Proyecto por la Regionalización y la Función Municipal
Calle jose cruz conde
1. FICHA DE TRABAJO SOBRE SIMBOLOGÍA Nº
Número de objeto de estudio: 1.- Vía Pública: calle
NOMENCLATURA: __ José Cruz Conde ________________________________________________
HISTORIA DE LA NOMINACIÓN:
INICIATIVA/PROMOTOR: _________________
NOMENCLATURA ANTERIOR: ________ Málaga y anteriormente Doctor León Torrellano________
ARGUMENTACIÓN:
José Cruz Conde Fustegueras nació en Córdoba en 1878 y falleció en Madrid en
el Hospital Francés de esa ciudad a finales de enero de 1939. Perteneció a una familia
de la burguesía acomodada cordobesa en la que a sus vinculaciones al mundo de los
negocios, de la política, de la abogacía, de la cultura y de la universidad, añadiría la
generación de José Cruz Conde, la de la milicia vinculándola así mismo con la política.
Había cursado sus estudios militares en la Academia de Artillería de Segovia en la que
ingresó en 1896, obteniendo el grado de teniente en 1900 y el de comandante en
1919. Durante 34 años y hasta el 12 de septiembre de 1930, fecha definitiva de su
retiro en el escalafón militar, alternaría su actividad en el ejército con la vida política
en la agitada década de la España de los años veinte.
Desde el punto de vista de la actividad militar, intervendría en algunas de las
campañas del norte de África, participando muy activamente en la batalla de Txardit
(1909); su presencia en estas campañas le llevaría a trabar una profunda amistad con
otros militares africanistas lo que, con el paso del tiempo, sería de una importancia
capital para el desarrollo de su posterior actividad política. En este sentido y en esta
primera etapa de su trayectoria, pronto hará notar lo que van a ser algunos de los
esenciales supuestos de su alineamiento político: rechazo del caciquismo
restauracionista y de las corruptelas propiciadas por los partidos del turno dinástico,
profunda simpatía por las reformas auspiciadas por A. Maura, así como su admiración
hacia las nuevas derechas autoritarias que están surgiendo en algunas sociedades de la
Europa de entreguerras.
Colaboraría muy activamente en el golpe de estado de 23 de septiembre de
1923 que llevaría al poder a Miguel Primo de Rivera, estando José Cruz Conde en los
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El día 16 de marzo de 1939, pocos días antes del fin de la Guerra Civil, en una reunión de la
Comisión Gestora Municipal que preside J. Mª. Verástegui y en el salón de plenos del Ayuntamiento
de Córdoba, se da lectura de un escrito procedente del Gobierno Civil de la Provincia y que da
traslado del acuerdo de la Subsecretaría del Ministerio de la Gobernación que autoriza a la
corporación municipal “para cambiar la nomenclatura de la calle Málaga por la de José Cruz
Conde”; pocas fechas antes había sido nominado hijo predilecto a la ciudad y, en un pleno de la
Diputación de 16 de febrero de 1936 a propuesta de su amigo y presidente de la institución, Quero
Goldoni, también hijo predilecto de la provincia.
2. entresijos del mismo y a las órdenes directas de otro de los militares que lo apoyaron,
el general Cavalcanti, jefe de la guarnición militar de Zaragoza.
Muy probablemente, esta intensa participación en la implantación del
régimen primorriverista y su estrecha amistad con quien sería una referencia
fundamental para su vida política, José Calvo Sotelo (colaborador de P. de Rivera y
máximo responsable de la administración local en aquella coyuntura), serían una de las
razones que le llevan a ocupar, a partir de abril de 1924, a la luz del nuevo Estatuto
Municipal promulgado ese año y hasta diciembre de 1925, es decir durante 21 meses,
la alcaldía de la ciudad de Córdoba en la que desarrollaría una importante labor
política y administrativa. Como más adelante referiremos y, al decir de su mejor
estudioso el profesor J. Ponce Alberca, esta labor sería un auténtico revulsivo para la
vida política, administrativa y de desarrollo urbanístico de la ciudad. En enero de 1926
y hasta comienzos de 1930 continuando con esta carrera política, ejercería como
Gobernador Civil de Sevilla en donde, como ha dejado señalado su propio biógrafo, se
encontraría con “una escena política sumamente compleja”, de la que no están
exentos determinados conflictos con las poderosas fuerzas monárquicas del turnismo
que la dictadura de Primo intentaba “poner en cuarentena”, como con otros sectores
económicos, sociales e, incluso, militares. Simultaneó este cargo de Gobernador con el
de Comisario General de la Exposición Universal de 1929 de Sevilla, siendo ascendido
durante el corto Gobierno de Berenguer al empleo de Teniente Coronel, antes de
pasar a su retiro definitivo en septiembre de 1930.
José Cruz Conde, en los casi dos años que fue alcalde de Córdoba, sería el
máximo responsable en el giro radical de la administración municipal cordobesa:
estabilizando el funcionamiento de su ayuntamiento, dinamizando el gasto público y
generando la posibilidad de una activa política de obras públicas que no tardaría en
reflejarse en Córdoba. Precisamente, bajo su mandato de alcalde se aprobó e inició el
proyecto de modernización del Centro Comercial de la ciudad (1925), que había sido
diseñado por el arquitecto y urbanista Félix Hernández, proyecto que además de
establecer la configuración final de la Plaza de las Tendillas, modificaba y ampliaba los
alineamientos de las calles concurrentes y proyectaba la apertura de una nueva vía
entre Las Tendillas y la calle Góngora, a la vez que intentaba establecer un estilo
arquitectónico uniforme para todos los edificios que, en el futuro, se habrían de
construir. La culminación al proceso creativo de la centralidad moderna y del nuevo eje
comercial cordobés se produce con ocasión de las nuevas alcaldías cordobesas durante
la dictadura de Primo de Rivera, inspirándose todo ello en la obra que había sido
iniciada por José Cruz Conde (García Verdugo, Fco. y Martín López, C.).
De esta forma, elaborado el plan de mejora y embellecimiento de Córdoba
(consistente en puesta en práctica de la totalidad de los proyectos que habían sido
planteados con anterioridad) y, justificado inicialmente por la necesidad inaplazable de
sanear Córdoba, por vez primera el Ayuntamiento recurre a la solución del empréstito,
del endeudamiento de la administración municipal, para poder llevar a cabo el citado
plan con el Banco de Crédito Local, entidad financiera creada por el régimen dictatorial
para impulsar el gasto público y mejorar el estado de las infraestructuras. Los datos
oficiales recogidos por el propio BCL y reproducidos por J. Ponce, reflejan bien a las
claras la entidad e importancia, en definitiva, la huella de la gestión cruzcondista:
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3. “desde un punto de vista comparativo a finales de 1929 cuando el gasto de las
exposiciones de Sevilla y Barcelona estaba prácticamente concluido, la ciudad de
Sevilla era la que más monto de gasto había contraído con el BCL con 31 contratos por
valor de 83 millones de pesetas; le seguía Córdoba con 32 contratos y una suma de casi
40 millones de pesetas; a gran distancia quedaban las dos principales urbes españolas”
(Julio Ponce). De su gestión como alcalde son, igualmente, deudoras otras importantes
tareas administrativas y de infraestructuras, siendo especialmente importante el
emplazamiento de los cimientos para la construcción del pantano de Guadalmellato,
que pretendía asegurar el abastecimiento de aguas para la ciudad de Córdoba y su
entorno y que se enmarca en la ambiciosa política de obras públicas que venía
desarrollado la dictadura de Primo de Rivera en el conjunto del país.
Por otra parte y desde el punto de vista político, fue el principal impulsor en la
provincia del único partido de la Dictadura, la Unión Patriótica (U.P.), contando para
ello con otros importantes colaboradores, no pocos de ellos provenientes de la “vieja
política” restauracionista. En opinión de uno de los mejores estudiosos del régimen, J.
Tusell “José Cruz Conde en Córdoba constituye una verdadera revelación política de la
época dictatorial, lo que no obsta para que se sirviera de algunos políticos locales,
generalmente, los contradictores de los grandes caciques en la articulación de la U.P.”.
No obstante, la caída de la dictadura primorriverista y el inmediato fallecimiento de su
gran valedor M. Primo de Rivera, supondrían un giro importante en su trayectoria
política que tomaría tonos reaccionarios, antiliberales y de talante francamente
autoritario y antiparlamentario.
Durante la II República pasaría de un inicial período de ostracismo político, de
un autoexilio en Francia, a convertirse en uno de los hombres fuertes del líder de uno
de los sectores más reaccionarios y autoritarios de la derecha española, José Calvo
Sotelo, interviniendo de forma activa en la recomposición de este sector político,
retomando José Cruz Conde su domicilio de Madrid en la calle Cervantes, convertido
con frecuencia en sede de reuniones conspiratorias y expresando su enorme
admiración por las antirrepublicanas posiciones políticas de Calvo Sotelo que
intentaban fraguar, de nuevo, en un modelo de estado corporativo y alejado de las
pautas del viejo liberalismo parlamentario y considerando, al igual que su gran
mentor, la legitima posibilidad de una sublevación contra la República “cuyas
políticas”, en su opinión, estaban acabando con la España tradicional, católica y
nacional. De manera que, a pesar de tener perfecto conocimiento de ella, no intervino
en la sublevación de Sanjurjo con epicentro en Sevilla en agosto de 1932, criticando de
esta su falta de preparación y la puesta en ejecución de un “plan eficaz”, tal como
había ocurrido en septiembre de 1923; ello no impediría, sin embargo, que fuera
detenido permaneciendo en la cárcel durante unos meses hasta finales de 1932,
momentos en los que se acentuaría su antirrepublicanismno y sus ansias conspirativas
que, inicialmente, se tamizan en su militancia en Renovación Española, (RE) el partido
de Calvo Sotelo, y posteriormente, ya durante llamado “bienio negro” en el Bloque
Nacional (BN), amplio abanico de fuerzas en el que se pretendía la incorporación de
todos los grupos de la extrema derecha (RE, Falange, tradicionalistas, Acción Española),
es decir lo que el profesor Gil Pecharromán ha denominado, con gran acierto,
conservadores subversivos que estaría presidido por J. Calvo Sotelo, ideas y proyecto
apoyados sin fisuras por el cordobés y exalcalde de la ciudad José Cruz Conde.
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4. La labor de Cruz Conde en la reactivación de RE en Córdoba a partir de la
primavera de 1935 sería de una importancia capital, tal era la huella de su prestigio
político entre determinados sectores de la derecha cordobesa, no dudando ahora en
incorporar al partido determinadas personalidades provenientes de la política
restauracionista (S. Muñoz Pérez, J. Sanz Noguer, J.T. Valverde Castilla, etc.) y siendo
fundamental su papel en la creación de una importante red de comités locales en
muchos de los pueblos de la provincia encarnando, según J. Ponce, toda esta
organización política un auténtico “espíritu calvosotelista” en todo lo que ello
significaba (autoritarismo político, antiparlamentarismo, defensa de los valores
tradicionales, rechazo radical de las reformas republicanas, denuncia de la
conflictividad social, etc. ), tal era la identificación política en estos momentos de José
Cruz Conde y quien era en aquellos momentos su gran referencia política, José Calvo
Sotelo.
Después de las elecciones de febrero de 1936, en las que el propio J. Cruz
Conde se integra en la llamada “candidatura antirrevolucionaria” en nombre del BN
siendo el menos votado de la citada lista en la circunscripción de Córdoba, el partido
de Calvo Sotelo y J. Cruz Conde mantiene su doble vía de acción: la política y la
conspirativa, de manera que junto a su actividad parlamentaria, de tonos cada vez más
radicalizados y amenazantes con el respeto al debate en las instituciones republicanas
y a la acción del gobierno, deriva cada vez más hacia el camino de la conspiración
militar, en la que debe incrustarse una importante dimensión civil de la que RE así
como sus principales dirigentes deben formar una parte importante.
La conjura contra la República se acentúa en la primavera de 1936, en el
contexto de un clima de fuerte enfrentamiento político parlamentario y de una,
también, escalada en la conflictividad social similar, por otra parte a la de otras
coyunturas republicanas, y que son aireados con reiteración en los propios debates
parlamentarios. Como ha señalado su biógrafo, “al abrigo de la cúpula conspirativa
nacional, Cruz Conde fue el encargado de establecer la malla subversiva en Córdoba”
(Ponce Alberca, J.); las razones que esta autor señala son especialmente convincentes:
estar al tanto de todos los preparativos que se desarrollan en Madrid debido a su
cercanía política a Calvo Sotelo, el ser militar en el retiro y jefe de RE en Córdoba y,
desde luego, su importante prestigio, influencia y conocimiento de la vida política
cordobesa. Para perfilar los detalles del pronunciamiento su apoyo básico en la ciudad
de Córdoba será otro militar retirado, el teniente coronel de caballería E. Quero
Goldoni; los entresijos acerca del desarrollo de la conspiración en la ciudad quedaron
reflejados en su momento por los periodistas Durán de Velilla y García Prieto y, mucho
más recientemente, por el estudioso militar Gil Honduvilla, quedando patente en todo
momento el importante protagonismo de J. Cruz Conde y convirtiéndose en esencial
para la suerte de la sublevación en Córdoba la visita que realiza a esta ciudad el día 6
de julio de 1936 con el objetivo fundamental de convencer, definitivamente, a los jefes
de los regimientos y Guardia Civil (Ciriaco Cascajo, Mariano Rivero y Fco. Marín), de
guarnición en Córdoba, para ponerse a las órdenes de G. Queipo de Llano que lideraría
la sublevación desde Sevilla; las iniciales reticencias de alguno de ellos con respecto de
quien ostenta la capitanía general de la Región Orgánica son vencidas con la promesa
de la rápida llegada a Córdoba, gracias a las gestiones del propio Cruz Conde, del
general García de la Herrán. No obstante, los asesinatos del teniente Castillo y de
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5. Calvo Sotelo el día 13 de julio, como es de sobra conocido, precipitarían los
acontecimientos y, tras la sublevación de la guarnición de Marruecos y los frustrados
intentos del Gobierno de Casares Quiroga por llegar a algún tipo de acuerdo, el 18 de
julio comenzaba la Guerra Civil española.
José Cruz Conde, por consejo de uno de los generales que estaban en la
conspiración, el antecitado García de la Herrán, se quedaría en Madrid, cambiando su
domicilio a un céntrico hotel y en espera de que sus servicios fueran necesarios tras la
sublevación en la capital. Según nos comenta J. Ponce Alberca, su estancia en Madrid,
además de poder prestar su apoyo político en estos difíciles momentos llenos de
incertidumbre, le podía ofrecer un cierto anonimato y no ser, como ocurriría en los
primeros momentos, fácilmente reconocido lo que, ciertamente, le ofreció la
posibilidad de encontrar refugio diplomático.
Concluyendo y de todo lo anterior, podemos exponer sin ningún tipo de
circunloquios que es claro el protagonismo de J. Cruz Conde en la dimensión civil de la
conspiración que conduce a la Guerra Civil española (1936-1939). Cuestión, sin duda,
sujeta a cuestiones interpretativas y sobre lo que, ciertamente, existen suficientes
argumentos es si su concepción del golpe de estado que se preparaba y que,
finalmente, derivó en el conflicto que terminó configurando la política española a lo
largo del siglo XX, se ajustaba más al modelo de pronunciamiento primorriverista, tal
como este fue ejecutado en septiembre de 1923 y en el que debían de resaltar más sus
planteamientos regeneracionistas, antiparlamentarios y autoritarios, que en el modelo
de levantamiento fascista y represivo que, ahora sí, tuvo lugar a partir de los días
17/18 de julio de 1936.
Su fallecimiento en el Hospital Francés de Madrid, después de haber pasado por
su estancia durante la guerra como refugiado político, sucesivamente, por las
legaciones diplomáticas de Perú, Argentina y la República Dominicana, se produce a
finales del mes de enero de 1939, aproximadamente dos meses antes, pues, de que
finalice la Guerra Civil española. La prensa cordobesa recoge muy profusamente el
deceso de quien había sido su alcalde entre 1924 y 1925, antes de pasar a ocupar los
cargos de Gobernador Civil de Sevilla y el de Comisario regio de la Exposición Universal
de Sevilla de 1929. En este sentido, esta misma prensa no ahorra referencias, tanto a
lo que ha sido su importante labor como gestor de muchas de las principales
realizaciones que colaboraron a la modernización de la ciudad, en su incansable
trabajo por la promoción de la misma, como también, igualmente, en lo que supuso su
importante participación en la organización de la sublevación militar en la propia
ciudad de Córdoba, reiterándose la información testimoniada los periodistas Durán de
Velilla, M. y García Prieto, de que “unos días antes del Glorioso Movimiento Nacional,
llegó a Córdoba y puesto al habla con el entonces coronel Cascajo, pudo apreciar que
con el patriotismo, la entereza y el valor de ese gran jefe, Córdoba se salvaría.
Colaboró con el hoy general Cascajo en la organización del Movimiento, y con plena
confianza de su triunfo en su patria chica, marchó a Madrid donde actuó a las órdenes
del General García de la Herrán. Milagrosamente salvado en los primeros días, logró
burlar la especial persecución de que le hicieron objeto. La falta de alimentos y
medicinas y los sufrimientos pasados, lograron triunfar la vida de este gran español y
cordobés de quien la patria podría esperar aún mejores servicios”. El propio Eduardo
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6. Quero, en aquellos momentos del fallecimiento de Cruz Conde presidente de la
Diputación, publica una carta de pésame aparecida en la prensas local en la que
pondera los méritos del “mejor alcalde de Córdoba” (sic), y la inteligencia y energía de
“este infatigable, gran militar y leal servidor del Movimiento por el que lo sacrificó
toda, hasta su propia vida sin alcanzar a oír lo triunfales clarines de una victoria
imperial que alzará sobre las tumbas de los caídos la inmortal trilogía de una España
única, grande y libre, por la que tanto luchó”.
DOCUMENTACIÓN/BIBLIOGRAFÍA:
SOPORTE GRÁFICO:
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Biblioteca de Prensa Histórica Virtual (consulta en línea de Diario de Córdoba,
Azul, Guión, Córdoba Gráfica).
Ponce Alberca, Julio, “Del poder y sus sombras. José Cruz Conde (1878-1939)”.
Cabra, Excmo. Ayuntamiento/Cajasur, 2001
García Verdugo, Fco. Y Martín López, C. (coord.) “Córdoba en la Historia. La
construcción de la urbe”. Córdoba, Ayuntamiento de Córdoba, 1999.
Tusell Gómez, J. “La crisis del caciquismo andaluz (1923-1931)”. Madrid, Cupsa-
Planeta, 1977
Aguilar Gavilán, E. y Ponce Alberca, J. “Memorias de J. Cruz Conde. Notas de un
asilo diplomático (Madrid, julio 1936-enero 1939)”. Córdoba, Almuzara, 2011
Durán de Velilla, M. y García Prieto, M. “18 de Julio. Episodios del Glorioso
Movimiento Nacional en Córdoba”. Córdoba, Imprenta Provincial, 1936
Gil Honduvilla, J. “Militares y sublevación. Córdoba y provincia, 1936: causas,
personajes, preparación y desarrollo”. Sevilla, Muñoz Moya, 2012
Archivo Histórico Municipal de Córdoba SF/C 03913-057; 062; 063; 065; 066;
SF/C 03913-052.
7. Quero, en aquellos momentos del fallecimiento de Cruz Conde presidente de la
Diputación, publica una carta de pésame aparecida en la prensas local en la que
pondera los méritos del “mejor alcalde de Córdoba” (sic), y la inteligencia y energía de
“este infatigable, gran militar y leal servidor del Movimiento por el que lo sacrificó
toda, hasta su propia vida sin alcanzar a oír lo triunfales clarines de una victoria
imperial que alzará sobre las tumbas de los caídos la inmortal trilogía de una España
única, grande y libre, por la que tanto luchó”.
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Cabra, Excmo. Ayuntamiento/Cajasur, 2001
García Verdugo, Fco. Y Martín López, C. (coord.) “Córdoba en la Historia. La
construcción de la urbe”. Córdoba, Ayuntamiento de Córdoba, 1999.
Tusell Gómez, J. “La crisis del caciquismo andaluz (1923-1931)”. Madrid, Cupsa-
Planeta, 1977
Aguilar Gavilán, E. y Ponce Alberca, J. “Memorias de J. Cruz Conde. Notas de un
asilo diplomático (Madrid, julio 1936-enero 1939)”. Córdoba, Almuzara, 2011
Durán de Velilla, M. y García Prieto, M. “18 de Julio. Episodios del Glorioso
Movimiento Nacional en Córdoba”. Córdoba, Imprenta Provincial, 1936
Gil Honduvilla, J. “Militares y sublevación. Córdoba y provincia, 1936: causas,
personajes, preparación y desarrollo”. Sevilla, Muñoz Moya, 2012
Archivo Histórico Municipal de Córdoba SF/C 03913-057; 062; 063; 065; 066;
SF/C 03913-052.