La autoestima está compuesta de tres componentes: autoconcepto, autoimagen y evaluación propia. Se forma principalmente en la infancia y puede reconstruirse en la adolescencia. Una autoestima baja puede manifestarse de forma pasiva o agresiva y traer consecuencias como tristeza, falta de metas y aislamiento o críticas hacia los demás. Es importante trabajar en mejorar la autoestima para tener éxito en las relaciones, estudios y poder enfrentar los problemas de la vida.