La carta habla sobre la necesidad y dificultad de confiar en medio de las limitaciones de la vida. Explica que la vida no consiste en controlar sino en confiar, especialmente en Dios. Citando textos del Evangelio y de San Francisco de Asís, enfatiza que Dios es la fuente de toda confianza y que al confiar en Él podemos descansar a pesar de todo. Finalmente, invita a aprender a confiar agradeciendo.