El Barroco español floreció durante los Siglos de Oro bajo los reyes Felipe II, Felipe III y Felipe IV, cuando España alcanzó su mayor poder. Se caracterizó por un pesimismo y desengaño ante el fracaso de los ideales renacentistas de armonía y perfección mundana, así como una preocupación por la fugacidad del tiempo y la pérdida de confianza en las ideas del Renacimiento.