1. Todos te están buscando N°21 1
Nº 21 Marzo 2017
¡Hola, amigos!
Después de unas ‘largas vacaciones’ nos volvemos a comunicar. Pasaron muchas cosas. La
Iglesia sigue su camino guiada por el Buen Pastor: Jesucristo. A propósito de la Iglesia, la Iglesia
católica aclaremos, tenemos un problema sobre su significado. La prensa en general tiende a
identificar la Iglesia con el Papa y los obispos. Es decir: el clero. ¿El resto de los creyentes qué
somos? No tenemos una identidad definida, al menos en la prensa. En el Concilio Vaticano II se
insistió mucho en que Iglesia es el Pueblo de Dios. Así, en forma inclusiva. A partir de este magno
evento todos nos sentíamos Iglesia con derecho a participar y tener opinión propia, sin necesidad de
pedir permiso a nadie. Pero, el tiempo no pasa en vano y hoy observamos, cada vez más que Iglesia
se identifica con el clero y punto. ¡Qué lástima! Y nos podemos preguntar: Esta restricción, ¿es solo
de la prensa mundial?
En esta entrega continuamos ofreciendo materiales para seguir reuniéndonos y crecer en la
fe; también para la iniciación cristiana de niños: Les anunciamos lo que hemos visto y oído. Que lo
disfruten.
Pedro Tulipano y equipo
2. Todos te están buscando N°21 2
“Felices los que escuchan la Palabra de Dios y la practican”
(Lucas 11,28
3. Todos te están buscando N°21 3
“No tentarás al Señor, tu Dios”
1º domingo de Cuaresma – Ciclo A
Oración inicial
Padre bueno, envíanos tu Espíritu y sé nuestro auxilio para luchar frente a las
tentaciones que en todo momento ponen en peligro nuestra paz interior. Te lo
pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Introducción
Con la Cuaresma iniciamos el camino a la Pascua de Jesús. Resuena en
nuestros oídos el llamado a la conversión sincera. También somos invitados a
realizar los actos propios de este tiempo: el ayuno, la oración y la caridad hacia los
demás, especialmente con los más necesitados.
Al comienzo de este tiempo recordamos la preparación de Jesús para su
misión pública. El Espíritu Santo lo condujo al desierto donde ayunó durante
cuarenta días. Al final de los cuales fue tentado por el demonio.
También nosotros somos probados con la tentación. Pero, ¿qué es la
tentación?:
Para algunos la tentación es estar ante una comida deliciosa a
sabiendas de que seguramente no le caerá bien.
Para otros es tener la oportunidad de tomar alguna cosa deseada
pero que no le pertenece.
Hay quienes enfrentan la tentación de no decir la verdad porque
saben que los perjudica.
Otros tienen que defender su opción de vida ante insinuaciones y un
medio adverso que le propone otra cosa.
Estas son algunas de las situaciones posibles que ponen a prueba nuestros
proyectos de vida. La fe no escapa a la prueba. También los creyentes somos
zarandeados por la tentación:
¿Qué pruebas hemos pasado y cómo las resolvimos?
Dialogamos.
Jesús al comienzo de su misión fue probado, tentado, por el demonio.
Veamos cómo fue:
Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el
demonio. Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió
hambre. Y el tentador, acercándose, le dijo: “Si tú eres Hijo de Dios, manda que
estas piedras se conviertan en panes”. Jesús le respondió: “Está escrito: El
hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de
Dios”.
Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte
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más alta del Templo, diciéndole: “Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque
está escrito: Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos
para que tu pie no tropiece con ninguna piedra”. Jesús le respondió: “También
está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios”.
El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver
todos los reinos del mundo con todo su esplendor, y le dijo: “Te daré todo esto,
si te postras para adorarme”. Jesús le respondió: “Retírate, Satanás, porque
está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto”.
Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo”.
(Mateo 4, 1-11)
¿Qué pretendía el demonio al tentar a Jesús?
Dialogamos.
Nuestro proyecto de vida cristiana muchas veces es puesto a prueba. En esos
momentos sentimos que necesitamos la ayuda de Dios. Por eso, recurrimos a
la oración en busca de esa ayuda:
A cada intención respondemos: Ayúdanos, Señor.
Para que a través de la oración y el ayuno crezcamos en la fe, oremos,
Para que siguiendo tu ejemplo no caigamos en la tentación, oremos,
Para que comprometamos nuestro servicio a los más pobres, tristes y
a los que están solos, oremos,
Para que nos dispongamos a llegar a nuestros hermanos que no te
conocen, oremos,
Finalizamos orando juntos: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
5. Todos te están buscando N°21 5
“Señor, ¡qué bien estamos aquí!”
2º domingo de Cuaresma – Ciclo A
Oración inicial:
Padre, envíanos tu Espíritu para comprender tus divinas señales y creer en
la resurrección. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Introducción
En este tiempo de Cuaresma nos preparamos a la Pascua de Jesús. Él vivió
momentos muy dramáticos, su pasión y muerte de Cruz, para, finalmente, resucitar.
Todo esto la entrevió con anticipación y se sometió al designio del Padre. En
preparación a este momento, quiso que algunos de sus discípulos presenciaran su
gloria al transfigurarse ante ellos. Sus discípulos la contemplaron y se sintieron a
gusto con esta experiencia.
Nuestra vida de fe se parece bastante a esa experiencia de los discípulos: por
momentos sentimos muy fuerte la presencia de Dios y, por momentos sufrimos su
‘ausencia y su silencio’, es lo que nos parece. Compartamos fraternalmente, la
experiencia personal de la presencia de Dios y de su silencio.
(Dialogamos).
La experiencia vivida por Pedro, Santiago y Juan nos puede ayudar para
entender la actuación de Dios:
Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un
monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el
sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. De pronto se les aparecieron
Moisés y Elías, hablando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bien estamos aquí!
Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para
Elías”. Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y
se oyó una voz que decía desde la nube: “Éste es mi Hijo muy querido, en quien tengo
puesta mi predilección: escúchenlo”. Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en
tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no
tengan miedo”. Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.
Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: “No hablen a nadie de esta
visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos”.
(Mateo 17,1-9)
Con Jesús siempre se está bien, re-bien. Pero nuestra vida de fe tiene de
todo. También los silencio de Dios. Por eso Jesús les dijo a los discípulos, y nos dice
a nosotros: “No tengan miedo”.
¿Qué enseñanza extraemos de este relato?
Si tuviéramos que destacar las palabras más significativas para cada uno,
¿cuáles serían?
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Es muy agradable estar contemplando la presencia del Señor Jesús, como los
discípulos, pero no podemos dejar de lado la vida diaria y el trato con los demás,
para no caer en una fe meramente individualista. El trato con el Señor nos
fortalece en la fe para vivirla plenamente en el día a día y en las vicisitudes que
nos toquen vivir.
Oración
A cada intención respondemos: Muéstranos tu gloria, Señor.
Para que busquemos momentos de intimidad y silencio contigo, oremos,
Para que en nuestra patria y el mundo, busquemos la paz para todos,
oremos,
Para que nuestros gobernantes abran su corazón y trabajen por el bien
común, oremos,
Para que llevemos las esperanzas y alegrías a los más alejados de tu
Reino, oremos,
Finalizamos orando: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
7. Todos te están buscando N°21 7
“Los que adoran a Dios deben hacerlo en espíritu y en verdad”
3º domingo de Cuaresma – Ciclo A
Oración inicial
Padre eterno, derrama tu espíritu para que recibamos el agua viva, don de
Dios a sus hijos. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Introducción
Camino a la Pascua de Jesús nos preguntamos por nuestra historia personal.
Algunos querrán revisarla y cambiarla. Otros se felicitarán pensando que está todo
bien. Otros no verán la necesidad de pensar en ella porque, total, la vida continúa…
Nuestros vecinos, ¿qué opinión tienen de la pascua que se acerca? ¿Y
qué relación establecen con su vida personal?
¿Qué esperan de Dios?
Entonces, ¿qué traerá de especial esta Pascua?
Dialogamos.
El evangelista San Juan nos narra un episodio conmovedor: Jesús dialoga con
una mujer samaritana y logra despertar sus inquietudes personales y las de
sus compatriotas:
Jesús llegó con sus discípulos a una ciudad de Samaría llamada Sicar,
cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José. Allí se encuentra el pozo
de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora
del mediodía. Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: “Dame de
beber”. Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. La
samaritana le respondió: “¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí,
que soy samaritana?” Los judíos, en efecto, no se tratan con los samaritanos.
Jesús respondió: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: ‘dame
de beber’, tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva”.
“Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es
profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva? ¿Eres acaso más grande que nuestro
padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos
y sus animales?” Jesús le respondió: “El que beba de esta agua tendrá
nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a
tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará
hasta la vida eterna”.
“Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y
no necesite venir hasta aquí a sacarla”. Jesús le respondió: “Ve, llama a tu
marido y vuelve aquí”. La mujer respondió: “No tengo marido”. Jesús continuó:
“tienes razón al decir que no tienes marido, porque has tenido cinco y el que
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ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad”. La mujer le dijo:
“Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y
ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar”. Jesús le respondió:
“Créeme, mujer llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se
adorará al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que
conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora se acerca, y ya
ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y
en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu
y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”.
La mujer le dijo: “Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando
él venga, nos anunciará todo”. Jesús le respondió: “Soy yo, el que habla
contigo”.
En ese momento llegaron sus discípulos y quedaron sorprendidos al
verlo hablar con una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó: ‘¿Qué quieres de
ella?’ o ‘¿Por qué hablas con ella?’ La mujer, dejando allí su cántaro, corrió a la
ciudad y dijo a la gente: “Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo
que hice. ¿No será el Mesías?” Salieron entonces de la ciudad y fueron a su
encuentro.
Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús diciendo: “Come,
Maestro”. Pero él les dijo: “Yo tengo para comer un alimento que ustedes no
conocen”. Los discípulos se preguntaban entre sí: “¿Alguien le habrá traído de
comer?” Jesús les respondió: “Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me
envió y llevar a cabo su obra. Ustedes dicen que aún faltan cuatro meses para la
cosecha. Pero yo les digo: Levanten los ojos y miren los campos: ya están
madurando para la siega. Ya el segador recibe su salario y recoge el grano para
la Vida eterna; así el que siembra y el que cosecha comparten una misma
alegría. Porque en esto se cumple el proverbio: ‘Uno siembra y otro cosecha’.
Yo los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado,
y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos”.
Muchos samaritanos de esa ciudad habían creído en él por la palabra de
la mujer, que atestiguaba: “Me ha dicho todo lo que hice”. Por eso, cuando los
samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y él
permaneció allí dos días. Muchos más creyeron en él, a causa de su palabra. Y
decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo
hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo”.
(Juan 4,4-42)
¿Qué reflexión podemos hacer sobre esta narración?
¿Por qué los samaritanos creyeron en Jesús?
¿Qué explicación encontramos al hecho de que muchos hoy conocen
la palabra de Jesús y quedan indiferentes?
Dialogamos.
9. Todos te están buscando N°21 9
Oración
A cada intención respondemos: Señor, danos a beber el agua viva que mana hasta
La Vida eterna.
Para que te busquemos incansablemente, oremos,
Para que dejemos el cántaro y vayamos en busca del prójimo, oremos,
Para que maduremos en la fe, oremos,
Para que todos los bautizados vivamos en tu luz, oremos,
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
“Yo soy la luz del mundo”
4º domingo de Cuaresma – Ciclo A
Oración inicial
Padre bueno, derrama en nosotros tu Espíritu para que lave nuestro corazón y
así poder encontrarlo en cada pasa en el camino de nuestra vida. Te lo pedimos por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Introducción
En este camino cuaresmal hacia la Pascua de Jesús, tal vez haya quienes se
interroguen sobre algunos aspectos de la realidad que preocupan sobremanera:
La violencia de todo tipo.
El femicidio.
Las enfermedades discapacitantes.
La pobreza y la marginalidad,Etc.
Algunos hablan de injusticia; Otros se interrogan sobre el por qué de la maldad que
despliegan los victimarios; y no faltan quienes preguntan por qué Dios permite el
mal.
(Dialogamos a partir de nuestra experiencia)
El evangelista San Juan, por medio del siguiente relato, nos ayuda a
comprender el accionar de Dios:
10. Todos te están buscando N°21 10
Al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron:
“Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?” “Ni él ni sus
padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en él las obras
de Dios. Debemos trabajar en las obras de aquel que me envió, mientras es de día; llega
la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del
mundo”.
Después que dijo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso
sobre los ojos del ciego, diciéndole: “Ve a lavarte a la piscina de Siloé”, que significa
“Enviado”. El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía. Los vecinos y los que antes lo
habían visto mendigar, se preguntaban: “¿No es este el que se sentaba a pedir
limosna?” Unos opinaban: “Es el mismo”. “No, respondían otros, es uno que se le
parece”. Él decía: “Soy realmente yo”. Ellos le dijeron: “¿Cómo se te han abierto los
ojos?” Él respondió: “Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos
y me dijo: ‘Ve a lavarte a Siloé’. Yo fui, me lavé y vi”. Ellos le preguntaron: “¿Dónde
está?” Él respondió: “No lo sé”.
El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos. Era sábado cuando Jesús
hizo barro y le abrió los ojos. Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado
a ver. Él les respondió: “Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo”. Algunos fariseos
decían: “Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado”. Otros replicaban:
“¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?” y se produjo una división entre
ellos. Entonces dijeron nuevamente al ciego: “Y tú, ¿qué dices del que te abrió los
ojos?” El hombre respondió: “Es un profeta”. Sin embargo, los judíos no querían creer
que ese hombre había sido ciego y que había llegado a ver, hasta que llamaron a sus
padres y les preguntaron: “¿Es este el hijo de ustedes, el que dicen que nació ciego?
¿¿Cómo es que ahora ve?” Sus padres respondieron: “Sabemos que es nuestro hijo y
que nació ciego, pero cómo es que ahora ve y quién le abrió los oj0s, no lo sabemos.
Pregúntenle a él: tiene edad para responder por su cuenta”. Sus padres dijeron esto
por temor a los judíos, que ya se habían puesto de acuerdo para excluir de la sinagoga
al que reconociera a Jesús como Mesías. Por esta razón dijeron: ‘Tiene bastante edad,
pregúntenle a él’.
Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron:
“Glorifica a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador”. “Yo no sé si es un
pecador, respondió; lo que sé es que antes yo era ciego y ahora veo”. Ellos le
preguntaron: “¿Qué te ha hecho? ¿Cómo te abrió los ojos?” Él les respondió: “Ya se lo
dije y ustedes no me han escuchado. ¿Por qué quieren oírlo de nuevo? ¿También
ustedes quieren hacerse discípulos suyos?” Ellos lo injuriaron y le dijeron: “Tú serás
discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés. Sabemos que Dios
habló a Moisés, pero no sabemos de dónde es este”. El hombre les respondió: “Esto es
lo asombroso: que ustedes no sepan de dónde es, a pesar de que me ha abierto los
ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí al que lo honra y cumple su
voluntad. Nunca se oyó decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de
nacimiento. Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada”. Ellos le
respondieron: “Tú naciste lleno de pecados, y ¿quieres darnos lecciones?” Y lo echaron.
11. Todos te están buscando N°21 11
Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó: “¿Crees
en el Hijo del hombre?” Él respondió: “¿quién es, Señor, para que crea en él?”Jesús le
dijo: “Tú lo has visto: es el que te está hablando”. Entonces él exclamó: “Creo, Señor”,
y se postró ante él.
Después Jesús agregó: “He venido a este mundo para un juicio: para que vean
los que no ven y queden ciegos los que ven”.
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: “¿Acaso también
nosotros somos ciegos?” Jesús les respondió: “Si ustedes fueron ciegos, no tendrían
pecado, pero como dicen: ‘Vemos’, su pecado permanece”.
(Juan 9,1-41)
Compartimos nuestra reflexión sobre este relato.
¿Qué significa ser ‘ciego’ aunque se vea con los ojos?
¿Qué cosas, a veces, impiden ‘ver’ la obra de Dios en nuestra vida?
¿Qué relación vemos con la preparación cuaresmal a la pascua?
Oración
A cada intención respondemos: Luz de Cristo, ilumínanos.
Para que dejemos de lado la injusticia y el odio que dividen a la humanidad,
oremos,
Para que en nuestra patria y el mundo haya paz, oremos,
Para que preparemos nuestro corazón y resucitemos contigo en Pascua,
oremos,
Para que haya unidad en la familia, oremos,
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
12. Todos te están buscando N°21 12
Iniciación cristiana para niños
Novena Etapa: Dios nos dice: “Yo soy el Señor tú Dios”
13. Todos te están buscando N°21 13
66. “Señor, ¡qué bien estamos aquí!”
Finalidad:
Descubrir en la presencia del Señor Jesús en medio nuestro la ayuda firme
para la fe.
Consideraciones previas
Este encuentro servirá para dos propósitos: reunir al grupo después de las
vacaciones de verano e introducir lo que será el tema del año: La Historia de la
Salvación. Los catequistas trataremos de reunir a los niños en el mes de febrero
para tener tiempo suficiente y así poder vivir la Cuaresma en plenitud.
Los niños han crecido. Es posible que no les guste más ser tratados como
tales. Viven un proceso de transición que comienza con la despedida de la niñez. Sus
cuerpos se modifican y esto conlleva la dificultad de manejarse con destreza. Son un
poco torpes. No entienden del todo qué es lo que les está pasando. Les gusta estar
juntos y comienzan a interesarse por el otro sexo. Estas y otras características son
normales, propias de la edad, y en la catequesis trataremos de no pasarlas por alto.
En este encuentro presentamos La Transfiguración del Señor Jesús.
Acompañado de sus discípulos más cercanos, sube a un monte elevado. Lo que allí
sucedió con Jesús, los marcó a tal punto que Pedro llegó a exclamar: “¡Qué bien
estamos aquí!”. Sin duda, con la presencia del Señor Jesús, estamos bien. Y Él está
donde dos o tres se reúnen en su nombre, como es en esta ocasión.
14. Todos te están buscando N°21 14
Pasos del encuentro
Primer paso: Cuestionamiento
Comenzamos con una dinámica de animación por ejemplo: “El correo”:
Formamos una ronda con sillas, de tal manera que haya una por participante.
Se retira una silla. Así faltará una. El que dirige se pone de pie en el medio del
círculo e inicia el juego. Dice por ejemplo:
-Traigo una carta para todos los que… (Aquí indica una característica que
puedan tener algunos de los que integran la ronda, como ser: todos los que
usan zapatillas). Los que tengan esa característica deberán cambiar de sitio.
El que se queda sin asiento pasa al centro y sigue el juego:
-Traigo una carta para todos los que se lavaron la cara hoy. Y así por el estilo.
Seguimos hasta que logremos crear un clima de alegría. Concluimos después
de un tiempo prudencial.
Continuamos dialogando informalmente sobre el tiempo que transcurrió
desde el último encuentro de catequesis y este día:
¿Qué hicieron?
¿A dónde fueron?
¿Qué amistades nuevas hicieron? Etc.
Lentamente introducimos el tema de la Cuaresma.
Estamos en tiempo de Cuaresma:
¿Cuáles son los actos típicos de la Cuaresma?
¿Cuál es su finalidad?
Durante la Cuaresma, mediante la oración, el ayuno y la ayuda a los más
necesitados, nos preparamos a celebrar la Pascua de Jesús. La Cuaresma nos
ayuda a vivir los momentos culminantes de la vida de Jesús: su Pasión,
Muerte y Resurrección.
Con su Pasión y su Muerte Jesús vivió momentos dramáticos pero en su
Resurrección contemplamos su triunfo sobre la muerte y el pecado. Todo
esto tiene sentido porque reconocemos en Él al Hijo de Dios y desde
entonces, cuando dos o tres se reúnen en su nombre, como estamos
nosotros hoy, allí está Él presente.
15. Todos te están buscando N°21 15
Jesús preparó a sus discípulos para vivir la Pascua haciéndoles ver su
grandeza: se transfiguró delante de algunos de ellos:
Segundo paso: La Proclamación
“Este es mi Hijo muy querido: escúchenlo”
Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un
monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el
sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. De pronto se les aparecieron
Moisés y Elías, hablando con Jesús. Pedro Dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bien estamos aquí!
Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés u otra para
Elías”. Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra
y se oyó una voz que decía desde la nube: “Éste es mi Hijo muy querido, en quien tengo
puesta mi predilección: escúchenlo”. Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en
tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no
tengan miedo”. Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.
Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: “No hablen a nadie de esta visión, hasta
que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos”.
(Mateo 17,1-9)
¿Con quienes subió Jesús a un monte elevado?
¿Qué pasó en ese momento?
¿Qué decía la voz que se oyó desde la nube?
¿Qué les pidió Jesús a sus discípulos? ¿Por qué habrá sido?
En el monte Jesús mostró a sus discípulos su gloria y el Padre confirmó a su
enviado como su Hijo muy querido a quien debemos escuchar.
Pero fue un momento porque todavía no había llegado la hora de la Pascua,
por eso Jesús les pidió que guardaran secreto. Moisés y Elías eran dos
personajes muy importantes del Pueblo de Israel. Moisés era reconocido
como el que había dado a conocer los Mandamientos de Dios y Elías fue un
gran profeta, es decir alguien que anunciaba al pueblo la Palabra de Dios.
Estos personajes los iremos conociendo mejor durante el año.
16. Todos te están buscando N°21 16
Tercer paso: La respuesta
Jesús nos aseguró que donde hay dos o tres reunidos en su nombre Él está
presente en medio de ellos; y la oración hecha de este modo es escuchada por Dios,
por eso, en este momento, vamos a disponer nuestro corazón para orar al Padre
junto con Jesús:
Repetimos a cada oración: Padre, por tu Hijo Jesús, escúchanos.
Por nosotros que estamos aquí y por todos aquellos que se preparan para la
confirmación, oramos,
Por los pobres y necesitados, oramos,
Para que en esta Cuaresma podamos crecer en la fe, oramos,
(pueden agregarse las intenciones que el grupo crea conveniente).
Finalizamos con el Padrenuestro.
Nota: Este año vamos a realizar una actividad que nos va a preparar espiritualmente
a celebrar la Cuaresma de un modo distinto. Haremos una peregrinación, la que
prepararemos entre todos:
67. Peregrinación de Cuaresma
Finalidad:
Organizar y realizar la peregrinación de Cuaresma.
Consideraciones previas
A) Toda peregrinación expresa una diversidad de significados:
17. Todos te están buscando N°21 17
Religioso: Caminamos hacia algún santuario para alabar a Dios, dar gracias o
cumplir una promesa.
“Destacamos las peregrinaciones, donde se puede reconocer al Pueblo de Dios
en camino. Allí, el creyente celebra el gozo de sentirse inmerso en medio de
tantos hermanos, caminando juntos hacia Dios que lo espera. Cristo mismo se
hace peregrino y camina resucitado entre los pobres. La decisión de partir hacia
el santuario ya es una confesión de fe, el caminar es un verdadero canto de
esperanza y la llegada es un encuentro de amor. La mirada del peregrino se
deposita sobre la imagen que simboliza la ternura y la cercanía de Dios. El amor
se detiene, contempla el misterio, lo disfruta en silencio. También se conmueve,
derramando toda la carga de su dolor y de sus sueños. La súplica sincera, que
fluye confiadamente, es la mejor expresión de un corazón que ha renunciado a
la autosuficiencia, reconociendo que solo nada puede. Un breve instante
condensa una viva experiencia espiritual”. (Cf. Documento Aparecida Nº 259).
Histórico: Actualizamos algún acontecimiento significativo para un pueblo,
por ejemplo el largo recorrido que el pueblo de Dios, Israel, hizo por el
desierto.
Simbólico: La vida de cada uno y de todos, como comunidad, es un
peregrinar continuo hacia alguna meta, conocida o no, intencionada o no.
En todos estos significados no están ausentes las dificultades propias:
el cansancio, el desánimo, el individualismo, el pecado y el abandono.
Pero también los aspectos positivos:
vencer las dificultades, fortaleza para alcanzar la meta, altruismo para
ayudar y animar a otros, apoyarse en los demás, pedir y confiar en la
ayuda divina y la alegría de haber llegado a la meta aunque no sea la
definitiva.
A los catequistas nos toca organizar esta peregrinación de cuaresma con los
grupos de catequesis que se preparan a la Confirmación, previa conformidad del
párroco o ministro encargado de la comunidad.
1) Elección del camino y su meta:
La meta conviene que sea algún santuario o lugar religioso.
El camino y la distancia a recorrer deben adaptarse a la edad y posibilidades
del grupo, con etapas bien definidas. Debemos prever la seguridad del
desplazamiento.
Además preparamos la guía de la reflexión, cantos y algunos juegos para el
final.
18. Todos te están buscando N°21 18
2) Con los padres:
Los invitamos a participar de la misma y satisfacemos todas las preguntas
que tengan. Destacamos que la finalidad es vivir la Cuaresma.
Los padres, por su experiencia, pueden ayudar positivamente a la
organización.
3) Con los niños:
En el encuentro catequístico motivamos su participación.
Nota: Preparamos el material necesario para las reflexiones durante la marcha y entregamos un
ejemplar a cada caminante.
B) Convocamos a todos los que van a participar de la Peregrinación de
Cuaresma: Padres, catequizandos y catequistas. En el lugar de partida se dará una
breve explicación de cómo se desarrollará la Peregrinación. Una forma posible es
establecer temas de reflexión mientras se camina en pequeños grupos, y paradas
donde se hace una puesta en común; y luego se relanza la caminata.
Conviene que los grupos no sean numerosos para facilitar la reflexión y, de
ser posible, convenientemente seleccionados, para que todos puedan hablar
libremente. La presencia de los adultos tiene que ser de participación, evitando
acaparar o imponer su parecer.
1.- Partida
Canto: “Un pueblo que camina”
Somos un pueblo que camina
y juntos caminando podremos
alcanzar
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas, ciudad
de eternidad.
1.-Somos un pueblo que camina
que marcha por el mundo buscando
otra ciudad,
somos errantes peregrinos
en busca de un destino, destino de
unidad.
Siempre seremos caminantes,
pues solo caminando podremos
alcanzar,
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas, ciudad de
eternidad.
2.-Danos valor para la lucha,
19. Todos te están buscando N°21 1
valor en las tristezas, valor en
nuestro afán.
Danos la luz de tu Palabra
que guía nuestros pasos por este
caminar.
Marcha Señor, junto a nosotros,
pues solo en tu presencia
podremos alcanzar,
una ciudad que no se acaba
sin penas ni tristezas, ciudad de
eternidad.
Invitación a la Peregrinación
El Pueblo de Dios era un pueblo pequeño y peregrino que solo podía
confiar en el poder de Dios. Era el pueblo Judío o Israelita, y la tierra
que Dios le dio era Palestina.
Todos los años festejan la Pascua: la fiesta de su liberación por Dios y
de la Alianza que hizo con ellos.
“Dios acompañó a su pueblo a lo largo de toda su historia, le manifestó
su providencia, su amor y su fidelidad a pesar de que el pueblo muchas
veces fue infiel a su Alianza. Dios instruyó y guió a su pueblo por medio
de la Ley y los Profetas. Estos hablaban en nombre de Dios para
recordarles todo lo que Dios hizo por su pueblo y la alianza contraída”
(Felices los que creen, pág. 26).
Entre todos vamos a participar de ésta marcha del Pueblo de Dios,
aunque sólo sea en forma simbólica.
Animémonos y marchemos confiados que Jesús estará con nosotros.
Sus enseñanzas nos ayudarán a profundizar nuestra fe y crecer en la
esperanza de la salvación.
Proclamación
Lucas, 13, 6-9: La parábola de la higuera estéril:
Les dijo también esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su
viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: ‘hace tres años
que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala ¿para qué
malgastar la tierra?’. Pero él respondió: ‘Señor, déjala todavía este año; yo removeré la
tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la
cortarás’ ”.
(Lucas 13,6-9)
20. Todos te están buscando N°21 1
¿Por qué Jesús nos dedicó esta parábola?
¿Qué es eso de “ser estéril” y qué frutos espera de nosotros?
Dar ejemplos.
Sobre estas dos cuestiones vamos a reflexionar en grupo, mientras
comenzamos a caminar convenientemente distanciados para poder reflexionar.
Canto: “Un pueblo que camina”.
2.- Primera etapa: La misión de Moisés
Nos detenemos en un lugar apropiado y nos ponemos en una o más rondas,
según la cantidad de peregrinos, y un catequista dirige la puesta en común.
¿De qué hablaban mientras iban caminando?
¿Qué comentarios hicieron sobre la parábola de la higuera estéril?
Resumimos la puesta en común destacando que Jesús espera que nosotros
no seamos como esa higuera estéril, sino que demos muchos frutos.
En la Biblia leemos que cuando Dios eligió a un pueblo para que sea suyo
puso al frente de este Pueblo a Moisés. Con un lenguaje comprensible para todos
narramos los orígenes de Moisés (Éxodo capítulos 1 y 2), tratando de hacer
participar a los peregrinos en aquellos hechos conocidos.
Después de esto, invitamos a todos a escuchar el relato bíblico de la
Vocación de Moisés: Éxodo, 3,1-15.
Moisés, que apacentaba las oveja<s de su suegro Jetró, el sacerdote de Madián,
llevó una vez el rebaño más allá del desierto y llegó a la montaña de Dios, al Horeb. Allí
se le apareció el Ángel del Señor en una llama de fuego, que salía de en medio de la
zarza. Al ver que la zarza ardía sin consumirse, Moisés pensó: “Voy a observar este
grandioso espectáculo. ¿Por qué será que la zarza no se consume?” Cuando el Señor vio
que él se apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la zarza, diciendo: “Moisés,
Moisés”. “Aquí estoy”, respondió él. Entonces Dios le dijo: “No te acerques hasta aquí.
Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa”.
Luego siguió diciendo: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios
de Isaac y el Dios de Jacob”. Moisés se cubrió el rostro porque tuvo miedo de ver a
Dios.
El Señor dijo: “Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he
oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus
21. Todos te están buscando N°21 2
sufrimientos. Por eso he bajado a librarlo del poder de los egipcios y a hacerlo subir,
desde aquel país, a una tierra fértil y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al
país de los cananeos, los hititas, los amorreos, los perizitas, los jivitas y los jebuseos. El
clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto cómo son oprimidos por los
egipcios. Ahora ve, yo te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los
israelitas”.
Pero Moisés dijo a Dios: “¿Quién soy yo para presentarme ante el Faraón y hacer
salir de Egipto a los israelitas?” “Yo estaré contigo, le dijo Dios, y esta es la señal de que
soy yo el que te envía: después que hagas salir de Egipto al pueblo, ustedes darán culto
a Dios en esta montaña”.
Moisés dijo a Dios: “Si me presento ante los israelitas y les digo que el Dios de
sus padres me envió a ellos, me preguntarán cuál es su nombre. Y entonces, ¿qué les
responderé?” Dios dijo a Moisés: “Yo soy el que soy”. Luego añadió: “Tú hablarás así a
los israelitas: ‘Yo soy’ me envió a ustedes”. Y continuó diciendo a Moisés: “tú hablarás
a los israelitas : El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el
Dios de Jacob, es el que me envía. Este es mi nombre para siempre, y así seré invocado
en todos los tiempos futuros. Ve a reunir a los ancianos de Israel y diles: El Señor, el
Dios de sus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo:
‘Yo los he visitado y he visto cómo los maltrataban los egipcios. Por eso decidí librarlos
de la opresión que sufren en Egipto, para llevarlos al país de los cananeos, los hititas,
los amorreos, los perizitas, los jivitas y los jebuseos, a una tierra que mana leche y
miel”.
(Libro del Éxodo 3,1-17)
Antes de revelar su nombre, ¿cómo se presenta Dios a Moisés?
¿Qué le pide Dios a Moisés que haga? ¿Por qué?
¿Con qué nombre Dios quiere ser invocado por su pueblo?
Resumimos el diálogo destacando que Dios estaba siempre con su pueblo,
conocía su opresión y sus quejas y decidió intervenir por medio de Moisés.
Todos nosotros de una u otra manera hemos recibido la ayuda de Dios;
necesitamos pedir su protección porque solos no podríamos arreglar todas
las cosas. Dios siempre escucha nuestro pedido, como escuchó los gritos de
dolor de su pueblo y está dispuesto responder a nuestro llamado.
Tiempo atrás vimos en televisión, como en Colombia eran liberadas dos
mujeres después de haber estado cautivas seis años en medio de la selva. Una de
ellas tuvo un hijo durante su cautiverio, pero, el niño le fue sacado a los ocho meses,
22. Todos te están buscando N°21 3
desde entonces no lo había vuelto a ver. Dos días, después también por la televisión
pudimos ver el reencuentro de esta madre con su hijo, hubo mucha alegría, palabras
de agradecimiento a todos y también un pensamiento que se elevaba a Dios. Hacia
el final de la entrevista, esta madre, junto con su hijo, rezaban una oración, la misma
que ella le recitaba en el poco tiempo en el que estuvieron juntos:
“Ángel de la guarda dulce compañía no me desampares ni de noche ni de día.
Hasta que descanse en los brazos de Jesús, José y María”.
¿Por qué esta madre le habría recitado a su bebé esta oración?
¿Conocen alguna persona que la haya ayudado Dios? ¿Cómo?
¿Qué hizo para que Dios la ayudase?
Retomamos la marcha reflexionando sobre todo esto. Cantamos “Un pueblo
que camina”.
3.- Segunda etapa: La salida de Egipto.
Igual que en la primera etapa, nos detenemos y hacemos la puesta en
común.
¿De qué hablaron mientras iban caminando?
¿Dios hace siempre todo lo que le pedimos?
Dios escucha siempre pero ayuda de la manera como a Él le parece
mejor. En el caso de la madre del relato: tuvo la gran felicidad de
rencontrarse con su hijo, Emmanuel, y, como persona liberada, puede
ayudar a los que todavía están secuestrados en la selva.
Cuando el pueblo judío estaba bajo la esclavitud de los egipcios, le pedía
a Dios que lo salvara y lo ayudara a salir de Egipto.
Dios escuchó su clamor. Ya hemos leído en la Biblia de qué manera
eligió Dios a Moisés para que salve a su pueblo. Dios le da una misión a
Moisés: que saque a su Pueblo de Egipto.
Narramos la salida del Pueblo de Dios de Egipto (Éxodo, 12, 31-42), y el
Paso del Mar Rojo (Éxodo, 14, 5-31) con nuestras propias palabras.
23. Todos te están buscando N°21 4
Cantamos: “Den al Señor”
Den al Señor sus alabanzas;
denle el poder, honor y gloria.
A una voz canten un himno al
Señor.
1.- En siete días creó Dios al mundo.
Adán pecó y perdió el cielo;
Jesús vino para redimirnos,
murió en la cruz y nos salvó.
2.- Dios dijo a Moisés: “Haz mi pueblo
libre,
Yo seré tu guía, siempre sígueme”.
Salidos ya de Egipto y el mar
pasado,
cantaron y bailaron, se llenaron de
júbilo.
Retomamos la marcha y reflexionamos:
Dios ayudó al pueblo de Israel, escuchó su llamado y acudió a salvarlos.
Hoy Dios nos ayuda de distintas maneras a nosotros, a nuestras
familias, a nuestra patria:
¿Cómo le podemos responder nosotros a Dios?
4.- Tercera etapa: Dios elige a Israel (La Alianza)
Nuevamente nos detenemos y hacemos la puesta en común.
Cuando el Pueblo de Dios salió de Egipto se estableció en el desierto de
Sinaí. En ese lugar Dios se le reveló y los invitó a ser su propiedad exclusiva
entre todos los pueblos. Escuchemos como transmitió Moisés al pueblo la
propuesta de Dios.
Proclamación
“Serán mi propiedad exclusiva entre todos los pueblos”:
El primer día del tercer mes, después de su salida de Egipto, los israelitas
llegaron al desierto del Sinaí. Habían partido de Refidím, y cuando llegaron al desierto
del Sinaí, establecieron allí s campamento. Israel acampó frente a la montaña.
24. Todos te están buscando N°21 1
Moisés subió a encontrarse con Dios. El Señor lo llamó desde la montaña y le
dijo: “Habla en estos términos a la casa de Jacob y anuncia este mensaje a los israelitas:
‘Ustedes han visto cómo traté a Egipto, y cómo los conduje sobre alas de águila y los
traje hasta mí. Ahora, si escuchan mi voz y observan mi alianza, serán mi propiedad
exclusiva entre todos los pueblos, porque toda la tierra me pertenece. Ustedes serán
para mí un reino de sacerdotes y una nación que me está consagrada’.
Estas son las palabras que transmitirás a los israelitas”.
Moisés fue a convocar a los ancianos de Israel y les expuso todas estas palabras,
como el Señor se lo había ordenado. El pueblo respondió unánimemente: “Estamos
decididos a poner en práctica todo lo que ha dicho el Señor”. Y Moisés comunicó al
Señor la respuesta del pueblo.
El Señor dijo a Moisés: “Yo vendré a encontrarme contigo en medio de una
densa nube, para que el pueblo pueda escuchar cuando yo te hable. Así tendrá en ti
una confianza a toda prueba”.
(Éxodo 19,1-9)
¿Por qué Dios se acercó a los israelitas e hizo con ellos una alianza?
En Jesús Dios nos eligió como miembros de su Pueblo. ¿Qué
consecuencias tiene para nosotros?
La Iglesia es el Pueblo de Dios que por medio de Jesús estableció con Él una
Alianza Eterna, así lo proclamamos cada vez que celebramos la Misa. Este
pueblo al que pertenecemos por el Bautismo está presente en el mundo
que peregrina hacia la casa del Padre Celestial.
Oración:
Damos gracias a Dios porque nos ha elegido en Jesús como su Pueblo, a cada
invocación contestamos: Porque es Eterno su amor.
Demos gracias al Señor porque es bueno,
Demos gracias al Señor porque puso su mirada sobre nosotros,
Demos gracias al Señor porque en Jesús nos hizo su Pueblo,
Demos gracias al Señor porque Él nos escucha cada vez que lo invocamos,
Demos gracias al Señor porque siempre está con nosotros,
Demos gracias al Señor porque Él es nuestro refugio,
25. Todos te están buscando N°21 2
Dios y Padre nuestro, sabemos que siempre nos escuchas, porque nos amas y
quieres que vivamos y que el mal no nos destruya; ayúdanos a ser fieles a tu
Alianza. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
Reflexión para la marcha:
Dios ha anunciado a su pueblo que quiere hacer una Alianza con él y si
cumplen con su Alianza serán muy felices; Dios le promete que siempre estará con
ellos.
Pero para que se realice la Alianza, el pueblo de Dios tendrá que cumplir
ciertas condiciones. Ahora vamos a leer cuáles son estas condiciones o
Mandamientos de Dios:
Catecismo de la Iglesia Católica (2051-2052)
Yo soy el Señor tu
Dios que te ha sacado
del país de Egipto,
de la casa de servidumbre.
No habrá para ti otros
Dioses delante de mí.
No te harás escultura
ni imagen alguna, ni
de lo que hay arriba
en los cielos, ni de lo
que hay abajo en la
tierra. No te postrarás
ante ellas ni les darás
culto, porque el
Señor tu Dios, soy
un Dios celoso, que
castigo la iniquidad
de los padres en los
hijos, hasta la tercera
y cuarta generación
Primer mandamiento
Amarás a Dios sobre
todas las cosas.
26. Todos te están buscando N°21 3
de los que me odian,
y tengo misericordia
por millares con los
que me aman y
guardan mis
mandamientos.
No tomarás en falso
el nombre del Señor,
tu Dios, porque el
Señor no dejará sin
castigo a quien toma
su nombre en falso.
Recuerda el día del
sábado para
santificarlo.
Seis días trabajarás y harás
todos tus trabajos,
pero el día séptimo es
día de descanso para
el Señor, tu Dios. No
harás ningún trabajo,
ni tú, ni tu hijo, ni tu
hija, ni tu siervo, ni tu
sierva, ni tu ganado,
ni el forastero que
habita en tu ciudad.
Pues en seis días hizo
el Señor el cielo y la
tierra, el mar y todo
cuanto contienen, y el
séptimo descansó; por
eso bendijo el Señor
el día sábado.
Honra a tu padre y a
tu madre para que se
prolonguen tus días
sobre la tierra que el
Señor, tu Dios, te va a
Segundo mandamiento
No tomarás el
nombre de Dios en
vano.
Tercer mandamiento
Santificarás las fiestas.
Cuarto mandamiento
Honrarás a tu padre y a tu madre.
27. Todos te están buscando N°21 4
dar.
No matarás.
No cometerás adulterio.
No robarás.
No darás falso
testimonio contra tu prójimo.
No codiciarás la casa de tu
prójimo. No codiciarás
la mujer de tu prójimo,
ni su siervo, ni su sierva,
ni su buey, ni su asno, ni
nada que sea de tu prójimo.
(Éxodo 20,2-17)
Quinto mandamiento
No matarás.
Sexto mandamiento
No cometerás actos
impuros.
Séptimo mandamiento
No robarás.
Octavo mandamiento
No dirás falso
testimonio ni mentirás.
Noveno mandamiento
No consentirás
pensamientos ni deseos
impuros.
Décimo mandamiento
No codiciarás los
Bienes ajenos.
“La palabra está en tu boca y en tu corazón”:
“Este mandamiento que hoy te prescribo no es superior a tus fuerzas ni está
fuera de tu alcance. No está en el cielo, para que digas: ‘¿Quién subirá por
nosotros al cielo y lo traerá hasta aquí, de manera que podamos escucharlo y
ponerlo en práctica?’. Ni tampoco está más allá del mar, para que digas: ‘¿Quién
cruzará por nosotros a la otra orilla y lo traerá hasta aquí, de manera que
podamos escucharlo y ponerlo en práctica?’. No, la palabra está muy cerca de ti,
en tu boca y en tu corazón, para que la practiques.
Hoy tomo por testigos contra ustedes al cielo y a la tierra: yo he puesto delante
de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, y vivirás, tú y
tus descendientes, con tal que ames al Señor tu Dios, escuches su voz y le seas
fiel”.
(Deuteronomio 30,11-14.19-20ª)
28. Todos te están buscando N°21 5
¿Por qué dice Moisés que al cumplir los mandamientos nos da la vida y
nos asegura la Bendición de Dios?
Nos hacemos la misma pregunta sobre cada uno de los mandamientos.
Así como el Pueblo de Dios peregrinó por el desierto recomenzamos nuestra
marcha y reflexionamos sobre cada uno de los Mandamientos.
5. Cuarta etapa: Las pruebas del desierto
Nos detenemos y hacemos la puesta en común sobre lo reflexionado en
torno a los Mandamientos.
Estos son los mandamientos de la Ley de Dios.
En Jesús nosotros hemos conocido el amor de Dios por todos los hombres.
Él nos hizo hijos suyos y nos libró del pecado, que lleva a la muerte. Hemos
reflexionado sobre los mandamientos que Dios dio a su pueblo al establecer
la Alianza. Pero con Jesús estableció la Nueva Alianza, que llevó la Ley de
Dios a su perfección. Jesús resumió así toda la Ley:
“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu
espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es
semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
(Mateo, 22, 37-38).
Este es el camino de la vida porque el amor es la plenitud de la Ley.
Cantamos: “Si yo no tengo amor” o “Un mandamiento nuevo nos da el Señor”.
Si yo no tengo amor,
yo nada soy Señor. (bis)
1.- El amor es compasivo,
el amor es servicial,
el amor no tiene envidia,
el amor no busca el mal.
2.- El amor nunca se irrita,
el amor no es descortés,
el amor no es egoísta,
el amor nunca es doblez.
3.- El amor disculpa todo,
el amor es caridad,
no se alegra en la injusticia,
sólo goza en la verdad.
4.- El amor soporta todo,
29. Todos te están buscando N°21 6
el amor todo lo cree,
el amor todo lo espera,
el amor es siempre fiel.
5.- Nuestra fe y nuestra esperanza
junto a Dios terminarán,
el amor es algo eterno,
nunca, nunca pasará.
Un mandamiento nuevo nos da el
Señor:
Que nos amemos todos como Él nos
amó.
1.- Como a Mí me ama el Padre,
así Yo los he amado.
La señal de los cristianos
es amarse como hermanos.
2.- El que no ama a sus hermanos,
miente, si a Dios dice que ama.
Donde existe amor fraterno
Cristo está y está su Iglesia.
3.- Amar es estar al lado
del que es pobre y olvidado.
No amemos de palabra,
sino de obra y de verdad.
4.- Cristo, luz, verdad y vida,
Al perdón y amor invita.
Perdonemos al hermano
como Cristo ha enseñado.
5.- En Jesús somos hermanos,
si de veras perdonamos.
Al comer el mismo pan,
en unión siempre vivamos.
6.- En la vida y en la muerte
Dios nos ama para siempre.
Del amor, fe y esperanza,
el amor es lo más grande.
6. Sexta etapa: La prueba del Desierto
Al reiniciar la marcha nos proponemos reflexionar sobre las pruebas que a veces nos
hace dudar y perder la confianza en Dios:
“Toda la comunidad de los israelitas partió del desierto de Sin y siguió
avanzando por etapas, conforme a la orden del Señor. Cuando acamparon en Refidím,
el pueblo no tenía agua para beber. Entonces acusaron a Moisés y le dijeron: ‘danos
agua para que podamos beber’. Moisés les respondió: ‘¿Por qué me acusan? ¿Por qué
provocan al Señor?’. Pero el pueblo, torturado por la sed, protestó contra Moisés
diciendo: ‘¿Para qué nos hiciste salir de Egipto? ¿Sólo para hacernos morir de sed, junto
con nuestros hijos y nuestro ganado?’.
30. Todos te están buscando N°21 7
Moisés pidió auxilio al Señor, diciendo: ‘¿Cómo tengo que comportarme con
este pueblo, si falta poco para que me maten a pedradas?’. El Señor respondió a
Moisés: ‘Pasa delante del pueblo, acompañado de algunos ancianos de Israel, y lleva en
tu mano el bastón con que golpeaste las aguas del Nilo. Ve, porque yo estaré delante
de ti, allá sobre la roca, en Horeb. Tú golpearás la roca, y de ella brotará agua para que
beba el pueblo’. Así lo hizo Moisés, a la vista de los ancianos de Israel.
Aquel lugar recibió el nombre de Masá –que significa ‘Provocación’- y de Meribá
–que significa ‘Querella’- a causa de los israelitas, y porque ellos provocaron al Señor,
diciendo: ‘¿El Señor está realmente entre nosotros, o no?’”
(Éxodo, 17, 1-7).
¿Por qué el pueblo dudó diciendo: el Señor está realmente entre nosotros?
¿Nosotros alguna vez experimentamos una duda semejante? ¿En qué momento?
¿Qué nos sucedió?
¿Cómo recuperamos la confianza en Dios?
Después de un trayecto nos detenemos y hacemos la puesta en común.
Dios acompañó a su pueblo a largo de toda su historia; le manifestó su providencia, su
amor y su fidelidad a pesar de que el pueblo muchas veces fue infiel a la Alianza y puso
en duda su presencia (Felices los que creen, pág. 26).
Cantamos:
El Pueblo de Dios por el desierto
andaba.
Guiándolo al frente su Dios caminaba.
El Pueblo de Dios no tenía nada,
tan solo esperanza en Dios alentaba.
Hoy somos tu pueblo, Señor,
vamos caminando.
Solamente tu gracia nos
basta y alcanza. (bis)
El Pueblo de Dios también vacilaba,
a veces dudaba, queriendo volver.
El Pueblo de Dios llorando rezaba,
pedía perdón y recomenzaba.
El pueblo de Dios también tuvo
hambre,
y tú le mandaste el Pan de la Vida.
El Pueblo de Dios cantando dio
gracias,
gustó de tu amor, amor que no pasa.
El Pueblo de Dios, de lejos miraba,
La tierra querida que tu amor preparó.
El Pueblo de Dios, corría y cantaba,
Y en sus alabanzas tu amor
proclamaba.
31. Todos te están buscando N°21 8
El Pueblo de Dios era un pueblo pequeño y peregrino que sólo podía confiar en el
poder de su Dios. Era el pueblo Judío o Israelita y la tierra que Dios le dio era Palestina.
Todos los años celebraban la Pascua: la fiesta de su liberación por Dios y de la alianza que
hizo con ellos.
Dios acompañó a su pueblo a lo largo de toda su historia; le manifestó su
providencia, su amor y su fidelidad a pesar de que el pueblo muchas veces fue infiel a la
Alianza y puso en duda su presencia. (Felices los que Creen, pág. 26).
7. Séptima etapa: La Pascua.
Retomamos la marcha mientras entonamos: “El Pueblo de Dios” y reflexionamos en
grupo:
“El primer día de la fiesta de los panes Ácimos, cuando se inmolaba la víctima
pascual, los discípulos dijeron a Jesús: ‘¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la
comida pascual?’. Él envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: ‘Vayan a la ciudad; allí se
encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, y díganle al dueño de
casa donde entre: el Maestro dice: ‘¿Dónde está mi sala, en la que voy a comer el cordero
pascual con mis discípulos?’. Él les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con
almohadones y ya dispuesta; prepárennos allí lo necesario’. Los discípulos partieron y, al
llegar a la ciudad, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua.
Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo: ‘tomen, este es mi Cuerpo’. Después tomó una copa, dio gracias y se
la entregó, y todos bebieron de ella. Y les dijo: ‘Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza,
que se derrama por muchos. Les aseguro que no beberé más del fruto de la vid hasta el día
en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios”.
(Marcos, 14, 12-16.22-25).
Dentro de algunas semanas celebraremos la Pascua de Jesús. Esta celebración la
hacemos en el marco de la Pascua judía, en la que se celebraba la liberación del Pueblo
de Dios de la opresión egipcia y de la Alianza que Dios había establecido con él. En
32. Todos te están buscando N°21 9
Jesús esta Alianza se hace nueva y definitiva, por eso Jesús se identifica con el cordero
pascual.
¿Cuáles son los signos que nos muestran esta identificación?
A nosotros, como grupo que nos preparamos a la confirmación, ¿a qué nos
compromete la Pascua de Jesús?
8. Llegada:
Mientras vamos llegando al lugar prefijado, entonamos: “El Pueblo de Dios”.
Si hay Misa o celebración el ministro que preside puede dirigir la puesta en
común, de lo contrario se hace ésta y luego se comparten los alimentos que ha
traído y se realizan los juegos que prepararon.
Finalizamos con el regreso.
Nota: el resto de tiempo que quede hasta la Pascua organizamos la participación en la Semana santa.
Algunas actividades que pueden preverse es la actuación en el Vía Crucis viviente, otra podría ser ayudar
a dar a conocer en el vecindario los días y horarios de las celebraciones de la Semana Santa, etc.
Hasta la próxima entrega