El documento describe el estilo arquitectónico neoclásico. Se originó a mediados del siglo XVIII como respuesta al movimiento neoclásico. Se caracteriza por el uso de piedra, mármol e hierro, y por incorporar elementos clásicos como órdenes arquitectónicos. Incluye ejemplos principales como el Museo del Prado en Madrid, el Arco del Triunfo en París y la Catedral de San Isaac en San Petersburgo.