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CELEBRACIÓN SOR TERESA GEDDA
24 de marzo 2017
Centenario de su muerte
Guía 1: Este 24 de marzo recordamos el Centenario de la muerte de una de las primeras seis
misioneras Hijas de María Auxiliadora que partieron de Italia hacia Uruguay hace 140 años:
Sor Teresa Gedda. El recordarla en este día es para agradecer al Señor el testimonio de su
vida y a la vez para pedirle a ella que interceda para que el carisma salesiano en América y
en el mundo entero, siga fecundo en santidad y en aportes concretos por una sociedad más
humana y solidaria.
Lector 1: La Superiora General Madre Mazzarello, en 1877, informó a toda la comunidad el
deseo de Don Bosco para que las Hijas de María Auxiliadora también fueran a fundar a
América y animando a las que estuvieran dispuestas a hacer el sacrificio de sus más caros
sentimientos, las impulsó a solicitar por escrito su inclusión en el grupo de misioneras. La
mayoría hizo la petición. Fueron escogidas seis, entre las cuales estaba sor Teresa Gedda,
calificada como “un pozo de virtud y de criterio. A los veinticinco años era un dechado de
piedad y de observancia llegando a alcanzar las cimas de una perfección no común.”
(se lleva la foto de sor Gedda mientras se canta)
Canto: Alma Misionera
Guía 2: Sus virtudes eran sencillas, dulces y suaves y por tanto amables, que no solamente
cautivaban a los de la familia, sino también a las personas más distinguidas, tanto
eclesiásticos como seculares, captándose su alta estima y veneración, hasta el punto de
llamarla “sor Teresita, la santita”.
(mientras se lee lo siguiente se lleva la matita de violetas)
Lector 2: “Es una fragante violeta – un serafín de amor de Dios y de María Santísima – la
personificación de la caridad – imán para el mundo pequeño, - paño de lágrimas del afligido, -
la práctica constante de la mortificación – la Regla viviente, con ilimitado amor filial a la
Congregación y a las almas, por cuya salvación tanto trabaja”.
Guía 1: Eran esas, en Granada, Nicaragua, las voces unánimes de cuantos la conocían. Y
con razón se expresaban así, porque si sor Teresa había sido siempre un espejo de virtud
religiosa, ahora reflejaba siempre en aumento, las irradiaciones celestes que iluminaban la
senda que la llevaba a la meta, en la que tenía fija la mirada: El Paraíso.
Todos: Gracias Señor por este testimonio de humildad. Ayúdanos para vivir en nuestras
familias, en nuestras comunidades esta virtud base de las relaciones fraternas.
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(Se lleva la imagen del copón)
Guía 2: Su corazón rebosante de divino amor, la hacía exclamar: “¡Oh mi buen Jesús, cuánto
me amas!” La Santa Comunión era el vital alimento de su alma que encendía en ella cada vez
más, la llama de la generosidad en el sacrificio, el ardiente celo por el bien espiritual de las
almas y aquel dominio de sí misma, que la hacía aparecer siempre en el constante ejercicio
de todas las virtudes.
Todos: Gracias Señor por el testimonio de amor eucarístico de Sor Teresa Gedda. También
nosotros queremos alimentarnos de este Pan Celestial para entregarnos con generosidad.
(se canta la estrofa de algún canto eucarístico)
Guía 1: Y a la Santísima Virgen, su querida Madre ¡qué filial afecto no le profesaba!
Incansable propagandista de la devoción a María Santísima Auxiliadora, llevaba a sus pies
legiones de almas que bendecían y amaban cada vez más a la milagrosa Virgen, de la que
obtenían señaladas gracias con el auxilio de las oraciones de la buena sor Teresa.
(se lleva una imagen pequeña de la Santísima Virgen)
Lector 1: ¡Cómo llenaba de fervor los corazones! Después de prodigarle una sonrisa,
preguntaba a la joven o niña que se le acercaba: “¿Amas de veras a María Santísima? ¿Con
que la has obsequiado hoy para demostrarle tu afecto?”.
Todas: Gracias Señor por la confianza total a María Santísima de Sor Teresa Gedda. Que
María sea la Reina de nuestras familias, de nuestras comunidades, de nuestro país.
Hna.3: Sor Gedda, que había sido óptima súbdita, fue también excelente superiora. Con su
maternal corazón y poniendo en práctica el espíritu de Don Bosco, era toda bondad y dulzura
con las hermanas y niñas, usando con ellas todas las delicadezas y cuidados de una
verdadera madre. Su paciencia y tolerancia soportaban y mejoraban los caracteres más
difíciles facilitándoles el cumplimiento del deber, con amorosos consejos.
(se lleva un corazón)
Todas: Gracias Señor por el don de la maternidad de Sor Teresa Gedda. Que también
nosotros aprendamos a cuidarnos y amarnos los unos a los otros.
(se lleva una cruz mientras se canta una estrofa de “Quien quiera seguir mis huellas”)
Guía 2: Son muchísimas las virtudes de Sor Gedda por las cuales agradecer al Señor. Una,
por la que sobresalía, era la mortificación que cubría bajo el velo de la amabilidad.
Escuchemos esta anécdota.
Lector 2: Sor Teresa en el último período de su vida, en Nicaragua, con motivo de su
quebrantada salud, por prescripción médica, se vio obligada a irse al campo, a la casa de una
bienhechora. En sus caminatas diarias fue víctima de las garrapatas, que abundaban en
Granada. Después de algunos días la señora de la casa, que conocía muy a fondo el espíritu
de mortificación de sor Teresa, sospechó que tales animalitos habían hecho presa en la
Hermana a pesar del silencio que ella guardaba y le rogó con insistencia que le contara la
verdad.
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Nuestra querida sor Gedda, temiendo dejar una mala impresión en la buena señora que
podría pensar que ella, religiosa, faltara a la verdad, con toda la sencillez que le era propia se
descubrió el cuello, dejando ver el collar que lo ceñía, formado por 44 garrapatas bien
agarradas que constituían un doloroso cilicio. ¡A tal punto estaba posesionado de sor Gedda
el espíritu de mortificación y sacrificio!
Todos: Gracias Señor por el testimonio de mortificación de Sor Teresa Gedda. Que
aprendamos a mortificarnos en las pequeñas cosas para ir alcanzando el dominio personal.
(una FMA lleva las Constituciones)
Guía 1: Su más preciado tesoro eran las Constituciones, el Evangelio de vida para las Hijas
de María Auxiliadora. Mientras que fue portera en Granada, las llevaba siempre en la mano
para aprovechar los momentos libres leyéndola con profundo respeto. En cierta ocasión una
exalumna le preguntó qué libro era ese por el cual mostraba tanta predilección y la buena
religiosa besándolo, contestó: “Es mi santo y querido Reglamento, el camino seguro que me
lleva al Cielo”.
Todos: Gracias Señor por el testimonio de vida de Hija de María Auxiliadora de Sor Teresa
Gedda. Que las Constituciones sigan siendo para toda Hija de María Auxiliadora su camino
seguro hacia el Cielo.
Guía 2: Sor Teresa Gedda, como fiel hija de Don Bosco y de Madre Mazzarello, se había
gastado totalmente durante sus 40 años de misionera en América. Su corazón estaba muy
débil. Después de varios días de agonía, exhaló su espíritu propiamente en compañía de la
Santísima Virgen a quien tanto amaba: murió el sábado 24 de marzo de 1917.
Lector 2: Durante todo el día 24 y la mañana del 25, desfilaron sin interrupción ante el féretro
de sor Teresa, toda clase de personas de Granada, Managua y pueblos vecinos, las cuales
con toda veneración tocaban los sagrados restos con rosarios, medallas y otros objetos, a fin
de conservarlos como reliquias por haber estado en contacto con el cuerpo de una santa,
pues nadie dudaba que lo fuera sor Teresa. La mayoría de las personas no oraban por su
eterno descanso, sino más bien con la plena seguridad de que su hermosísima alma había
alcanzado ya la celestial mansión, imploraban su intercesión ante el trono de la Santísima
Virgen Auxiliadora de los Cristianos. Ahora tenemos sus restos en el Colegio María
Auxiliadora Secundaria de Granada, Nicaragua.
Guía 1: Desde esa capilla centenaria en este pedacito de Centro América, se irradia la luz de
santidad de Sor Teresa por toda la América y por todo el mundo. Que esta celebración
renueve nuestro cariño, gratitud y confianza en ella como amiga e intercesora. Oremos, con
ella, por todas nuestras intenciones.
Todos: Padre Nuestro...
Dios te salve María…
Canto final (El Amor es nuestro canto, Amar es entregarse…)