Permite:
- Protección completa de la cabeza por las manos.
- Control absoluto del cuerpo en el aire.
- Adquirir profundidad inmediatamente.
Si no se deseara adquirir profundidad, una vez dentro del agua
se debe modificar el gesto de manos y brazos, orientándoles en
sentido horizontal o hacia la superficie del agua, cuidando que la
acción no sea brusca para evitar dañar la zona lumbar.
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3.2. ENTRADA AL AGUA CON MATERIAL AUXILIAR:
Es preciso conocer cómo se entra al agua con material auxiliar, ya
que éste puede facilitar enormemente el salvamento que se va a realizar.
Habitualmente en el salvamento acuático el material auxiliar que suele
emplearse se reduce a aletas y equipo de buceo (gafas, tubo, botellas). En
todos los casos de lo que se trata es de realizar la entrada de forma que
no represente peligro para la persona a la que se va a rescatar ni para
aquel que la realiza y sin que signifique un excesivo riesgo de perder el
equipo o de estropearlo. Para esto lo primero a tener en cuenta es que este
equipo se encuentre adecuadamente colocado y posteriormente realizar una
entrada cuidadosa.
Las formas habituales son las siguientes:
1. En pie, con piernas y brazos abiertos y como dando un paso al frente.
Apropiada para lugares no muy elevados (no más de 2 m.) y con
profundidad de al menos 1 m. Permite:
- Control del cuerpo y del equipo.
-
- Escaso hundimiento, por la superficie de contacto que
se ofrece al agua, con las aletas y las piernas y
brazos abiertos.
2. De cabeza: coincide con las formas que han sido descritas en el
apartado de “sin material auxiliar”.
Apropiada para: lugares elevados y con profundidad suficiente
(más de 2 m.), pero recomendada sólo con aletas, ya que con equipo
auxiliar puede significar una forma de entrada excesivamente
peligrosa. Permite:
- Adquirir una profundidad adecuada para aprovechar
convenientemente el impulso de salida.
- Contribuir con gran eficacia a la puesta en acción del
estilo de natación elegido para acercarse al
accidentado.
3. Con volteo hacia delante, realizando el mismo con cuidado,
lentamente, metiendo la cabeza hacia el pecho como si de una
voltereta se tratara.
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Apropiada para lanzarse al agua desde el borde de una
embarcación o desde una plataforma cercana a aquella, pero siempre
que no se lleven botellas. Permite:
- Adquirir una profundidad adecuada para la inmediata
puesta en acción.
- Protección del equipo, evitando su pérdida.
4. Dorsal, dejándose caer hacia el agua y entrando en contacto con ella
con la espalda en primer lugar.
Apropiada para lanzarse al agua desde el borde de una
embarcación o desde una plataforma cercana a aquella, con equipo
completo de buceo. Permite:
- Protección del cuerpo del buceador, puesto que las
botellas entran en contacto con el agua en primer
lugar.
- Asegurar que el equipo no se pierda.
Si se tuviese que entrar al agua desde la playa o en una zona
en la que se debe andar antes de la inmersión en el agua, es preciso
tener en cuenta que si se desea llevar aletas, estas deben colocarse
una vez dentro del agua o bien avanzar de espalda con ellas puestas,
ya que es mucho más rápido y eficaz, puesto que de frente se deberían
levantar mucho las piernas y se corre el riesgo de perder el
equilibrio y las propias aletas.
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3.3. ENTRADA AL AGUA CON MATERIAL DE SALVAMENTO:
Para entrar al agua con material de salvamento se precisa atender de
partida tres premisas importantes:
- Que el material no represente peligro para el accidentado ni para
el socorrista.
- Que el material no sea molesto en la entrada al agua.
- Que el material no se pierda ni se aleje excesivamente.
Teniendo en cuenta estas premisas, podemos encontrarnos con dos
formas diferentes de entrar al agua con material de salvamento:
a) Con material de gran tamaño y flotante: el socorrista lo lanzará
antes de entrar al agua, si es posible, cerca del lugar en el que
se encuentre el accidentado o en su defecto en un lugar por donde
vaya a pasar, recogiéndolo antes de llegar a este, entregándoselo
finalmente para remolcarlo.
b) Con material ligero: el socorrista lo llevará agarrado, ya que no
le impedirá una correcta entrada al agua y evitará que el viento
o el estado del agua (olas en mar) lo arrastren lejos de él y del
accidentado.
23. Socorrismo Acuático - 23
La flotación es un principio de gran importancia para el salvamento
acuático. Básicamente puede definirse como un equilibrio de fuerzas que
permite mantener un cuerpo sobre el agua.
Para la natación, y consecuentemente para el salvamento, la flotación
viene a ser lo que el equilibrio para montar en bicicleta. De la misma
forma que, si no se logra mantener el equilibrio no se puede recorrer una
determinada distancia utilizando una bicicleta, en el medio acuático si no
se flota difícilmente se podrá avanzar nadando.
En el salvamento acuático interesa distinguir tres tipos de
flotación:
- Estática, aquella que se consigue sin realizar ningún tipo de
movimiento y, por lo tanto, sin aplicar ningún tipo de fuerza.
- Dinámica, que se logra mediante la aplicación de fuerzas en
función de los movimientos que se realizan por piernas o brazos y
manos principalmente.
- Indirecta, referida a la que proporciona cualquier objeto por
medio del cual la persona puede mantenerse a flote.
A) FLOTACIÓN ESTÁTICA
Es una de las habilidades fundamentales que debe dominar el
socorrista acuático, ya que le permite principalmente un control sobre su
propio cuerpo y un dominio más efectivo sobre el medio acuático. La
flotación estática, en muchos casos, puede aplicarse como forma de auto-
salvamento y si se llega a su dominio permite que el desgaste de energía
sea mínimo.
En términos físicos la flotabilidad es una propiedad que se consigue
cuando el peso específico es menor a 1, siendo éste igual al peso del
cuerpo partido por el peso del volumen de agua desalojada ante el peso del
cuerpo al sumergirse.
Teniendo en cuenta este principio, pueden suceder tres casos:
a) Que el peso específico sea igual a 1. El cuerpo sumergido
conseguiría un equilibrio.
b) Que el peso específico sea menor a 1. El cuerpo sumergido
conseguiría flotar.
c) Que el peso específico sea mayor a 1. El cuerpo sumergido se
hundiría en el agua.
Para conseguir una idea más clara de este concepto se añaden a
continuación ejemplos de los pesos específicos de algunas partes de nuestro
organismo:
- Aire pulmonar: 0.00012
- Grasa (tejidos adiposos): entre 0.780 y 0.980
- Músculo (tejido magro): 1.085
- Hueso: 1.90
- Dientes: 2
Por lo tanto, si la composición corporal del individuo es muy
musculosa o su peso óseo tiene predominancia sobre el peso graso, tendrá
menos posibilidades de flotación. Es muy fácil comprobar cómo los
deportistas que se encuentran bastante musculados hunden totalmente las
piernas, flotando sólo, si lo consiguen, por su capacidad pulmonar, ya que
TEMA IV.- LA FLOTACION
24. Socorrismo Acuático - 24
la inspiración aumenta el volumen del cuerpo sin alterar notablemente su
peso. El hecho de llenar los pulmones de aire produce una disminución del
peso específico y, por lo tanto, aumenta la flotabilidad.
También existen diferencias entre la flotación del hombre y la de la
mujer, puesto que su composición corporal y su desarrollo físico son
distintos, de forma que:
- La mujer acumula tejido graso (que flota) en las caderas, parte
externa del muslo y glúteos, así como en pechos y brazos. Se
reparte mejor su tejido graso y logra flotar con mayor facilidad,
al tener su centro de flotación más bajo. Es una de las
explicaciones que se barajan en cuanto a los resultados de las
mujeres en las competiciones de natación, que se acercan más a los
de los hombres que en otros deportes.
- El hombre acumula grasa en tórax y vientre, por lo que su reparto
es peor y flota menos, estando su centro de flotación más alto.
Vista la teoría de la flotación conviene determinar las tres formas
posibles que nuestro cuerpo tiene para lograrla sin movimientos y pudiendo
continuar con la respiración (ya que controlándola mediante inspiraciones
rápidas y manteniéndola –apnea– se consigue disminuir el peso específico):
- En vertical, adoptando una posición de pie dentro del agua, con la
cabeza inclinada hacia atrás y la cara saliendo a la superficie,
arqueando ligeramente la espalda y con los brazos a lo largo del
cuerpo o cruzados sobre el pecho.
- En oblicuo, doblando las piernas y estirando los brazos
lateralmente o bien ligeramente hacia atrás.
- En horizontal, con los brazos paralelos totalmente estirados hacia
atrás, detrás de la cabeza, y el cuerpo totalmente extendido,
incluidas las piernas (técnica de más fácil ejecución para las
mujeres al tener su centro de flotación más bajo).
B) FLOTACION DINÁMICA
La flotación dinámica se consigue cuando se aplican fuerzas en el
agua mediante los movimientos que se realizan por brazos – manos y piernas
– pies fundamentalmente. La forma más clara de flotación dinámica se
consigue nadando, pero en el salvamento acuático interesa también conocer
esta flotación sin que exista desplazamiento, puesto que se utiliza muy a
menudo y, entre otros aspectos, si se realiza correctamente, permite:
- Visualizar mejor el entorno.
- Pedir ayuda si fuera preciso.
- Mantenerse a flote sin la ayuda de los brazos o sin ayuda de las
piernas (ante un imprevisto: tirón muscular, agotamiento, etc.).
- Mantenerse cerca de la persona que lucha en el agua y controlarla
hasta que se calme.
Las formas posibles para realizarla se resumen en las siguientes:
- Sólo con la acción de los brazos y manos, realizando movimientos
ondulatorios y laterales, consiguiendo, a través de las fuerzas de
elevación que se aplican, que el cuerpo se mantenga a flote, en
una posición vertical, oblicua u horizontal, sin necesidad de
mover las piernas y pies. El ejemplo más claro de esta forma lo
tenemos en las prácticas de natación sincronizada.
25. Socorrismo Acuático - 25
- Sólo con la acción de las piernas, sin utilizar brazos ni manos,
consiguiendo una posición en el agua normalmente vertical. Se
puede practicar de varias formas, entre las que se encuentran:
Aplicando patada de braza, es decir, empujando
simultáneamente con las dos piernas y describiendo una
trayectoria circular con ambas, pero también recuperando a
la vez las mismas.
Al realizarse de forma simultánea se produce una
acción (al empujar) y una reacción (en el recobro),
consiguiendo un efecto como de pequeños saltos en el agua.
Aplicando una patada alternativa, empujando con una pierna,
mientras la otra recupera, pero también describiendo una
trayectoria circular. Es la más económica y permite que
siempre haya una acción sobre el agua que es la que mantiene
el cuerpo fuera. Esta patada se utiliza principalmente en el
waterpolo.
Aplicando patada de crol, siendo esta, en general, de mayor
dificultad, ya que implicaría tener una gran técnica para
conseguir mantener la posición de flotación sin
desplazamiento.
- Con acción simultánea de brazos y piernas, que se conseguiría al
realizar conjuntamente las técnicas explicadas anteriormente, pero
permitiendo que uno de los brazos estuviera libre.
26. Socorrismo Acuático - 26
C) FLOTACION INDIRECTA
Es la flotación que puede lograrse mediante la utilización de ayuda
externa al propio cuerpo, como puede ser la representada por chalecos
salvavidas, flotadores, balones, maderas, bidones, neumáticos, etc. En este
tipo de flotación se produce el mismo fenómeno que cuando se realiza una
gran inspiración para llenar los pulmones de aire, se aumenta el volumen
sin aumentar notablemente el peso del cuerpo, consiguiendo de esta forma
disminuir el peso específico y llegar a flotar.
Este efecto, que, en ocasiones, puede sernos de gran utilidad, se
puede conseguir también utilizando la propia ropa mojada, como puede ser
una camisa o un pantalón. Estas prendas al mojarse mantienen mejor el aire
y nos pueden ayudar a flotar perfectamente. Para conseguirlo se deben tener
en cuenta tres puntos básicos:
- Tapar las aperturas de las ropas, mediante nudos o cualquier otro
sistema que impida la salida del aire.
- Inflar la ropa de aire adecuadamente.
- Encontrar las posiciones adecuadas para mantenerse a flote con la
ayuda de la ropa (normalmente esta se coloca alrededor del cuello
o, si fuera posible, debajo de los brazos, en las axilas).
El salvamento con ropa
Esta utilidad de la propia ropa para conseguir la flotación es uno de
los motivos que nos aconsejan, en ocasiones, realizar el salvamento
con ella puesta. Además, existen otras razones suficientemente
importantes para que, en determinados casos, el socorrista acuático se
lance al agua con ropa, como son:
27. Socorrismo Acuático - 27
1.- Algunas prendas, como pantalón o camisa, pueden servir de material de
remolque si el accidentado está consciente, sirviendo de objeto
intermediario entre éste y el socorrista, eliminando de esta forma el
riesgo que supone el contacto directo.
2.- Se debe intentar reducir al máximo el tiempo que se tarda en llegar
junto al accidentado. Normalmente se pierde más tiempo en quitarse la
ropa (sobre todo en verano cuando se llevan prendas ligeras) que en
nadar con ella puesta.
3.- La ropa, sobre todo si se trata de prendas de algodón o lana (que
absorben agua y no la renuevan), permite conservar el calor del
cuerpo. Esta circunstancia es muy importante, en mayor medida cuanto
más fría está el agua, ya que evita un mayor gasto de energía para
aumentar la temperatura corporal y también elimina riesgos de tirones
y enfriamientos musculares que impedirían el salvamento.
Por supuesto el socorrista acuático debe pensar que no toda la
ropa es precisa e incluso que algunas prendas suponen un gran estorbo e
28. Socorrismo Acuático - 28
impedimento para nadar, siendo, precisamente, las que tiene que quitarse.
Así, por ejemplo, zapatos, abrigos o ropa muy amplia se dejaran antes de
lanzarse al agua. Además, quitarse estas prendas apenas resta tiempo al
salvamento, ya que son fácilmente extraíbles y puede hacerse mientras se va
hacia el agua.
En caso de ser necesario quitarse la ropa una vez dentro del agua es muy
importante estar relajados, ya que el procedimiento es más sencillo de lo
que puede parecer en principio y el nerviosismo y las prisas complican la
situación. La técnica más eficaz consiste en quitarse una prenda cada vez,
tomando aire suficiente entre cada prenda. Como regla general, se deben
evitar las patadas y movimientos bruscos, adoptando una posición agrupada
para quitarse las prendas más complicadas como pueden ser zapatos o botas y
pantalones.
29. Socorrismo Acuático - 29
La práctica del buceo para el socorrista acuático es totalmente
necesaria. En el salvamento acuático son numerosas las ocasiones en las que
se precisa el dominio de esta técnica subacuática.
El realizar un correcto buceo no es algo intuitivo, que surja de
manera instintiva, se debe conocer perfectamente la técnica y es necesario
entrenarla.
1. FORMAS DE BUCEO
Las formas de realizar un buceo son distintas en función,
principalmente, de los materiales que se emplean para el mismo. Según este
criterio podemos establecer los siguientes grupos:
a) Buceo con ayuda de equipo subacuático completo.
b) Buceo con ayuda de material subacuático sencillo.
c) Buceo sin material.
a) Buceo con ayuda de equipo subacuático completo, como pueden ser: aletas,
gafas, trajes de neopreno o similar y botellas de aire. En el trabajo
normal de un socorrista acuático no se dispone, normalmente, de este equipo
completo y, además, tampoco suele ser preciso. Por este motivo, no se
tratan en este texto los conocimientos y las técnicas que son necesarias
para dominarlo. Por otra parte, existen cursos y titulaciones específicas
que se encargan del mismo.
b) Buceo con ayuda de material subacuático sencillo, como son gafas y
aletas. Este material es de una utilidad práctica fundamental en el
salvamento acuático, ya que facilita enormemente cualquier tipo de rescate,
lo que hace aconsejar al socorrista acuático, no solo que disponga del
mismo, sino también que lo utilice siempre que sea posible.
Las gafas de buceo permiten una visibilidad completa y siempre
superior a las gafas que se utilizan en natación, aspecto que supone un
gran beneficio para cualquier tipo de rescate en el que se deban realizar
recorridos subacuáticos, facilitando la visión del entorno por el que se
bucea y la búsqueda del accidentado que se ha sumergido.
En cuanto a las aletas, sus principales beneficios se resumen en:
- Aumentar la velocidad de desplazamiento en el agua.
- Economizar el gasto energético.
- Permitir una acción libre de brazos y manos, al no necesitarse
para la propulsión.
Por supuesto, estos beneficios sólo se consiguen cuando se domina
perfectamente la técnica de propulsión con las aletas, que es preciso
entrenar con frecuencia por la exigencia muscular que implican.
Técnica de propulsión con aletas
La técnica de propulsión con aletas se basa, principalmente, en la
adopción de una postura lo más hidrodinámica posible, por lo que es
aconsejable que los brazos se extiendan totalmente por delante de la
cabeza, con las manos unidas, disminuyendo al máximo la resistencia frontal
al avance. Con una adecuada patada con aletas, la acción de los brazos y
manos es innecesaria, siendo, incluso, negativa para el avance, ya que
supone más resistencia que ayuda para la propulsión.
TEMA V.- EL BUCEO
30. Socorrismo Acuático - 30
Adoptada la posición hidrodinámica, las patadas más eficaces que se
pueden realizar con ayuda de las aletas son exactamente iguales a las que
se practican en la natación, pero realizadas con movimientos más amplios
que implican un desgaste muscular mayor en cuadriceps y gemelos:
- Batido de crol, alternando la acción de las piernas
- Batido de mariposa, con acción simultánea de las piernas y
movimientos ondulatorios en el cuerpo.
c) Buceo sin material, que es aquel que se practica sin la ayuda de
material auxiliar, con las acciones únicas del propio cuerpo.
Las técnicas para el buceo sin material son diversas, pero las más
eficaces son las siguientes:
- Brazada abierta y recobro de los brazos por debajo del cuerpo con
patada de braza. La brazada se efectúa cuando las piernas se
encuentran extendidas para evitar resistencias. La patada se
produce cuando los brazos se encuentran completamente extendidos
por delante de la cabeza, aprovechando al máximo su impulso con la
posición hidrodinámica que se consigue.
- Brazada de mariposa empujando con brazos y manos por debajo del
cuerpo cuando éstas llegan a la altura de los hombros y con patada
de braza. El momento de aplicar la brazada y la patada es como se
ha explicado antes. Si esta técnica se domina bien es mucho más
eficaz que la técnica anterior.
31. Socorrismo Acuático - 31
A estas técnicas se les puede añadir un elemento que facilita aún más
el avance, consistente en realizar un movimiento final de batido de
mariposa, en el momento en que las piernas están extendidas.
2. PRINCIPIOS PARA LA PRÁCTICA DEL BUCEO
En el buceo, si efectivamente se desea conseguir una técnica adecuada
y sin peligros, deberíamos tener en cuenta los siguientes principios:
a) Relajación.
b) Respiración.
c) Comienzo del recorrido subacuático.
d) Recorrido subacuático.
e) Nunca espirar aire.
f) Conocimiento completo de las propias capacidades y limitaciones.
a) Relajación. Como en cualquier otra actividad física, la tensión y el
nerviosismo va a perjudicar enormemente el buceo, produciendo mayor
desgaste físico, mayor fatiga, e incluso, algunas veces, antes de
comenzar la actividad. Con la relajación es lógico llevar a cabo una
concentración adecuada en la tarea que se va a realizar, repasando los
pasos que van a desarrollarse, las circunstancias que rodean el caso y
los posibles imprevistos con los que nos podemos encontrar. La
concentración hoy día es la que de forma más clara está posibilitando
los mejores y más avanzados resultados deportivos y no deportivos. En el
buceo una adecuada concentración nos va a permitir no sólo permanecer
más tiempo debajo del agua sino también tener una mayor seguridad.
b) Respiración. Antes del comienzo del buceo es conveniente que la
respiración se controle adecuadamente. En este apartado se puede dar dos
casos:
- Respiración normal y profunda, que permitirá realizar distancias
grandes sin problemas y mantenerse dentro del agua bastante
tiempo, en función también de la capacidad de la persona y de su
estado físico y emocional.
- Hiperventilación, que consiste en la realización de sucesivas
respiraciones profundas antes de lanzarse al agua, pero que es
peligrosa, ya que no suele controlarse y puede dar lugar a un
aporte de O2 muy grande y una disminución de CO2, lo que retrasará
la aparición de la señal de alarma (necesidad de respirar). Este
caso, por lo tanto, en general no es muy aconsejable, aunque
pueden existir personas que lo realicen habitualmente, pero suelen
conocer la técnica y sus capacidades y limitaciones a la
perfección.
c) Comienzo del recorrido subacuático. Si se realiza mediante entrada al
agua con salto, éste debe ser suave, sin brusquedades, adoptando una
posición lo más hidrodinámica posible para evitar resistencias y
aprovechando al máximo el impulso conseguido en la salida y, por lo
tanto, no realizando movimientos de propulsión, que todavía son
innecesarios, ahorrando de esta forma la energía y consecuentemente el
oxígeno que se posee. Si el comienzo del recorrido subacuático se
produce con el cuerpo ya en la superficie del agua, se intentará llevar
por delante los brazos y en prolongación de ellos el resto del cuerpo.
d) Recorrido subacuático. Se debe aprovechar al máximo cada una de las
acciones de propulsión, ya sean efectuadas con los brazos o con las
piernas y con o sin ayuda de material auxiliar (aletas). Estas acciones
32. Socorrismo Acuático - 32
se realizarán con suavidad y continuidad, evitando los movimientos
bruscos y rápidos que crean mayor resistencia y consumen más oxígeno.
e) Nunca espirar aire. Mientras se permanezca con el aire que se ha
inspirado se puede utilizar el oxígeno que contiene; por el contrario,
si el aire se espira se desaprovecha la parte de oxígeno que todavía no
se había utilizado. Es preciso tener en cuenta que con cada inspiración
del aire, por término medio, se aporta de 4 a 5 litros, de los que un
21% es oxígeno, de éste, en una respiración normal sólo se aprovecha el
5%, sin contar el que queda en las vías respiratorias sin utilizar.
Precisamente por esto es tan eficaz la respiración artificial boca a
boca. El alivio que supone espirar aire se explica por los efectos de la
mayor presión dentro del agua (1 kilo/cm2/10 mts.) que hace que a menor
volumen menor presión.
f) Conocimiento completo de las propias capacidades y limitaciones. Aunque
se menciona en último lugar, es el principio más importante para el
socorrista acuático, ya que sin él difícilmente estará capacitado para
la práctica del buceo y pondrá en peligro su vida y, en consecuencia, la
de la persona a la que va a rescatar. Los casos de ahogados entre
nadadores expertos que han realizado imprudentemente prácticas de buceo
son, desgraciadamente, más frecuentes de lo que sería de desear.
3. BÚSQUEDA DE UN CUERPO SUMERGIDO
El motivo principal que obliga a un socorrista acuático a practicar
el buceo es el de buscar personas que se han sumergido en el agua, por eso
es importante tener en cuenta una serie de aspectos, muy relacionados unos
con otros, que influyen decisivamente en esta búsqueda:
- Debe ser efectuada con rapidez, ya que el tiempo real del que se
dispone para lograr reanimar al accidentado que se ha sumergido
disminuye en gran medida.
- Es preciso determinar exactamente el lugar en el que se ha hundido
el accidentado, tomando puntos de referencia fijos en el momento
en el que se le ve por última vez.
- Si existe corriente debe ser considerada, puesto que en este caso
el accidentado no se hunde en línea recta hacia el fondo.
- Se debe ir nadando sin agotarse excesivamente hasta llegar al
lugar en el que se ha de bucear (aquel en el que creemos se
encuentra el accidentado).
- Si acuden dos socorristas acuáticos, la búsqueda puede realizarse
alternativamente, descansando uno mientras el otro bucea; o bien,
simultáneamente, repartiéndose la zona de búsqueda para no repetir
trayectos innecesariamente.
- En el fondo la búsqueda se puede realizar en espiral, con círculos
más grandes al principio y cada vez más pequeños o al contrario; o
bien realizando recorridos en forma de cuadrados o rectángulos
terminando con sus diagonales; o bien recorriendo líneas rectas
que se repiten de vuelta en paralelo a una distancia adecuada del
primer recorrido.
- El fondo no debe ser tocado en ningún momento, para evitar que el
agua se enturbie y perjudique la visión.
- La duración de las inmersiones no se debe prolongar más de 20-25
segundos, en función de la capacidad del socorrista, puesto que se
evita el agotamiento y posibilita efectuar más de una.
33. Socorrismo Acuático - 33
- No abandonar la búsqueda al poco tiempo de comenzada, ya que en el
siguiente intento puede encontrarse al accidentado.
- Si las circunstancias del entorno acuático lo aconsejan (turbiedad
excesiva, corrientes, etc.) se debe procurar ir atado a una cuerda
que asegure el regreso y la ayuda desde fuera.
34. Socorrismo Acuático - 34
Técnica de elevación de un cuerpo sumergido utilizando aletas en la
propulsión.
35. Socorrismo Acuático - 35
El control en el salvamento acuático comienza, en realidad, desde el
momento en el que el socorrista percibe el problema que sucede en el agua.
Todo salvamento debe ser controlado desde un principio, teniendo en cuenta
que no se trata de someter a la persona que se está ahogando, sino que se
persigue ayudarla utilizando el mejor procedimiento de salvamento que se
pueda.
Por este motivo no es preceptivo que el control del accidentado se
realice con una toma de contacto previa con él; en determinadas
circunstancias, en función del caso concreto y siempre que éste se
encuentre consciente puede interesar al socorrista acuático no intervenir
directamente y hablar con él, buscando que intente mantenerse a flote o
nadar. En cualquier caso, siempre el primer paso es avisarle antes de tomar
contacto directo con él, y en todo momento el objetivo principal será
calmarle y tranquilizarle lo más posible.
Por supuesto, si el accidentado al que se va a rescatar se encuentra
inconsciente, controlar su salvamento pasa por realizarlo lo más
rápidamente posible y teniendo en cuenta sus posibles lesiones.
De cualquier forma, y como regla general en caso de accidentados
conscientes, la toma de contacto SIEMPRE se debe realizar por la espalda,
de manera que sea el socorrista acuático el que controle a los mismos y no
al contrario.
Por supuesto, e insistimos una vez más, todo esto ha de ser efectuado
con rapidez, con seguridad y sin dudar un momento. Es preciso tener en
cuenta que la seguridad de la persona a la que se va a rescatar se
encuentra en la que le proporciona el socorrista acuático.
1. ZAFADURAS
Se conoce por este término a las técnicas que permiten al socorrista
acuático, cogido por la persona con problemas en el agua, librarse con
relativa facilidad de los agarres desesperados y descontrolados a los que
le somete ésta.
Es lógico advertir que un socorrista acuático experto no debería
llegar a esta situación, puesto que ha de ser él quien, en todo momento,
controle al salvamento y, por lo tanto, al accidentado, y nunca al
contrario. El socorrista que va a realizar un salvamento no debe permitir
que le desborden las circunstancias, puesto que le supondrían un desgaste
innecesario de energía y un aumento en la tensión del momento.
Comportamiento de la persona que cree ahogarse en el agua
Para el técnico en salvamento acuático es muy importante conocer cómo
va a comportarse una persona que cree que va a ahogarse en el agua.
En el agua, una persona que no sabe nadar o que, por cualquier
circunstancia, piensa que va a ahogarse, adquiere generalmente un
comportamiento instintivo. Se lucha por la supervivencia, uno de los
instintos más fuertes de los seres vivos; el deseo que predomina y quizás
único es el de salvarse. En esta situación la fuerza se ve aumentada al
máximo, teniendo en cuenta que el aprovisionamiento de sangre a los
músculos aumenta en circunstancias de miedo o enfado. Sin embargo, los
movimientos suelen ser desesperados, no controlados y, normalmente,
simétricos. La persona que cree que se va a ahogar no piensa, intenta
TEMA VI.- EL CONTROL EN EL SALVAMENTO ACUÁTICO
36. Socorrismo Acuático - 36
apoyarse, agarrarse a todo aquello que ve seguro, que es, precisamente, lo
que ve fuera del agua. Por este motivo, casi siempre se agarra a la cabeza,
cuello, muñecas, brazos o manos de la persona que va a salvarle, y en muy
contadas ocasiones al pecho o cintura de ésta.
Todo esto justifica la necesidad que tiene el socorrista de conocer,
dominar y saber aplicar con facilidad y rapidez las técnicas de las
zafaduras.
Si el socorrista tiene un fallo y se deja coger por el accidentado,
debe aplicar unas zafaduras, basadas en el judo y la defensa personal,
adaptadas al medio acuático, que le permitirán salir de la situación
adversa en la que se encuentra.
Conducta a seguir por el socorrista acuático
La conducta a seguir por el socorrista acuático, cuando debe salvar a
cualquier persona que se encuentre consciente y en el estado mencionado
anteriormente, es la siguiente:
- Llegar rápidamente a la persona con problemas.
- Situarse cerca de él e intentar calmarle, hablarle y controlarle
sin necesidad de contacto físico.
- Si el contacto es irremediable, situarse siempre a su espalda,
realizar un control o presa determinada y demostrar a la persona
que quiere remolcar que con ayuda no tiene problemas; es decir,
hacerle ver que se mantiene a flote.
- Si la persona a la que va a remolcar le agarra, aplicar de forma
inmediata las zafaduras que sean precisas. La velocidad en la
aplicación de las zafaduras es siempre la mejor ayuda para que
éstas tengan éxito. Las zafaduras tienen en el agua una ayuda
adicional, que es la de la facilidad de deslizamiento que aporta
el líquido.
- Si las zafaduras no fueran eficaces, el monitor o socorrista debe
hundirse, ya que de esta forma la persona que en estos momentos
siente que se está ahogando le soltará para buscar la superficie,
que es donde para ella se encuentra la seguridad.
- Nunca, bajo ningún pretexto, se deben utilizar golpes ni cualquier
tipo de medidas que pueden dañar aun más a la persona a la que
vamos a salvar.
2. TÉCNICAS DE ZAFADURA
Las técnicas de zafadura son muy diversas, pero las que se suelen
utilizar más frecuentemente y que se aconseja dominar son las siguientes:
a) Zafadura para agarres en cabeza y cuello.
b) Zafadura para agarres de las manos o muñecas.
c) Zafadura para agarres por el pecho.
d) Zafadura para agarres por la espalda.
a) Zafadura para agarres en cabeza o cuello
Es una zafadura muy fácil de aplicar. El técnico en salvamento
acuático pasará una de sus manos, girada, por encima de uno de los brazos
de la persona que le ha agarrado y cogiendo su muñeca o antebrazo y
presionando hacia arriba con la otra mano en el codo del mismo brazo que
coge, hará girar éste, logrando llevarle a la espalda, para controlar a la
persona a remolcar e iniciar el método de remolque.
37. Socorrismo Acuático - 37
En este caso también puede hundirse, apoyándose para ello en la
persona que le ha agarrado para colocarse seguidamente a la espalda de
esta.
b) Zafadura para agarres de las manos o muñecas
El procedimiento a seguir en estos casos es de gran sencillez.
Consiste en girar convenientemente los propios antebrazos, de forma que se
sueltan por la parte en la que menos fuerza puede realizar la persona que
agarra, que es aquella en la que existe abertura en la pinza que
representan los dedos. Inmediatamente después de conseguir soltarse, el
socorrista controla las muñecas o brazos del accidentado para iniciar el
remolque.
38. Socorrismo Acuático - 38
Si se diera el caso de no poder soltarse de un agarre en las manos o
muñecas, el socorrista acuático, en lugar de luchar y desesperarse, puede
decidirse por remolcar de esa forma a la persona que le esta agarrando.
c) Zafadura para agarres por el pecho
En este tipo de agarres, si los brazos están liberados se procederá a
colocar las manos propias en el cuello de la persona que esta agarrando,
pero no como si se fuera a abarcar el mismo, sino colocando una mano sobre
otra y aplicándolas por su borde al cuello. Posteriormente, se extienden
los brazos, obligando a esta a que suelte, e inmediatamente pasar a un
control efectivo que permita el remolque o, si no se esta seguro, esperar a
una distancia prudencial un momento mas adecuado.
En el caso de que los brazos también estuvieran cogidos el socorrista
intentara hundirse, haciendo fuerza con los brazos hacia arriba, incluso
apoyando las manos en el cuerpo de la persona que le ha agarrado. Una vez
hundido puede comenzar a remolcar utilizando el método por el pecho, o
bien, colocándose a la espalda del accidentado, controlarle y remolcarle
por las axilas o los brazos.
Zafaduras para agarres por la espalda
Aunque esta situación es muy difícil imaginar, sobre todo si se
tienen en cuenta todos los consejos aportados, si llegara el caso, el soco,
actuando como siempre de forma inmediata, cogerá la cabeza de la persona
que le está agarrando echando sus brazos hacia atrás y arriba, a la vez que
se hunde, obligando a esta a dar un voleo por encima de él, lo que le
colocara a la espalda de la persona que quiere remolcar, para aplicar sin
problemas algún método de remolque.
También puede efectuarse otra técnica que consiste en coger una de
las muñecas del accidentado, lograr soltar su agarre y hundirse para
colocarse a su espalda iniciando inmediatamente el remolque.
40. Socorrismo Acuático - 40
1. DEFINICIÓN Y PRINCIPIOS GENERALES
Los métodos de remolque se pueden definir como las técnicas
especiales que se utilizan para conseguir un traslado efectivo de una
persona que ha sufrido cualquier tipo de accidente en el agua, desde ésta
hasta un lugar seguro.
Por supuesto, es obvio que la aplicación de todo método de remolque,
sea del tipo que sea, debe cumplir perfectamente con una regla general: LA
SEGURIDAD DEL ACCIDENTADO.
Los métodos que a continuación se detallan representan uno de los
contenidos teóricos y prácticos más importantes para el buen hacer del
técnico en salvamento acuático. Es fundamental conocer teóricamente, y
dominar en la práctica, los métodos de remolque, puesto que cada uno posee
su razón de ser y sus propias características.
La elección de un método de remolque se debe realizar teniendo en
cuenta los siguientes aspectos, en el orden que se señalan:
1º.- La seguridad de la persona a remolcar. Es decir, para la elección del
método, el socorrista acuático siempre atenderá en primer lugar al
estado físico y psicológico en el que se encuentra la persona con
problemas (perdida de conocimiento, parada cardio-respiratoria, algún
tipo de fractura o lesión articular o muscular, nivel de pánico,
tensión, etc.). Teniendo en cuenta este principio, como regla
general, el método de remolque deberá ser cómodo para el accidentado
y siempre realizado de forma que su cara, sobre todo, se encuentre
fuera del agua.
2º.- La adaptación del método al socorrista. El socorrista, después de
pensar en el primer aspecto, elegirá el método que más conozca y
mejor se adapte a sus propias circunstancias, y siempre en función de
sus conocimientos, capacidades y dominio técnico que tenga de aquel.
Este punto es importante, ya que, por ejemplo, un socorrista sin una
buena patada de braza (casi siempre realizada dorsalmente, es decir,
sobre la espalda, lo que incluso dificulta más su coordinación) no
será capaz de avanzar y menos remolcando a una persona, por lo que el
método que deberá elegir será otros en el que la acción de las
piernas sea diferente. Este motivo justifica que se aporten tantos
métodos de remolque distintos.
3º.- El material del que se dispone. Los medios con los que cuenta un
socorrista determinan permanentemente el método de remolque que
elegirá. Carecería de sentido elegir un método de remolque en el que
se precisa material, si no se dispone de éste.
4º.- La rapidez en el remolque. Este aspecto se relaciona con los dos
primeros, puesto que lógicamente el método más seguro para el
accidentado, exceptuando algunos casos, es aquel que antes logra
sacarle del agua y, normalmente, el método que mejor domina el
socorrista es aquel en el que más rápido se desplaza.
5º.- La posibilidad de resistir grandes distancias. Por supuesto, este
punto sólo se tendrá en cuenta si en el salvamento se necesitara
cubrir grandes distancias. En este caso es conveniente organizar el
TEMA VII.- LOS MÉTODOS DE REMOLQUE EN EL
SALVAMENTO ACUÁTICO
41. Socorrismo Acuático - 41
salvamento de diferente forma, incluso pensando el método de remolque
a utilizar, ya que se corre el riesgo de acumular excesivo cansancio
antes de llegar a la orilla.
2. MÉTODOS DE REMOLQUE EN EL SALVAMENTO
Los métodos de remolque en un salvamento acuático se pueden agrupar en
dos bloques:
Métodos de remolque indirectos: aquellos que se realizan con ayuda de
material auxiliar de salvamento.
Métodos de remolque directos o de “cuerpo a cuerpo”: que son aquellos
que se realizan con un contacto directo y personal con el accidentado.
2.1. Métodos de remolque indirectos
En cualquier lugar en el que se ejerza vigilancia por técnicos de
salvamento acuático se debería disponer de material suficiente para la
práctica de estos métodos de remolque.
En un principio es necesario tener en cuenta que únicamente se deben
realizar si se dan las siguientes circunstancias:
1.- Que la distancia hasta el accidentado fuera demasiado grande y no
permitiera ayudarla sin perder contacto con la orilla o acercándole
una alargadera o cuerda, o lanzándole un objeto flotante como puede
ser un salvavidas o un balón salvavidas.
2.- Que siendo la distancia hasta el accidentado demasiado grande, no se
dispusiera de una embarcación o no se conociera el manejo de la misma
si se dispone de ella.
3.- Que el accidentado, a pesar de haber recogido el material que se le ha
facilitado, por sus circunstancias (heridas, agotamiento o cualquier
otra razón) no es capaz de propulsarse hasta la orilla.
Entre las ventajas que posee realizar el salvamento con material de
remolque se encuentra la de posibilitar la iniciación de la respiración
artificial, ya que, normalmente, la flotabilidad de dicho material permite
aplicarla correctamente si se conoce la técnica.
Elección del material de remolque
La elección del material que se vaya a utilizar en un salvamento
acuático se realiza siempre en función de:
- Disponibilidad. Se elegirá el material u objeto que se encuentre
mas “a mano”, es decir, del que se disponga con mayor facilidad.
Es preciso perder el menor tiempo posible.
- Flotabilidad. A mayor flotabilidad del objeto o material, mayor
será la confianza del accidentado, puesto que éste logrará
mantener la cabeza fuera del agua y también permitirá, en algunos
casos, que el socorrista se pare y descanse.
- Tamaño. Este aspecto es fundamental, puesto que objetos de gran
tamaño pueden ocasionar, a veces, problemas en el rescate, y al
contrario, material muy pequeño puede no ser de utilidad. Como
regla general, el tamaño será lo suficiente como para que el
socorrista evite un contacto directo con el accidentado, éste se
encuentre seguro y sea de fácil manejo.
42. Socorrismo Acuático - 42
- Resistencia. Se debe tener en cuenta si el material elegido ofrece
mucha resistencia al avance, ya que si es así puede suponer más un
estorbo que una ayuda.
- Facilidad de transporte. En relación con los puntos anteriores, el
material de transporte que se elija debería facilitar el remolque,
tanto en lo que se refiere a llevar hasta el accidentado el objeto
en cuestión, como en transportar a éste con el mismo.
Tipo de material de remolque
En principio, se considera material de remolque a todo aquel que
facilite un salvamento, por eso puede ser tan variado y distinto. A
continuación se exponen los materiales que más frecuentemente se utilizan y
que con más facilidad se puede disponer de ellos:
- Flotador salvavidas.
- Balón salvavidas.
- Arnés o tirantes de salvamento.
- Tabla de salvamento o tabla de surf.
- Brazo de rescate.
- Flotador torpedo o de boya.
- Embarcación.
- Otros materiales.
a) Flotador salvavidas
El denominado habitual y muy acertadamente “salvavidas” representa el
material auxiliar de salvamento por excelencia. En toda instalación o lugar
acuático en el que se bañe la gente, debería haber un número apropiado de
flotadores salvavidas, distribuidos convenientemente según las distancias y
la cantidad de usuarios.
Para el técnico en salvamento acuático es imprescindible conocer la
utilidad y el manejo del salvavidas. Como norma fundamental tendrá uno “a
mano” en el lugar desde el que vigila. Asimismo, en las embarcaciones de
rescate también llevará uno al menos.
Con el flotador salvavidas se puede remolcar personas con y sin
conocimiento, siempre y cuando aquel sea adecuado y esté bien colocado. En
cualquier caso, es imprescindible una continua vigilancia durante el
remolque, ya que, desgraciadamente, los casos de pérdida del accidentado en
el transcurso del mismo son más habituales de lo que sería deseable.
Aunque las formas y tamaños del salvavidas pueden variar, como regla
general tendrán las siguientes cualidades:
- Gran flotabilidad
- De material ligero (que no cause daño ante posibles golpes y que
facilite su transporte)
- Tamaño suficiente para que en su interior pueda meterse el cuerpo
de una persona.
Lo ideal sería que el salvavidas dispusiera de una cuerda de material
resistente pero ligero, ya que de esta forma, en muchos casos, el
socorrista acuático podría realizar el salvamento sin necesidad de entrar
al agua ni de contactar directamente con el accidentado.
b) Balón salvavidas
Consiste, básicamente, en un balón metido en una red que se une a una
cuerda de extensión variable en función del lugar en el que se utilice. El
material del balón puede ser diverso, pero siempre que le permita una gran
43. Socorrismo Acuático - 43
flotación; en cuanto al material de red y cuerda debe ser resistente y
ligero.
El socorrista acuático, si dispone de este tipo de material para el
salvamento, debe conocer y practicar alguna técnica de lanzamiento que le
permita distancia y eficacia.
Aunque es de “perogrullo” es conveniente advertir que este material
únicamente puede ser utilizado en casos de accidentados que no hayan
perdido el conocimiento.
c) Arnés o tirantes de salvamento
El arnés como material de salvamento es parecido al típico tan
utilizado en montaña y vela. Consiste en una banda ancha, que se coloca en
la cintura del socorrista, por lo que puede ser de longitud regulable y
posee una hebilla que permite un cierre y apertura fáciles. En la parte
posterior lleva un enganche en el que se fija la cuerda. Esta cuerda será
resistente y ligera y su longitud dependerá de la zona en la que se emplea.
Los tirantes de salvamento consisten en un sistema de dos cintas
anchas por las que se meten los brazos y un ajustador de goma o similar.
También en su parte posterior llevan un enganche para la cuerda que debería
tener las mismas características que en el arnés.
Tanto arnés como tirantes posibilitan que el rescate del accidentado
y su remolque sean más seguros y fáciles por la ayuda que se recibe desde
fuera del agua. Sin embargo, con ellos el contacto entre socorrista
acuático y accidentado es directo y obligan a disponer de otra persona para
tirar de la cuerda.
La realización de salvamentos con este tipo de material obliga a
tomar, principalmente, dos precauciones:
- Que el enrollado de la cuerda sea apropiado para evitar nudos en
el momento de acudir hacia el accidentado.
- Compenetración entre el socorrista acuático que acude hacia el
accidentado y la persona o personas que se encargan de tirar de la
cuerda.
44. Socorrismo Acuático - 44
El sistema para enrollar la cuerda y para tirar de la misma una vez
recogido el accidentado puede ser manual o mecánico. En el sistema manual
es la persona que se encarga de la cuerda la que va soltándola y después
tira de ella cuando ha sido avisada por el socorrista que ha acudido hacia
el accidentado. En el sistema mecánico, mucho más seguro y rápido, se
dispone de un carrete al que se enrolla la cuerda, que se suelta con
facilidad cuando se necesita y que se recoge mediante una manivela que va
enrollando la cuerda, siendo muy importante que este carrete esté bien
anclado en el suelo.
d) Tabla de salvamento o de surf
En países en los que el salvamento acuático es atendido como
importante y, por lo tanto, dispone de medios económicos y materiales,
existen tablas, de mayor tamaño que las de surf, en las que el socorrista
puede efectuar con mayor seguridad y rapidez el salvamento en cuestión. Si
no se dispone de estas tablas especiales pueden servir con el mismo
propósito tablas de surf o también tablas de windsurf.
Cuando se utiliza este material para el salvamento, el socorrista
acude hacia la persona que se está ahogando tumbado encima de la tabla y
realizando movimientos de natación tipo crol o mariposa, o de rodillas
encima de la tabla efectuando remadas con las dos manos a la vez.
Tras conseguir subir al accidentado en la parte media delantera de la
tabla, el socorrista detrás de él (para no perderle de vista) realizará
movimientos de natación tipo crol o mariposa, e incluso ayudándose con los
pies.
e) Brazo de rescate
El brazo de rescate consiste en un flotador alargado y de material
flexible de gran flotabilidad, con un sistema de enganche que facilita
colocar el flotador alrededor del cuerpo del accidentado. A este flotador
se fija una cuerda de 2 m. aproximadamente que va unida a un arnés o a unos
tirantes que son los que se coloca el Técnico de Salvamento.
Recogiendo al accidentado con este tipo de material, el Técnico de
Salvamento puede efectuar movimientos de natación normales, utilizando
brazos piernas, con lo que el salvamento gana en rapidez.
45. Socorrismo Acuático - 45
f) Flotador torpedo o de boya
Este material consiste en un flotador al que se fija una cuerda de
dos metros aproximadamente que va unida a un arnés o a unos tirantes que
son los que se coloca el socorrista.
El flotador torpedo es de material rígido y lleva en sus laterales
unos asideros a los que se sujeta la persona accidentada. Sin embargo, el
flotador de boya es más alargado y flexible, con un sistema de enganche que
facilita el colocar el flotador alrededor del cuerpo del accidentado.
Recogida con este tipo de material la persona con problemas, el
socorrista efectúa movimientos de natación normales.
g) Embarcación
La embarcación, como material de salvamento, es imprescindible en
toda zona de baño en la que existan grandes distancias. Una embarcación
convenientemente utilizada en un rescate no sólo es beneficiosa por la
seguridad y velocidad que implica, sino que además, en general, posibilita
el comienzo de las técnicas de reanimación artificial, aprovechando así un
tiempo primordial.
La utilización de una embarcación como material de salvamento exige
unas características en la misma que pueden resumirse en las siguientes:
- Fácil manejo y, consecuentemente, puesta en marcha. La
complicación es proporcional a la pérdida de tiempo.
- Tamaño apropiado para que sea fácilmente desplazada por una
persona, ya que el socorrista acuático no siempre está acompañado.
- Gran estabilidad, es decir, que sea difícil volcarla.
- En su interior, como mínimo, se llevará siempre una cuerda y un
flotador salvavidas.
Por supuesto, el socorrista acuático tiene la obligación de conocer
perfectamente el funcionamiento de la embarcación que tiene a su
disposición para los salvamentos. En este sentido, habitualmente, se puede
encontrar con dos tipos diferentes:
1. Embarcaciones con motor. Ideales para cualquier salvamento por la
rapidez que aportan. Las principales precauciones que tendrá en
cuenta el socorrista son:
- Conocimiento exhaustivo del funcionamiento y manejo.
- Puesta a punto permanente (gasolina, nivel de aceite,
sistema de encendido, etc.)
2.- Embarcaciones a remo. Cada día son menos utilizadas como material
de salvamento, pero resultan muy útiles si no se dispone de algo
mejor. Las precauciones que el socorrista tendrá en cuenta son:
- Conocimiento y práctica habitual de la técnica adecuada para
remar en cada caso.
- Puesta a punto permanente (buen estado de los remos,
chumaceras, etc.).
Finalmente, los aspectos que en todo momento deben ser tenidos en
cuenta para la utilización de la embarcación, sea del tipo que sea, en un
salvamento, son los siguientes:
La embarcación debe estar situada en un lugar de fácil acceso para
el socorrista acuático y desde el que se pueda salir rápidamente
(zona reservada y delimitada).
46. Socorrismo Acuático - 46
Es ideal que en la embarcación vayan dos socorristas acuáticos.
La aproximación al accidentado se realizará de la forma más rápida
posible y sin perderle de vista en ningún momento.
La toma de contacto con el accidentado será realizada con gran
precaución, evitando herirle con la propia embarcación o sus
componentes (hélice, remos). Este aspecto obliga a reducir la
marcha a una distancia prudencial del accidentado y, en algunos
casos, incluso pararla.
La subida del accidentado a la embarcación se realizará evitando
al máximo los desequilibrios y vuelcos.
Comenzar los primeros auxilios, si fuera posible, en la propia
embarcación.
h) Otros materiales
En este apartado se incluye cualquier material u objeto que pueda ser
utilizado con eficacia para el remolque o rescate de un accidentado. Aquí
la imaginación y la capacidad de reacción del socorrista acuático son
imprescindibles. Ahora bien, el intentar utilizar un material no habitual
no debe perjudicar ni retrasar el salvamento.
Ejemplos de otros materiales pueden ser: colchonetas de aire (muy
frecuentes en playas), balones grandes de juegos, tablas o manguitos de
aprendizaje de la natación, troncos o tablas de madera, neumáticos, etc.
2.2. MÉTODOS DE REMOLQUE DIRECTOS O DE “CUERPO A CUERPO”
Los métodos de remolque directos, en los que existe un efectivo
“cuerpo a cuerpo” entre el accidentado y el socorrista, deben ser el último
recurso que se intentará para el salvamento. En este grupo de métodos nos
referimos, única y exclusivamente, a aquellos en los que el socorrista
actúa sin ayuda externa y sin material auxiliar.
Para la Societé Royale de Sauvetage Canadá (1987) estos métodos
directos sólo es recomendable efectuarlos en las siguientes circunstancias:
1.- Cuando el accidentado ha perdido el conocimiento, ya que no existe
peligro para el socorrista y, además, son únicamente las técnicas en
las que se produce contacto directo las que posibilitan recuperar y
transportar a aquél.
2.- Cuando no se dispone de ningún otro medio ni material que posibilite un
salvamento más seguro, aunque esta situación es muy poco frecuente o,
al menos, debería serlo.
3.- Cuando el accidentado se niega a agarrarse o a aceptar ayuda indirecta
o no puede recibirla, algo que puede suceder, por ejemplo, en el caso
de una persona asustada, semi-sumergida y que no se da cuenta de la
ayuda que se le ofrece.
4.- Cuando el accidentado que pide ayuda conserva la calma, siendo el
ejemplo más típico el de la persona que sabe nadar, pero que por
cansancio, tirón muscular o cualquier otro tipo de indisposición, no
puede desplazarse en esos momentos. En este caso es más aconsejable no
perder tiempo buscando un objeto para el remolque y ayudarle
directamente, ya que si se tarda puede suceder que el accidentado se
asuste y comience a sumergirse.
47. Socorrismo Acuático - 47
El objetivo final de cualquier método de remolque es transportar al
accidentado desde el lugar en el que ha tenido problemas hasta otro que
implique seguridad, pero esto no quiere decir que no se deba cambiar de
método; el socorrista puede decidir cambiar el método en función de
circunstancias como cansancio muscular o tirones musculares que se producen
ante las acciones que implican un método determinado, o cambios en las
condiciones del accidentado, o cambios en las condiciones del agua. Si el
socorrista decide cambiar de método debe:
- Mantener siempre el contacto con el accidentado para no asustarle.
- No realizar el cambio de forma brusca, sino buscando continuidad
de un método con otro.
- Avisar del cambio al accidentado si éste está consciente.
Descripción de los métodos de remolque
Los métodos de remolque que se describen a continuación no son todos
los que se pueden realizar, pero sí los más utilizados habitualmente y que
han demostrado su eficacia. En general, aunque cada uno tiene sus ventajas
e inconvenientes, los que menos problemas plantean son en los que el
accidentado va en posición dorsal (boca arriba), puesto que ofrecen mayor
seguridad para éste y menor resistencia al avance. Concretamente, se
desarrollarán los siguientes:
a) Nuca–frente.
b) Sienes.
c) Brazo a la espalda.
d) Axilas.
e) Nuca.
f) Los dos brazos a la espalda.
g) Pecho.
h) Nadador cansado.
i) Para accidentado con lesión en la columna vertebral.
j) Con 2 socorristas.
k) Con 3 socorristas.
l) 1 socorrista con 2 accidentados.
Todos ellos se verían facilitados enormemente si el socorrista
empleara aletas para ayudarse en la propulsión. Ahora bien, como no siempre
se dispone de las mismas, la técnica de propulsión de los métodos se
explica sin aletas, siendo muy fácil variarla en caso de tenerlas, puesto
que únicamente habría que modificar la patada, que sería de crol o
mariposa.
a) Nuca-frente
El socorrista coloca una de sus manos en la frente del accidentado y
la otra en la nuca del mismo, facilitándose así la realización de la hiper-
extensión de las vértebras cervicales. Es adecuado para:
Accidentados con pérdida de conocimiento.
Lograr completa visión del accidentado.
Propulsión:
Patada de braza – espalda.
Precaución:
Por la posición adoptada no se posee una visión adecuada del
lugar por el que se va, lo que motiva que se recomiende al
socorrista girar la cabeza con frecuencia para ver cómo y por
dónde ir.