De la “Deliberación del sexo” a la “mistificación de la muerte”: ¿Es posible desengañar la muerte?
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De la “Deliberación del sexo” a la “mistificación de la muerte”:
¿Es posible desengañar la muerte?
Clément TSANGA MBIA
Antes de iniciar esta pequeña reflexión, hace falta aclarar los términos que
utilizamos. Por Deliberación, se entiende según la Real Academia Española, la acción de
liberar. Hacer libre algo que antes no lo estaba. Esto supone que antes, se entendía algo
desde el ámbito de lo escondido, lo prohibido, y este algo se presentaba a veces como
tabú. Era algo fuera de normas y que se solía callar porque provocaba y suscitaba miedo
o vergüenza. La mistificación por su parte es la acción de ocultar algo, de hacerlo
incomprensible y no dejar que esté al alcance de nuestro entendimiento. Se puede ver
también que algo mistificado tenga en sí un carácter oscuro, incomprensible. Por lo tanto,
hay de preguntarse si lo misterioso es siempre misterio, si lo escondido es siempre oscuro,
si lo callado es siempre lo indecible. La tarea consiste en buscar como desengañar lo
misterioso, como entenderlo. En nuestro contexto escritural, hemos decido de reflexionar
sobre un fenómeno que nos preocupa ahora y que casi no se habla. Se trata de la muerte.
Antes de hablar de ella, hace falta echar una vista atrás para hablar del sexo como
deliberado.
I- Del sexo como tabú a la libertad sexual
Hablar del sexo antiguamente no era algo fácil ni por los educadores tampoco por
los padres. Era un tema conocido pero no hablado. No sabemos porque ha sido así.
Tampoco porque de repente se ha instalado esta conciencia social común. Lo que sin
embargo sabemos es que los padres como los profesores antes de hablar del sexo, se
ponían nervioso o acomplejados ante las preguntas curiosas de sus niños o alumnos. Y
cuando ellos querrían dar una respuesta respeto a ello, buscaba siempre un cuento o algo
distinto. Más bien, con la tecnología, los medios de comunicación, algunas imágenes
relacionadas al sexo estaban prohibidas a los críos. Muchos han incluso experimentado
cuando de pequeño pasaba una película con imágenes sexuales, algunos padres
cambiaban el canal o simplemente mandaba al niño/a a la cocina o a la habitación como
excusa para no ver las imágenes del sexo. Poco a poco, esta concepción ha ido cambiado
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con el pensamiento posmoderna que se caracteriza con el lema “laisser- faire”, “laisser-
aller”. Este cambio brutal ha hecho que poco a poco el “tabú sexual” se transforme en
algo normal. Ya no tenemos a padres que esconden cosas a sus niños, sino padres quienes
juntos con sus niños ven películas de sexo, hablan de sexo, invitan a los niños a tener
novios y novias, enseñan métodos contraceptivos a niñas para que no se queden
embarazadas, o que contraen enfermedades. El sexo ya no es tabú en nuestra sociedad
posmoderna. Los pueblos que siguen manteniéndolo tal cual se consideran retrasados. La
libertad sexual es de moda y no tiene edades. Cada vez más no salen en películas la nota:
prohibidos a menores o a los menos de tal edad. Todo está permitido. Y cuando no está
así, los niños mismos con su curiosidad lo buscan por internet a través de páginas webs
de vendedores de sexo. Son un millón las páginas webs de sexo. Hay también el fenómeno
de sexo en directo que practican la mayoría de la población mundial ante su webcam o a
través de las fotos desnudas que se comparten entre amigos, novios, desconocidos, etc.
El tabú ha dejado de ser tal para ser libertad, que se presenta hoy como un nuevo culto.
Podemos hablar por lo tanto del sexo como nuevo culto que merece alabanzas y glorias.
Si hemos llegado a tener este cambio brutal de la concepción sexual, y un cambio en las
mentalidades, una cosa que hoy sigue siendo tabú y que casi no se habla o que no cabe
de ser entendido es la muerte.
II- Del tabú siempre de la muerte
La muerte es un fenómeno humano que consiste en la cesación de la vida. Alguien
ha muerto cuando ya no se cuenta ante los vivos, cuando se habla de él en el pasado. Todo
lo que evoca el pasado se encaja en el registro de la muerte. La vida en principio debería
tener una lógica tal como: nacimos, vivimos y morimos. Pero esta lógica se rompe cuando
se trata de morir. Para todos queremos nacer y vivir. Nadie está dispuesto a morir incluso
algunos que han aceptado hacerlo libremente. Lo que pasa con la muerte es que nos
provoca un vacío tan grande que a veces es difícil colmatarlo. Por haber conocido alguien
y que de repente ya no podemos verle, hablar con él, disfrutar de la vida con él, nos deja
heridos. Por no sufrir, por no comprender a este fenómeno, por no superarlo, la actitud
que se adoptan ante la muerte es el silencio. Hay que callarla. Nadie debe hablar de la
muerte.
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Nos deseamos todo lo bueno pero nunca se desean la muerte de alguien. Gente
que ha intentado hacerlo ha sido reprimida por la sociedad. Incluso niños cuando uno dice
al otro “me cargo en tu muerte” él a quien se lo ha dicho se enfada e incluso le da una
paliza al otro por lo haber dicho tal cosa. ¿Cómo explicar entonces este tipo de reacción?,
¿Cómo entender esta conciencia social común? El celebro filosofo analítico Wittgenstein
decía en su séptima máxima, lo que no se puede decir, hay que callarlo. ¿Sería entonces
posible callar el tema de la muerte, cuando estamos llamados a dar sentido a nuestra
existencia, a nuestro futuro?, ¿no hablar de la muerte no sería callar el futuro?. Para
entender bien este tema, hace falta analizarlo desde la perspectiva de la escatología no de
la futurología.
La escatología según la real academia española es el conjunto de creencias y
doctrinas referentes a la vida de ultratumba. Mientras la futurología es el conjunto de los
estudios que se proponen predecir científicamente el futuro del hombre. Hemos dicho que
se debe de entender la muerte desde la perspectiva escatológica no futurológica, porque
cuando nos situamos en el segundo ámbito, nos encontramos limitados. Desde el
momento en el cual la vida humana es algo que no se puede comprar con todo la riqueza
material, al hombre posmoderno le cuesta hablar sobre lo que no puede controlar.
Podemos salvar todo, comprar todo, pero la muerte nunca se puede comprar. Por lo tanto
no se puede hablar de ella. La incapacidad del ser humano a salvar la vida genera su
silencio y hace que la muerte sea un nuevo tabú. Desde ahí que viene el tema de la
mistificación de la muerte o del tabú siempre de la muerte. Como a mucho también nos
cuesta creer, entonces se hace difícil comprender esta otra perspectiva que es
escatológica. Ahora queremos ofrecer unas herramientas que nos pueden ayudar a
acercarnos a una comprensión razonable y teológica de la muerte desde el ámbito
cristiano.
III- La muerte desde el ámbito escatológico: reflexiones teológico-
sistemáticas
a) La muerte como realidad humana
Es algo que se plantea inevitablemente en la vida de cada persona consciente →
supone un desafío que amenaza el sentido mismo de nuestra existencia.
Aspectos analizados por la moderna filosofía existencial acerca de la muerte:
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- La muerte supone el fin del hombre entero, en su unidad constitutiva de cuerpo y
alma → es el hombre entero quien muere, y morir significa “cesar de ser”.
- La muerte es la posibilidad por excelencia del hombre → la única certeza
ineludible: relativiza y cierra es paso a otras posibilidades.
o Heidegger: el hombre como “ser para la muerte” → la vive como
posibilidad permanente.
- La muerte goza de constante presencia en la vida → vivir es de algún modo un
constante estar muriendo
- La muerte obliga al hombre a definirse personalmente ante ella → no se sufre
pasivamente, sino que el hombre ha de optar libremente ante ella.
- La presencia ineludible de la muerte puede convertirse en un factor positivo que
ayude a vivir con mayor profundidad y responsabilidad la misma vida.
b) Visión cristiana de la muerte
Parte de un doble presupuesto:
- Escritura y tradición de la Iglesia → relación directa entre la muerte y el pecado:
en referencia a la experiencia histórica que el hombre hace de ella (sinsentido que
provoca angustia)
- Cristo nos ha librado del carácter penal de la muerte, porque murió la muerte
humana de otro modo → como entrega oblativa de la propia vida.
Qué aporta la visión cristiana (partiendo de estos dos presupuestos)
- Muerte como final del hombre entero → más que final, la muerte es un principio
(un tránsito): Cristo ha muerto para resucitar; el hombre resucita para participar
de una vida eterna y definitiva.
o La vocación esencial del hombre es “ser para la vida”
- La muerte es para el cristiano la posibilidad señera de la existencia → la muerte
es la configuración con Cristo: no es pena, sino un conmorir con Cristo para
resucitar con Él.
- La muerte del cristiano es una realidad constantemente presente a lo largo de la
vida → es muerte querida y aceptada libremente a lo largo de la existencia.
- En la muerte cada hombre queda identificado con su destino → muerte como fin
del tiempo de prueba.