El documento describe el retrato como una figura retórica que combina la descripción de los rasgos físicos e internos de una persona. Explica que el retrato fusiona las figuras de prosografía, que describe las características físicas, y etopeya, que describe las cualidades morales y espirituales. Además, señala que el autorretrato es una descripción subjetiva de una persona realizada por sí misma, en la que se destacan los rasgos que se consideran más definitorios desde una perspectiva personal.