Este poema cuenta la historia de varios animales que trabajan juntos para tratar de probar un pedazo de la luna, creyendo que debe saber a algo como caramelo o pizza. Cada animal se sube encima del otro para alcanzar la luna, pero esta se aleja más cada vez. Finalmente, un ratón logra morder un pedazo de luna con la ayuda de un mono, descubriendo que sabe a aceituna. Al final, la luna les dice a los animales que aunque no puedan probarla, lo importante es el esfuerzo cooperativo.
¿Quién no soñó alguna vez con darle un mordisco a la luna? Este fue precisamente el deseo de los animales de este cuento. Tan solo querían probar un pedacito, pero, por más que se estiraban, no eran capaces de tocarla. Entonces, la tortuga tuvo una genial idea: “Si te subes a mi espalda, tal vez lleguemos a la luna”, le dijo al elefante. Esta es una historia de deseos que parecen –a primera vista- inalcanzables, como la luna, pero que consiguen hacerse realidad gracias a la cooperación. Una ayuda mutua de la que son partícipes los más variados animales: la tortuga, sobre la que se sostendría el mundo, según la mitología; el elefante, la jirafa, la cebra, el león... Hasta que, finalmente, uno de ellos, el más pequeño de todos... Y así, a medio camino entre la fábula y la leyenda, este relato le ofrece al lector una poética moraleja que habla de generosidad, solidaridad y sueños compartidos; con una pizca de humor, la que aporta una luna sonriente, burlona y un poco saltarina.
¿Quién no soñó alguna vez con darle un mordisco a la luna? Este fue precisamente el deseo de los animales de este cuento. Tan solo querían probar un pedacito, pero, por más que se estiraban, no eran capaces de tocarla. Entonces, la tortuga tuvo una genial idea: “Si te subes a mi espalda, tal vez lleguemos a la luna”, le dijo al elefante. Esta es una historia de deseos que parecen –a primera vista- inalcanzables, como la luna, pero que consiguen hacerse realidad gracias a la cooperación. Una ayuda mutua de la que son partícipes los más variados animales: la tortuga, sobre la que se sostendría el mundo, según la mitología; el elefante, la jirafa, la cebra, el león... Hasta que, finalmente, uno de ellos, el más pequeño de todos... Y así, a medio camino entre la fábula y la leyenda, este relato le ofrece al lector una poética moraleja que habla de generosidad, solidaridad y sueños compartidos; con una pizca de humor, la que aporta una luna sonriente, burlona y un poco saltarina.
Este es un cuento para niños en el cual se describe una hermosa mañana primaveral, una hermosa
y fuerte pata empollaba sus huevos y mientras lo
hacía, pensaba en los hijitos fuertes y preciosos
que pronto iba a tener. De pronto, empezaron a
abrirse los cascarones. A cada cabeza que
asomaba, el corazón le latía con fuerza. Los patitos
empezaron a esponjarse mientras piaban a coro.
Este es un cuento para niños en el cual se describe una hermosa mañana primaveral, una hermosa
y fuerte pata empollaba sus huevos y mientras lo
hacía, pensaba en los hijitos fuertes y preciosos
que pronto iba a tener. De pronto, empezaron a
abrirse los cascarones. A cada cabeza que
asomaba, el corazón le latía con fuerza. Los patitos
empezaron a esponjarse mientras piaban a coro.
La Unidad Eudista de Espiritualidad se complace en poner a su disposición el siguiente Triduo Eudista, que tiene como propósito ofrecer tres breves meditaciones sobre Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María. En cada día encuentran una oración inicial, una meditación y una oración final.
Portafolio de servicios Centro de Educación Continua EPN
Aquesabe
1. TEXTO ORIGINAL: Cuento “¿A qué sabe la luna?” (Michael Grejniec) VERSIÓN DEL TEXTO ORIGINAL EN VERSO Fátima Batista Pérez
2. En la noche oscura más allá de la espesura se alza majestuosa la luna luciendo su blancura. Redonda luna, luna redonda ¿a qué sabe tu oronda panza? ¿A caramelo de turrón o a papas fritas con limón? Queremos saber si es dulzón tu sabor o salado, como el mar de Japón. Animales del lugar con esfuerzo sin igual, al satélite sabrosón no pudieron alcanzar. La sagaz tortuga caminando un día va. En la montaña más alta cerquita de la luna está. Luna, lunera, cascabelera ¿sabes a pera? Dame un cachito muy chiquitito para saborearlo aunque sea un poquito Mas no pudiéndola tocar al elefante ayuda rogó la trompa levantó y a su caparazón se subió Luna, lunita, cascabelita ¿sabes a pizza? Dame un cachito muy chiquitito para saborearlo aunque sea un poquito
3.
4. La traviesa luna jugar quería Cuanto más se alejaba más se divertía. ¡Ay, que me da la risa! Elefante, date prisa Voy a ganarte a las cogiditas. A doña Jirafa Cuellilarga elefante llamó y con mucho cuidado a su espalda se subió. Luna, lunota, cascabelosa ¿sabes a flan de rosas? Dame un cachito muy chiquitito para saborearlo aunque sea un poquito Una vez más Luna se alejaba cuando jirafa con su cuello casi alcanzaba. A doña Cebra rayada Jirafa llamó y con mucho cuidado a su espalda se subió. Luna, lunata, cascabelasa ¿sabes a pastel de calabaza? Dame un cachito muy chiquitito para saborearlo aunque sea un poquito Aunque Cebra se esforzó a Luna no alcanzó. No quiso desistir y al melenudo león llamó
5.
6. Muy intrépido el león a su lomo se subió y con su olfato leonino a la luna casi olió. Luna, luneta, cascabeleta ¿sabes a mermelada de fresa? Dame un cachito muy chiquitito para saborearlo aunque sea un poquito. Mas alcanzarla no podía porque Luna traviesa con su juego se movía. Raudo y cauto el zorro subió a la espalda del león cuando al momento rugió Luna, lunusa, cascabelusa ¿sabes a ensaladilla rusa? Dame un cachito muy chiquitito para saborearlo aunque sea un poquito. Poquito faltaba para los dientes hincar pero Zorro no pudo tampoco alcanzar. De un árbol bajó el mono trepador y de dos brincos al zorro se subió. Luna, lunoso, cascabeloso ¿sabes a chocolate o a bizcocho? Dame un cachito muy chiquitito para saborearlo aunque sea un poquito
7.
8. Del ratón al mono del mono al zorro del zorro al león del león a la cebra de la cebra a la jirafa de la jirafa al elefante del elefante a la tortuga va paseando el trocito de luna. El gusto animal contento quedó al comprobar su rico sabor. El pez que todo lo vio asombrado quedó del esfuerzo animal por la luna alcanzar. ¡Qué necios, qué ignorantes! Si tú Luna en el agua estás al alcance. La plateada piel casi rozaba cuando luna un paso atrás daba. Al ratón el mono llamó que como era chiquitín casi ninguno lo vio. Luna quieta quedó aburrida del juego que la valiente tortuga inició. A la cima de la torre rápido llegó el ratón y de un mordisco un trozo lunático arrancó ¡uummm... esta luna está más buena que la aceituna!
9.
10. Aletudo animal. ¡qué errado estás! mirando en el espejo acuático nunca me saborearás. Dulce o salado ¡qué más da! Si felices fueron los que quisieron llegar. Si saborearme tú quisieras esfuerzo te costará mas si ayuda tu pidieras más feliz te sentirás. Este cuento en fábula convertido con dulce sabor el final alcanzó.