La misa celebra la última cena de Jesús antes de morir, cuando compartió pan y vino con sus discípulos. Jesús les pidió que continuaran celebrando esta cena en su memoria. Después de la resurrección, los apóstoles explicaban esta tradición a los nuevos conversos. Hoy en día, los cristianos se reúnen en la iglesia los domingos para celebrar la eucaristía, en la que el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo durante la comunión.