Este documento discute cómo la sociedad occidental ha deshumanizado la muerte y reducido su significado. La muerte ya no se ve como parte natural de la vida, sino como una anomalía. Se ha perdido la noción de la muerte como algo sagrado que da sentido a la vida. En lugar de aceptar la mortalidad humana, se prefiere negarla o verla como un espectáculo. El documento argumenta que es necesario recuperar el significado y la dignidad de la muerte a través de una razón que promueva relaciones éticas entre las personas.