2. Antes, las intervenciones más importantes de la
Iglesia en materia social se habían publicado
con ocasión del aniversario de la Rerum
Novarum (1891) de León XIII.
Pío XI: Quadragésimo anno (1931)
Pío XII: Discurso de Pentecostés (1941)
Juan XXIII: Mater et Magistra (1961)
Pablo VI, Carta apostólica: Octagesima adveniens (1971)
Juan Pablo II: Laborem exercens (1981)
Centesimus Annus (1991).
3. Pero también algunas excepciones:
JUAN XXIII
1963 JUAN PABLO II
1987
POPULORUM PROGRESSIO
PABLO VI
1967
PACEM IN TERRIS SOLLICITUDO REI
SOCIALIS
4. Siguiendo el
ejemplo de su
predecesor,
Benedicto XVI
publica Caritas in
Veritate para
conmemorar el
40 aniversario de
la Populorum
Progressio
10
10 PUNTOS QUE
PUEDEN SER LA
SÍNTESIS.
Sin negar la
importancia de la
Rerum Novarum,
Benedicto XVI
considera que las
enseñanzas de la
Populorum
Progressio están más
cerca de los
problemas actuales.
6. TEMAS FUNDAMENTALES
El gran tema de la encíclica es la ética económica: quizá debido a la
crisis económica que en ese momento era mucho más novedosa y
alarmante, pero más aun por el papel que ha alcanzado lo financiero
mercantil en las dinámicas mundiales actuales y, por tratarse del tema
del desarrollo de los pueblos, donde el factor económico es sin duda de
gran relevancia, sin desconocer la importancia de los factores políticos,
culturales y espirituales como la caridad en la verdad lo demuestra. La
encíclica apuntará la necesidad de volver a traer a escena la relación
irrenunciable entre economía y ética, o la moralidad de la economía
pues, contrario a lo que la ideología tecnocrática postula diciendo que
invertir es un hecho meramente técnico, “toda decisión económica tiene
consecuencias de carácter moral”
7. ORGANIZACIÓN DE LA ENCÍCLICA
LA COLABORACIÓN DE
LA FAMILIA HUMANA.
EL DESARROLLO
HUMANO EN NUESTRO
TIEMPO
EL DESARROLLO DE
LOS PUEBLOS Y
LA TÉCNICA
DESARROLLO DE LOS
PUEBLOS, DERECHOS,
DEBERES, AMBIENTE.
EL MENSAJE DE LA
POPULORUM
PROGRESSIO
FRATERNIDAD, DESARROLLO
ECONÓMICO Y SOCIEDAD CIVIL
V
VI
I
II
III
IV
8. Comenzaremos por el capítulo VI, donde se
explica que la antigua cuestión social se ha
convertido hoy en una cuestión
antropológica.
Después veremos los capítulos I y II, en los
que Benedicto XVI muestra por qué la
Populorum Progressio de Pablo VI sigue
siendo válida y actual.
Luego es el turno de la Introducción y la
Conclusión, que contienen el verdadero
mensaje de la Encíclica y nos dan la clave
de su lectura.
Por último, será más fácil comprender las
orientaciones de la Iglesia ante los nuevos
problemas de nuestro tiempo, contenidas
en los capítulos III, IV y V.
10. El sexto capitulo está centrado en el tema del "Desarrollo de los pueblos y la
técnica". El Papa pone en guardia ante la "pretensión prometeica" según la
cual "la humanidad cree poderse recrear valiéndose de los ´prodigios´ de la
tecnología". La técnica, subraya, no puede tener una "libertad absoluta".
El campo primario "de la lucha cultural entre el absolutismo de la tecnicidad y
la responsabilidad moral del hombre es hoy el de la bioética", explica el Papa,
y añade: "La razón sin la fe está destinada a perderse en la ilusión de la propia
omnipotencia". La cuestión social se convierte en "cuestión antropológica". La
investigación con embriones, la clonación, lamenta el Pontífice, "son
promovidas por la cultura actual", que "cree haber desvelado todo misterio". El
Papa teme "una sistemática planificación eugenésica de los nacimientos".
11. Vuelve la tentación de siempre: ¿qué
necesidad tenemos de Dios, si el hombre es
autosuficiente y puede liberarse con sus
propias manos?
12. No es así, responde la Encíclica: el verdadero
desarrollo no consiste principalmente en
hacer. La clave del desarrollo es una
inteligencia capaz de pensar la técnica y de
comprender el sentido plenamente humano de
la acción humana, dentro del horizonte de
sentido de la persona tomada en la totalidad
de su ser (n. 70).
13. Frente a estos desafíos, es necesario comprender que la razón y la fe se
ayudan mutuamente y sólo juntas pueden salvar a la humanidad: "la
razón sin la fe está destinada a perderse en la ilusión de su propia
omnipotencia, mientras que la fe sin la razón corre el riesgo de alienarse
de la vida concreta de los hombres" (74). Lejos de Dios, el ser humano
está inquieto y mal; la droga y la desesperación son prueba de ello (76).
Necesitamos ojos nuevos y un corazón nuevo para superar la visión
materialista de los acontecimientos humanos, y vislumbrar un desarrollo
"más allá" que la técnica que la tecnología no puede dar.
14. Y Benedicto XVI concluye: sin Dios, el hombre no sabe
adónde ir y ni siquiera puede comprender quién es.
Pablo VI ya había lanzado la misma advertencia con la
Populorum Progressio. En tiempos de Pablo VI, el
proceso de globalización no había hecho más que
empezar, hoy se necesita otra perspectiva para el
camino del desarrollo mundial. Benedicto XVI,
convencido de la validez de las enseñanzas de la
Populorum Progressio, se propone releerlas a la luz de
los nuevos desafíos de la cuestión antropológica.
16. En el segundo capítulo de Caritas in Veritate, Benedicto XVI
analiza el desarrollo humano en nuestro tiempo. La
búsqueda exclusiva del beneficio "sin tener como fin último el
bien común, “corre el riesgo de destruir la riqueza y crear
pobreza" (21). Son distorsiones del desarrollo la actividad
financiera especulativa, los flujos migratorios y "la explotación
no regulada de los recursos de la tierra". Las crisis nos
obligan a planificar nuevas vías. Es necesaria "una nueva
síntesis humanista".
17. La Populorum Progressio hablaba del desarrollo de los pueblos.
Benedicto XVI prefiere hablar de desarrollo humano integral y
propone actualizar las perspectivas de Pablo VI.
La primera perspectiva procede de los números 41 y 42 de la
Populorum Progressio: No hay verdadero humanismo si no está
abierto al reconocimiento de una vocación que ofrece la
verdadera idea de la vida humana.
Benedicto XVI hace suya esta afirmación y comenta: Pablo VI
quiso decirnos, ante todo, que el progreso es, en su origen y
esencia, una vocación: "Por designio de Dios, todo hombre está
llamado a desarrollarse, porque toda vida es una vocación" n.
16.
18. “La vocación es una llamada que espera una
respuesta libre y responsable. El desarrollo
humano integral presupone la libertad
responsable de la persona y de los pueblos:
ninguna estructura puede garantizar este
desarrollo al margen y junto a la
responsabilidad humana (n.17)
19. No hay desarrollo integral sin reconocimiento de la dignidad de la persona
humana, de su libertad y de su responsabilidad. El segundo principio
fundamental de Pablo VI es que el desarrollo, para ser verdaderamente
humano, debe ser fraterno. Benedicto XVI también hace suya esta
perspectiva y la actualiza. N.21:
Pensemos, por ejemplo:
En la actividad financiera mal utilizada, de modo prevalentemente
especulativo.
En los flujos migratorios dramáticamente abandonados a sí mismos.
En la explotación desordenada de los recursos naturales.
En la corrupción.
En la ilegalidad.
Esta es la prueba de que sin verdadera caridad no hay fraternidad, ni
verdadero desarrollo humano e integral.
20. Las demostración de que las estructuras e instituciones económicas por sí solas no bastan, si
no se tienen en cuenta los componentes humanos y humanizadores del desarrollo.
Por último, la Populorum Progressio subraya que las reformas deben llevarse a cabo dentro de
una perspectiva interdisciplinar, armonizando los diversos aspectos del desarrollo en una visión
de conjunto.
Caritas in Veritate propone lo mismo: las evaluaciones morales y la investigación científica
deben llevarse a cabo conjuntamente, y la caridad debe animarlas en un conjunto
interdisciplinar armonioso. (N.31)
Muchas dimensiones relacionadas con la "cuestión antropológica" están interrelacionadas:
"Los derechos individuales no pueden separarse de una visión global de los derechos y
deberes, de lo contrario la reivindicación de los derechos se convierte en la posibilidad de
mantener los privilegios de unos pocos: "los derechos presuponen deberes sin los cuales se
convierten en arbitrariedad" (n.43).
Crecimiento demográfico: "Se trata de un aspecto muy importante del verdadero desarrollo,
porque concierne a los valores inalienables de la persona humana.
Concierne a los valores inalienables de la vida y de la familia.
Considerar el crecimiento demográfico como la causa principal del subdesarrollo es incorrecto,
incluso desde un punto de vista económico" (n. 44).
21. . LA CLAVE DE LECTURA DE
LA ENCÍCLICA
INTRODUCCIÓN Y
CONCLUSIONES
22. En este sentido, es necesario interpretar "los signos de los tiempos" a la luz de la
revelación cristiana y del Magisterio de la Iglesia.
"¿Cuál es la lectura que hace el Papa de la Encíclica?
"El Papa parte de la convicción de que la vida es un don. Nadie puede dársela a sí
mismo. Cada persona es esencialmente una "vocación"; "llamado a la vida" (un
designio de Dios), hay que saber acoger esta llamada y responder a ella libremente,
haciéndola realidad en la propia vida.
"Cada persona encuentra su propio bien adhiriéndose al plan de Dios sobre ella,
para realizarlo plenamente: es en este plan donde encuentra la verdad sobre sí
misma y, adhiriéndose a él, se hace libre (cf. Jn 8,22)" (n.1).
Dios no puede ser expulsado de la conciencia humana.
El hombre está hecho para la verdad y para el amor; y Dios sigue siendo la única
respuesta posible no sólo a lo que exige la inteligencia (verdad), sino también a lo
que experimenta el corazón (amor).
23. Por eso, la "caridad en la verdad" no es sólo la esencia del anuncio cristiano,
sino también el "cemento" necesario para lograr un desarrollo humano integral.
"Para que las realizaciones humanas sean sólidas no sólo las realizaciones
personales 'privadas' (familia, amigos) sino también las 'públicas' (políticas,
económicas, sociales) debemos basarlas en la roca firme de una 'caridad
verdadera', de un amor verdadero.
De hecho, "sin la verdad, la caridad cae en el sentimentalismo" y el amor "es
prisionero de las emociones y de las opiniones contingentes de los individuos,
una palabra de la que se abusa y se distorsiona, hasta el punto de significar lo
contrario" (n. 3).
"Pero "la verdad, al sacar a los hombres de las opiniones y sensaciones
subjetivas, les permite superar las determinaciones culturales e históricas para
encontrarse a sí mismos en la valoración del valor y de la sustancia de las
cosas" (n. 4).
"Sólo la caridad en la verdad hace posible el diálogo, la comunicación y la
comunión.
24. Vivir la caridad en la verdad es el único fundamento sobre el que se puede construir una "buena
sociedad y realizar el desarrollo integral de la humanidad". Benedicto XVI insiste mucho en la
necesidad de la religión para el progreso de la humanidad.
"Pero en la situación actual del mundo en que vivimos¨, ¿cómo puede hacerse esto?
La respuesta está, una vez más, en la "caridad en la verdad": en el diálogo fecundo y la
colaboración fructífera entre la razón y la fe religiosa. "La razón debe ser siempre purificada por la
fe.
La religión, por su parte, necesita ser purificada por la razón para mostrar su auténtico rostro
humano. La ruptura de este diálogo implica un coste muy grave para el desarrollo de la
humanidad" (n. 56)
"En la experiencia vital de los discípulos de Jesús en la ciudad, en el diálogo entre la fe y la vida
cotidiana, nace el pensamiento social cristiano, la doctrina social de la Iglesia.
"Esta doctrina [...] es un servicio de caridad pero en la verdad. [...] Es a la vez la verdad de la fe y
de la razón, en la distinción y, juntas, en la sinergia de estas dos esferas cognoscitivas" (n.5).
"El Papa formula así una nueva definición de la doctrina social de la Iglesia: "es 'caritas in veritate
in re sociali', es decir, el anuncio de la verdad del amor de Cristo en la sociedad" (n.5).
25. La doctrina social de la Iglesia no nace de fuera, de la
"cuestión social", sino de dentro, de la respuesta de verdad y
amor que el cristianismo ofrece a las expectativas de la
sociedad humana.
Es evidente que "la Iglesia no tiene soluciones técnicas que
ofrecer y no desea en modo alguno inmiscuirse en la política
de los Estados"; pero sí tiene una misión de verdad que
cumplir, en todo tiempo y circunstancia, en favor de una
sociedad conforme al hombre, a su dignidad, a su vocación"
(n. 9).
26. LA IGLESIA ANTE LOS MAYORES
PROBLEMAS DE HOY.
CAPÍTULOS III, IV Y V
27. Tres instancias: Mercado, Estado y sociedad civil (civilización de la
economía).
La sociedad civil es el ámbito más apropiado para una economía de la
gratuidad y de la fraternidad, sin negarla en los otros ámbitos. La actividad
económica no puede prescindir de la gratuidad, que fomenta y extiende la
solidaridad y la responsabilidad por la justicia y el bien común. Sin la
gratuidad no se alcanza ni siquiera la justicia. Se requiere un mercado donde
puedan operar libremente, con igualdad de oportunidades. Junto a la empresa
privada orientada al beneficio; las empresas públicas y otras organizaciones
productivas que persigan fines mutualistas y sociales.
Capitulo III
28. UNA MIRADA EN LA GLOBALIZACIÓN:
La globalización, una humanidad cada vez mas interrelacionada.
La globalización no solo es un proceso socioeconómico, sino
también cultural. Lo ético sería la unidad de la familia humana y
su crecimiento en el bien. La globalización no es a priori ni
buena ni mala sino lo que la gente haga de ella, debemos ser
sus protagonistas, no sus víctimas. Oponerse ciegamente a la
globalización sería una actitud errónea. Ofrece la posibilidad de
una gran redistribución de la riqueza a escala planetaria, pero si
se gestiona mal, puede incrementar la pobreza y la desigualdad,
es necesario corregir las disfunciones. Impulsar la globalización
hacia metas de humanización solidaria
29. PARA EL DESARROLLO NO DEBEMOS OLVIDAR A LA FAMILIA
• Para el desarrollo humano no olvidar los valores irrenunciables de la vida y de la familia,
una procreación responsable y un significado profundo de la sexualidad, no reducida a un
mero hecho hedonista y lúdico o a una única instrucción técnica, sino a una verdadera
educación, no olvidando que compete de manera primordial a las familias, antes que al
Estado.
• Proponer a las nuevas generaciones la hermosura de la familia y del matrimonio, su
sintonía con las exigencias más profundas del corazón y de la dignidad de la persona.
Los estados están llamados a establecer políticas que promuevan la centralidad y la
integridad de la familia.
• La apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza social y económica, por
que el gran número y la capacidad de sus habitantes han hecho que grandes naciones
salgan de su riqueza, por el contrario el bajo índice de natalidad es un problema crucial
para las sociedades de mayor bienestar (se reduce la disponibilidad de trabajadores).
30. A la luz de estas premisas se comprende la postura de la Iglesia ante los
desafíos de la "cuestión antropológica".
Es evidente precisa la Encíclica que las grandes novedades que presenta la
situación actual del desarrollo de los pueblos exigen a menudo soluciones
nuevas" (n. 32).
Hay que buscarlos juntos, respetando las leyes propias de cada realidad y a
la luz de una visión integral del hombre que refleje los diversos aspectos de
la persona humana, contemplada con una mirada purificada por la caridad"
(n. 32).
En este punto, la Encíclica introduce la idea clave que recorre todo el texto:
"La caridad, en verdad, sitúa al hombre ante la admirable experiencia del
don. La gratuidad está presente en su vida de muchas formas, que a
menudo pasan desapercibidas a causa de una visión puramente productiva
y utilitarista de la vida.
31. La verdad es un don más grande que nosotros; nos precede como el
don de la caridad (San Agustín).
"La verdad no la producimos nosotros, sino que siempre se encuentra, o
mejor, se recibe" (n. 34).
"El Papa concluye: "Como don recibido por todos, la caridad en la
verdad es una fuerza que constituye la comunidad y unifica a los
hombres sin barreras ni límites" (n. 34).
Esto implica profundizar en la categoría de "relación", que nos lleva a
descubrir que la criatura humana, de naturaleza espiritual, se realiza "en
las relaciones interpersonales: cuanto más auténticamente las vive, más
madura su identidad personal. No es aislándose como el hombre se
valora a sí mismo, sino relacionándose con los demás y con Dios [...].
Esto vale también para los pueblos" (n. 53).
32. Estas consideraciones son la razón de las orientaciones de la
Encíclica en el ámbito
de las "finanzas éticas" (n.45);
el cuidado del medio ambiente (n.48)
el uso responsable de los recursos energéticos (n.49); la libertad religiosa (n.55)
la colaboración fraternal entre creyentes y no creyentes (n.56); el papel de la
cooperación internacional (n.58)
el turismo internacional como factor de crecimiento (nº 61); el fenómeno
migratorio (nº 62)
los nuevos poderes de las organizaciones sindicales (Nº 64)
la necesidad de una auténtica autoridad mundial (Nº 67).
La amplitud de los horizontes y problemas que el Papa Benedicto XVI
aborda en su Encíclica hacen de Caritas in Veritate una verdadera "brújula"
para el siglo XXI.
33. El compartir los bienes y recursos, de lo que proviene el
auténtico desarrollo, no se
asegura sólo con el progreso técnico y con meras
relaciones de conveniencia, sino con
la fuerza del amor que vence al mal con el bien (cf. Rm
12,21) y abre la conciencia del
ser humano a relaciones recíprocas de libertad y de
responsabilidad . (24)